POR ALFREDO JALIFE-RAHME
(Exclusivo para Voces del Periodista)
Sería conveniente que, antes de salir a “debatir” con sus monólogos, el trío priista Labastida-Gamboa-Beltrones y la pareja panista Calderón-Mouriño se actualicen con la verdadera definición de “modernización”, que significa la “característica de los tiempos presentes y recientes” (The Oxford Universal Dictionary Ilustrated). Y justamente el abyecto acto de estos entreguistas neoliberales priistas colisiona con la “característica de los tiempos presentes y recientes” cuando son las empresas petroleras estatales las que hoy poseen el 90 por ciento de las reservas mundiales del “oro negro” frente a menos de 10 por cient4o de las transnacionales privadas, primordialmente las anglosajonas y texanas, ya no se diga las gallegas.
El sofisma de la “quiebra” de PEMEX es por demás indefendible cuando se ha convertido en el principal proveedor fiscal de los gobiernos neoliberales mexicanos del PRI y el PAN. Sus ingresos totales el año pasado superaron los 104 mil millones de dólares que prácticamente equivalen al PIB de Chile. ¿Cómo puede estar quebrada una empresa con tantos ingresos, de no ser por sus excesivas penalizaciones fiscales que son las mayores de México y el mundo?
La solución es tan sencilla como desfiscalizar a PEMEX y darle un tratamiento tributario de empresa “normal”. Pero, aun admitiendo los sofismss neoliberales, existen pletóricos recursos financieros para apuntalar a PEMEX, que van desde la utilización de las inservibles reservas de divisas del disfuncional Banxico, pasando por la inversión de las Afore, hasta la emisión de bonos a futuro (Ver “Pemex: rescate político-financiero del secuestro de sus peores enemigos”; Bajo la Lupa, 18.3.07.)
Como se nota, no existe un solo punto que haya sido insinuado por los entreguistas de los hidrocarburos mexicanos que no haya sido contundentemente refutado. Pero más grave aún es que los especímenes fracasados y aglomerados durante un cuarto de siglo (Labastida, Gambo, Reyes-Heroles Jr., Elizondo Barragán, Bueno Torio, Téllez Kuenzler, etcétera.), y que han pasado por el sector energético en forma directa e indirecta, pertenecientes al putrefacto viejo régimen, con toda una estela de pesado olor a azufre que destilan a su alrededor, sean los encargados de promover la reforma energética y su falaz “modernización”.
Las tonterías han abundado de parte del trío Labastida-Gamboa-Beltrones y la pareja Calderón-Mouriño. Gamboa Patrón ha llegado hasta a alabar descabelladamente a la empresa petrolera chilena, que lo “entusiasmó”, cuando Chile prácticamente no posee hidrocarburos.
La vesania de los entreguistas yeltsinianos “mexicanos” ha llegado a tales grados que desean rematar PEMEX a las enanas (dicho sea respetuosamente) empresas curiosamente estatales, pero altamente deficitarias, como Empresa Nacional (¡super-sic!) del Petróleo (ENAP de Chile) y ECOPETROL (de Colombia) quienes, obviamente, luego rematarían tales activos en beneficio de las trasnacionales texanas y gallegas de pacotilla.
Dejamos de lado, primero, la delirante definición de “modernización” por Beltrones, un siniestro personaje del viejo régimen totalitario del putrefacto sistema político mexicano, y, segundo, la privatización de los oleoductos que no son estratégicos a juicio del sinaloense Labastida, quien, por cierto, fue secretario de Energía cuando ésta era Secretaría de Patrimonio Nacional, con De la Madrid Hurtado, hace más de un cuarto de siglo.
Entre todas las tonterías que han expectorado los yeltisinianos neoliberales “mexicanos” del PRI y el PAN, nada se compara a la “asociación estratégica” que le concede 50 por ciento del “tesoro” de los hidrocarburos en las profundidades del Golfo de México a las transnacionales anglosajona y/o gallegas que aportan supuestamente la tecnología de exploración y extracción. Como si tal “tecnología” no se pudiese alquilar en Rusia, Noruega o Irán, o que no pudiese ser aprendida por los técnicos mexicanos en un lapso de cinco años.
Este asunto de la “asociación estratégica”, tan “démodé” (fuera de moda) en las nuevas contrataciones entre estados productores de petróleo y las trasnacionales (básicamente las depredadoras anglosajonas),que propugnan incansablemente el trío Labastida-Gamboa-Beltrones, la pareja Calderón-Mouriño y el dueto Kessel- Reyes Heroles Jr, merece una parábola de la vida real, con su versión corregida, para entender su magnitud.
En la parábola sin corregir, es como si el dueño (la nación mexicana) de un edificio (los hidrocarburos mexicanos) pierde la llave (tecnología) del único acceso y no cuenta con una copia; para ello recurre al cerrajero (las transnacionales anglosajonas y texanas que poseen la tecnología de exploración y extracción del petróleo en las aguas profundas) para fabricar la nueva llave y se encuentra con la sorpresa de que el cerrajero exige en pago la mitad del edificio.
Ésta pareciera ser la “asociación estratégica” que piensan realizar los yeltsinianos neoliberales del PRI y el PAN con las transnacionales anglosajonas y texanas.
Pero es mucho más grave que eso, ya que en el caso de la metáfora del edificio (que en este caso sería PEMEX), en una versión corregida, ni siquiera es el dueño quien concierta con el cerrajero, sino un simple administrador coyuntural (la Kessel o Reyes-Heroles Jr o Calderón o Mouriño o Labastida o Gamboa o Beltrones o quien fuese) quien se pone de acuerdo con el cerrajero y a cambio de la llave le entrega la mitad del edificio a espaldas del dueño (la nación mexicana).
Los fracasados yeltsinianos del Congreso (de cohabitación priísta-panista) y el gobierno calderonista, maltratan a los ciudadanos mexicanos como si fueran más tontos que ellos mismos, gracias a su control neototalitario y orwelliano de los multimedia: por un lado le venden el gas a una empresa de quinta, en este caso Repsol, cuyo país carece de tal materia prima, para revendérnoslo en forma triangulada como si fuésemos incapaces en realizar la misma operación, y sin contar que queman el gas en el sureste mientras lo importan en el norte, así como venden petróleo barato para luego importar gasolina más cara; y por otro lado, pretenden vendernos la superchería de que los técnicos petroleros brasileños, a quienes los técnicos mexicanos enseñaron a dar los primeros pasos, son capaces de explorar a más de 3,000 metros de profundidad en los océanos, mientras los mexicanos no pueden tener acceso a tal tecnología ni son capaces de aprenderla en un lapso de cinco años. ¡De tal tamaño es la descerebración de los neoliberales yeltisianos del PRI y el PAN!
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