Wednesday, November 05, 2008


LA LUPA POLÍTICA

La alianza de civilizaciones:

Perspectivas opuestas en un mundo globalizado*

POR ALFREDO JALIFE-RAHME
(Exclusivo para Voces del Periodista)

Ante todo es pertinente definir "civilización" y "globalización".

"Civilización es un término de jurisprudencia y designa un acto de justicia o un juicio que convierte en civil un proceso criminal. Al cobrar nuevo sentido, "civilización" se opone grosso modo a barbarie". (Fernand Braudel; Las Civilizaciones Actuales.)

El significado real de globalización, rara vez es interpretado de manera correcta y coherente. En múltiples ocasiones se confunde con una imaginaria solidaridad internacional, en la que todos los seres humanos del mundo compartirían sus deslumbrantes e hipnóticos avances tecnológicos.

Para la OCDE, el club de los 30 países más ricos del mundo, la globalización representa un movimiento de conjunto que recubre tres etapas: internacionalización, trasnacionalizacion y globalización. La internacionalización esta ligada al desarrollo de flujos de exportación; la trasnacionalización se encuentra vinculada a los flujos de inversiones e implantaciones en el extranjero por medio del outsourcing (deslocalización) y el downsizing adelgazamiento o empequeñecimiento o "flexibilidad" laboral; y la globalización corresponde a la instalación de redes mundiales de producción e información. (Le Monde: Dossiers et Documents, núm. 258, octubre de 1997.)

La novedad de la globalización del siglo XXI, eminentemente financierista, radica en dos rubros sustanciales, uno de índole geoestratégico y otro financiero.

Desde el punto de vista geoestratégico, la globalización llenó el vacío del fracaso del comunismo y la disolución de la URSS.

A diferencia de la globalización mercantil del siglo XIX, la globalización que impera(ba) desde 1991 es de matriz financiera desregulada con todo su séquito especulativo.

George Soros define la globalización como el "libre movimiento de capitales y creciente dominio de las compañías nacionales por los mercados financieros y las empresas multinacionales" ("Sobre la Globalización"; 2002)

Causa hilaridad estremecedora pretender asimilar la barbárica "globalización financiera" a la "civilización" que conlleva los preceptos de la "civilidad" y el "civismo"; es decir, que sustenta el orden social en la città (en italiano), civitäs (en latín): en la "ciudad", donde se asientan los principios del buen ciudadano (civis), respetuoso de las leyes como refinamiento luminoso de la urbe armonizada. La barbárica "globalización financiera", que ya suena a pleonasmo, no cumple en absoluto con ninguno de los principios fundamentales de la "civilización" y se ha convertido en su peor enemiga.

La globalización sustenta la primacía del mercado por encima del ser humano, mientras en la civilización su imperativo axiológico se centra en colocar al ser humano por encima del mercado y como eje central de todas las cosas.

Sería un grave error, entonces, confundir civilización con globalización y, peor aún, globalización con universalismo (que significa la redención del genero humano).

Quizá sea preferible hablar de interconectividad ecuménica y cultural que establezca redes civilizatorias

La verdadera civilización aspira a la universalidad y/o a la convivencia universal y reprueba el ostracismo que prohíja la globalización. Así las cosas, las "perspectivas opuestas" provendrían más bien de graves errores semióticos, ya no se diga de las funciones antagónicas, entre civilización y globalización. Quizá, sea más correcto hablar de válidas "perspectivas opuestas", en el marco del universalismo que enmarca la pluralidad y biodiversidad intrínsecas del planeta.

No es gratuito que el tóxico libro Choque de las Civilizaciones de Samuel Huntington, ex asesor de Seguridad Nacional de EU, haya sido publicado dos años después al inicio de la globalización financiera, de lo cual se podría desprender el siguiente axioma: lo que no se globaliza, se balcaniza.

Fue evidente que el Choque de las Civilizaciones que Huntington define en forma muy liviana , constituyó el catalizador de graves conflictos humanos, y llama poderosamente la atención que se haya vuelto el manual idóneo para expandir, en el entorno de la globalización financiera, la famosa "Guerra contra el Terror Islámico". Entre Huntington y la globalización el mundo se fracturó como nunca desde las Cruzadas entre el mal definido "Occidente", con más de 1,300 millones de habitantes (sin contar a Japón),contra el mundo islámico de alrededor 1,500 millones de feligreses.

En el contexto del Choque de Civilizaciones, que a final de cuenta desembocó en el choque de "occidente" y el mundo islámico, prácticamente la mitad del planeta se encuentra fracturada. Sin contar que también existe un sub-choque de sub-civilizaciones en el mismo seno de "occidente" (v. gr. el fundamentalismo bautista sureño contra la iglesia ortodoxa rusa; la mexicanofobia y la muralla de la ignominia, etcétera), así como del mundo islámico (v. gr. conflictos intraislámicos de sunnitas contras chiítas). Tampoco es gratuito que Samuel Huntington, un supremacista de la raza blanca anglosajona, haya sido autor del libro mexicanófobo "¿Quiénes Somos?" que constituyó el cimiento ideológico para le erección de la muralla en la transfrontera de EU con México.

Ante la grave crisis financiera que sufre el planeta en estos momentos, con mayor ahínco a los dos lados del Atlántico, es nuestra muy humilde hipótesis que el mundo ha cambiado radicalmente y se encamina a un proceso de desglobalización, en medio de la desprivatización, renacionalización, reestatización y resurrección de nacionalismos ,que en su conjunto pueden desembocar en tres escenarios económicos: uno, la globalización reformada, suavizada y más humana -lo que significa que su antecesora pregonaba mas bien la misantropía-,como han sugerido el megaespeculador George Soros y el economista Joseph Stiglitz; este escenario, a nuestro juicio, es poco probable; el segundo versaría sobre el Retorno del Comunismo y/o el Socialismo; también poco probables todavía; y el tercer escenario: una Social Democracia de Libre Mercado regulado en medio de Regionalismos, que ha sentado primordialmente sus reales en el BRIC. (Brasil, Rusia, India y China.)

Asimismo, el mundo es muy probable que se mueva entre dos escenarios políticos netamente antipódicos: uno, el retorno ominoso del fantasma del nazi-fascismo, que aconteció en parte de Europa como consecuencia de la Gran Depresión; y dos, el regreso de un nuevo Pacto Social y del neo-keynesianismo, como sucedió en EU con Franklin Roosevelt en respuesta a la grave crisis económica.

Es evidente que la "Alianza de Civilizaciones", todavía en construcción, tendrá resultados netamente diferentes entre los tres escenarios económicos y las dos alternativas políticas enunciados.

La fase aciaga y ciega de la globalización financiera, acoplada al unilateralismo de las guerras preventivas huntingtonianas, simbolizan la parte nihilista del ser humano, quien ahora tiene la oportunidad de reciclarse y redimirse erigiendo los nuevos puentes civilizatorios del Siglo XXI en el que colaboren sus mejores hijos samaritanos y filántropos para eclipsar los actos de misantropía y su peor vehículo demoníaco: la masa monetaria centralbanquista.

En este contexto integral, bajo el enfoque multidimensional, pareciera que nos encaminamos hacia un "mundo híbrido": donde convive la desglobalización con el regionalismo y el reinicio de nuevas balcanizaciones y vulcanizaciones (v. gr. Kosovo en los incandescentes Balcanes y Osetia del Sur y Abjasia en el inflamable Transcáucaso, etc.). Se acabaron los simplismos maniqueos; comienzan las complejidades multiculturales.

En el "mundo híbrido" de la primera mitad del siglo XXI los puentes civilizatorios tendrán abundantes escollos como pletóricas oportunidades por lo que debemos estar alertas ,en particular, en las zonas de destrucción masiva para impedir la repetición de atávicas limpiezas étnicas ,pero también debemos permanecer despiertos ante las oportunidades para erigir puentes civilizatorios donde jamás han sido construidos.

El Choque de las Civilizaciones de Huntington desemboca en la edificación de murallas que separan a las poblaciones, por lo que debemos rescatar los "fractales", es decir, los puntos del orden en medio del desorden, para construir puentes entre los diversos pueblos del planeta.

Existen países predestinados por su glorioso pasado renacentista humanista y su invaluable ubicación geográfica para construir los puentes civilizatorios del siglo XXI, como México y España. México, un país milenario, como un puente civilizatorio entre Norteamérica y Sudamérica, y España como puente entre Noráfrica, el Sur Europeo y Latinoamérica.

Pero también en la nueva geoeconomía mundial desde Latinoamérica, Brasil por su colocación en el BRIC ha lanzado puentes civilizatorios hacia África y el Medio Oriente, ya no se diga hacia Rusia, India y China. En ese sentido ,una población que pudiéramos llamar "fractal" sería la pletórica comunidad libanesa en todo el continente americano que debe servir de receptáculo para promover los intercambios culturales con Noráfrica, Medio Oriente y la Europa Latina.

Estamos también en espera de una propuesta creativa tanto de parte del mundo árabe como del islámico para lanzar puentes civilizatorios a los cuatro puntos cardinales. Por lo pronto, es loable la iniciativa iraní del ex presidente Jatami para promover el Dialogo de las Civilizaciones que debe ir más lejos y participar en forma audaz: en las "Alianzas de la Civilización" del siglo XXI.

Las alianzas civilizatorias no están lejos de las nuevas posturas políticas de China, Rusia e India que invocan un nuevo orden multipolar plural. Como se notó el viejo orden unipolar proyectó el choque de las civilizaciones y la fractura planetaria.

El nuevo universalismo del Siglo XXI que. a nuestro juicio ,representa la civilización obligada del porvenir, deberá contar con tres instrumentos ineludibles que representan el radar neohumanista: uno, la BIODIVERSIDAD de todas las especies vivientes de la creación que forzosamente se expresa en la pluralidad cultural e ideológica de los pueblos del planeta como producto de la interacción y riqueza exogámicas; dos, la BIOÉTICA, es decir, la "ciencia de la supervivencia" que tiende el puente entre la tecnología y el humanismo; y tres, la BIOSFERA, el concepto de Vladimir Vernadski, como la unicidad indivisible de todos los seres vivientes de la creación, donde el daño a una de sus partes afecta el todo y cuando matar al prójimo significa un suicidio, frente a los tres verdaderos "conflictos" ambientales en curso: económico, geológico y biológico.

Nada es más anticivilizatorio que las guerras que deberemos esforzarnos en disminuir y mitigar en la medida de lo posible, ya no se diga abolir para siempre en la utopía civilizatoría del nuevo milenio.

Ante al exterminio global y el aniquilamiento nuclear, así como frente a la triple crisis multidimensional, es decir, financiera, energética y alimenticia, en medio del cambio climático, la civilización como antídoto de las guerras debe ser nuestra misión inexorable para transformar al planeta en un hábitat de coexistencia de todos los seres vivientes de la creación.

*: Ponencia en San José, Costa Rica en el CENTRO INTERNACIONAL DE TOLEDO PARA LA PAZ.

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