Las tropelías de García Luna y Mouriño
ANABEL HERNáNDEZ
A pesar de los escándalos empresariales del secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, y de la desconfianza inicial del Ejército hacia el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, el presidente Felipe Calderón los mantuvo como los hombres más influyentes en sus primeros dos años de gobierno. La violenta muerte de Mouriño, el martes 4, acabó con una tríada que se integró en 2006 con miras a ganar la presidencia con recursos legales e ilegales. Autora de Fin de fiesta en Los Pinos y coautora de La familia presidencial. El gobierno del cambio bajo sospecha de corrupción, ambas obras dedicadas a exponer las tropelías de Vicente Fox y de Marta Sahagún y sus hijos, la periodista Anabel Hernández describe ahora, en Los cómplices del presidente, las maniobras tortuosas y corruptas de Mouriño y García Luna, en asociación con Calderón. Con autorización de la editorial Random House Mondadori y de la autora, reproducimos fragmentos de los capítulos "Los 167 contratos de JC", que describe los negocios personales y familiares del que fue hombre preferido del actual presidente, y "El guionista", dedicado a García Luna y su equipo, presuntos responsables de abuso de poder y protección a narcotraficantes y secuestradores.
Los generales
Faltaban unas semanas para el 1 de diciembre de 2006 y en el restaurante Sir Winston Churchill's de Polanco, algunos de los generales en activo más destacados de este país tuvieron un encuentro con Juan Camilo Mouriño, entonces coordinador general del fideicomiso para apoyar el cambio de administración del Ejecutivo federal.
Aún no estaba definido quién sería el secretario de la Defensa Nacional. En los primeros lugares de la lista estaban los generales de división Juan Alfredo Oropeza Garnica, Tomás Ángeles Dahuajare y Guillermo Galván Galván.
Felipe Calderón le había delegado a Juan Camilo depurar las listas de candidatos para integrar su gabinete y, aunque fue el propio Felipe quien dio la última palabra, el visto bueno de Mouriño tenía peso y mucho. Varios candidatos a secretarios de Estado y subsecretarios tuvieron entrevistas con Iván en una casa ubicada en Lomas de Chapultepec, en una calle paralela a Paseo de la Reforma.
Pero esa noche el cónclave en el Churchill's tenía otro propósito. Los hombres con insignias de águila y dos o tres estrellas se encontraban ahí reunidos con un motivo aún más importante: desenmascarar al entonces director de la Agencia Federal de Investigación (AFI), Genaro García Luna, y a su equipo. Los militares, que desconocían los antecedentes de la relación de García Luna con Calderón y Mouriño, estaban muy preocupados por la extrema cercanía del excoordinador del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) con el equipo del presidente electo.
Durante todo el sexenio de Vicente Fox muchos generales de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) escucharon un sinnúmero de rumores respecto a García Luna y su gente. Les preocupaba por supuesto la vertiente relacionada con la protección a secuestradores, pero mucho más la relacionada con la protección al cártel de Sinaloa. Para el delicado encuentro que iban a sostener con Mouriño iban bien apertrechados. Las áreas de inteligencia militares habían hecho su trabajo. Se afirma que le presentaron a Juan Camilo una serie de fotografías en las que aparecía el equipo cercano de García Luna "el que hoy controla a la Secretaría de Seguridad Pública (SSP)" acompañado de narcotraficantes del cártel de Sinaloa, entre ellos los hermanos Arturo y Alfredo Beltrán Leyva.
También le habrían presentado la transcripción de llamadas telefónicas entre el grupo de García Luna y narcotraficantes mientras pactaban y cobraban. Su petición era que esa información llegara a las manos del presidente de la República. En esos días era insistente el rumor de que García Luna quedaría al frente del Cisen y que Jorge Tello Peón "uno de sus mentores" sería secretario de Seguridad Pública. Los generales querían prevenir a Calderón antes de tomar la decisión.
Los generales
Faltaban unas semanas para el 1 de diciembre de 2006 y en el restaurante Sir Winston Churchill's de Polanco, algunos de los generales en activo más destacados de este país tuvieron un encuentro con Juan Camilo Mouriño, entonces coordinador general del fideicomiso para apoyar el cambio de administración del Ejecutivo federal.
Aún no estaba definido quién sería el secretario de la Defensa Nacional. En los primeros lugares de la lista estaban los generales de división Juan Alfredo Oropeza Garnica, Tomás Ángeles Dahuajare y Guillermo Galván Galván.
Felipe Calderón le había delegado a Juan Camilo depurar las listas de candidatos para integrar su gabinete y, aunque fue el propio Felipe quien dio la última palabra, el visto bueno de Mouriño tenía peso y mucho. Varios candidatos a secretarios de Estado y subsecretarios tuvieron entrevistas con Iván en una casa ubicada en Lomas de Chapultepec, en una calle paralela a Paseo de la Reforma.
Pero esa noche el cónclave en el Churchill's tenía otro propósito. Los hombres con insignias de águila y dos o tres estrellas se encontraban ahí reunidos con un motivo aún más importante: desenmascarar al entonces director de la Agencia Federal de Investigación (AFI), Genaro García Luna, y a su equipo. Los militares, que desconocían los antecedentes de la relación de García Luna con Calderón y Mouriño, estaban muy preocupados por la extrema cercanía del excoordinador del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) con el equipo del presidente electo.
Durante todo el sexenio de Vicente Fox muchos generales de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) escucharon un sinnúmero de rumores respecto a García Luna y su gente. Les preocupaba por supuesto la vertiente relacionada con la protección a secuestradores, pero mucho más la relacionada con la protección al cártel de Sinaloa. Para el delicado encuentro que iban a sostener con Mouriño iban bien apertrechados. Las áreas de inteligencia militares habían hecho su trabajo. Se afirma que le presentaron a Juan Camilo una serie de fotografías en las que aparecía el equipo cercano de García Luna "el que hoy controla a la Secretaría de Seguridad Pública (SSP)" acompañado de narcotraficantes del cártel de Sinaloa, entre ellos los hermanos Arturo y Alfredo Beltrán Leyva.
También le habrían presentado la transcripción de llamadas telefónicas entre el grupo de García Luna y narcotraficantes mientras pactaban y cobraban. Su petición era que esa información llegara a las manos del presidente de la República. En esos días era insistente el rumor de que García Luna quedaría al frente del Cisen y que Jorge Tello Peón "uno de sus mentores" sería secretario de Seguridad Pública. Los generales querían prevenir a Calderón antes de tomar la decisión.
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