Tuesday, December 09, 2008

Washington fomenta los enfrentamientos políticos entre la India y Pakistán

Global Research

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández


Los ataques terroristas de Mumbai fueron parte de una operación cuidadosamente planeada y coordinada en la que intervinieron varios grupos de pistoleros bien entrenados y con mucha experiencia.

La operación lleva el sello de una operación de la inteligencia paramilitar. Según un experto ruso en contraterrorismo, los terroristas de Mumbai “utilizaron las mismas tácticas que los combatientes chechenos en los ataques del Norte del Cáucaso, donde aterrorizaron a ciudades enteras, asaltando hogares y hospitales” (Russia Today, 27 de noviembre de 2008).

Los ataques de Mumbai se están describiendo como el “11/S de la India”.

Los ataques se llevaron a cabo de forma simultánea en varios escenarios, con pocos minutos de diferencia entre unos y otros.

El primer objetivo fue el vestíbulo principal de la estación de ferrocarril Chatrapati Shivaji Terminus (CST) de Mumbai, donde los pistoleros dispararon indiscriminadamente contra la muchedumbre de viajeros. Los pistoleros “salieron después de la estación a toda velocidad y corrieron hacia edificios vecinos, entre ellos el Hospital Cama”.

Otros grupos diferentes de pistoleros atacaron dos de los hoteles de lujo de Mumbai: el Oberoi-Trident y el Taj Mahal Palace, situados en el corazón de la zona turística, en las proximidades de la Puerta de la India.

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Hotel Taj Mahal

Los pistoleros abrieron fuego también contra el Café Leopold, un elegante restaurante ubicado en la zona turística. El tercer objetivo fue Nariman House, un centro de negocios que alberga el Chabad Lubaritch, el Centro judío de Mumbai. Seis rehenes, entre ellos el rabino y su esposa, fueron asesinados.

El aeropuerto nacional en Santa Cruz; el multicine Metro Adlabs y el Mazgaon Dockyard también fueron atacados.

    “Los ataques se perpetraron en los lugares más concurridos. Además de hoteles y hospitales, los terroristas atacaron estaciones de ferrocarril, el Mercado Crawford, el Wadi Bunder y el Ferrocarril Expreso del Oeste, cerca del aeropuerto. Siete lugares que fueron atacados con armas automáticas y granadas (Times of India, 26 de noviembre de 2008).

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Comandos de las Fuerzas Especiales indias rodearon los dos hoteles. Los testigos presentes en los hoteles dijeron que los pistoleros iban seleccionando a las personas que tenían pasaporte estadounidense y británico.

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Miembros de las fuerzas indias de seguridad tomando posiciones de combate entre los camiones de bomberos y ambulancias en los alrededores del Hotel Taj Mahal (Ruth Fremson/The New York Times)

Según las informaciones, las víctimas superan ya los 150 muertos. La mayoría de los muertos eran nacionales de la India y gran parte de ellos murieron en el ataque contra la estación terminal de Chhatrapati Shivaji Terminus.

También murieron en los asaltos al menos 22 extranjeros, así como catorce oficiales de policía, incluido el jefe del escuadrón antiterrorista.

¿Quién estaba tras los ataques?

Según se informó, un grupo virtualmente desconocido denominado “Muyahaidines Deccan”, fue quien reclamó la autoría de los ataques. La Meseta Deccan es una región situada en la zona central del sur de la India, ocupando gran parte del Estado de Andhra Pradesh. Ese desconocido grupo ha sido ya clasificado, sin aportar pruebas, como perteneciente a la red Al Qaida de organizaciones terroristas.

Los informes de la policía confirman que hay arrestados nueve “supuestos atacantes” y que tres de ellos han confesado, según fuentes policiales no confirmadas, pertenecer al Lashkar-e-Taiba [Lashkar-e-Tayyiba], una organización separatista cachemira pakistaní, secretamente apoyada por la inteligencia del ejército de Pakistán (ISI). Al menos uno de los arrestados, según se informa, es un ciudadano británico de origen pakistaní.

Como si de un coro se tratase, los medios tanto occidentales como indios están señalando con el dedo a Pakistán y a su pretendido apoyo a las organizaciones terroristas islámicas:

    “Los gurus estratégicos y los analistas de la seguridad en EEUU y por todo el mundo están examinando el papel de Pakistán en el terrorismo tras otro episodio de terror en la India que ha acabado con todos los dedos apuntando a su ampliamente vilipendiado vecino.

    Aunque la información inicial en la India sugería que la carnicería de Mumbai era un ataque localizado de militantes indios descontentos debido al señuelo utilizado de “Muyahaidines Deccan” para asumir la teoría, las pruebas citadas por el ejército indio y los expertos en seguridad, basadas en llamadas telefónicas interceptadas, en el tipo de armamento, en el modo de entrar por mar, etc., han concentrado rápidamente la atención en Pakistán” (Times of India, 27 de noviembre de 2008).

Los medios estadounidenses centraron su atención en los vínculos entre los ataques de Mumbai y los “resurgidos grupos terroristas que tienen su refugio en las zonas tribales de Pakistán, así como en la proclamada protección o apoyo por parte de ciertos elementos de la inteligencia pakistaní”. (Washington Post, 28 de noviembre de 2008).

“Choque de civilizaciones”

En Europa y Norteamérica, los ataques en Mumbai de fundamentalistas islámicos se perciben como parte del “choque de civilizaciones”: “El Islam militante está inmerso en una guerra contra la civilización”.

Las pérdidas dramáticas de vidas como consecuencia de los ataques han contribuido ineluctablemente a reforzar el sentimiento anti-musulmán por todo el mundo occidental.

    “Cada vez se esclarecen más los esquemas de los ataques terroristas en Mumbai, India. Los terroristas atacaron la India, EEUU, Gran Bretaña y al pueblo judío”. (Market Watch, 28 de noviembre de 2008)

Según los medios, el enemigo es Al Qaida, el ilusorio “enemigo exterior” que tiene sus bases operativas en zonas tribales y en la provincia situada en la frontera noroeste de Pakistán. El autoproclamado mandato sagrado de Washington en virtud de la “Guerra Global contra el Terrorismo” persigue eliminar a bin Laden y extirpar el fundamentalismo islámico.

Así es como se permiten afianzar el derecho de EEUU a intervenir militarmente en el interior de Pakistán en violación de la soberanía pakistaní. Bombardear pueblos en las zonas tribales del noroeste de Pakistán es parte de una “conducta humanitaria” en respuesta a la pérdida de vidas fruto de los ataques de Mumbai:

    “Antes de esos espantosos ataques, las noticias que venían del Sur de Asia eran alentadoras. El problema principal sigue siendo pacificar Afganistán, donde EEUU y las fuerzas de la OTAN combaten para aplastar a los talibanes y a los elementos de Al Qaida”. (Washington Post, 28 de noviembre de 2008)

    “Sin embargo, Washington quiere que el ejército pakistaní coopere en su lucha contra el terrorismo. En semanas recientes, los oficiales estadounidenses en Afganistán informaban de mejores resultados, reconociendo que los pakistaníes estaban asumiendo la ofensiva contra los talibanes en territorio pakistaní”.

Desinformación por parte de los medios

La red estadounidense de televisión ha cubierto ampliamente los dramáticos sucesos de Mumbai. Los ataques han servido para provocar una atmósfera de miedo e intimidación en EEUU.

Se decía que los ataques de Mumbai estaban íntimamente relacionados con el 11/S. Las declaraciones oficiales estadounidenses y los informes de los medios han descrito los ataques de Mumbai como parte de un proceso más amplio, que incluía la posibilidad de un ataque terrorista patrocinado por Al Qaida en suelo estadounidense.

Durante la campaña electoral, el Vicepresidente electo Joe Biden había advertido a EEUU con el vaticinio de que “la gente que… nos atacó en el 11/S, se ha reagrupado en las montañas entre Afganistán y Pakistán y está tramando nuevos ataques”. (Énfasis añadido).

Esos son los mismos que estaban detrás de los ataques terroristas en Mumbai.

Esos son los mismos que están planeando atacar Estados Unidos.

Inmediatamente después de los ataques de Mumbai, el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, puso el sistema del metro neoyorquino en “máxima alerta”, basándose en un “informe no contrastado sobre terrorismo potencial aquí en Nueva York. Ese informe llevó al departamento de policía de Nueva York a adoptar una serie de medidas de precaución para proteger nuestros sistemas de tránsito, y lo haremos siempre que sea necesario con tal de que nuestra ciudad esté segura”, dijo Bloomberg en un comunicado. (McClatchy Tribune Business News, 28 de noviembre de 2008, énfasis añadido).

Sólo que todo eso sucede un día antes de los ataques de Mumbai. “El FBI y el Departamento de Seguridad Interior habían advertido de una ‘posible, aunque no corroborada, amenaza de Al Qaida’ contra el sistema de transportes de Nueva York”. (Ibid)

    “Al producirse los ataques de Mumbai, las autoridades estadounidenses lanzaron una advertencia de que Al Qaida podría haber estado discutiendo recientemente emprender ataques contra el metro de Nueva York. Seguramente, una advertencia muy vaga. ‘No tenemos detalles específicos para confirmar que este complot ha ido más allá de los deseos de planearlo, pero estamos haciendo esta advertencia porque no está fuera de lo posible que se pueda llevar a cabo un ataque de ese tipo durante las inminente fiestas’, han manifestado el FBI y el Departamento de la Seguridad Interior”. (Chicago Tribune, 29 de noviembre de 2008).

El servicio de inteligencia del ejército de Pakistán es el caballo de Troya de Estados Unidos

A coro, la información de los medios señala a la implicación de la Inteligencia Militar Pakistaní, la Inteligencia Inter Servicios (ISI, por sus siglas en inglés), sin mencionar que el ISI actúa invariablemente en estrecha alianza con la CIA.

Los medios estadounidenses sirven indefectiblemente a los intereses del aparato de la inteligencia de EEUU. Lo que quieren expresar esas informaciones distorsionadas de los medios es:

  1. Los terroristas están vinculados a Al Qaida. Los ataques de Mumbai suponen una operación “patrocinada por un Estado” en la que está implicado el ISI de Pakistán.
  2. Los pistoleros de Mumbai tienen lazos con los grupos terroristas en las zonas tribales de Pakistán y en la provincia situada en la frontera noroeste.
  3. El continuado bombardeo de las zonas tribales por parte de la Fuerza Aérea USA en violación de la soberanía de Pakistán está, por tanto, justificado como parte de la “Guerra Global contra el Terrorismo”.

El ISI es el caballo de Troya de EEUU, un apoderado de facto de la CIA, la inteligencia pakistaní ha trabajado, desde los primeros años de la década de 1980, en estrecha connivencia con sus homólogos de la inteligencia estadounidense y británica.

Si el ISI hubiera estado implicado en una operación secreta importante dirigida contra la India, la CIA habría tenido conocimiento previo sobre la naturaleza precisa y el momento de la operación. El ISI no actúa sin el consentimiento de sus homólogos de la inteligencia estadounidense.

Además, es bien sabido que la inteligencia de EEUU estuvo apoyando a Al Qaida desde el principio de la guerra afgana soviética y durante la época post-Guerra Fría. (Para más detalles, véase Michel Chossudovsky, Al Qaida and the War on Terrorism [*], Global Research, 20 de enero de 2008).

La CIA financió los campos de entrenamiento de la guerrilla que se establecieron en Pakistán para preparar a los muyahaidines. Históricamente, la inteligencia estadounidense ha apoyado a Al Qaida, utilizando al ISI de Pakistán como intermediario.

    “Con la CIA apoyando y canalizando sumas masivas de ayuda militar estadounidense, el ISI pakistaní desarrolló “una estructura paralela que ejercía un enorme poder en todos los aspectos del gobierno”. (Dipankar Banerjee, “Possible connection of ISI with drug industry”, India Abroad, 2 de diciembre de 1994).

Tras el 11/S, el ISI de Pakistán jugó un papel clave en la invasión de Afganistán de octubre de 2001, en estrecha relación con el alto mando de los ejércitos de la OTAN y de EEUU. Para colmo de ironías, en octubre de 2001, tanto la información de EEUU como de la India, citando a fuentes de inteligencia y del FBI, sugerían que el ISI estaba proporcionando apoyos a los supuestos terroristas del 11/S. (Véase Michel Chossudovsky, Cover-up or Complicity of the Bush Administration, The Role of Pakistan’s Military Intelligence (ISI) in the September 11 Attacks”, Global Research, 2 de noviembre de 2001).

El jefe de los espías de Pakistán nombrado por la CIA

Históricamente, la CIA ha jugado un papel no oficial en el nombramiento del director de los servicios de inteligencia de Pakistán (ISI).

En septiembre, Washington presionó a Pakistán, utilizando la “guerra contra el terrorismo” como pretexto para retirar al jefe del ISI, el teniente general Nadim Taj.

    “Se entiende que Washington está llevando a cabo intensas presiones en Pakistán para relevar al jefe del ISI Nadim Taj y a dos de sus adjuntos debido al importante y supuesto ‘doble juego’ con los combatientes”. (Daily Times, 30 de septiembre de 2008).

“El Presidente Asif Ali Zardari mantuvo reuniones en Nueva York a finales de septiembre con el Director de la CIA Michael Hayden”. (The Australian, 29 de septiembre de 2008). Apenas unos cuantos días después se aprobaba el nombramiento efectuado por el jefe del ejército, el General Kanyani, en nombre de Washington, del Teniente General Ahmed Shuja Pasha como jefe del ISI.

Teniente General Ahmed Shuja Pasha

A ese respecto, las presiones ejercidas por la administración Bush contribuyeron a bloquear una iniciativa parlamentaria presentada por el gobierno del Partido Popular de Pakistán (PPP) para poner los servicios de inteligencia del país (ISI) bajo autoridad civil, es decir, bajo la jurisdicción del Ministerio del Interior.

Teniente General Ahmed Shuja Pasha (derecha), junto al General Ashfaq Kayani, a bordo del buque estadounidense Abraham Lincoln con Michael Mullen, jefe de la junta de altos jefes de estado

Estados Unidos viola la soberanía territorial de Pakistán

EEUU está actualmente violando la soberanía territorial de Pakistán con los bombardeos rutinarios llevados a cabo contra los pueblos situados en las zonas tribales y en la provincia de la frontera noroeste. Esas operaciones se realizan utilizando como pretexto la “guerra contra el terrorismo”. Aunque el gobierno pakistaní ha acusado “oficialmente” a EEUU de los bombardeos aéreos contra su territorio, el ejército pakistaní (incluido el ISI) ha asumido “aunque no oficialmente” los ataques aéreos.

A este respecto, el oportuno nombramiento del Teniente General Ahmed Shuja Pasha al timón del ISI tenía el objetivo de asegurar la continuidad de las operaciones “contraterroristas” estadounidenses en Pakistán. Antes de su designación como jefe del ISI, el Teniente General Ahmed Shuja Pasha era responsable, en estrecha connivencia con EEUU y la OTAN, de llevar a cabo los ataques del ejército pakistaní en las Areas Tribales Administradas Federalmente (FATA, por sus siglas en inglés) y en la Provincia de la Frontera Noroeste (NWFP, por sus siglas en inglés) supuestamente contra los talibanes y Al Qaida.

A raíz de su nombramiento, el Teniente General Ahmed Shuja Pasha llevó a cabo una importante remodelación dentro del ISI, sustituyendo a varios de los comandantes regionales (Daily Times, 30 de septiembre de 2008). A últimos de octubre, se encontraba en Washington, en la sede de la CIA, en Langley, y en el Pentágono, para reunirse con sus homólogos de la inteligencia y del ejército estadounidense:

    “Pakistán está quejándose públicamente de los ataques aéreos estadounidenses. Pero el nuevo jefe de la inteligencia del país, el Teniente General Ahmed Shuja Pasha, visitó Washington la pasada semana para reunirse con los jefes de espionaje y los altos cargos militares estadounidenses, y todo el mundo aparecía sonriente en la foto” (David Ignatieff, “A Quiet Deal With Pakistan”, Washington Post, 4 de noviembre de 2008, énfasis añadido).

La oportunidad de los ataques de Mumbai

Los ataques aéreos estadounidenses sobre áreas tribales pakistaníes han provocado la muerte de innumerables civiles, lo que ha creado una oleada de sentimientos anti-estadounidenses por todo Pakistán. De igual modo, esos sentimientos han servido también, en los meses que precedieron a los ataques de Mumbai, para fomentar una atmósfera renovada de cooperación entre la India y Pakistán.

Mientras las relaciones entre EEUU y Pakistán están en horas bajas, en los últimos meses se han registrado esfuerzos significativos, por parte de los gobiernos de Islamabad y Delhi, en aras a promover sus relaciones bilaterales.

Apenas una semana antes de los ataques, el presidente de Pakistán Asif Ali Zardari “instó a someter a debate público la cuestión de Cachemira en la India y Pakistán y dejar que los pueblos decidieran su futuro”.

También hizo un llamamiento para “mantener relaciones bilaterales a un nuevo nivel” y forjar una unión económica entre los dos países.

Divide y vencerás

¿A qué intereses han favorecido estos ataques?

Washington está intentando utilizar los ataques de Mumbai para:

  1. Fomentar las divisiones entre Pakistán y la India y trastornar el proceso de cooperación bilateral y comercial entre los dos países;
  2. Promover divisiones internas sociales, étnicas y sectarias tanto en la India como en Pakistán;
  3. Justificar las acciones del ejército estadounidense dentro de Pakistán, incluida la matanza de civiles en violación de la soberanía territorial del país;
  4. Proporcionar justificaciones para extender la “guerra contra el terrorismo” por el subcontinente indio y el Sureste Asiático.

En 2006, el Pentágono advirtió que “otro importante ataque terrorista similar al 11/S podría crear a la vez la justificación y la oportunidad que falta hoy para emprender represalias contra algunos objetivos conocidos” (Declaración oficial del Pentágono filtrada al Washington Post, 23 de abril de 2006). En el contexto actual, los ataques de Mumbai se consideran “una justificación” para ir tras “objetivos conocidos” en las zonas tribales del Noroeste de Pakistán.

El Primer Ministro de la India, Manmohan Singh, ha declarado que “fuerzas exteriores” llevaron a cabo los ataques, insinuando el posible papel de Pakistán. Los informes de los medios apuntan también en esa dirección, insinuando que el gobierno pakistaní está detrás de los ataques:

    “Los funcionarios y legisladores estadounidenses se contuvieron de nombrar a Pakistán, pero su condena del “terrorismo islamista” deja pocas dudas de donde parten sus ansiedades.

    Lo que ha añadido fuerza a las últimas acusaciones contra Islamabad es la propia valoración de la administración Bush –filtrada a los medios estadounidenses- de que la agencia de inteligencia ISI de Pakistán estaba vinculada a los bombardeos de la Embajada india en Kabul hace algunas semanas, en los que murieron casi 60 personas incluido un muy admirado diplomático indio y un respetado alto oficial de la defensa”. (Times of India, 27 de noviembre de 2008)

Los ataques han acentuado los sentimientos anti-pakistaníes en la India

Los ataques han servido para fomentar el sentimiento anti-pakistaní en la India así como las divisiones sectarias entre hindúes y musulmanes.

Time Magazine ha señalado inequívocamente el insidioso papel de “la poderosa organización del ISI, acusada a menudo de orquestar ataques terroristas contra la India”, ignorando que el nuevo jefe del ISI fue nombrado a instancias de Washington.

El informe del Time sugiere, sin pruebas, que los arquitectos más probables de los ataques son varios grupos islámicos patrocinados por Pakistán, incluido el Lashkar-e-Taiba (el ejército de los puros), “que forma parte del ‘conglomerado de Al-Qaida’”, el Jaish-e-Mohammed, una organización separatista cachemira perteneciente a Al-Qaida, que proclamó su autoría en los ataques terroristas de diciembre de 2001 contra el parlamento en Delhi, y el Movimiento Islámico de Estudiantes de la India (SIMI, por sus siglas en inglés) (Ibid)

Se sabe que ambos grupos, Lashkar-e-Taiba y Jaish-e-Mohammed cuentan con el apoyo del ISI.

La diplomacia lanzadera entre Islamabad-Delhi

El presidente pakistaní Asif Ali Zardani indicó que su gobierno colaboraría en todo con las autoridades indias.

El recién elegido gobierno de Pakistán ha sido ninguneado por sus propios servicios de inteligencia, que siguen bajo la jurisdicción del alto mando militar.

El gobierno del Partido Popular de Pakistán, bajo el mando del Primer Ministro Yousaf Raza Gilani, no tiene control alguno sobre el aparato militar y de inteligencia, que continúa manteniendo estrechos lazos con sus homólogos estadounidenses. El gobierno civil pakistaní, ni siquiera controla, en muchos aspectos, su política exterior. El ejército pakistaní y su poderoso brazo de inteligencia (ISI) son quienes llevan la batuta.

En ese contexto, el presidente Asif Ali Zardari parece estar jugando con todos los bandos: colusión con el aparato de inteligencia-militar, diálogo con Washington y apoyo de boquilla al primer ministro Gilani y a la Asamblea Nacional.

El 28 de noviembre, dos días después de los ataques de Mumbai, Islamabad anunció que enviaría a Delhi al recién designado jefe del ISI, el Teniente General Ahmed Shuja Pasha, para celebrar consultas con sus homólogos indios, incluido el Asesor de Seguridad Nacional, M K Narayanan, y los jefes de la agencia de inteligencia exterior de la India, el Ala de Investigación y Análisis (RAW, por sus siglas en inglés) y el Buró de Inteligencia, responsable de la inteligencia interior. El RAW y el ISI de Pakistán son famosos por la guerra del uno contra el otro desde hace más de treinta años.

Al día siguiente (29 de noviembre), Islamabad canceló la visita del jefe del ISI, el Tte. General Shuja Pasha, a la India, tras “una conversación telefónica, después de los ataques de Mumbai, mantenida en un tono muy agresivo por parte del ministro de asuntos exteriores indio, Pranab Mujerjee, con los oficiales pakistaníes”. (Press Trust of India, 29 de noviembre de 2008, citando a Geo News de Pakistán).

Tensa situación. Deterioro de las relaciones India-Pakistán

Los ataques de Mumbai han creado ya una situación extremadamente tensa, que beneficia en gran medida a los intereses geopolíticos estadounidenses en la región.

Islamabad está contemplando el traslado de alrededor de 100.000 soldados de la frontera afgano-pakistaní a la frontera india, por “si hay una escalada en la tensión con la India, que ha insinuado que hay elementos pakistaníes implicados en la carnicería de Mumbai”. (Según una fuente pakistaní, citada por PTI, op.cit)

    “Esas fuentes han dicho que se había advertido a la OTAN y al mando estadounidense que Pakistán no iba a poder concentrarse en la guerra contra el terror y contra los combatientes que se encuentran en los alrededores de la frontera de Afganistán, porque defender las fronteras con la India era mucho más importante”, (Ibid. Geo News citando al periodista pakistaní Hamid Mir).

Las interferencias estadounidenses en la gestión de la investigación de la policía india

No hay que olvidar en absoluto la descarada interferencia de Washington en el proceso de investigación de la policía india. El Times of India señala a una “cooperación sin precedentes en el terreno de la inteligencia, que implica a las agencias de investigación y a los equipos del espionaje de la India, Estados Unidos, el Reino Unido e Israel”.

Tanto el FBI como el servicio secreto británico, el MI6, tienen oficinas de enlace en Delhi. El FBI ha enviado policías, oficiales de contraterrorismo y científicos forenses a Mumbai “para investigar los ataques que ahora incluyen víctimas estadounidenses….” También han llegado a Mumbai expertos de la policía metropolitana de Londres:

    “La ‘hipótesis operativa’ del gobierno estadounidense: que los grupos de combatientes pakistaníes Lashkar-e-Taiba y Jaish-e-Mohammed son sospechosos de los ataques, ha sido el supuesto del que han partido en su investigación las autoridades indias, dijo el oficial. Los dos grupos militantes cachemiros tienen lazos con Al Qaida”. (Wall Street Journal, 28 de noviembre de 2008)

El objetivo de los oficiales de policía y contraterrorismo estadounidenses-británicos-israelíes persigue fundamentalmente manipular los resultados de la investigación de la policía india.

Sin embargo, no hay que olvidar que el gobierno de Delhi rechazó el ofrecimiento israelí de enviar una unidad de las fuerzas especiales de su ejército para ayudar a los comandos indios a liberar a los rehenes judíos del Centro judío Chabad en Mumbai (PTI, 28 de noviembre de 2008).

Bali 2002 versus Mumbai 2008-12-05

Los ataques terroristas de Mumbai ofrecen ciertas semejanzas con los ataques de Bali de 2002. En ambos casos, los objetivos se centraron en los turistas occidentales. El complejo turístico de Kuta, en la isla de Bali, Indonesia, fue objeto de dos ataques separados que afectaron sobre todo a turistas australianos. (Ibid)

Los presuntos terroristas de las bombas de Bali de 2002 fueron ejecutados, tras un largo proceso, apenas hace unas pocas semanas, el 9 de noviembre de 2008. (Michel Chossudovsky, “Miscarriage of Justice: Who was behind the October 2002 Bali bombings?”, Global Research, 13 de noviembre de 2008). Los arquitectos políticos de los ataques de Bali de 2002 no han sido nunca juzgados.

Un informe de noviembre de 2002 proveniente de los mandamases indonesios, señalaba que estaban implicados el jefe de la inteligencia indonesia, el General A.M. Hendropriyono, y la CIA. Los vínculos de la Jemaah Islamiyah (JI) con la agencia de inteligencia indonesia (BIN) no aparecieron nunca en la investigación oficial del gobierno indonesio, que estuvo guiada desde bambalinas por la inteligencia australiana y la CIA. Además, poco después del estallido de las bombas, el Primer Ministro australiano John Howard “admitió que se había advertido a las autoridades australianas sobre posibles ataques en Bali pero que no se emitió ningún comunicado”. (Christchurch Press, 22 de noviembre de 2002).

Con respecto a la bombas de Bali en 2002, se descartaron las declaraciones de dos ex presidentes de Indonesia en los procedimientos del juicio, ambos señalaban a la complicidad de la policía y el ejército indonesio. En octubre de 2005, en una entrevista con la TV SBS australiana, el ex presidente Wahid Abdurrahman afirmó que la policía y el ejército indonesio jugaron el papel de cómplices en las bombas que estallaron en Bali en 2002. (Citado en “Miscarriage of Justice: Who was behind the October 2002 Bali bombings? op.cit).

Nota:

En meses recientes, el jefe de la inteligencia exterior de la India (RAW), Ashok Chaturvedi, se ha convertido en objetivo político. El primer ministro Manmohan Singh está tratando de retirarle y nombrar a un individuo más aceptable. No está claro si Chaturvedi aparecerá implicado en la investigación policial y de inteligencia.

N. de la T.:

[*] Véase la traducción del artículo al castellano en:

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=62547

Enlace con texto original:

http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=11217







La semana pasada, el mundo quedó atónito ante las sangrientas escenas consecuencia de la carnicería provocada por el atentado terrorista en Mumbai (antiguamente Bombay). El ataque, que comenzó a última hora de la noche del miércoles se extendió a más de diez lugares diferentes de la capital financiera de la India. Atacaron dos de los hoteles de lujo más conocidos de Mumbai y otros puntos de referencia de la ciudad habitada por 18 millones de personas. El atentado fue cometido por un pequeño grupo de hombres armados que aparentemente llegaron por mar, divididos en grupos para atacar múltiples objetivos en toda la ciudad, incluida la principal estación de ferrocarril y un hospital. Los canales de televisión describieron los ataques como el "11-S de la India".

La masacre no terminó hasta cerca del sábado por la mañana. Finalmente, después de dos días y medio, terminó el callejón sin salida del hotel Taj Mahal, cuando los comandos indios lo asaltaron por la fuerza. El Taj, lleno de civiles aterrorizados, ofrecía una visión sombría. "Había cuerpos esparcidos por todos los lugares y en todas partes había sangre", dijo uno de los comandos. "Los terroristas hoy están mucho más avanzados. No nos dimos cuenta de que disponían de teléfonos vía satélite para las comunicaciones o que estaban tan avanzados y utilizaban bombas incendiarias", decía otro de los comandos. El asedio fue particularmente problemático porque "no perdonaban a mujeres o niños". Por ahora hay 188 muertos y casi 300 heridos.

Azam Amir Kasab, de 21 años de edad y único terrorista que sobrevivió, le dijo a las autoridades que le habían ordenado matar "hasta lo último que respirase" y que en los atentados sólo participaron 10 terroristas, que esperaban asesinar a 5.000 personas, que los objetivos mayoritariamente eran "blancos, preferiblemente norteamericanos y británicos", según publicaba el domingo The Mail. Parece que la operación fue planificada cuidadosamente durante seis meses. Los terroristas llegaron como estudiantes durante una visita a Mumbai hace un mes para familiarizarse con las carreteras de la ciudad y grabar los "lugares que iban a atacar".

Los investigadores indios dijeron hoy que los terroristas recibieron meses de entrenamiento en Pakistán. Un informe más largo publicado por Reuters esta mañana desarrolla la hipótesis de una conexión pakistaní, aceptada generalmente en India. Dos investigadores veteranos dijeron a Reuters, pidiendo el anonimato, que la prueba del interrogatorio de Azam Amir Kasav demostraba claramente que extremistas pakistanís habían tenido relación en el ataque. El joven de 21 años iba bien afeitado, hablaba un inglés fluido y durante el ataque fue fotografiado vestido con una camiseta negra con el logo de Versace. Oficiales de policía dijeron que había dicho que su equipo recibía órdenes de "su mando en Pakistán".

Según un oficial de policía que siguió de cerca el interrogatorio, que también habló con Reuters a cambio de guardar el anonimato, los terroristas fueron entrenados por el grupo Lashkar-e-Taiba, bajo la dirección de un antiguo miembro del ejército pakistaní. Otro oficial indio veterano dijo a Reuters: "Recibieron entrenamiento en varias fases, que incluían entrenamiento en el manejo de armamento, fabricación de bombas, estrategias de supervivencia, sobrevivir en un entorno marino e incluso hábitos dietéticos".

Según dice el periódico, funcionarios indios y norteamericanos están investigando la posibilidad de que los atacantes llegaran a la costa de Mumbai en un barco grande y después abordaran barcos más pequeños iniciando así su ataque. Un funcionario norteamericano experto en contraterrorismo dijo que existía una evidencia importante de que Lashkar-e-Taiba tenía "capacidad marítima" y que habría sido capaz de organizar la operación sofisticada de Mumbai.

Los oficiales de seguridad indios creían que muchos de los hombres armados podrían haber llegado a la ciudad utilizando una lancha neumática que se encontró cerca del lugar de los ataques. El sábado, la armada india dijo que estaba investigando si un pesquero de arrastre encontrado cerca de la costa de Mumbai, con un cadáver atado a bordo, fue utilizado para el ataque. Un portavoz de la armada, el capitán Manohar Nambiar, dijo que el pesquero, de nombre Kuber, se había encontrado el jueves y que fue llevado a Mumbai. Oficiales dijeron que creían que el barco había navegado desde un puerto del estado vecino de Gujarat. Las autoridades indias detuvieron un barco de carga en la costa occidental de Gujarat que procedía de Arabia Saudí y que fue entregado a la policía para su investigación.

Una provocación reaccionaria

La autoría de estas atrocidades aún no se ha determinado, aunque al principio la reivindicó un grupo que se autodenomina Muyahidines de Deccan. Hay muchas teorías pero pocos datos. Aunque una cosa está bastante clara: fue una provocación totalmente reaccionaria que sólo beneficia a las fuerzas más contrarrevolucionarias de la sociedad india y pakistaní.

La masacre ha supuesto un duro golpe contra los movimientos hacia la mejora de las relaciones entre India y Pakistán. En los últimos días las calles de Mumbai y otras ciudades indias han presenciado manifestaciones furiosas con personas exigiendo la guerra con Pakistán. Quienquiera que estuviera detrás del atentado debe haber previsto y deseado esta respuesta. Inevitablemente, las autoridades indias y algunos otros analistas de seguridad indios están señalando con el dedo acusador a Pakistán. Por su parte, Pakistán ha negado que su gobierno tenga algo que ver con los atentados. Estas negativas seguramente son ciertas, aunque no excluyen la participación pakistaní. Sin embargo, la posibilidad de que las atrocidades de Mumbai estuvieran planificadas y orquestadas dentro de la propia India no se puede descartar. En India no es extraña la violencia terrorista. En los últimos años se ha visto sacudida reiteradamente por atentados terroristas. La propia Mumbai ya sufrió antes ataques terroristas.

En marzo de 1993, el inframundo musulmán vinculado a los terroristas pakistaníes presuntamente realizó una serie de atentados contra la bolsa de Mumbai. En esos ataques murieron 257 personas y resultaron heridas 1.100. La tarde del 11 de julio de 2006 hubo ocho explosiones en siete estaciones y trenes locales en Mumbai en horario de máxima afluencia. 52 personas murieron en esos atentados. En julio de 2007 hubo otra serie de explosiones en ferrocarriles y estaciones asesinando a unos 190 viajeros.

India ha presenciado una serie de atentados estos últimos meses. En mayo, al menos 80 personas murieron en varias explosiones en la ciudad turística de Jaipur. En julio unas 50 murieron en una cadena de explosiones en la ciudad occidental de Ahmedabad. El mes pasado aproximadamente 60 personas murieron en Assam, al noreste de la India, en circunstancias similares. Normalmente se acusa a los militantes musulmanes de estos ataques, pero los fanáticos hindúes también han participado en actos terroristas sangrientos. En las últimas semanas la policía acorraló a 10 miembros de lo que dicen es su primera célula terrorista hindú. Entre los detenidos se encontraban un oficial del ejército de servicio y un sacerdote hindú.

La detención de un oficial del ejército indio añade un nuevo elemento a la ecuación. Hay elementos tanto del ejército pakistaní como del indio que nunca se han reconciliado con la idea del proceso de paz y temen ser vendidos a EEUU. Los extremistas islámicos se llevan la mayor parte de la publicidad, pero también hay muchos extremistas hindúes, judíos y cristianos. La oposición del BJP se basa en el chovinismo hindú y hay muchos elementos siniestros a la derecha del BJP: el RSS, VHP y el Shiv Sena (Ejército de Shiva). Tienen vínculos con las fuerzas armadas y servicios de inteligencia indios que son un reflejo de los lazos que existen entre los grupos jihadi, las fuerzas armadas pakistaníes y el ISI.

Las condiciones de las masas tanto en India como en Pakistán son cada vez más desesperadas. El desempleo, la pobreza, el aumento de los precios de los alimentos y energéticos, todo esto convierte la vida de millones de personas en algo insoportable. En India, la elección del gobierno del Partido del Congreso despertó unas esperanzas que pronto fueron defraudadas. En Pakistán, también, la elección del gobierno del PPP no ha solucionado nada para las masas. Tanto Manmohan Singh como Zardari tienen problemas y la oposición de derechas en ambos países quiere aprovecharse de la situación.

Una consecuencia de los atentados de Mumbai ha sido una profunda crítica de la supuesta ausencia de preparación y el comportamiento de sus servicios de inteligencia. Los ataques más duros proceden de la prensa interior. Esta campaña ruidosa va dirigida contra el gobierno del Congreso. La creciente furia de las masas también va dirigida contra el Congreso, a quien culpan de los errores de los servicios de inteligencia, muchos indios creen que eso permitió que estos hombres armados asesinaran a 188 personas y sitiaran la capital financiera de la India durante tres días.

Ya han dimitido dos altos políticos del partido gobernante y el Congreso se enfrenta a la derrota en una serie de elecciones regionales. Los atentados en las ciudades indias este año, que amenazan con continuar, benefician a la oposición de derechas, el Partido Bharatiya Janata. Les ha proporcionado el palo chovinista para golpear al partido gobernante en la campaña electoral de mayo. Toda esa situación está socavando el control del poder que tiene el Congreso, que ya era delicado. The Economist escribía lo siguiente:

"Los amigos y vecinos de la India pueden esperar una reacción moderada, pero no deberían asumirla. Después de un ataque contra su parlamento nacional en 2001, India movilizó a cientos de miles de soldados en la frontera con Pakistán. El nacionalista hindú Partido Bharatiya Janata (PBJ), entonces en el poder, acusa rutinariamente a su sucesor, el Partido del Congreso, de ser blando con el terrorismo. El desesperado espectáculo en Mumbai podría perjudicar las perspectivas del Congreso antes de las elecciones e incluso costarle las próximas elecciones generales, que se deben celebrar en mayo. El BJP ahora tiene que elegir cuidadosamente sus palabras pero un anuncio de un periódico en portada, presumiblemente encargado antes de los atentados de Mumbai, acusaba al Congreso de ‘ser incapaz y no tener voluntad' de luchar contra el terrorismo, un sentimiento ilustrado con una gran salpicadura de sangre".

¿Es posible que esta última provocación fuera organizada y planificada en suelo indio para sabotear el deshielo entre India y Pakistán, y crear una oleada de chovinismo e histeria bélica que beneficiara a los reaccionarios indios y mine al gobierno del Congreso? Esta hipótesis no se puede descartar. Sin embargo, el patrón de la violencia extremista hindú es muy diferente al que vimos la semana pasada. Estos elementos están especializados en azuzar a muchedumbres para llevar a cabo pogromos contra los musulmanes en ciudades y aldeas de la India.

Este ataque, una combinación de granadas y armas automáticas, fue bastante diferente. La elección de los objetivos subraya la posibilidad de que se tratara de un grupo relacionado con el fundamentalismo islámico. El hecho de que eligieran un centro judío y asesinaran a rehenes israelíes (incluido un rabino residente en EEUU y a su esposa) es significativo. La elección de prestamistas judíos apoya la idea de que el ataque fue organizado por fanáticos islámicos. No existe historia de animosidad hacia los judíos por parte de los extremistas hindúes.

De la misma manera, el hecho de que eligieran a británicos y norteamericanos vincula este ataque con el fundamentalismo islámico. Algunos testigos dijeron que los atacantes habían rodeado específicamente a personas con pasaportes británico y norteamericano. La manera en que se realizó la masacre sigue la línea de los métodos ya conocidos de al Qaeda. No hubo un mensaje de aviso y los terroristas asesinaron a hombres, mujeres y niños sin piedad. Pretendían asesinar a tanta gente como fuera posible, como en los atentados del 11-S, las bombas de Londres y la atrocidad de Madrid.

El otro punto significativo es que los hombres armadas estaban muy bien preparados y armados. Su conocimiento detallado de los objetivos sugiere que habían reconocido al menos algunos objetivos por adelantado y llevaban grandes bolsas de almendras para reponer energías. No se trataba de un hatajo de fanáticos sino de un grupo entrenado profesionalmente y bien organizado. "Es obvio que fueron entrenados en alguna parte... Nadie puede manejar las armas de la serie AK o lanzar granadas de esa manera", estas son las palabras de un miembro no identificado de una unidad de la marina india a los periodistas. Dijo que los hombres eran "muy decididos e implacables", dispuestos a un largo asedio. Se encontró una mochila con 400 cartuchos de munición". La pregunta es: ¿quién les entrenó y dónde?

En el pasado, los servicios de inteligencia indios y norteamericanos han utilizado comunicaciones para interceptar los lazos de los militantes cachemiros con los atentados terroristas. Según un oficial de la inteligencia india, durante el asedio los terroristas han estado utilizando teléfonos móviles no indios y recibiendo llamadas de fuera del país. La implicación es que estas llamadas se hicieron desde Pakistán.

Indignación en Pakistán

Lashkar-e-Taiba ha negado cualquier implicación en los asesinatos de Mumbai y condenado los atentados. El jefe del Consejo Unificado de la Yihad, un grupo paraguas para más de una docena de grupos combatientes cachemiros, también negó cualquier papel en el atentado de Mumbai. "Condenamos muy enérgicamente los ataques contra civiles inocentes en Mumbai y afirmamos categóricamente que ninguno de los grupos que luchan por la liberta de Cachemira ha tenido nada que ver con ellos", esto es lo que decía el líder del grupo Syed Salahuddin. Pakistán ha pedido pruebas de la implicación de alguien en Pakistán, pero en India parece que no están dispuestos a ello. Pakistán niega las acusaciones y dice que sólo da apoyo moral y diplomático a los combatientes por la libertad cachemira. Pero los indios toman estas declaraciones con escepticismo.

Los medios de comunicación pakistaníes protestaron inmediatamente, dijeron que no se podía culpar a Islamabad de la carnicería en el centro financiero de la India y que el proceso de paz no podía descarrilar. Los principales diarios pakistaníes advirtieron contra el "juego del culpable", con el argumento de que eso sería un impedimento para el desarrollo de los intentos de normalizar las relaciones entre los dos países. "India lanza a Pakistán una mirada sucia", publicaba el Daily News en su portada, mientras que otro periódico decía que la inteligencia india estaba bajo el fuego y buscaba en cualquier parte un culpable. El Dawn decía que los dos países "sin repartir culpabilidad mutua deberían cooperar en la investigación para que fuese más productiva".

"Aunque se pueden comprender la furia y preocupación que se siente en general, habría que aconsejar un ejercicio de control en estas horas de crisis", decía el periódico. "Existe la necesidad de construir confianza entre los dos países". El mismo tono de suavidad y ligereza fue adoptado por el pakistaní Daily Times, este decía que tanto India como Pakistán se enfrentan a la misma amenaza de terrorismo y necesitan trabajar en una "estrategia cooperativa". Esta es la misma línea que las opiniones de Washington, que desea evitar a toda costa un enfrentamiento entre Islamabad y Nueva Delhi. Desgraciadamente, las tensiones entre los dos países tienen una lógica propia que podría ser difícil de controlar.

La condena de la atrocidad en los círculos oficiales pakistaníes ha sido rápida y inusualmente franca. El presidente de Pakistán, Asif Alí Zardari, prometió que tomaría medidas inmediatas y enérgicas si se demostraba la implicación pakistaní. Avisó a India el sábado de cualquier "sobre-reacción" después de los atentados de Mumbai y prometió medidas "muy estrictas" si se demostraba la participación pakistaní.

"Quienquiera que sea responsable del acto brutal y bruto contra el pueblo indio en India están buscando la reacción", esto es lo que dijo Zardari en una entrevista en la televisión india CNN-IBN. "Tenemos elevarnos sobre ellos, asegurarnos y asegurarse, y la comunidad mundial salvaguardarse contra la reacción". Son palabras muy fuertes y van más allá de ninguna concesión hecha a India por los dirigentes de Pakistán en el pasado.

La razón de este es doble: en primer lugar, Zardari tiene un miedo mortal a una guerra con India que con toda certeza llevaría a su caída en un futuro cercano. En segundo lugar, él y su gobierno están totalmente subordinados a los interés de Washington, que espera pague sus facturas y mantenga a flote su economía en bancarrota. Zardari, haciéndose eco del mantra de Bush de la guerra global contra el terrorismo que "esta es una amenaza mundial con más razón todos debemos mantenernos firmes contra esta amenaza conjunta".

La implicación de los gobernantes oficiales de Pakistán en esta cuestión por tanto se podría descartar casi con seguridad. Sin embargo, hay en Pakistán gobernantes no oficiales que tienen en realidad mucho más poder en sus manos que el gobierno y el presidente de Pakistán. Nos referimos al ISI, los siniestros Servicios de Inteligencia de Pakistán que constituyen un estado dentro del estado, que tiene estrechos contactos con los talibán y al Qaeda, que constantemente está implicado en todo tipo de actividades sospechosas más allá del control del gobierno, el ministerio de exterior y la judicatura.

Está bastante claro que hay elementos en el ISI que están detrás del asesinato de Benazir Bhutto. Les gustaría desestabilizar al gobierno de Zardari al que ven con estrechos lazos con los norteamericanos. Les gustaría tener las acciones del ejército pakistaní contra los talibán en las áreas tribales. El ISI odia a la India y se opone a las negociaciones de paz. Por lo tanto, tienen muchos motivos para lanzar una operación secreta destinada a provocar a la India y al mismo tiempo desestabilizar al gobierno del PPP. Una guerra con India sería ideal desde su punto de vista, detendría la guerra contra los talibán, azuzaría el sentimiento anti-indio entre la población y crearía las condiciones para un golpe que llevaría al ejército al poder, al ISI y a los fundamentalistas islámicos. También hay poderosos intereses económicos. La motivación real de los llamados fundamentalistas no es el Corán sino el lucrativo comercio de la droga que ha florecido gracias a la guerra en Afganistán.

Para desviar la culpa de Islamabad, algunos comentaristas pakistaníes han planteado la teoría de que se trata de la obra de extremistas hindúes. "Las continuas investigaciones en algunos atentados terroristas (pasados) de los que se ha culpabilizado alternativamente a musulmanes indios y pakistaníes, se ha demostrado que realmente fueron obra de una red terrorista hindú", esto es lo que decía el Daily Times. Eso es perfectamente cierto pero en esta ocasión los hechos no se adaptan a la hipótesis de un ataque de los fundamentalistas hindúes. Cada uno de los aspectos de esta masacre apunta a los yihadistas y al ISI que manipulan a los fanáticos para sus propios intereses.

Un estado dentro del estado

El gobierno pakistaní el sábado dijo en primer lugar que enviaría al teniente general Arshad Shujaa, el poderoso jefe de los Servicios de Inter Inteligencia (ISI), a Nueva Delhi para "ayudar en las investigaciones". Aparentemente había sido a petición del primer ministro indio, Manmohan Singh. Después el gobierno pakistaní cambió el tono y dijo que sólo enviaría a "un miembro del ejército de la agencia de Servicios de Inter Inteligencia". Al final, en un repentino salto mortal (e inexplicable), Islamabad dijo que era improbable que algún oficial de inteligencia fuese a la India en un futuro próximo.

Evidentemente se trata de una señal de crisis. ¿Por qué se abortó esta misión? Fuentes del gobierno dijeron que el cambio llegaba después de "reservas en la cúpula de los círculos militares) ante un movimiento sin precedentes. Según dijo un funcionario gubernamental veterano: "La cúpula militar no fue consultada antes del anuncio hecho a los medios de comunicación con relación a la decisión de enviar al jefe del ISI a la India". Este pequeño detalle es significativo y se puede explicar por las tensiones entre el gobierno y el ISI.

Durante muchos años el ejército, y particularmente el ISI, fue célebre por hacer y deshacer políticos, partidos políticos y gobiernos. El ala política del ISI fue creada originalmente por el fundador del PPP, Zulfikar Alí Bhutto, mientras estuvo en el poder mantenía un ojo en sus enemigos políticos. Más tarde se volvió contra él y participó en su derrocamiento y muerte judicial. El ISI más tarde se volvió en contra de su hija Benazir, primero creando un partido político, el Islamic Jhamoori Ittehad encabezado por Nawaz Sharif, para presentar contra ella en las elecciones de 1988 y más tarde conspirando para derrocar a su gobierno. El ISI también fue implicado en el amaño de las elecciones de 2002.

La creación de la Liga Musulmana de Pakistán pro-Musharraf (Q) también fue obra del ISI. Sistemáticamente se basó en políticos de la Liga Musulmana de Pakistán (Nawaz) y en el PPP, para romperlo y unirse al nuevo partido creado especialmente para proporcionar respaldo y legitimidad política al general Musharraf. Sin duda estuvo implicado en el asesinato de Benazir Bhutto.

El ISI tenía el apoyo de la CIA, ambos conspiraron para la causa de los muyahidines anti-soviéticos en Afganistán. Pero cuando Washington entró en conflicto con los talibán e invadió Afganistán, se provocó una escisión con el ISI, muchos de cuyos dirigentes tienen intereses personales en Afganistán y están muy implicados en el tráfico de drogas y siguen comprometidos con la causa de los talibán.

Musharraf jugó a un doble juego, mantener un delicado equilibrio entre los norteamericanos, los fundamentalistas y el ISI. La elección del gobierno encabezado por el PPP dio a Washington la posibilidad de fortalecer su control sobre Islamabad. Bajo la presión de los norteamericanos, Zardari intentó controlar hace unos meses el ISI pero tuvo que retroceder cuando el ejército mostró sus dientes. Más recientemente se conocieron informes de que el ala política había sido "desmantelada o pasado a la inactividad". El ministro de exteriores, Shah Mahmood Qureshi, dijo a los periodistas que se había cerrado el ala política. Lo calificó como un "acontecimiento positivo". Sin embargo, de la misma manera, comparó al ISI como una "institución nacional preciosa" y dijo que quería centrarse totalmente en las actividades contraterroristas.

Estas palabras demostraban lo aterrorizados que están los políticos de Pakistán ante el ISI e indica los límites de su capacidad de acción con relación a él. Informes posteriores parece que han confirmado que el "ala política" del ISI había sido desmantelada. No sólo se cerró el ala política, sino que los funcionarios que trabajaban allí dijeron que les habían dado "otras tareas". Estas "tareas" estaban vinculadas a la contrainteligencia, que se suponía era el papel original de la agencia. Pero poner a los mismos oficiales que han pasado años dedicándose a la intriga política una vez más en la contrainteligencia es simplemente barajar las cartas de la misma baraja. ¿Qué impedirá a estos caballeros dedicarse al mismo juego sombrío de intrigas en sus nuevas posiciones? La respuesta a esta pregunta bastante sencilla.

El periódico The Dawn comentaba que el ISI sería capaz de concentrarse más en la inteligencia sobre actividad terrorista sin distraerse en sus deberes políticos. Esta idea es extremadamente ingenua. En todos los países, incluido el más "democrático", los servicios secretos actúan como un estado dentro del estado. Se entrometen en política y espían incluso a ministros y otros dirigentes políticos. En un estado como Pakistán, donde existe la democracia sólo a condición de que acepte la bota militar sobre su cuello, exigir que el ISI no se entrometa en político es algo estúpido.

El ejército gobierna

Desde que se creó Pakistán como estado, el ejército ha hado un golpe cada siete años aproximadamente. Los dictadores militares se alternan con regímenes democráticos débiles en un juego perpetuo de sillas musicales. Aunque los generales amablemente entregaron con todo el boato el gobierno a los civiles, ellos aún esperan ejercer una influencia determinante sobre la política, controlando y dirigiendo actividades políticas dentro y fuera del gobierno. La idea de que la agencia dejará de entrometerse en política choca con toda la experiencia hasta ahora.

Es imaginable la furia de los escalafones superiores del ISI en su intento de afilarse las garras. Eso podría ser lo que desencadenó la reciente acción en Mumbai. Para vergüenza del gobierno Zardari y fortalecer al ejército en general y a los servicios de inteligencia en particular, ¿hay algo mejor que agitar los problemas con India y así dar un respiro al ISI y a sus aliados talibanes? El motivo ciertamente existe y también su capacidad de llevarlo a cabo. El ISI en secreto patrocina, arma, entrena y financia a grupos yihadistas, a los que puede manipular para sus propios intereses, como fue el asesinato de Benazir Bhutto. Habría sido sencillo enviar una pequeña misión suicida a Mumbai. Las vidas de jóvenes fanáticos son calderilla para estos caballeros, y los dividendos políticos y militares que acarrearía provocar un enfrentamiento con India representan un beneficio cuantioso para una inversión tan modesta. Si crece una atmósfera de desconfianza y sospecha mutua, también lo hace el riesgo de un enfrentamiento armado entre los dos estados. Eso significaría más muertos y heridos que los de Mumbai. Pero la guerra también supondría que el ejército (y el ISI) regresaría al poder. ¿Y que son unas decenas o cientos de vidas comparados con eso?

Según pasan los días, aumentan las recriminaciones en India y esta situación genera un ambiente anti-Pakistán cada vez más feo y peligrosos, incrementando las tensiones entre dos estados con armamento nuclear. Nueva Delhi no ha acusado el gobierno pakistaní de participar en el atentado, pero ha expresado su frustración por el hecho de que Islamabad no sea capaz o esté dispuesto a evitar que los terroristas utilicen su suelo para preparar atentados contra la India.

Esta situación conviene a los extremistas de derechas, a los fanáticos religiosos y chovinistas de ambos lados. También favorece a los generales de ambos países. Hay otros a los que también les gustaría ver otra guerra entre India y Pakistán: los traficantes de armas, los gánsteres y señores de la droga. Existe un vínculo entre los fundamentalistas, los terroristas y los criminales implicados en el tráfico de drogas. Sobre todo, una guerra serviría para desviar la atención de las masas pobres que están sufriendo terriblemente como resultado de la crisis. Minaría al gobierno del PPP en Islamabad y al gobierno del Congreso en Nueva Delhi, preparando el camino para regímenes más de derechas en ambos países.

Los intereses del imperialismo

Aunque Washington está muy interesado en India, especialmente desde un punto de vista económico, a corto plazo no puede prescindir de Pakistán, cuyo ejército está llevando a cabo una guerra contra los talibanes en las regiones tribales fronterizas con Afganistán. Por lo tanto, las advertencias de Islamabad alarmarán a EEUU y a otros gobiernos con tropas en Afganistán. Pakistán actualmente tiene unos 100.000 soldados en las zonas fronterizas y el ejército está combatiendo con militantes islamistas en varias regiones tribales. El apoyo de este país es por tanto crucial para los intentos de derrotar la insurgencia en Afganistán.

Por tanto, Washington intenta mantener contentos tanto a India como a Pakistán. No quiere una guerra. El FBI rápidamente envió a un equipo de agentes a India para ayudar en la investigación y tiene un segundo grupo preparado por si fuese necesario. El presidente Bush hizo el viernes una declaración donde dijo que los heridos estaban "en sus pensamientos y oraciones": "Mi administración ha estado trabajando con el gobierno indio y la comunidad internacional mientras las autoridades indias trabajaban para garantizar la seguridad de aquellos que aún están amenazados. Continuaremos cooperando contra todos los extremistas que no ofrecen nada excepto violencia y desesperanza". En realidad, el imperialismo norteamericano es la fuerza más contrarrevolucionaria del planeta que no ofrece nada excepto violencia y desesperanza, que está extendiendo las guerras y el terror por todo el mundo en defensa de sus propios intereses depredadores.

El presidente electo Barack Obama también expresó sus condolencias por lo que denominó "espantosos atentados terroristas de Mumbai", dijo que apoyaba plenamente los esfuerzos de la administración Bush para proteger a los ciudadanos estadounidenses en India:

"EEUU debe estar con India, con todas las naciones y pueblos que están comprometidos con la destrucción de las redes terroristas y derrotar su ideología llena de odio", estas son las palabras de su declaración. La portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino, dijo que el viernes por la tarde se habían reunido funcionarios veteranos de la administración Bush tarde para discutir más sobre los atentados. Dijo que se habían centrado en "garantizar que se hace todo lo posible para ayudar a los ciudadanos norteamericanos afectados por estos horribles atentados".

En realidad, las lágrimas derramadas en Washington son de la variedad cocodrilo, y los cocodrilos son unos animales muy peligrosos. EEUU fue el creador original y nutrió al monstruo del fundamentalismo islámico como parte de su Guerra Fría contra la URSS. Fue EEUU el que creó a Bin Laden y su banda terrorista en su guerra para expulsar a Rusia de Afganistán. Fue EEUU la que alentó y armó a los talibán para el mismo propósito. Y fue EEUU el que creó y sostuvo la criminal dictadura en Pakistán y trabajó junto con su agencia de inteligencia, el ISI. Ahora el perro ha mordido la mano de su amo y el amo quiere deshacerse del perro. ¡Pero es más fácil decirlo que hacerlo!

Ahora están realizando una "guerra contra el terrorismo" en todas partes, que les proporciona una excusa adecuada para intervenir en los asuntos internos de cualquier país del mundo, para intimidar, bombardear e invadir con total impunidad. En la actualidad están embarcados en una guerra sangrienta en Afganistán y contra sus antiguos amigos y aliados los talibanes y al Qaeda. Esta guerra está asesinando diariamente a muchos hombres, mujeres y niños inocentes. Pero George W. Bush, que es el terrorista más grande del mundo, reserva sus lágrimas para esos casos de terrorismo que no sirven a sus intereses.

Barack Obama aún no ha tomado posesión del Despacho Oval pero ya está mostrando sus verdaderos colores. Ya ha dicho que pretende sacar a las tropas norteamericanas de Iraq y enviarlas a combatir a Afganistán. Para este propósito necesita el apoyo del gobierno de Pakistán y por tanto una guerra entre India y Pakistán es lo último que necesita. Como dijo un veterano oficial de seguridad pakistaní el sábado, si tras los atentados de Mumbai estallan las tensiones, Pakistán desviaría tropas a su frontera con India y dejaría de atacar a los combatientes en la frontera afgana. "Si algo ocurre en ese frente, la guerra contra el terrorismo no será nuestra prioridad", le dijo el oficial de seguridad a los periodistas. "Nos llevaremos todo de la frontera occidental. No dejaremos nada allí".

No es una amenaza vana. Pakistán e India han luchado tres guerras desde que consiguieron la independencia de Gran Bretaña en 1947. Ambos países ahora tienen armas nucleares, el peligro es muy claro. Nueva Delhi dijo el domingo que elevaba la seguridad a un "nivel de guerra" y que no tenía duda de los vínculos pakistaníes con los atentados terroristas en Mumbai. Pero una guerra definitivamente no conviene a los intereses del imperialismo norteamericano, cuya principal preocupación en la región es el proceso energético de la guerra en Afganistán. ¡Pakistán no puede luchar una guerra en dos frentes! Si lucha contra la India no puede hacerlo contra los talibanes. Esta es la verdadera motivación de las lágrimas de Bush y de las peticiones de paz de Obama.

La verdadera preocupación de EEUU

Lo que preocupa a los funcionarios norteamericanos es la posibilidad de un estallido de la animosidad similar al que ocurrió después de que combatientes pakistaníes atacaran el parlamento indio en diciembre de 2001. Empujada por estos temores, la Secretaria de Estado, Condoleezza Rice, desde que comenzó la crisis ha llamado al ministro de exteriores indio dos veces, también al presidente pakistaní, Asif Alí Zardari. "Hay tensiones muy preocupantes en la región", decía Gordon Duguid, portavoz del Departamento de Estado. "Ella está llamando al presidente de Pakistán para conocer su lectura de cómo podrían afectar estas tensiones".

La Secretaria de Estado quitó importancia a la amenaza de enfrentamiento entre los dos países, que casi llegaron a la guerra en 2002 después del ataque al parlamento indio del que también se culpó a los combatientes pakistaníes. "Esta es una relación diferente a la de hace unos años. Obviamente comparten un enemigo común porque los extremistas, de cualquier forma, son una amenaza tanto para los pakistaníes como para los indios", estas son las palabras de Rice.

Los aliados de EEUU también están intentando calmar a los indios. En su edición asiática The Financial Times decía a los dirigentes indios que se apresuraran a señalar con el dedo acusador a potencias extranjeras: "No está nada claro quién está detrás de este ataque con diez puntas, el más devastador de una serie de ataques en un miserable año para la India", esto es lo que decía el periódico en su editorial.

El presidente pakistaní, Asif Alí Zardari, está claramente aterrorizado antes la posibilidad de que este incidente pudiera precipitar una guerra. Hizo un llamamiento a la India para que no castigue a su país por los ataques de la semana pasada. El lunes manifestó al Financial Times: "Incluso si los terroristas están vinculados con Lashkar-e-Taiba, ¿contra quién creen que estamos luchando?" Funcionarios de Islamabad han avisado de que cualquier tipo de escalada obligaría desviar las tropas hacia la frontera india y alejarlas de la campaña encabezada por EEUU en la frontera afgana. Esto, y no ningún tipo de consideraciones humanitarias, es lo que preocupa a Washington.

La única solución, ¡la revolución socialista!

El gobierno británico dijo que estaba investigando si alguno de los atacantes podría ser ciudadano británico con vínculos en Pakistán o Cachemira. India y Pakistán han luchado dos de sus tres guerras por la cuestión de Cachemira y hay muchos cachemiros viviendo en Gran Bretaña. Algunos periódicos británicos incluso publicaron artículos diciendo que algunos de los terroristas procedían de Bradford. Estas escandalosas declaraciones se hicieron sin la más mínima prueba y están calculadas para inflamar los sentimientos racistas y anti-musulmanes entre la población. Más tarde fuentes oficiales negaron que algunos de los terroristas fuesen originarios del Reino Unido. Esto demuestra cómo los atentados terroristas sirven para los objetivos de los reaccionarios e imperialistas en todos los países.

La otra teoría es que este último incidente es una forma encubierta de guerra contra la India para la que Pakistán ha creado y explotado varios grupos terroristas islamistas desde hace una década y más. El foco principal de esta guerra es actualmente el estado de Jammu & Cachemira, que India retiene desde hace más de medio siglo. La población de la Cachemira ocupada ha sufrido una opresión terrible a manos del ejército indio. Esta situación ha engendrado un profundo sentimiento de amargura y un deseo de venganza entre un sector de la juventud cachemira, que está abierta a ser manipulada por fuerzas siniestras. Esta estrategia ha fracaso totalmente a la hora de conseguir una base de masas entre los musulmanes de la India, pero sí ha creado un puñado de reclutas suficientes para sostener una campaña terrorista esporádica, con tecnología moderna, lo suficientemente devastadora. Es un callejón sin salida sangriento para el pueblo y la juventud de Cachemira.

Más de medio siglo después, las burguesías rivales de India y Pakistán han demostrado que son completamente incapaces de solucionar los problemas de las masas. El pueblo de la India, Pakistán, Cachemira, Bangladesh y Nepal está sufriendo la misma miseria, enfermedad, pobreza, analfabetismo y falta de vivienda. A los horrores de la opresión nacional y de castas, la brutal subyugación de la mujer, la esclavitud y el trabajo infantil, hay que añadir la pesadilla de los pogromos, el terrorismo y las guerras.

Para los generales cínicos, los locos chovinistas y los fanáticos religiosos de ambas partes la guerra y la carnicería mutua son la única solución. Pero el terrorismo y las guerras no han proporcionado una salida durante los últimos cincuenta años y no lo harán ahora. La perspectiva de una guerra total entre dos potencias nucleares como India y Pakistán representa una perspectiva horrible para el futuro.

La única salida para liberar Cachemira y resolver los problemas de las masas es a través de medios revolucionarios: con la victoria de la revolución socialista en India y Pakistán, con el establecimiento de una federación socialista de todo el subcontinente. Esta idea revolucionaria avanza lentamente pero de una manera firme. El maravilloso congreso del JKNSF el 29 de noviembre, que reunió a miles de luchadores de clase cachemiros bajo la bandera del socialismo revolucionario, demuestra que los mejores elementos de la juventud están abiertos al socialismo revolucionario, que éste gana terreno frente a los nacionalistas y fundamentalistas. Esta es la alternativa real para los trabajadores y jóvenes de Cachemira, India y Pakistán: el camino de la revolución socialista que lleva a la Federación Socialista del Subcontinente.

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