La Persecución a Thierry Meyssan
Autor: Red Voltaire | Sección: Línea Global |
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“Primero trataron de desacreditarme; luego, de arruinarme; más tarde, de comprarme; finalmente, de eliminarme”, dice el francés exiliado en Líbano, Thierry Meyssan, presidente de la Red Voltaire. Explica que el ejercicio de un periodismo crítico e independiente en Europa también genera amenazas y persecución. Advierte que el peligro sobre su persona “ya era inminente” y que ese mismo hostigamiento pronto será ejercido sobre más comunicadores
Red Voltaire
Beirut, Líbano. El cierre de las oficinas francesas de la Red Voltaire y el exilio de su presidente dan pie a numerosas interrogantes.
Algunos comentaristas vieron en ello el final de una aventura. Otros, por el contrario, al observar que esas decisiones no han disminuido la combatividad de la Red Voltaire, han tratado de saber a qué obedecen. Thierry Meyssan habla de ello. Describe una Francia sometida al control de los servicios secretos estadunidenses, en la que una opinión pública anestesiada no tiene conciencia del control político. Meyssan estima que la amenaza que lo obligó a partir no tardará en pesar también sobre otros.
—Usted se fue de Francia hace año y medio, en septiembre de 2007. Pero usted no es un expatriado cualquiera: se le conoce como el iniciador del movimiento que pone en duda la versión gubernamental de los atentados del 11 de septiembre, como líder de un movi miento antiimperialista y en algunos países se le presenta como el principal disidente occidental. ¿Por qué se vio usted obligado a exilarse? —En diciembre de 2002, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, firmó la directiva 3600.1 tendiente a desacreditar o eliminar a personalidades francesas que se oponían a la guerra global contra el terrorismo. En esa lista estaba incluido, en primer lugar, (el entonces presidente francés) Jacques Chirac, después aparecían grandes industriales y yo también, debido a mi trabajo sobre el 11 de septiembre.
“Estábamos a tres meses de la invasión de Irak. Era la época de la histeria antifrancesa en Washington. Los servicios secretos franceses recibieron informaciones de que el Pentágono había subcontratado al Mossad para cometer una serie de asesinatos y ellos me avisaron. Mis amigos y yo tratamos de ponernos en contacto con otras personas amenazadas. Uno de los administradores de la Red Voltaire era un viejo amigo de una de esas personalidades. Nos pusimos de acuerdo para reunirnos con esa persona a principios de marzo, pero falleció días antes de la cita, en circunstancias que los investigadores han calificado como muy sospechosas. Se produjo entonces una reacción del Estado.
El presidente Chirac habló por teléfono con el primer ministro israelí y le advirtió que cualquier acción cometida, no sólo en territorio francés, sino en cualquier lugar de la Unión Europea, sería interpretada como un acto hostil en contra de Francia. Cada vez que yo salía de la Unión Europea, los servicios franceses se ponían en contacto con sus colegas locales para pedirles que se ocuparan de protegerme. Yo sabía la clase de individuo que es Nicolas Sarkozy y me imaginaba que las cosas iban a cambiar con su elección. El 6 de mayo de 2007 volvía de un viaje para votar cuando fui detenido en presencia de los demás pasajeros a la salida del avión, en el aeropuerto de Orly. Después de hacerme esperar, junto con migrantes clandestinos y con todo tipo de traficantes, un oficial de la DST (Servicios Secretos Franceses) me permitió al fin abandonar el aeropuerto diciéndome: ‘Bienvenido al país, señor Meyssan, un país que está a punto de cambiar, de cambiar mucho’. Aquella noche, Sarkozy resultó electo.
Días después, hacía su entrada al palacio presidencial y comenzaba la purga. Durante el verano, Sarkozy viajó con su familia a Estados Unidos. Lo acompañaban numerosos colaboradores, que seguían su avión en un avión oficial. Se entrevistaron con la administración de Bush sobre toda una serie de temas, tanto cruciales como banales. Yo supe que, en virtud de los decretos presidenciales estadunidenses 13438 y 13441, Estados Unidos pidió que se tomaran medidas para neutralizarme.
“Al principio creí que esos decretos se basaban en la Patriot Act y no veía cómo podían encontrar alguna forma de aplicarlos en territorio francés. Yo me decía que los atlantistas acabarían por inventar algún subterfugio jurídico y que tenía que prepararme para escapar, pero creía que disponía aún de mucho tiempo. Resultó que esos decretos se basaban en la Trading with the Enemy Act de 1917 y sus posteriores ampliaciones. En otras palabras, a mí se me consideraba ahora como una amenaza para la seguridad de Estados Unidos. El Pentágono, que exigió la aplicación de la cláusula 5 del Tratado de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) a partir de los atentados de 2001, pidió la ayuda automática de sus aliados. En breve, podían recurrir a todos los servicios secretos de los Estados miembros de la alianza atlántica para neutralizarme. Se me informó que algo se estaba tramando contra mí. Así que hice mis maletas y me fui de Francia dos días después.
“En definitiva, el peligro no se limita solamente a los países de la OTAN. Una operación contra mi persona se organizó en Caracas, en diciembre de 2007, pero la policía venezolana la hizo fracasar. En agosto de 2008 tuve que anular mi participación en una conferencia internacional en Austria porque un Estado amigo me previno que se había preparado una operación contra mí. Además, mis compañeros de lucha en el Medio Oriente, en América Latina y en diferentes Estados europeos son víctimas de presiones. No puedo mencionar aquí una lista detallada sin complicar las cosas. Jurguen Cain Kulbel fue brevemente encarcelado en Alemania y es posible que lo encarcelen nuevamente. Técnicamente, lo único que el tribunal tiene en contra de él es el vínculo que instaló en su sitio web y que conduce al sitio web de la Red Voltaire.” —¿Tiene usted pruebas de que realmente está en peligro –como dice– en Francia y en los países de la OTAN? —No. Las listas estadunidenses son secretas, exceptuando lo tocante a los haberes financieros bloqueados en Estados Unidos, que yo no tengo. Pero tengo testigos de varios contactos.
—Francia es una democracia y se le considera como la patria de los derechos humanos. No es Chile bajo la dictadura de Pinochet. El hecho que usted haya tenido que irse de ese país parece simplemente incomprensible, en particular para los ciudadanos franceses.
—No son situaciones comparables. En Chile, Estados Unidos había instalado una dictadura militar. En Francia, solamente tiene agentes en la cima del Estado y a la cabeza de los diferentes servicios de seguridad. Mis compatriotas deberían prestar más atención a la represión que se ejerce actualmente contra políticos de primer plano, contra altos funcionarios y periodistas.
El equipo de Nicolas Sarkozy está utilizando a un grupo de magistrados para paralizar a sus adversarios políticos y abusa de su poder y de su influencia para despedir a los periodistas que se niegan a someterse. Fíjense, en primer lugar, en la toma de control de los medios de difusión. Sarkozy ha puesto a su gente a la cabeza de los medios privados y está purgando los medios públicos.
Hace un año, los sindicatos de periodistas lanzaron un pedido de auxilio dirigido a la opinión pública. Decían entonces que se estaba haciendo imposible investigar sobre Sarkozy y dar a conocer las críticas populares de las que éste era objeto. Temían perder la libertad de expresarse bajo la presión, por un lado, de los jueces que violaban la confidencialidad de las fuentes y, por el otro, de los patrones de la prensa directamente vinculados a la Presidencia de la República. Pero nadie les creyó, y ahora es demasiado tarde; todo está controlado.
“¿Quieren ejemplos? La gente del presidente se instaló en Radio France Internacional (RFI) y una de sus antiguas amantes está presentando el noticiero. Los medios extranjeros se explayaron sobre eso, pero los medios franceses que lo mencionaron resultaron condenados por ‘violación de la privacidad’. Se trata de una increíble tergiversación de la ley de 1881 sobre la prensa. En adelante, la corrupción y el nepotismo son temas tabúes, cuando se trata de la gente de Sarkozy. Hablar de ello lo llevará a usted directamente a los tribunales. Sarkozy corrompió públicamente a una decena de editorialistas ofreciéndoles prebendas.
Unos fueron incluidos en equipos ministeriales, incluso en el equipo presidencial, mientras que otros recibían nombramientos como miembros de comisiones de pantalla o simplemente se vieron reducidos al rango de cortesanos y se benefician con las riquezas de la república.
“Luis XIV controlaba a la nobleza manteniéndola entretenida en Versalles. Sarkozy entretiene a los editorialistas que deberían analizar su política con la farándula y haciéndolos redactar informes que nunca lee. Mientras tanto, en RFI y en France24 (canal de televisión internacional) el matrimonio Kouchner-Ockrent despide a todo el que se resiste a la influencia estadunidense. Después de Richard Labévière, un redactor que tenía el defecto de darle la palabra a los antiatlantistas, el caso más reciente es el de Grégoire Deniau, por haber organizado un debate sobre el 11 de septiembre al que invitó, en la primera parte, a Issa El-Ayoubi, vicepresidente de la Red Voltaire, y, en la segunda parte, a Atmoh, vocero de ReOpen911.
El problema no son los periodistas; en Francia hay sobresalientes.
El problema son los medios. Éstos están ya bajo control y la función de contrapoder no se está ejerciendo.
“Por otro lado, cuando el gran público oye hablar de un caso penal que implica a una personalidad no ve más que un caso en particular. Pero si juntamos todos se nota perfectamente que son la expresión de una estrategia. Fue como resultado de una denuncia personal de Sarkozy que hubo jueces de instrucción que le prohibieron viajar al exprimer ministro Dominique de Villepin y lo obligaron a pagar una fianza desmesurada y humillante. Aun sin disponer de ninguna prueba de cargo concreta, el fiscal acaba de enviarlo a los tribunales. El caso Clearstream constituye para Sarkozy un medio para eliminar a un rival político, pero no fue él quien lo organizó. Se trata de una maquinación totalmente inventada por su padrastro, el embajador Frank Wisner, a través de una de sus oficinas londinenses, Hakluyt & Co. El objetivo es meter a Villepin (primer ministro durante el gobierno de Jacques Chirac) en la cárcel para que todo el mundo sepa que no se puede desafiar impunemente al secretario de Estado de Estados Unidos en pleno Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Varios magistrados realizaron registros en el domicilio de Yves Bertrand (exdirector de los RG, Renseignements Generaux, servicio francés de policía política que se fusionó el 1 de julio de 2008 con la DST, Direction de la Surveillance du Territoire, dando lugar a la aparición de la Direction Centrale du Renseignement Interieur o Dirección Central de Inteligencia Interior, DCRI) para sacarle los secretos de los partidarios del expresidente francés Jacques Chirac. Y últimamente varios documentos confiscados han llegado milagrosamente a las redacciones de publicaciones parisinas. Semanarios cercanos a la cúpula gobernante han publicado partes de esos documentos.
“Se trata de presentar documentos de trabajo, que enuncian hipótesis, como si se tratara de informes finales que contienen conclusiones. Y se trata de hacer creer que los RG perseguían nada más que a los socialistas. Esto no es más que una manipulación. Cada vez que uno se encuentra en la oposición tiene que protegerse de esa policía política, y todo el que logra llegar al poder hace de todo para obtener copias de las notas de ese mismo organismo. El poder está ejerciendo una increíble presión sobre ese funcionario para que hable.
Es una gran hipocresía, porque en vez de disolver los RG están provocando su reorganización. Hasta encarcelaron al capitán Paul Barril, para sacarle los secretos de Mitterrand. Lo acusaron de ser un asesino a sueldo y lo maltrataron tanto que hubo que hospitalizarlo, antes de que resultara liberado bajo fianza.
“Ahora los atlantistas montan un escándalo contra Chirac acusándolo de haber organizado, hace 10 años, el asesinato de un periodista que pudiera haber metido las narices en sus cuentas bancarias en el extranjero. El poder despliega medios extravagantes para fabricar esta nueva intriga. Fue así que un juez de instrucción realizó un registro en la oficina del abogado de Chirac, en condiciones más que oscuras. Pero es que en Washington no le perdonan a Chirac su oposición a la invasión de Irak, así que van a inventar lo que sea para vengarse de él. Yo no digo que sean angelitos, pero los están acusando de cosas grotescas y eso no es más que persecución política.
Tampoco estoy diciendo que la justicia esté podrida, sino que esos casos han sido puestos en manos de jueces y de fiscales que siguen órdenes.
“En cuanto a aquellos que los atlantistas no han logrado implicar en seudo escándalos, son blancos del espionaje atlantista. En junio, julio y agosto de 2007, la oficina de la Red Voltaire en París fue puesta bajo vigilancia. Todo el que entraba o salía fue fotografiado. Se hicieron operaciones de seguimiento en las que se utilizaba una importante cantidad de personal para identificar a esas personas. Ese proceder está generalizado.
Hasta el domicilio de la propia Segolene Royal ha sido visitado varias veces por los servicios secretos, es decir que ha sido objeto de registros ilegales.
“Desde el 1 de julio de 2008, la nueva DCRI está creando urgentemente el fichero EDVIGE, en violación de los tratados internacionales, específicamente del Pacto de la ONU sobre los Derechos Civiles y Políticos. Está fichando a la gente en función de sus orígenes raciales y étnicos, de las opiniones políticas, filosóficas o religiosas, de la militancia sindical, del estado de salud y de las prácticas sexuales de todos los franceses. La DCRI no se limita a eso, sino que utiliza además las últimas técnicas estadunidenses de estudio de las ‘redes sociales’ para cartografiar las amistades así como las personas con las que cada cual mantiene relaciones de amistad, profesionales y políticas.
Ya no se trata simplemente de vigilar a individuos, sino a los medios en los que se mueven esos individuos, los grupos de los que forman parte. La recolección de datos y su informatización están teniendo lugar desde hace seis meses. A raíz de un caso registrado en el departamento francés del Ródano se supo que, a pesar de las declaraciones tranquilizantes del presidente, la policía de ese departamento francés estaba fichando a los funcionarios territoriales según sus creencias religiosas. Se trata de una torpeza que revela la envergadura del trabajo de inteligencia que se está llevando a cabo. Es improbable que esos datos se destruyan algún día, aun si el juez administrativo así lo exige. Simplemente van a clasificarlos como secreto vinculado a la defensa nacional.
En definitiva, habrán utilizado los medios de los antiguos RG para construir un fichero para la antigua DST, organismo que supuestamente debía ocuparse exclusivamente del contraespionaje.
Posteriormente, en el marco de la supuesta cooperación antiterrorista, esos datos políticos serán transmitidos a los servicios estadunidenses.” —¿Le sorprende eso? Actualmente muchos datos individuales se transmiten a Estados Unidos en violación de las leyes francesas y de las convenciones europeas.
Eso es lo que está pasando con todas sus transferencias bancarias internacionales o con sus viajes por avión.
—Francia ha caído en una forma de régimen autoritario bajo tutelaje estadunidense.
Se dice que una rana metida en agua tibia cuya temperatura se eleva lentamente hasta la ebullición no reacciona al cambio progresivo de temperatura, sino que se adormece y muere. Eso es lo que les está pasando a los franceses. Están tolerando la destrucción progresiva de sus libertades. Ya han traspasado ampliamente el umbral de tolerancia, pero siguen sin reaccionar, han dejado de reaccionar.
—Bajo la égida de Estados Unidos, las dictaduras de América Latina crearon, en la década de 1970, un sistema de persecución contra los opositores políticos que se llamó Plan Cóndor. Usted escribió que ese sistema ha sido reactivado y ampliado a través del mundo mediante la OTAN.
¿No resulta exagerada esa comparación? —No es una comparación. Se trata de una constatación. Eso lo confirman informes oficiales al Parlamento Europeo y al Consejo de Europa. Estados Unidos ha extendido hasta Europa occidental los métodos que utilizó hace 40 años en América Latina. Una Internacional de la represión está actuando ya.
—Cientos de personas han sido secuestradas en territorio de la Unión Europea, de donde han sido sacadas clandestinamente y han sido torturadas.
Jacques Chirac protegió a su país de esos crímenes. La situación es diferente hoy en día. El primer caso identificado es el de Mohammad As-Siddik, que desapareció en pleno París el 13 de marzo pasado, cuando se suponía que Francia tenía que presentarlo ante una instancia de la ONU, pero ya debe haber muchos más casos en este momento.
—Más de 80 mil personas han pasado durante los siete últimos años por las prisiones secretas de la CIA y de la Marina de Guerra de Estados Unidos. Y 26 mil están secuestradas actualmente.
—Hay muchos ejemplos de personas sobre las que pesaba alguna amenaza de asesinato y que han aparecido muertas de otra forma: casos de suicidio, de ataque cardiaco, de accidentes… ¿Tiene usted la intención de suicidarse? ¿Tiene usted problemas de salud? ¿Incurre usted en riesgos cuando viaja? —Yo no soy una persona depresiva ni tengo inclinaciones suicidas. Me he sometido a chequeos médicos y no sufro ninguna enfermedad que pueda provocar una muerte súbita. Soy cuidadoso en cuestiones de transporte y nunca viajo solo.
—Cuando las amenazas empezaron a concretarse, ¿tuvo usted algún tipo de apoyo en Francia? ¿Hubo organización políticas que lo ayudaron? ¿Lo defendieron los demás periodistas? —Ninguna organización me ayudó. La mayoría de mis colegas periodistas prefirieron ignorar el problema. En contra de la tradición de la prensa inspirada en el ejemplo de Voltaire, para no tener que ver lo que estaba pasando recurrieron al pretexto de que no querían pronunciarse sobre las polémicas desatadas contra mi persona. Es la clásica excusa de los cobardes cada vez que la libertad de la prensa está en peligro. A pesar de todo, algunos me ayudaron y no quiero ponerlos en evidencia.
Lo mismo sucedió entre los políticos y los militares.
“Los que tenían que defenderme no lo hicieron y hubo además gente común y corriente que, sin tener nada que ver con todo aquello, se prestó a ejercer una vigilancia ilegal. El banco que la Red Voltaire utilizaba (en específico la agencia Gare de l’Est del Credit Cooperatif ) nos citó para pedirnos que reveláramos los nombres de nuestros principales donantes, cosa que nos negamos a hacer, claro está. Cerramos entonces nuestra cuenta y abrimos otra estructura fuera de la zona de la OTAN. Pero ese proceder ilegal se extendió a mi familia y mis compañeros de lucha. Cuando uno de ellos recibe en su cuenta un pago o una transferencia de más de 500 euros, su banquero le envía una comunicación exigiéndole que justifique su procedencia. Eso es sofocante para cualquiera, para un comerciante o un trabajador independiente. Eso es acoso.
—Usted se fue de Francia en momentos en que ese país –según dice usted– va hacia un régimen represivo. ¿Abandonó usted su país? ¿Abandonó usted la lucha política? —Por supuesto que no. Me fui de Francia para continuar mi combate. Estados Unidos trató de realizar diferentes maniobras contra mí; primero, para desacreditarme; luego, para arruinarme; más tarde, para comprarme y, finalmente, para eliminarme. Si yo me hubiera plegado, no habría tenido que irme. Me fui precisamente porque amo Francia y el ideal que representa. Mi situación parece excepcional.
Eso es falso. Simplemente soy el primero en pasar por esto. Pero habrá otros.
—¿Echa de menos su país? ¿Desea regresar a él? —Aquí estoy rodeado de amigos, pero mi patria es Francia.
Allí dejé a los míos. ¿Cómo podría no echarla de menos?
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