Sunday, May 31, 2009



Mariana Norandi

Al ofrecer una conferencia en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, el embajador de la república de Bolivia en México, Jorge Mansilla Torres, rechazó las descalificaciones que el ex presidente de México Luis Echeverría Álvarez (1970-76), profirió contra el mandatario boliviano, Evo Morales, al tacharlo de dictador y alborotador.

El diplomático se refirió a Echeverría como cínico y chochal-demócrata y agregó que como don Luis ha de dar la vuelta a la esquina en cualquier momento, antes de que eso suceda quise contar, que no comentar, ante los muchachos lo que ese lamentable, mejor dicho, interminable cuentahabiente de la impunidad, opinó sobre el presidente de Bolivia.

Explicó que en la recopilación de entrevistas al ex presidente que el periodista Rogelio Cárdenas Estadía publicó en septiembre pasado en el libro Luis Echeverría Álvarez: entre lo personal y lo político, entrevista no autorizada, el ex mandatario mexicano sostuvo sueltito de cuerpo que Evo Morales es un dictador, un alborotador frente a muchos países de América Latina y frente a los Estados Unidos, provocando la intervención y cosas negativas y contaminando a otros países de América Latina.

Al respecto, el embajador dijo que frente esos calificativos no tiene mucho que decir, por lo que señaló que ante esa artillería verbal disparada por un francotirador ya ciego y de pulso con temblorina, no queda sino ponerse a buen recaudo, como deberían haber hecho, si les daba tiempo, los estudiantes que en 1968 estuvieron congregados en la Plaza de Tlatelolco.

No obstante, recordó a Echeverría que Evo Morales ganó las elecciones en el año 2005 con 54 por ciento de la votación y que el año pasado, en agosto, volvió a imponerse democráticamente con 67 por ciento de los sufragios, a pesar del natural desgaste que le dio el ejercicio de la presidencia durante 32 meses.

“¿Qué de dónde dictador? Pero ya, a Echeverría no le vamos a decir nada más, no vale la pena. Vaya, tal vez este comentario: se puede ser cínico… ¡pero no tanto, caray!”

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