Monday, June 28, 2010


De cómo sobrevivir a otra derrota

Alejandro Saldívar



MÉXICO, D.F., 27 de junio (apro).- No festeje. Laméntese. El Tri perdió. Y con él, usted. No se crea. También las televisoras y los patrocinadores y la Iniciativa México. Bienvenido al país de la realidad, dice una manta de los electricistas: “Al México de los jodidos. De Javier Aguirre. Él regresará a España en 10 días. ¿Y qué hacemos con el México inseguro, sin empleo, impune y corrupto de Felipe Calderón? ¡Es mejor que renuncie Calderón!”

—Mira, ni tú ni yo vamos a ganar. No queremos polilla (política) ahorita. Mejor vete. La gente está a toda madre— le dice un aficionado a un huelguista del SME que se pasea frente a la pantalla.

El aficionado se presume totalmente mexicano. Se cuadra cuando suena el himno nacional. Utiliza traje de manta. Huaraches. Sombrero amarillo. Un paliacate rojo en el cuello. Un bigote tan delgado como el listón tricolor con el que cuelga un guaje. De su espalda cuelga un bulto de cemento Cruz Azul. Todo un nativo del Zócalo.

El hombre camina a hurtadillas enfrente de los aficionados. Una tribuna portátil. Se aclara la garganta y convoca a la porra.

—A la Gio / A la Cuauh / A la Chi-cha-ro— devuelven algunos, mientras otros siguen absortos en un partido que no interrumpen.

En la cancha Óscar “El Conejo” Pérez quita los rollos de papel sanitario en el estadio Soccer City. En la Plaza de la Constitución un hombre borracho babea la bandera de México. Cabecea cada que un argentino tira a gol en el área chica mexicana.

Son las dos de la tarde y una máscara de Felipe Calderón se le pega a un hombre en las mejillas.

—¡Chinga tu madre, eso es fuera de lugar!— gritan con los ojos enrojecidos de la decepción. Algunos se cruzan de brazos. Respiran iracundos como saliendo de una alberca profunda.

Mantenga la calma. El Tri va perdiendo. Errores de un árbitro que no marcó fuera de lugar, dirán.

14:03 —¡A la verga, no mames!— Algunos fans salen encabritados. Le gritan a la pantalla.

“¡Saquen a Osorio y metan al Cuauh…! ¡Son bien mensos! ¡Échenle ganas podemos empatar! ¡No chingues, tuvieron varias oportunidades!”. Son palabras que secan en la garganta. Quizá tengan un ápice de verdad. Quizá sea la terquedad de los aficionados.

—Mira vamos a empatar y en tiempo extra nos van a chingar otra vez. Lloramos y vamos a chupar. De todos modos si pierde México, en cuatro años viene otro mundial ¿no?

—Oh, que su pinche madre— se repite en las bocas como el número de jugadas fallidas en la pantalla.

—A ver pinche cabeza de rodilla, patas de coladera, no mame— le gritan al portero mexicano.

En la tribuna, un joven aprieta un escapulario de San Judas. Se lo pone entre los labios. Se aprieta el cuello. En la Plaza los comentarios revolotean como las pelotas playeras con el logo del SME:

—¡Échenles un bolillo!

—Pinches boludos, nos quitan el balón en corto.

—Ya que le den una patada en los güevos al Messí, al fin que ya perdimos.

—Se acabaron nuestras ilusiones de ganar el mundial.

—Tenían que chingarle, si van a otro país es pa’ chingarle. No pa’ que pierdan. Además nosotros aquí con el solazo y los pies bien calientes. No se vale.

—‘Ira ya no es la Selección, es la Decepción.

Mantenga la calma. El Tri va perdiendo. Error de Osorio al dejarle la pelota a Higuaín, dirán. En la Plaza los aficionados se levantan del piso con el cuerpo amodorrado. Algunos reclaman sin recato. Otros no se sorprenden.

No festeje. Grite hasta enervarse. Dé puñetazos al aire. Asfíxiese con el lábaro patrio. Píntese rayas en la cara. Pateé el televisor. Maldiga a los jugadores y al director técnico. Rasgue su playera tricolor. Cante y baile las canciones mundialistas que se imponen con todo su volumen en el Zócalo.

“Give me freedom / Give me fire / give me reason / Take me higher / see the champions / take the field now / you’ll be fighters / make us feel proud”…

Sea optimista como las canciones de la FIFA. Todos somos campeones. Anímese a cantar . “En las calles muchas manos / levantadas, celebrando / una fiesta sin descanso / los países como hermanos…”

El domingo sigue su paso. Entre las playeras de la Selección deshilachadas un niño sopla burbujas de jabón como para amainar la derrota…





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