Sunday, October 03, 2010


¿Quién manda en Tijuana?


Policías municipales detenidos en la SIEDO, señalan que las Policías Estatal y Municipal son leales a Fernando Sánchez Arellano, “El Ingeniero”, cabeza del Cartel de Tijuana, pero también sirven a otros Carteles si pagan mejor/ Si se trata de ejecutar a una persona simplemente se le ordena a la policía colocar un retén y detener a la víctima

TIJUANA, BC, 2 de octubre (PROCESO).- Las policías Estatal y Municipal en esta ciudad son leales al cártel de Tijuana –que encabeza Fernando Sánchez Arellano, El Ingeniero–, pero también sirven al mejor postor, pues protegen a células del capo Joaquín Guzmán Loera o a cualquier otra banda delictiva que medre en esta zona y les pague.
Comandantes, patrulleros, agentes del Ministerio Público y policías de calle cumplen una función en la red de protección a narcotraficantes, sicarios y secuestradores.
Lo anterior se desprende de las declaraciones ministeriales –asentadas en la averiguación previa GR/ SIEDO/ UEIDCS/ 135/ 2010– que 126 agentes municipales rindieron ante la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) tras ser detenidos hace poco más de un mes por su presunta relación con el tráfico de drogas y la delincuencia organizada.
Una decena de agentes aceptaron que trabajaban para la policía y para el narcotráfico al mismo tiempo y se acogieron al programa de testigos protegidos de la Procuraduría General de la República.
El expediente que se integró contra los policías municipales de Tijuana –Proceso tiene una copia– narra historias y hechos que dan cuenta del modus operandi de los uniformados tijuanenses.
Los testigos que se identifican con las claves de Fernando y Guadalupe dan detalles de cómo opera una parte del engranaje de las policías de todos los niveles para proteger a los cárteles, en particular al que surgió en Tijuana hace más de dos décadas y cuyos integrantes son protegidos y reciben “trato especial”.
Según los testimonios, los mandos de la policía de Tijuana y de la Federal Preventiva responden a las órdenes del cártel. Según relata Fernando, exmiembro de esa organización criminal, si se trata de ejecutar a una persona simplemente se le ordena a la policía colocar un retén y detener a la víctima.
“Cuando está en sus manos los policías avisan a los operadores del cártel: ‘Ya lo tenemos’; entonces se les indica en qué calle lo deben dejar. Lo llevan al sitio indicado y lo entregan para que sea interrogado por nosotros y posteriormente ejecutado y descuartizado o liberado, según las indicaciones que tengamos.”
Fernando cuenta sus andanzas y revela detalles de la descomposición policiaca en Tijuana. Afirma que todas las corporaciones le sirven al narco y detalla cómo se brindan estos servicios.
“Fui detenido (…) en el año 2008, aclarando que en esa época la organización (se refiere al cártel de Tijuana) ya se encontraba comandada por Fernando Sánchez Arellano, alias El Inge, Teodoro García Simental, alias El Teo (detenido en enero de este año) y Gustavo Rivera Martínez, El P1, por lo que deseo manifestar que durante el tiempo que pertenecí a dicha organización delictiva tuve conocimiento de las actividades que desarrollan y de la forma en que se encuentra estructurada, ya que yo ingresé a la organización de los hermanos Arellano Félix en el año de 1998.
“Entre las cosas que conocí es que el cártel de los Arellano utiliza a elementos de diferentes corporaciones, como las policías municipales de Tijuana, Ensenada, Tecate, policías ministeriales del estado de Baja California, Agencia Federal de Investigación, Policía Federal Preventiva, División Caminos y Gopes (Grupo de Operaciones Especiales) para que brindaran protección y apoyo al momento de desarrollar sus actividades ilícitas de la organización, tales como ejecuciones, levantones secuestros, tráfico de drogas…”
Fernando habla de un episodio en particular en el que fue clave la participación de la policía de Tijuana: “El 15 de septiembre de 2006 Manuel Ivanovich Zambrano alias El Jimmy solicitó apoyo en el área del fraccionamiento Soler, ya que el grupo de inteligencia de la Policía Municipal de Tijuana (…) le iba a hacer entrega de algunas personas que traían detenidas (…).
“Por fin nos hicieron entrega de las cuatro personas (…) y nos trasladamos a una casa de seguridad de Manuel Ivanovich ubicada en Playas de Tijuana, cerca de la estación de la Policía Municipal. En esa casa la gente de Ivanovich estuvieron torturando a los detenidos y luego mataron a balazos a tres de las cuatro personas. Los cuerpos fueron subidos a una camioneta y luego los tiramos a las afueras del periódico El Sol de Tijuana.
“Regresamos luego a la casa de seguridad por el cuarto sujeto que habíamos dejado vivo y a esa persona la llevamos al lado del colegio Fray Junípero Sierra de Tijuana, donde bajamos a la persona que le decían El Flaco y uno de los hombres de El Jimmy lo tiró al suelo y le vació una pistola .9 milímetros en la cabeza.”
La noche de ese asesinato múltiple la Policía Municipal de Tijuana siguió con otras andanzas delictivas, de acuerdo con el testimonio de Fernando. A través de sus radios de comunicación recibieron el “pitazo” de que en un taller mecánico había varios paquetes de droga.
Esto atrajo a los policías al mando del comandante Astiazarán y Elvira Carrillo: “Los policías entraron al taller y encontraron varios paquetes de mariguana, haciendo un total de tres toneladas, por lo que para cargarlos metieron de reversa sus camionetas pick up y los propios policías procedieron a subir los paquetes a las camionetas. Una vez que cargaron los vehículos nos trasladamos a la colonia Juárez donde la policía tiene casas de seguridad para torturar gente y ejecutarla por órdenes del cártel y ahí descargaron la droga, la cual fue entregada al cártel de Tijuana”.
El testigo también contó que los agentes municipales y ministeriales hacían trabajo de inteligencia para que el cártel secuestrara o ellos mismos cometían los secuestros. Que respecto del pago “a algunos policías se les daba entre 200 y 500 dólares y a los que secuestraban se les pagaba con un porcentaje del rescate, entre 10 y 20%”.

Apoyo al “aliado”
El auge que cobró la célula de El Teo –quien se desprendió de los Arellano, se alió con El Chapo Guzmán y en enero de este año fue detenido– dividió a la policía tijuanense en diversos grupos que le brindaban protección a cada uno de los lugartenientes de García Simental.
Guadalupe, el otro agente municipal que aceptó dedicarse al narcotráfico y al secuestro, declaró ante la SIEDO cómo operaba la estructura policiaca para servir al narcotráfico.
“Que el agente Juan Manuel Nieves Reta, subdirector operativo de la Policía Municipal, trabaja directamente para Teodoro García Simental o Diego García Simental; Gilberto Fimbres Fimbres es un enlace entre la gente de Fernando Sánchez Arellano, alias El Ingeniero o Alineador y la gente de Teodoro García Simental. Otros agentes como Luis Alonso Sedano Morales, Mario Alberto Apodaca, Sergio Tejada Martínez trabajan para El Teo y su célula.”
El testigo habla de la logística de la que se valían para proteger a los miembros del cártel de Tijuana: “Por mi trabajo al servicio del cártel me pagaban 700 dólares americanos a la semana. Además de entrevistarme con los jefes policiacos y pagarles las cuotas también tenía como función la de avisar a cualquiera de las delegaciones de la municipal que los integrantes de la organización iban a trabajar en su delegación y luego les volvía a avisar cuando acababan de trabajar y hasta que salían de ésta. La orden que se giraba a la policía era la de no parar carros y en caso de que saliera el reporte esperar unos cinco o diez minutos para llegar el lugar.
“(…) Al momento de llegar el reporte me avisaban por teléfono y yo le avisaba al grupo que anduviera trabajando y tenían que retirarse de inmediato, para que en un lapso de cinco o diez minutos movieran las unidades y se les avisaba a los policías para que cuando llegaran ya no hubiera nada y si iban a tardar algo más yo les avisaba a los policías para que no se acercaran (…)
“Desde el año 2004 y principios de este año (2010) mi función fue siempre la de ir a ver a los jefes de las delegaciones de la Policía Municipal para darles un teléfono celular y dos mil dólares americanos a cambio de que bajaran a los detenidos que llevaban, que los soltaran, es decir, los policías tenían que darles atención especial a todos los miembros de la organización cuando los detenían (…) Que la operación que se hacía y se sigue haciendo es que se cambian a las personas para que cuando un testigo lo señalara ya no pudiera reconocerlo.
“Que para esto agarraban a cualquier vicioso o a la gente que transitaba por la calle, les pagaban un levantón y se los llevaban a punta de madrazos, le cambiaban la ropa y lo presentaban para que cuando llegaran los acusadores o el agente del Ministerio Público diera el aspecto de la persona o miembro de la organización, pero que al momento que lo tuvieran que reconocer ya fuera otro.”
(Ricardo Ravelo)

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