Wednesday, September 10, 2008

México SA




Carlos Fernández-Vega
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■ Reprobado en educación

A lo largo del “cambio”, los organismos internacionales se dieron vuelo reprobando, un año sí y el siguiente también, la calidad de la educación (pública y privada) que se imparte en el país, así como el reducido gasto por estudiante. Cuando, por fin, concluyó el sexenio foxista, la evaluación de la OCDE en dichos renglones colocó a México en el escalón 28 de 30 posibles (el número de naciones integrantes de la organización).

Triste y lamentable historia, aunque ha empeorado, porque la educación en México está como la economía: de plano no levanta. Dos años después de aquella evaluación, la OCDE reconsidera y ahora le asigna el escalón 30, de 30 posibles (Panorama de la Educación 2008). Lo anterior, no obstante que “la porción del gasto público invertida en educación, de 23.4 por ciento, es la más alta entre los países de la Organización y casi el doble del nivel promedio de los países que la integran”. Aún así, la mayor parte de ese gasto se destina al pago de salarios magisteriales, no a la mejoría de la educación.

Para que Elba Esther viva de maravilla y haga shoping en San Diego, los estudiantes tienen que poner lo suyo. Así, dice la OCDE, “a pesar de los elevados niveles de gasto en relación con el PIB, así como con los recursos públicos disponibles, el gasto por estudiante sigue siendo bajo en términos absolutos. Para evaluar sus posibles repercusiones en la calidad de los servicios educativos, los recursos invertidos en la educación deben considerarse en relación con el número de estudiantes inscritos. En esa medida, el gasto por estudiante en todos los niveles académicos (excluida la educación preescolar) en México es de 2 mil 405 dólares, inferior a la media de la OCDE de 7 mil 527 dólares. México sigue teniendo uno de los más grandes déficit entre gasto por estudiante de primaria y gasto por estudiante universitario: el gasto por estudiante universitario triplica el gasto por estudiante de primaria”.

El panorama es desolador. Y mientras reprueban siete de cada diez maestros sometidos a examen, Elba Esther a punto está de cumplir 20 años al frente del corporativismo magisterial y Josefina Vázquez Mota compra toneladas de libros de “auto ayuda” para “reforzar” la calidad educativa en el país, va la numeralia elaborada por la OCDE, quien por enésima ocasión reprueba al país en los aspectos referidos.

México, anota el organismo, mantiene uno de los más grandes déficit entre gasto por estudiante de primaria y gasto por estudiante universitario: el destinado a éste triplica el canalizado al primero. El gasto por estudiante de primaria en México es de mil 913 dólares anuales (ajustado por diferencias en las paridades del poder adquisitivo), o lo que es lo mismo 52 pesos mexicanos por día, un monto sigue siendo muy bajo y asciende aproximadamente a una tercera parte del promedio de la OCDE (6 mil 252 dólares). El gasto por estudiante de secundaria (mil 839 dólares) es aproximadamente una cuarta parte del promedio de la OCDE (7 mil 437 dólares). En el nivel de preparatoria el gasto por estudiante es mayor (2 mil 853 dólares), pero representa sólo una tercera parte del nivel promedio de la OCDE (8 mil 366 dólares).

En el nivel universitario, el gasto por estudiante es de 6 mil 402 dólares, ligeramente superior a la mitad del gasto por estudiante en el nivel promedio de la OCDE (11 mil 512 dólares). Aunque resulta más elevado en ellos que en los de primaria o secundaria, el gasto por estudiante universitario a lo largo de la duración promedio de los estudios en México (21 mil 896 dólares) es menor o igual al que Estados Unidos y Suiza gastan por estudiante en un solo año (24 mil 370 y 21 mil 734 dólares, respectivamente).

En México, casi todo el gasto en educación está ligado a los sueldos, lo que deja poco margen para mejorar las proporciones alumno-personal, invertir en tiempo de instrucción o gastar en otros recursos educativos. El país dedica una parte mucho más pequeña del gasto a infraestructura escolar y a material didáctico que otros países.

La mayor parte del gasto la absorbe la remuneración docente. En el nivel de primaria, sólo 2.3 por ciento del gasto se dedica a gastos de capital, comparado con el promedio de la OCDE de 8.9 por ciento. En el de secundaria es de 2.7 por ciento, contra 7.8 por ciento como promedio de la OCDE; y en el nivel universitario es de 4.5 por ciento, comparado con el promedio de la OCDE de 9.5 por ciento. Eso deja poco margen para hacer mejoras en la infraestructura escolar.

La situación es similar para el gasto corriente a excepción del que es para remuneración docente. En el nivel de primaria, México gasta 6.4 por ciento de su gasto total comparado con el promedio de la OCDE de 19.5 por ciento. En el de secundaria es de 10.1 por ciento, contra 20.1 por ciento como promedio de la Organización; y en el nivel universitario de 28.3 por ciento contra 32 por ciento. Eso deja poco margen para la compra de material didáctico de vanguardia.

Los sueldos reglamentarios en México son bajos según estándares absolutos (poco más de la mitad del promedio de la OCDE), pero están entre los más altos de la Organización si se les compara con el producto interno bruto por habitante. Las relaciones de sueldos tras 15 años de experiencia con respecto al PIB per cápita para México en educación primaria y en secundaria de 1.50 y 1.91 respectivamente, están muy por encima de la media de la OCDE de 1.22 y 1.26. Además, desde 1996 los maestros en México han visto el tercer aumento de sueldos “más exagerado” con beneficios para un maestro con 15 años de experiencia de 33 por ciento durante el periodo en el nivel de primaria, y de 38 por ciento en educación secundaria.

La proporción de alumnos con respecto al personal docente en México ha aumentado en educación escolar a 28 por maestro (13 más que el promedio de la OCDE), como fruto de políticas para aumentar la participación e instituir este nivel como obligatorio en el año 2002. En la educación primaria existe una diferencia similar. En la secundaria en México hay más del doble de estudiantes por maestro comparado con el promedio de la Organización. Es probable que esta proporción elevada influya en la cantidad de atención que se dedica a cada alumno.

Las rebanadas del pastel

Ya lo dijo el doctor catarrito: no se trata de aumentos mensuales desmedidos, sino “que los precios de nuestras gasolinas vayan convergiendo poco a poco a los precios de las gasolinas internacionales”. Pues bien, ¿Cuándo “convergerán” internacionalmente los salarios que se pagan en México?

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