Tuesday, December 16, 2008


El terrorismo, ¿a quién beneficia?

ARNALDO MUSA


musa.amp@granma.cip.cu

Las televisiones occidentales lo presentaron como lo hicieron con el inicio de las dos guerras contra Iraq y el ataque a las Torres Gemelas: en forma parecida a los episodios de acción.

Hotel Taj Mahal, un objetivo.

Para quien en 1991 estuvo unas pocas horas, apenas 12, en el centenario hotel Taj Mahal de Mumbai, en la India, se hacía más triste el incendio 17 años después de parte del hermoso lugar y la muerte de empleados indios y turistas. Ello se repetía en el hotel Oberoi, otro símbolo de la ex Bombay, centro financiero indio, donde conviven 18 millones de personas.

Diez jóvenes atacaron en el mismo número de lugares de la ciudad. Bien entrenados, armados, con precisión, llegaron con el propósito de destruir, y así lo hicieron, sin importar las vidas de inocentes y las propias. Uno de ellos, antes de ser abatido, pidió que no se molestara a la comunidad musulmana.

Por supuesto, medios locales y extranjeros empezaron a hablar sobre el "terrorismo islámico", al que consideraron culpables de recientes atentados en otras 11 ciudades indias.

NO SOLO "ISLÁMICO"

El terrorismo es hoy un fenómeno globalizado, masivo. Para entenderlo en el contexto de la India se hace necesario recordar que tiene una población dispar, principalmente dentro de la mayoritaria religión hindú, que convive con comunidades de otras religiones: musulmán, sikh, cristiana, budista, jainista, parsi, judía y animista, esta última practicada por los tribeños.

El nacionalismo secular tuvo a Jawaharlal Nehru y a Mahatma Gandhi como sus máximos representantes, quienes encabezaron la lucha política y social por la independencia. Gandhi, un hindú, siempre invocó la tolerancia y evitó definir a la nación por su mayoría religiosa.

Al secular se le opuso el hindú, que señala un pasado glorioso de esa religión, truncado por la invasión musulmana y la colonización británica, lo cual acomoda la historia a sus intereses. En cualquier circunstancia niega la característica tolerancia que ha representado la cultura múltiple de la India, preconiza el odio y la violencia contra las minorías. Precisamente, este 6 de diciembre se cumplió el aniversario 16 de la destrucción por fanáticos hindúes de la mezquita Babri, en la ciudad sagrada de Ayodya, y la posterior matanza de más de mil musulmanes, en venganza por un atentado contra un tren que trasladaba a pasajeros hindúes.

DETRÁS DE LA FACHADA

Inmediatamente después del sincronizado ataque de comandos terroristas en la India, los servicios de inteligencia estadounidenses y europeos, con la Agencia Central de Inteligencia (CIA) a la cabeza, señalaron hacia Paquistán, para precisar el origen de los atentados y sus bases de preparación y entrenamiento. Así, se dificulta cualquier avenencia indo-paquistaní, amén de allanarse el camino para tratar de aplastar a la insurgencia afgana.

Afirma el periodista, investigador y analista en inteligencia Manuel Freytas que los acontecimientos en la India recrearon —casi como una lógica de manual— "las tres secuencias con las que el eje Estados Unidos- Unión Europea e Israel demonizan a las organizaciones islámicas". Veamos:

a): Las grandes cadenas televisivas transmiten "en vivo" las imágenes de destrucción que logran generar la psicosis terrorista a escala planetaria; b) tras los atentados, la CIA y los servicios estadounidenses y europeos señalan "la pista paquistaní" y atribuyen los hechos a Al Qaeda o a distintas organizaciones del "fundamentalismo" islámico; y c) EE.UU. y Europa, maniobran para un incremento de los planes de medidas para "contener el terrorismo".

Así, intentan hacer olvidar que Al Qaeda y su mentor Osama bin Laden son productos adoptados, formados y entrenados por el área de operaciones de la CIA.

Revela Freytas que la mayoría de los grupos islámicos (salvo sus jefes y líderes) desconoce que opera para la CIA, y subraya: "Las planificaciones, organización y ejecución de los atentados se realizan con la creencia religiosa fundamentalista como justificación, pero la hora, el día y el ‘blanco’ son elegidos con riguroso criterio de aprovechamiento político por los beneficiarios reales, o sea, el Estado norteamericano, que utiliza el terrorismo como herramienta estratégica de poder".

NI LA IRA NI EL ODIO

Lógico, ante un hecho terrorista se requiere la acción inmediata para evitar daños o aminorarlos. Cuando el ataque a las Torres Gemelas de Nueva York, Estados Unidos aprovechó el momento para emprender guerras hegemónicas en el Oriente Medio, que a la larga coadyuvó a la actual crisis financiera mundial.

En aquella ocasión, el Comandante en Jefe declaró que el fenómeno del terrorismo solo se resolvería poniendo fin al terrorismo de Estado y con una política de paz en el mundo, y subrayó que no existe poder global, tecnológico o militar que pueda garantizar impunidad contra tales hechos, difíciles de descubrir y realizados por gente suicida.

Vaticinó días difíciles para el mundo, y así ha sido, porque EE.UU. nunca tuvo intención de actuar con serenidad y se dejó arrastrar por la ira y el odio, lanzando bombas por doquier.

"Búsquese la paz en todas partes para proteger a todos los pueblos contra esa plaga del terrorismo, que es tan solo una de las plagas", significó Fidel, y entre las otras muchas mencionó el SIDA, el hambre, las enfermedades, la pobreza y la falta de medicamentos, que matan a decenas de millones de personas.

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