Traducido para Rebelión por Liliana Piastra |
El método se podría llamar “matarlos cuando aún son pequeños”. Consiste en identificar grupos de individuos potencialmente peligrosos, por su reconocida hostilidad al sistema o a algunos de sus aspectos, y meterlos en la cárcel o vejarlos de forma preventiva, cargándolos de imputaciones. Todo ello en nombre de faltas leves cometidas en un pasado cercano o remoto, agigantándolas hasta convertirlas en crímenes colosales, o bien de delitos que aún no se han cometido, pero que podrían cometerse en un futuro.
Esta es la línea que ha adoptado el gobierno, con la connivencia de sectores de la magistratura (que nadie se haga la ilusión de que todos los magistrados son como los Falcone / Borsellino: basta remitirse a ciertas cenas sospechosas de algunos de sus ilustres exponentes), de la oposición (?) y de las fuerzas del orden. Lo demuestran las 21 detenciones de estudiantes de la Ola llevadas a cabo hace dos días, y los registros en toda Italia.
La motivación oficial han sido las escaramuzas (hablar de “choques” es una exageración) que se produjeron el pasado 19 de mayo en Turín contra la conferencia de los rectores de Europa, que debía convalidar la privatización total de la enseñanza universitaria. Pero el verdadero móvil se ha puesto de manifiesto con todas sus letras: los detenidos “habrían podido” contestar la inminente reunión del G8. Palabra de Giancarlo Caselli, prácticamente un “padre de la República”, ídolo de la izquierda (??) justicialista, al igual que los Spataro, Bocassini, D’Ambrosio.
No es el único caso de lucha preventiva contra las intenciones. El 10 de junio se detuvo a algunos militantes de la izquierda antagonista, sin ninguna base, porque “habrían podido” intentar reconstituir las Brigadas Rojas y provocar disturbios durante el G8. Peor aún ha sido el resultado del proceso milanés contra la “Operación Tramonto”, contra militantes del CPO Gramigna de Padua y del sindicalismo de base. Durante el juicio todas las pruebas fundamentales se vinieron abajo estrepitosamente. Pero también esos subversivos no demasiado arrepentidos “habrían podido” reconstituir las BR, por lo que se han dictado condenas de hasta quince años.
Luego se produjo la redada, igualmente “preventiva”, de la fiesta de Radio Sherwood. Sesenta personas detenidas para prevenir sus supuestos crímenes. Y la irrupción en el centro social Askatasuna de Turín, tan infundada como la otra. Italia se ha convertido en el reino bipartisan del ”habrían podido”. Regla que ya se ha aplicado a misteriosas “células islámicas” con malas intenciones. Potenciales, por supuesto. Como en el profético Philip K. Dick de Minority Report, las conductas futuras previstas por videntes se someten a juicio antes de que ocurran.
No sé por qué me vuelve un recuerdo a la memoria. Mi abuelo materno y sus dos hermanos, de Ímola, eran socialistas conocidos. Cada vez que Mussolini pasaba por Bolonia se les detenía. ¿Por qué? Porque “habrían podido” atentar contra el Duce.
De todas formas, los tiempos eran mejores, todo hay que decirlo, así es que la detención sólo duraba unos cuantos días, no quince años. Tengo una duda ¿el actual gobierno italiano no será acaso fascista? No hombre, se me responderá: su jefe de gobierno es un alegre libertino, que promulga, una tras otra, leyes garantistas (para él), y el presidente de la República es un viejo estalinista que suscribe todo lo que le pongan a la firma. En cuanto a la “oposición” parlamentaria, está totalmente de acuerdo con la línea del “habrían podido”, ya se trate de estudiantes facinerosos, de brigatistas en prácticas, de células islámicas aún inactivas o de independentistas sardos que no han hecho un carajo, pero podrían hacerlo.
Pero a mí la duda no hay quien me la quite.
http://www.carmillaonline.com/
No comments:
Post a Comment