Thursday, April 15, 2010


Astillero

Yes, we can

Anexión emocional

Ingenuidad cantada

Renaut: epitafio precoz

Julio Hernández López


Acondicionamiento de conciencias, pavimentación de asentimientos: la buena onda viene del norte, el discurso positivo llega en inglés, las banderitas ondeantes tienen barras y estrellas, el cambio cromático de la Casa Blanca puede ser alcanzado por todos, por cualquiera, porque sí se puede, como pudo Barack al acomodarse en el principal asiento de Washington aunque el mando lo sigan teniendo los mismos poderes que dominan la política imperial estadunidense más allá del color de la piel del maniquí mercadológico en turno.

Sí se puede, es el mensaje de superación nacional que trae Michelle Obama, como sí se pudo con Vicente Fox que encajó a la política mexicana ese estribillo de voluntarismo momentáneo sin que la realidad nacional cambiara sino para peor, hasta llegar a la profunda crisis actual en que el portafolio de inversiones y plataforma de seguridad nacional transfronteriza llamada provisionalmente México recibe dosificadas visitas de secretos jefes de la inteli- gencia y el ejército estadunidenses, operadores de a pie de desestabilizaciones a conveniencia, altos funcionarios en caravanas clintonianas y, ahora, de la amable e inteligente esposa del presidente de Estados Unidos, que a su vez acaba de tener en Washington, entre la plantilla de invitados a una cumbre sobre asuntos atómicos, al gerente mexicano Felipe que allí ha concurrido para mostrarse en presuntos ejercicios político-deportivos junto a su similar derechista chileno y para continuar con el entreguismo sexenal, esta vez dando a esa reunión el regalo simbólico de que México acepta remplazar el funcionamiento de un reactor, que funciona con uranio altamente enriquecido, por material de menor graduación, con lo que gana estrellitas en la frente rumbo a su estelar visita de Estado que entre otros episodios dorados tendrá la pronunciación de un discurso en el Capitolio, frente a las emocionadas e interesadísimas dos cámaras legislativas estadunidenses. ¡Yes, we can!

Nada de complejos, había dicho muy sentencioso el secretario de Litigación, Fernando Gómez Mont, cuando al final de una pomposa conferencia de prensa le preguntaron si aplicaría la legislación vigente en el caso del español Joaquín Sabina que se había permitido criticar el proceder específico de una persona en particular, Felipe Calderón, en el contexto de la llamada "guerra contra el narcotráfico". A pesar de que los señalamientos del cantante y compositor eran inequívocamente concretos (tanto, que llamó "ingenuo" al ocupante de Los Pinos, para no usar términos popularmente más usuales), el pretencioso abogado de Bucareli engoló la voz y se enredó en consideraciones sobre la importancia de respetar las divergencias respecto a los grandes temas mundiales y cerró su alegato cosmopolita asegurando que de él no saldrían retobos acomplejados para Sabina, entre otras cosas porque para él aplicaría un hipotético artículo legal transitorio que establecería que los extranjeros no deben emitir opiniones sobre política interior mexicana salvo que sus canciones le gusten al bohemio pinolero en turno. Ya en la noche, para demostrar que más rápido cae un secretario de Gobernación que un cojo, la oficina del licenciado Gómez hubo de lanzar una epístola al desparpajado Sabina para tratar de explicarle las razones de la embestida bélica actual (trato selectivo que muestra el desdén del calderonato para aquellos críticos nativos que no expresen sus puntos de vista en papel pautado). Por su parte, recién llegado de los profundos y trascendentes alegatos sobre materia nuclear en la que no pintamos, el científico Felipe tuvo tiempo para revirar a uno de sus cantantes favoritos y dejarle bien dicho que la ingenuidad hubiera sido no entrarle a esa "guerra" tan criticada, replegarse sin soñar con que contra el narcotráfico sí se puede.

No, we can't, podría escribir la Cofetel en un epitafio precoz para el Renaut, que con las suspensiones provisionales en vía de amparo concedidas a Telcel y a Movistar ha quedado como un ente expósito. Las fallas técnicas y jurídicas son tantas que difícilmente podrá sobreponerse al golpe de imagen y viabilidad que se ha aplicado a sí misma esa comisión al no procesar oportunamente las solicitudes de registro, al permitir por torpeza elemental la anotación de nombres y claves sin confirmar su pertenencia al solicitante, al dañar la de por sí muy menguada credibilidad en el procedimiento al instalar un contador de registros absolutamente falso y, finalmente, al dejar abierta indefinidamente la "ventanilla" para hacer trámites, con lo que ha instaurado una prórroga de facto al tal Renaut y ha abierto el camino para impugnaciones jurídicas que invaliden lo hecho hasta ahora. Es de recordarse que la integración directiva de la Cofetel es una herencia de Vicente Fox, quien en julio de 2006 consiguió instalar como comisionados a personajes de su contentillo negociados a cambio de tajadas al PRI. El actual presidente de la Cofetel, Héctor Osuna, era senador panista y su acomodo en la comisión formó parte de los pagos y arreglos relacionados con las entonces muy discutidas modificaciones legales en materia de telecomunicaciones conocidas como ley Televisa. A fin de cuentas, respecto al Renaut, ¿no se pudo?

Astillas

Vicente anuncia que participará en actos de apoyo a Fóxitl en Hidalgo, donde José Guadarrama asegura que el PT lo busca para hacerlo candidato a gobernador y así romper la alianza opositora, con lo que el priísmo caciquil de la entidad será beneficiado. Xóchitl, totalmente San Cristóbal, dará al esposo de la señora Marta la oportunidad de expiar las acusaciones de fraude electoral de 2006 al cobijarse escenográficamente bajo la bandera del PRD... Y, mientras el precandidato a secretario de hacienda, Ernesto Cordero, se lanza contra los "notables" que no comprendieron la gran política calderonista de recuperación económica, ¡hasta mañana, con más homicidios "colaterales" de civiles, ahora en Acapulco!

Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx • http://twitter.com/julioastillero

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