Thursday, April 15, 2010


Cuba: el desastre azucarero

Juan Balboa


LA HABANA, 14 de abril (apro).- La otrora poderosa industria azucarera de Cuba pasa por una etapa amarga por el deficiente rendimiento de la temporada de la zafra que podría obligar, por primera vez en su historia, a importar azúcar para abastecer la demanda interna y sus compromisos internacionales, principalmente con China.

El desastre de la industria de la azúcar tiene en vilo al gobierno cubano que había estimado, para la presente zafra, que finaliza en abril, una producción similar a la de las dos precedentes (sobre 1.4 millones de toneladas), pero los últimos datos indican que la meta no será cumplida y su producción se estima por debajo de 1.2 millones de toneladas.

Lejos quedó la época de bonanza de los años setenta y ochenta cuando el sector agropecuario, forestal y azucarero utilizaba la mano de obra de un millón de trabajadores y generaba 25% del producto interno bruto (PIB).

Su producción se mantenía por arriba de los 6 millones de toneladas de azúcar e ingresaba a las arcas estatales unos 4 mil millones de dólares.

Hoy, la industria azucarera cubana es un verdadero desastre provocado, de acuerdo a las declaraciones del viceministro del Azúcar, José Carlos Santos, por el éxodo de la fuerza de trabajo, la falta de disciplina, la baja productividad y una organización pésima que está liquidando al sector.

Pero aún más: El caos que registra la que fuera la industria modelo de Cuba tiene su origen también en la desorganización del sector agrícola, la dispersión de la fuerza de trabajo por el incumplimiento de los pagos por resultados, la excesiva burocratización y la falta de caña para moler.

A mediados de los noventa, el gobierno presidido por Fidel Castro Ruz introdujo una profunda reorganización de la industria azucarera. La crisis de la industria cañera se inicia con el desmantelamiento, en el 2002, de casi la mitad de los 156 ingenios que existían en el país y redujo las áreas cañeras para dedicarlas al cultivo de alimentos.

Cuba consume un mínimo de 700 mil toneladas de azúcar al año y exporta otras 400 mil toneladas a China.

Zafra raquítica, precios internacionales altos

Las autoridades a cargo del Ministerio del Azúcar reconocieron en marzo pasado que el presente año hay menos caña disponible que en la zafra anterior. Su vocero, Tirso Sáenz, adelantó que cabía la posibilidad de importar azúcar en momentos en que los precios en el mercado internacional son altos y Cuba dispone de menos divisas.

En los meses de febrero y marzo, el periódico Granma, vocero del Partido Comunista de Cuba (PCC), ha mantenido en sus páginas información sobre los problemas de la producción en la industria del azúcar.

A fines de febrero, el órgano del PCC ya perfilaba el desastre. Confirmó que se había registrado un bajo rendimiento de su molienda de azúcar en la temporada debido a los desperfectos mecánicos que generaron explotación de la capacidad de los ingenios.

Hasta el cierre de febrero pasado, señalaba, las roturas e interrupciones operativas le robaban a la industria 18.75% del tiempo, y que la pérdida de 18.75% del tiempo, no incluye 11.04% de inactividad por falta de materia prima.

“El proceso debe ser continuo y la pérdida de tiempo es dramática para esta industria”, puntualizaba.

Las auditorías de controles realizadas por el Ministerio del Azúcar identificaron, entre febrero y marzo, 18 centrales con indisciplinas tecnológicas y de dirección como falta de planificación en los turnos de trabajo.

Granma se lamentaba que no se reflejara la inversión realizada por el Estado de unos mil remolques nuevos, la incorporación de 160 camiones de procedencia china y unas 60 combinadas de alto rendimiento.

De las 750 mil hectáreas destinadas al cultivo de caña, unos 122 mil no habían sido cultivadas, se encontraban abandonadas y sin cepas.

El rendimiento había bajado a 35 toneladas de caña por hectárea, 15.0% por debajo de las 41 toneladas obtenidas en el 2009, muy distantes, más de 40%, de los niveles obtenidos en los años setenta.

Luis Ávila González, titular del Ministerio del Azúcar (Minaz), resaltó desde el inicio de la zafra que uno de los principales problemas eran los bajos rendimientos de la gramínea. Dijo que 2009 fueron de 34.3 toneladas por hectárea, 6.2 toneladas menos que lo alcanzado en el año precedente.

El titular del Ministerio del Azúcar reconoció que en el proceso de siembra sólo recibieron la mitad de los fertilizantes, debido a la crisis mundial y explicó que las inversiones para el riego electrificado, previstas a un plazo de dos décadas y con un monto de 15 millones de dólares anuales, debieron centrarse sólo en los mejores productores de caña.

Criticó también la ineficiencia de 28% de los productores cañeros. En ello coincidió el presidente de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), Orlando Lugo Fonte, al aceptar que hace falta una máxima atención a la disciplina en el corte y el traslado hacia los centrales.

Pero los nuevos precios del azúcar a nivel mundial les hacen aún más agrio la vida a los cubanos. La isla tendrá su peor producción de la historia en momentos que en el mercado internacional la libra del azúcar crudo andaba cerca de 30 centavos de dólar, nivel alcanzado casi tres décadas atrás.

Los indicadores mundiales dan como un hecho que se mantendrá la tendencia alcista del producto. Todo por el balance deficitario que provocaron las afectaciones de las cosechas en la India y Brasil; la reducción de las producciones azucareras de China, México y Pakistán.

India, el segundo productor de azúcar mundial con 22.3 millones de toneladas, ha tenido disminuciones en las cosechas debido a las fuertes sequías; mientras el primer productor, Brasil, con 31.6 millones de toneladas, ha sufrido intensas lluvias que anegaron vastas zonas cañeras.

“Desafortunadamente, Cuba no podrá aprovechar esta favorable coyuntura por haber destruido la infraestructura azucarera y ocasionado la pérdida de valiosas tradiciones creadas con el esfuerzo de varias generaciones”, se lamenta el economista independiente Oscar Espinosa Chepe.

Y razones no le faltan. Grandes serían los beneficios por los altos precios del azúcar, se estiman en unos mil millones de dólares. Lo paradójico es que ahora, Cuba posiblemente tenga que importar un producto que hasta hace quince años era considerado la primera industria nacional.

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