Las razones de Rusia
ELSON CONCEPCIÓN PÉREZ
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La comunicación oficial del Gobierno de Moscú a la ONU dice textualmente que "Rusia reconoció la independencia de Osetia del Sur y Abjasia, consciente de su responsabilidad por la supervivencia de esos pueblos hermanos que encaran el curso agresivo y chovinista de Georgia¼ "
Tras su divulgación vino el alboroto y la ¿alarma? de Occidente. El primero en condenar, exigir y amenazar, fue el propio presidente de Estados Unidos, quien acusó a las autoridades de Moscú de irresponsables.
Luego de que hablara el amo en Washington, lo hicieron sus más fieles seguidores de Polonia, la República Checa, Bulgaria, los de la Unión Europea, Canadá, y hasta del lejano Japón.
En todos los casos, con un lenguaje muy parecido, se acusaba a Rusia por el reconocimiento de Osetia del Sur y Abjasia.
Ninguna mención se hacía a la agresión de Georgia contra las poblaciones de osetios y abjasios. Ni un solo comentario respecto a los militares rusos masacrados por los georgianos¼
Tampoco en Washington o en las capitales del Viejo Continente los que ahora acusan a Moscú, recuerdan que sus gobiernos fueron los causantes no solo de los bombardeos a Yugoslavia, sino de la desintegración de ese gran país y por último de la secesión de Kosovo.
Allí, en tierra balcánica, tanto norteamericanos como europeos tienen actualmente más de 25 000 soldados de la OTAN encargados de garantizar "democráticamente" la independencia de esa provincia serbia.
GEORGIA EXIGE A LA OTAN
Y en este ambiente antiruso, el Gobierno de Georgia ha querido pescar en río revuelto y ahora exige —más que pedir—, que la OTAN le dé entrada por cualquiera de sus puertas, o por el Mar Negro donde ya se mueven barcos de guerra de la alianza.
En el Kremlin, mientras tanto, la decisión había sido muy meditada y firme. Tanto el mandatario ruso, Dmitri Medvedev, como el canciller Sergei Lavrov y otros altos funcionarios han advertido que Moscú no teme a las amenazas de Occidente ni tampoco a una nueva Guerra Fría provocada por Estados Unidos y sus aliados.
El propio Medvedev recordó a Washington y Europa el caso Kosovo.
Entonces ¿por qué tanto alboroto ahora, respecto a Osetia y Abjasia?
Lo real parece ser que los rusos saben que Estados Unidos pretende cercarlos, mutilarlos y finalmente apoderarse de los ricos recursos de hidrocarburos de esa región. El escudo antimisiles es una pieza de ese ajedrez bélico. Georgia, con fronteras en la Federación Rusa, es otra pieza de mucho valor para los planes de Washington.
Así se desprende de lo dicho la víspera por el mandatario del Kremlin, Dmitri Medvedev, de no descartar una respuesta militar al sistema de defensa antimisiles que Estados Unidos prevé instalar en Polonia y la República Checa.
El sistema se encuentra muy cerca de la frontera rusa y representa una amenaza para Moscú, dijo Medvedev en una entrevista con emisoras televisivas extranjeras, según la agencia de noticias Interfax.
Y advirtió: Moscú no quiere una nueva Guerra Fría, ya que esto solo generará problemas para todos. Luego consideró que tras el reconocimiento de Osetia del Sur y Abjasia la pelota se encuentra ahora del lado de los europeos. Si las relaciones mejoran o empeoran dependerá principalmente de Europa, enfatizó el presidente ruso.
Ante la algarabía de las autoridades norteamericanas, el mandatario ruso instó a Estados Unidos a resolver los problemas económicos en su país, que tienen repercusiones mundiales, en lugar de meterse en los que incumben a otros estados.
Valdría la pena, ¿verdad?
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