2009: la lucha por el (no) poder
CARLOS RAMÍREZ HERNÁNDEZ
LAS ELECCIONES legislativas federales y para gobernador en algunos estados han definido ya su perfil: el control político del país con miras a las elecciones presidenciales del 2012.
LAS ELECCIONES legislativas federales y para gobernador en algunos estados han definido ya su perfil: el control político del país con miras a las elecciones presidenciales del 2012.
POR TANTO y a pesar de indicios de que las matemáticas del Código Federal Electoral van a limitar aspiraciones y sueños partidistas, de todos modos los meses de abril, mayo y junio serán la madre de todas las batallas electorales.
El PAN tiene un doble objetivo electoral de corto plazo: a pesar de todos los signos en contra, cuando menos mantener su porcentaje de diputados en la Cámara o evitar el piso de un tercio para tener el candado de la votación de los presupuestos presidenciales; el PRI, ha decidido sentarse a disfrutar antes de tiempo la tendencia electoral reciente, pero en medio de la aparición de los fantasmas del pasado que rápidamente le han ahuyentado votos; y el PRD no tiene más propósito que sobrevivir a la fractura que busca López Obrador para demostrar quién manda y quién es el que jala los votos.
El trasfondo de las elecciones legislativas y locales busca definir tendencias para las presidenciales del 2012. El PAN está centrando sus esfuerzos en mantener la bancada actual o bajar poco pero su meta central es ganar cuando menos dos gubernaturas más: Sonora y Nuevo León, donde sus posibilidades son fuertes. Asimismo, el PAN busca consolidar figuras políticas nuevas y sobre todo fortalecer el grupo político del presidente Calderón. La incorporación de Josefina Vázquez Mota compuso la cohesión de la bancada y logró llenar los huecos de la gris figura de César Nava.
En el PRI se ven nubarrones inevitables. Como siempre, la cercanía del poder ha vuelto a reactivar los conflictos entre grupos. Y lo peor de todo es que el PRI ha comenzado a perfilar el grave problema de los partidos fundamentalistas: la creación de tribus. La definición de candidaturas se reveló mala por razones de las exclusiones, de la fuerza del perdedor Roberto Madrazo para marginar a aspirantes y por la lucha Enrique Peña-Manlio Fabio Beltrones-Beatriz Paredes por la candidatura presidencial del 2012. Por tanto, el PRI definió candidatos en función de la presidencial y no de la oferta de una lista con sangre nueva y figuras con credi bilidad. Es decir, el PRI de hoy sigue actuando como el PRI del pasado.
La gran prueba de fuego del PRD la tiene nada menos que López Obrador. Por encima del partido, sin escuchar los análisis de colaboradores y con la espina clavada de su derrota del 2006, el tabasqueño estará presente en el proceso electoral de este año sólo para exhibir y sobre todo demostrar su poder. Al margen de las leyes y aplastando a su partido, López Obrador será el mejor aliado del PRI y del PAN porque su meta no es otra que quitarle votos al PRD.
La correlación de fuerzas políticas del 2009 será definitiva para percibir el relevo presidencial del 2012. El PRI se confió en la tendencia de las encuestas y el PAN sólo le puso un espejo para ver el verdadero rostro del PRI de siempre. El PAN ha asumido los viejos vicios del PRI al aprovecharse de su posición de partido en el gobierno federal para organizarse como un partido de Estado.
¿Y la sociedad? Mal, gracias. Las mismas encuestas que tienen entusiasmados a los priístas y preocupados a los panistas están adelantando una significativa abstención. Los electores ven a los mismos partidos de siempre, sin ideas, con sus mismos cuadros y todos con la meta de ganar el poder pero no la legitimidad. Pero por lo que se ve, los partidos quieren sólo el poder y no el consenso de la sociedad.
El PAN tiene un doble objetivo electoral de corto plazo: a pesar de todos los signos en contra, cuando menos mantener su porcentaje de diputados en la Cámara o evitar el piso de un tercio para tener el candado de la votación de los presupuestos presidenciales; el PRI, ha decidido sentarse a disfrutar antes de tiempo la tendencia electoral reciente, pero en medio de la aparición de los fantasmas del pasado que rápidamente le han ahuyentado votos; y el PRD no tiene más propósito que sobrevivir a la fractura que busca López Obrador para demostrar quién manda y quién es el que jala los votos.
El trasfondo de las elecciones legislativas y locales busca definir tendencias para las presidenciales del 2012. El PAN está centrando sus esfuerzos en mantener la bancada actual o bajar poco pero su meta central es ganar cuando menos dos gubernaturas más: Sonora y Nuevo León, donde sus posibilidades son fuertes. Asimismo, el PAN busca consolidar figuras políticas nuevas y sobre todo fortalecer el grupo político del presidente Calderón. La incorporación de Josefina Vázquez Mota compuso la cohesión de la bancada y logró llenar los huecos de la gris figura de César Nava.
En el PRI se ven nubarrones inevitables. Como siempre, la cercanía del poder ha vuelto a reactivar los conflictos entre grupos. Y lo peor de todo es que el PRI ha comenzado a perfilar el grave problema de los partidos fundamentalistas: la creación de tribus. La definición de candidaturas se reveló mala por razones de las exclusiones, de la fuerza del perdedor Roberto Madrazo para marginar a aspirantes y por la lucha Enrique Peña-Manlio Fabio Beltrones-Beatriz Paredes por la candidatura presidencial del 2012. Por tanto, el PRI definió candidatos en función de la presidencial y no de la oferta de una lista con sangre nueva y figuras con credi bilidad. Es decir, el PRI de hoy sigue actuando como el PRI del pasado.
La gran prueba de fuego del PRD la tiene nada menos que López Obrador. Por encima del partido, sin escuchar los análisis de colaboradores y con la espina clavada de su derrota del 2006, el tabasqueño estará presente en el proceso electoral de este año sólo para exhibir y sobre todo demostrar su poder. Al margen de las leyes y aplastando a su partido, López Obrador será el mejor aliado del PRI y del PAN porque su meta no es otra que quitarle votos al PRD.
La correlación de fuerzas políticas del 2009 será definitiva para percibir el relevo presidencial del 2012. El PRI se confió en la tendencia de las encuestas y el PAN sólo le puso un espejo para ver el verdadero rostro del PRI de siempre. El PAN ha asumido los viejos vicios del PRI al aprovecharse de su posición de partido en el gobierno federal para organizarse como un partido de Estado.
¿Y la sociedad? Mal, gracias. Las mismas encuestas que tienen entusiasmados a los priístas y preocupados a los panistas están adelantando una significativa abstención. Los electores ven a los mismos partidos de siempre, sin ideas, con sus mismos cuadros y todos con la meta de ganar el poder pero no la legitimidad. Pero por lo que se ve, los partidos quieren sólo el poder y no el consenso de la sociedad.
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