Wednesday, September 09, 2009



Víctor Cardoso

La frase “a mí me puso Paco”, atribuida a Juan José Suárez Coppel, supuestamente expresada cuando todavía era director corporativo de Finanzas de Petróleos Mexicanos (Pemex), resultó profética. Nunca desmentida suficientemente su estrecha relación con el ex secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, Suárez Coppel ha vivido y trabajado bajo la sombra de esa supuesta tutela.

En el libro Los hijos de Marta, historias de impunidad, al hoy flamante director de Pemex se le señalaba como el líder de la organización interna en esa paraestatal, un supuesto grupo que adecuaba a modo la entrega de contratos junto con Antonio Juan Marcos Issa, quien fuera asesor de la dirección con Rogelio Montemayor, Raúl Muñoz Leos y Luis Ramírez Corzo.

En el libro se hace mención de una llamada realizada por Suárez Coppel como director corporativo de Finanzas (cargo que ocupó de 2001-2006), y en la que presuntamente habría hecho comentarios sobre los directores de la petrolera. “Suárez Coppel comenta que directores de Pemex van y vienen (refiriéndose a los dos que hubo en el gobierno foxista), ‘pero a mí me puso Paco Gil’, con lo cual daba a entender que era inamovible”.

La versión coincide con otros comentarios publicados ayer por buena parte de la prensa nacional, donde se hace mención de que el nuevo director de Pemex sostiene estrechos vínculos personales con el secretario de Hacienda en el gobierno de Vicente Fox, Francisco Gil Díaz, quien habría declinado la invitación del presidente Felipe Calderón para hacerse cargo de la paraestatal y recomendado, en su lugar, a Suárez Coppel.

Desde el pasado 16 de junio, cuando Suárez Coppel renunció a su cargo de vicepresidente de Finanzas en el grupo Modelo, donde se había desempeñado durante 42 meses, ya corrían versiones de que el ex asesor del secretario de Hacienda en el gobierno de Vicente Fox iría a ocupar la espaciosa oficina del piso 44 de la torre de Pemex, donde se encuentra la dirección general de esa paraestatal.

Y precisamente a quien se ha mencionado como responsable de la asignación de millonarios contratos durante su paso por Pemex viene ahora con la instrucción de rescatar la empresa y mejorar la eficiencia operativa.

Es este renglón uno de los más dañados de la extensa estructura corporativa de la petrolera mexicana. De acuerdo con información de la propia empresa en su último informe de eficiencia operativa, una cuarta parte de las 85 metas comprometidas no fueron cumplidas; incluso se les asignó calificación de insuficiente.

Este incumplimiento en las metas se refiere principalmente a la menor producción de petróleo crudo; el incremento de producción de gas con alto contenido de nitrógeno en Cantarell; un menor aprovechamiento de gas natural; la desviación, respecto a las metas del Programa de Eficiencia Operativa, del índice de intensidad energética en refinación; al bajo porcentaje del transporte de petrolíferos a través de buquetanques; la disminución de los días de autonomía de gasolina Pemex Magna en las terminales de almacenamiento y reparto críticas, y el aumento en la emisiones de óxidos de azufre.

Versiones periodísticas no desmentidas refieren que Suárez Coppel, a su paso como director corporativo de Finanzas de Pemex, en sólo un año asignó más de 30 contratos por 140 millones de pesos a consultores mexicanos y 37 millones de dólares en asesores internacionales, supuestamente para saber cómo podía ser más eficiente su gestión.

Aunque también otras versiones se refieren a que fue el incumplimiento de metas del Programa de Eficiencia Operativa la gota que derramó el vaso para que se tomara la decisión de destituir al hasta este lunes director de Pemex, Jesús Reyes Heroles.

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