Inhabilitan a juez español que negó a pareja de lesbianas el derecho de adopción
El ultracatólico Ferrín Calamita equipara la homosexualidad con “la condición de toxicómano, pederasta, prostituta” y la pertenencia a una “secta satánica”
Armando G. Tejeda
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 24 de diciembre de 2009, p. 32
Madrid, 23 de diciembre. Fernando Ferrín Calamita, el juez homófobo y ultracatólico que se negó a aplicar la ley que desde el año 2005 permite el matrimonio homosexual y la adopción a parejas del mismo sexo en España, fue condenado a 10 años de inhabilitación por prevaricación.
El magistrado, cuyos libros de cabecera son la Biblia y Camino –el dispensario escrito por su guía espiritual y fundador del Opus Dei, José María Escrivá de Balaguer–, también tendrá que indemnizar a una pareja de lesbianas, a las que negó durante años el derecho que les concedía la ley de adoptar a la hija biológica de una de ellas.
Ferrín Calamita, casado, con siete hijos y un juez polémico desde que inició su andadura en la magistratura, en 1987, no podrá vestir la toga hasta el año 2019. El Tribunal Supremo español, el máximo órgano judicial, resolvió con una sentencia histórica una controversia polémica sobre la aplicación de la legislación aprobada en 2005 en España, que convirtió a este país en uno de los más avanzados en el reconocimiento de los derechos y las obligaciones del colectivo de homosexuales.
El alto tribunal resolvió de un plumazo varias cuestiones, sobre todo la relativa a la forma de aplicar la ley de este magistrado destinado en Murcia como juez de familia. El Tribunal Supremo afirmó que el juez Ferrín Calamita incurrió en un delito de prevaricación –el más grave que puede cometer un juez– al impedir la aplicación de la ley y quedar probado que “actuara en paralelo a una ideología jurídica o metajurídica propia o de algún sector social”, en referencia a los grupos conservadores y la jerarquía de la Iglesia católica que salieron a las calles para repudiar el reconocimiento del matrimonio homosexual e igualar en derechos y obligaciones a este colectivo, incluido el de la adopción.
El magistrado español también fue condenado a pagar una multa de 720 euros, indemnizar con 6 mil euros a la pareja de lesbianas afectadas y a pagar los costos del proceso.
Ferrín Calamita inició su carrera judicial en 1987, en Chiclana, Cádiz, donde también comenzó su polémica trayectoria: unas semanas después de asumir el cargo como juez ordenó el arresto de dos mujeres que paseaban en la playa sin la parte superior del traje de baño, con el argumento de que le “molestaban”. Esta práctica, que en ningún caso estaba prohibida por la ley, obligó a esas dos jóvenes a pasar tres días en el calabozo.
Con el paso del tiempo, este magistrado provocó la alarma en el colectivo de gays, lesbianas y transexuales, por sus reiteradas afirmaciones homofóbas que escribe sin tapujos en sus resoluciones, en las que llega incluso a equiparar la homosexualidad con “la condición de toxicómano, pederasta, prostituta” y la pertenencia a una “secta satánica”.
El caso por el que fue condenado afectó a la pareja formada por Vanesa de las Heras y Susana Meseguer, quienes, después de varios años de relación, decidieron tener una hija por inseminación artificial, Candela. Cuando iniciaron los trámites para la adopción de la niña por parte de la madre “no biológica” se toparon con la moral del magistrado, que retrasó la aprobación del documento al reclamar informes innecesarios con el argumento de que “¿no es alta la probabilidad, por ejemplo, de que sea homosexual imitando el patrón que ha vivido en casa en sus años fundamentales para la formación de su personalidad?”
El Tribunal Supremo señaló que el magistrado Ferrín Calamita “no sólo realizó unas injustas resoluciones retardatorias”, sino también “un despliegue de activa obstrucción beligerante para impedir la aplicación de la ley cuando trataba de cuestionar la idoneidad para la adopción por la orientación sexual de la mujer”.
Periódico La Jornada
Jueves 24 de diciembre de 2009, p. 32
Madrid, 23 de diciembre. Fernando Ferrín Calamita, el juez homófobo y ultracatólico que se negó a aplicar la ley que desde el año 2005 permite el matrimonio homosexual y la adopción a parejas del mismo sexo en España, fue condenado a 10 años de inhabilitación por prevaricación.
El magistrado, cuyos libros de cabecera son la Biblia y Camino –el dispensario escrito por su guía espiritual y fundador del Opus Dei, José María Escrivá de Balaguer–, también tendrá que indemnizar a una pareja de lesbianas, a las que negó durante años el derecho que les concedía la ley de adoptar a la hija biológica de una de ellas.
Ferrín Calamita, casado, con siete hijos y un juez polémico desde que inició su andadura en la magistratura, en 1987, no podrá vestir la toga hasta el año 2019. El Tribunal Supremo español, el máximo órgano judicial, resolvió con una sentencia histórica una controversia polémica sobre la aplicación de la legislación aprobada en 2005 en España, que convirtió a este país en uno de los más avanzados en el reconocimiento de los derechos y las obligaciones del colectivo de homosexuales.
El alto tribunal resolvió de un plumazo varias cuestiones, sobre todo la relativa a la forma de aplicar la ley de este magistrado destinado en Murcia como juez de familia. El Tribunal Supremo afirmó que el juez Ferrín Calamita incurrió en un delito de prevaricación –el más grave que puede cometer un juez– al impedir la aplicación de la ley y quedar probado que “actuara en paralelo a una ideología jurídica o metajurídica propia o de algún sector social”, en referencia a los grupos conservadores y la jerarquía de la Iglesia católica que salieron a las calles para repudiar el reconocimiento del matrimonio homosexual e igualar en derechos y obligaciones a este colectivo, incluido el de la adopción.
El magistrado español también fue condenado a pagar una multa de 720 euros, indemnizar con 6 mil euros a la pareja de lesbianas afectadas y a pagar los costos del proceso.
Ferrín Calamita inició su carrera judicial en 1987, en Chiclana, Cádiz, donde también comenzó su polémica trayectoria: unas semanas después de asumir el cargo como juez ordenó el arresto de dos mujeres que paseaban en la playa sin la parte superior del traje de baño, con el argumento de que le “molestaban”. Esta práctica, que en ningún caso estaba prohibida por la ley, obligó a esas dos jóvenes a pasar tres días en el calabozo.
Con el paso del tiempo, este magistrado provocó la alarma en el colectivo de gays, lesbianas y transexuales, por sus reiteradas afirmaciones homofóbas que escribe sin tapujos en sus resoluciones, en las que llega incluso a equiparar la homosexualidad con “la condición de toxicómano, pederasta, prostituta” y la pertenencia a una “secta satánica”.
El caso por el que fue condenado afectó a la pareja formada por Vanesa de las Heras y Susana Meseguer, quienes, después de varios años de relación, decidieron tener una hija por inseminación artificial, Candela. Cuando iniciaron los trámites para la adopción de la niña por parte de la madre “no biológica” se toparon con la moral del magistrado, que retrasó la aprobación del documento al reclamar informes innecesarios con el argumento de que “¿no es alta la probabilidad, por ejemplo, de que sea homosexual imitando el patrón que ha vivido en casa en sus años fundamentales para la formación de su personalidad?”
El Tribunal Supremo señaló que el magistrado Ferrín Calamita “no sólo realizó unas injustas resoluciones retardatorias”, sino también “un despliegue de activa obstrucción beligerante para impedir la aplicación de la ley cuando trataba de cuestionar la idoneidad para la adopción por la orientación sexual de la mujer”.
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