Debe haber un cambio
* Porque así como estamos no podemos seguir adelante / No podemos seguir con la concentración de la riqueza y la multiplicación de la pobreza, advierte la historiadora Patricia Galeana
* Se dice que vamos a celebrar el Bicentenario. Así nos lo han hecho creer / Cualquiera que sea el caso, nada cambia, ni nuestra situación, ni los resultados de las dos revueltas que fueron parteaguas de la historia de México
MEXICO, D.F., 1 de enero.- La primera es celebrar que “México va a cumplir 200 años de haber iniciado la lucha por su independencia y 100 de la lucha por la justicia social”.
La segunda es conmemorar, es decir, traer a la memoria a quienes dieron su vida por lo que creían y por responder a los retos de su tiempo.
Cualquiera que sea el caso, nada cambia, ni nuestra situación, ni los resultados de las dos revueltas que fueron parteaguas de la historia de México.
Según Patricia Galeana, la búsqueda de una independencia ideológica, de la libertad y la equidad empezó con esos levantamientos, pero los mexicanos aún no encuentran nada.
En el caso de la Independencia, las condiciones que provocaron el movimiento de 1810 se gestaron en un proceso muy complejo.
Primero, porque la política estaba plagada de descontento debido al desgaste de la monarquía española. Segundo, porque las economías de todas las colonias atravesaban un momento crítico, sobre todo por los impuestos. Y, finalmente -y tal vez este sea el factor más importante-, porque la desigualdad era una cruda realidad. La coautora de “México en Tres Momentos: 1810-1910-2010” agrega que la sociedad de la Nueva España vivía momentos de miseria.
“En 1790, cuando le preguntan a Revillagigedo que si aquí podría contagiarse el movimiento revolucionario francés, llegar hasta acá, él dice que no, porque la miseria de la gente es tan grande, que las personas están preocupadas en sobrevivir, en tener qué comer”, expresa Galeana.
“Por lo tanto, no pueden estar pensando, no entienden ni siquiera lo que es libertad”, agrega.
Pobreza, descontento social, irritabilidad, frustración. Todo esto se daba a finales del siglo 18 y principios del 19. Contexto agravado por sequías, el encarecimiento del maíz, que triplicó su valor, y la actitud represora de las autoridades virreinales.
La realidad, dice la historiadora, es que todo lo anterior, junto con el problema de la posesión de la tierra y el analfabetismo, se ha complicado con el paso del tiempo.
La historia no es lineal, aclara Patricia Galeana. México ha tenido altas y bajas. Hidalgo abolió la esclavitud en el siglo 19, Juárez separó la Iglesia del Estado, estatus que no existía en ningún otro país del continente americano. Y con la Revolución, se establecieron los derechos sociales de los trabajadores.
Afirma que México no debe caer en el pesimismo. Más bien habría que conocer los logros de los antepasados, que los hubo.
“Yo espero que tengamos la suficiente inteligencia para lograr un cambio por la vía pacífica. Debe de haber un cambio porque, así como estamos, ciertamente esto no puede seguir adelante. No podemos seguir con la concentración de la riqueza y la multiplicación de la pobreza”.
Patricia Galeana ha dedicado su vida a la historia. Primero cursó la Licenciatura en Historia, después una maestría en Historia de México y posteriormente un doctorado en Estudios Latinoamericanos en la UNAM.
Ocupó la Dirección General del Acervo Histórico Diplomático de la Cancillería de México. También fue directora del Instituto “Matías Romero” de Estudios Diplomáticos de la Secretaría de Relaciones Exteriores, donde creó el posgrado para los miembros del servicio exterior mexicano. Además, fungió como directora del Archivo General de la Nación y titular de la Secretaría Ejecutiva de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Siendo una mujer entregada a su pasión de revisar el pasado, ha compartido sus conocimientos impartiendo cátedra en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y cursos en el Instituto “Matías Romero”, entre otras actividades.
Pero su currículum no termina ahí. Como historiadora, tiene el compromiso de descubrir nuevos capítulos. Por eso, Galeana ha fungido como investigadora del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM. También es miembro del Sistema Nacional de Investigadores de Conacyt, donde tiene nivel 2.
Es autora de 12 obras, coautora de 20 y coordinadora de más de 60 libros. A ello se suman más de 80 artículos publicados en revistas especializadas.
(Francisco Martín Moreno, de la revista digital Reporte Indigo)
Primero, porque la política estaba plagada de descontento debido al desgaste de la monarquía española. Segundo, porque las economías de todas las colonias atravesaban un momento crítico, sobre todo por los impuestos. Y, finalmente -y tal vez este sea el factor más importante-, porque la desigualdad era una cruda realidad. La coautora de “México en Tres Momentos: 1810-1910-2010” agrega que la sociedad de la Nueva España vivía momentos de miseria.
“En 1790, cuando le preguntan a Revillagigedo que si aquí podría contagiarse el movimiento revolucionario francés, llegar hasta acá, él dice que no, porque la miseria de la gente es tan grande, que las personas están preocupadas en sobrevivir, en tener qué comer”, expresa Galeana.
“Por lo tanto, no pueden estar pensando, no entienden ni siquiera lo que es libertad”, agrega.
Pobreza, descontento social, irritabilidad, frustración. Todo esto se daba a finales del siglo 18 y principios del 19. Contexto agravado por sequías, el encarecimiento del maíz, que triplicó su valor, y la actitud represora de las autoridades virreinales.
La realidad, dice la historiadora, es que todo lo anterior, junto con el problema de la posesión de la tierra y el analfabetismo, se ha complicado con el paso del tiempo.
La historia no es lineal, aclara Patricia Galeana. México ha tenido altas y bajas. Hidalgo abolió la esclavitud en el siglo 19, Juárez separó la Iglesia del Estado, estatus que no existía en ningún otro país del continente americano. Y con la Revolución, se establecieron los derechos sociales de los trabajadores.
Afirma que México no debe caer en el pesimismo. Más bien habría que conocer los logros de los antepasados, que los hubo.
“Yo espero que tengamos la suficiente inteligencia para lograr un cambio por la vía pacífica. Debe de haber un cambio porque, así como estamos, ciertamente esto no puede seguir adelante. No podemos seguir con la concentración de la riqueza y la multiplicación de la pobreza”.
Patricia Galeana ha dedicado su vida a la historia. Primero cursó la Licenciatura en Historia, después una maestría en Historia de México y posteriormente un doctorado en Estudios Latinoamericanos en la UNAM.
Ocupó la Dirección General del Acervo Histórico Diplomático de la Cancillería de México. También fue directora del Instituto “Matías Romero” de Estudios Diplomáticos de la Secretaría de Relaciones Exteriores, donde creó el posgrado para los miembros del servicio exterior mexicano. Además, fungió como directora del Archivo General de la Nación y titular de la Secretaría Ejecutiva de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Siendo una mujer entregada a su pasión de revisar el pasado, ha compartido sus conocimientos impartiendo cátedra en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y cursos en el Instituto “Matías Romero”, entre otras actividades.
Pero su currículum no termina ahí. Como historiadora, tiene el compromiso de descubrir nuevos capítulos. Por eso, Galeana ha fungido como investigadora del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM. También es miembro del Sistema Nacional de Investigadores de Conacyt, donde tiene nivel 2.
Es autora de 12 obras, coautora de 20 y coordinadora de más de 60 libros. A ello se suman más de 80 artículos publicados en revistas especializadas.
(Francisco Martín Moreno, de la revista digital Reporte Indigo)
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