MÉXICO, D.F., 8 de enero (apro).- El aumento a los combustibles, según el dicho del secretario de Hacienda y Crédito Público, Ernesto Cordero, fue una medida “impopular, pero necesaria”. El dilema que los mexicanos todavía no nos explicamos es por qué y para quién es necesaria.
He aquí unos datos para que sea usted el que juzgue si la medida era, como dicen los funcionarios, “necesaria”.
El 42% de las gasolinas que se consumen en el país son importadas y el resto (58%) se produce en México, según los propios datos de la Secretaría de Energía.
El gobierno se vanagloria de que el litro de gasolina cuesta 0.70 centavos menos que en Estados Unidos, y argumenta que la tendencia mundial es acabar con los subsidios, por lo que el país no puede quedarse fuera de esta medida y por ello subsidio se acabará.
¿Pero cuál es el tan llevado y traído subsidio que nos da el gobierno por litro de gasolina? He aquí unos datos y usted saque sus conclusiones.
Producir un litro de gasolina tiene varios ingredientes. Hay que sumar lo que cuesta extraer el petróleo, el costo de refinación y el costo de distribución. De acuerdo con datos oficiales, producir un litro de gasolina tiene un costo de producción de 2.11 pesos, sin embargo, el litro nos lo venden en 7.88 pesos.
Si a esta última cifra le restamos los 2.11 pesos que cuesta producir un litro de gasolina, llegamos a la innegable conclusión de que el gobierno nos cobra 5.77 pesos por concepto de impuestos y derechos. Pero el precio final de la gasolina magna es de 7.88 pesos por litro.
Entonces, si al gobierno le cuesta tan sólo 2.11 pesos producir el 58% de las gasolinas que consumimos, ¿por qué nos cobra 7 pesos con 88 centavos? La respuesta es sencilla: las autoridades nos cobran impuestos indirectos que no se atreve a cobrarle a las grandes empresas por diversos rubros o porque le da miedo retirarles los privilegios del llamado pago de impuestos diferidos.
Así, a las grandes empresas les da el beneficio de pagar sus impuestos en cómodos pagos de cuatro años, mientras que al ciudadano común y corriente le cobra cada día que carga gasolina un impuesto de 5.77 pesos por litro, y para los que no tienen automóvil también tienen que pagar el impuesto al usar el transporte público.
Otro dato que llama la atención es que a lo largo de seis años, durante el sexenio de Vicente Fox, la gasolina magna aumentó 1.34 pesos por litro, mientras que en los tres primeros años de Felipe Calderón, es decir la mitad de su mandato la gasolina, ya se incrementó casi lo mismo que en esos seis años foxistas. Esto es, en tres años Calderón aumentó la gasolina magna en 1.19 pesos por litro.
Si los salarios que se pagan en México fueran altos o lo suficiente para cubrir el pago de una canasta básica, así como el agua, predial, luz, gas, vivienda, vestido y transporte, no habría problema alguno y de seguro nadie reclamaría las razones del porqué se subió el precio a la gasolina.
Esto a los funcionarios parece no importarles y seguramente es porque con lo que ellos ganan sí les alcanza para cubrir estas necesidades básicas y hasta para darse el lujo de hacer sus viajes al extranjero y disminuir con ello el estrés al que están sometidos por dirigir los destinos de esta maltrecha nación.
El señalamiento anterior tiene una base sólida. De acuerdo con datos del propio gobierno, Georgina Kessel y Ernesto Cordero, secretarios de Energía y de Hacienda, respectivamente, quienes sostienen que el aumento es “necesario, pero impopular”, ganan por día 5 mil 034 pesos, contra 57.46 pesos que obtiene un obrero, una dependiente de una tienda o cualquiera que gana el salario mínimo general.
Para cubrir la canasta básica, que se compone de 42 artículos, un asalariado debe destinar 26.6 días del mes, y lo que gana los otros seis días debe destinarlo para sufragar el costo de la energía eléctrica, gas, transporte y gasolina.
Verifique usted los nuevos recibos de luz y ahí podrá darse cuenta si con seis días de salario mínimo general usted puede cubrirla, amén del resto de los productos. La respuesta obviamente será un rotundo e indignante “no”.
De acuerdo con las proyecciones de Hacienda, la gasolina magna cerrará este 2010 en 8.76 pesos por litro, 96 centavos más de lo que hoy estamos pagando.
Más de cinco pesos de lo que se nos cobra por litro de gasolina es por concepto de impuestos, dinero que va directamente a las arcas del gobierno federal y del cual la administración federal nunca dice en qué los utiliza.
La pregunta sigue siendo entonces: ¿para quién es “necesario” el aumento? Está claro que para los mexicanos no.
Una probable respuesta es que el gobierno –en este año de elecciones, cuando estarán en juego 13 gubernaturas, que es necesario ganar si se requiere salir triunfante en las presidenciales de 2012–, es decir el PAN, necesitará dinero suficiente para hacer frente a los comicios.
Quizá para tener un “guardadito”, como lo llama el PRI, o para ir haciendo su “cochinito electoral”, como asegura el PRD.
Lo único que podemos deducir es que un aumento en diciembre y enero a las gasolinas estará a varios meses de distancia, cuando en julio y octubre se celebren los comicios. Y como el gobierno parece creer que los mexicanos tenemos corta memoria, es que impone los aumentos en estas fechas y no días antes de las elecciones.
Así, mientras el PAN-gobierno hace sus cálculos para las elecciones, el PRI los avala al no hacer nada concreto para detenerlos, a casi tres semanas de que ocurrieron, y el PRD sigue sin saber qué hacer.
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