Thursday, January 14, 2010


Geopolítica tras la falsa guerra de Estados Unidos en Afganistán

por F. William Engdahl

Uno de los aspectos más notorios del programa presidencial de Obama es que, en Estados Unidos, pocos han cuestionado, en los medios de difusión o por otras vías, la razón del compromiso del Pentágono con la ocupación militar de Afganistán. Existen para ello dos razones fundamentales, y ninguna de ellas puede ser revelada abiertamente a la opinión pública.

Los engañosos debates oficiales sobre la cantidad de soldados que se necesita para «ganar» la guerra en Afganistán, si basta con 30 000 hombres más o si se requieran por lo menos 200 000, no son más que la cortina de humo que está sirviendo para esconder el verdadero objetivo de la presencia militar de Estados Unidos en ese estratégico país de Asia central.

Durante su campaña presidencial del año 2008, el candidato Obama afirmó incluso que es en Afganistán, no en Irak, donde Estados Unidos está obligado a hacer la guerra. ¿Por qué? Porque, según Obama, es en Afganistán donde se ha atrincherado Al Qaeda, que constituye a su vez la «verdadera» amenaza para la seguridad nacional.

Las razones de la implicación estadounidense en Afganistán son en realidad muy diferentes.
El ejército estadounidense ocupa Afganistán por 2 razones: principalmente para restablecer y controlar la principal fuente mundial de opio de los mercados internacionales de heroína y utilizar la droga como arma contra sus adversarios en el terreno de la geopolítica, especialmente contra Rusia. El control del mercado de la droga afgana es capital para garantizar la liquidez de la mafia financiera en bancarrota de Wall Street.

Geopolítica del opio afgano

Según un informe oficial de la ONU, la producción de opio afgano aumentó de forma espectacular después del derrocamiento del régimen talibán, en 2001. Los datos del Buró de Drogas y Crímenes de las Naciones Unidas demuestran que en cada una de las cuatro últimas estaciones de crecimiento (desde 2004 y hasta 2007) hubo más cultivos de adormidera que en todo un año bajo el régimen talibán. En este momento hay en Afganistán más tierra dedicada a la producción de opio que al cultivo de la coca en toda América Latina. En 2007, el 93% de los opiáceos del mercado mundial venían de Afganistán.

No son simples coincidencias. Se ha demostrado que Washington seleccionó cuidadosamente al muy controvertido Hamid Karzai, señor de la guerra de origen pashtún con una larga hoja de servicios en la CIA, especialmente traído de su exilio en Estados Unidos, a quien se le fabricó todo una leyenda hollywodense sobre su «valiente autoridad sobre su pueblo». Según fuentes afganas, Hamid Karzai es actualmente el «Padrino» del opio afgano. No por casualidad Karzai ha sido, y sigue siendo hoy en día, el preferido de Washington en Kabul. A pesar de ello, y también a pesar de la masiva compra de votos, del fraude y de la intimidación, los días de Karzai como presidente pudieran estar contados.

En momentos en que el mundo casi ni se acuerda ya del misterioso Osama Ben Laden ni de Al Qaeda –su supuesta organización terrorista–, o se pregunta incluso si tan siquiera existen, la segunda razón de la larga presencia de las fuerzas armadas de Estados Unidos en Afganistán parece más bien un pretexto para crear una fuerza militar de choque estadounidense permanente con una serie de bases aéreas permanentes en Afganistán.
El objetivo de dichas bases no es acabar con los grupos de Al Qaeda que puedan quedar aún en las cuevas de Tora Bora ni acabar con un mítico «talibán» que, según informes de testigos oculares, se compone actualmente en su mayoría de pobladores afganos comunes y corrientes que nuevamente luchan por expulsar de su tierra una fuerza ocupante, como hicieron en los años 1980 frente a los soviéticos.

Para Estados Unidos, la razón de ser sus bases afganas es mantener en la mirilla y tener la posibilidad de golpear a las dos naciones que, juntas, constituyen hoy en día la única amenaza seria para el poderío supremo de Washington o, como lo llama el Pentágono, America’s Full Spectrum Dominance (el predominio estadounidense en todos los aspectos).

La pérdida del «Mandato Celestial»

El problema de las élites* que detentan el poder en Wall Street y en Washington reside en el hecho que se encuentran hoy empantanados en la más profunda crisis financiera de toda su historia. Esa crisis es un hecho irrefutable para el mundo entero y el mundo está actuando en aras de salvarse a sí mismo. Las élites estadounidenses han perdido así lo que en la historia de la China imperial se conoce como el Mandato Celestial.
Se trata del mandato que se concedido a un soberano o a una élite reinante a condición de que dirija a su pueblo con justicia y equidad. Cuando el que gobierna lo hace de forma tiránica y como un déspota, oprimiendo al pueblo y abusando de él, se expone con ello a la pérdida del Mandato Celestial.

Si las poderosas élites de las firmas y las empresas privadas que han controlado las políticas fundamentales, financiera y exterior, durante la mayoría del tiempo, por lo menos durante el siglo pasado, tuvieron alguna vez en sus manos el mandato celestial, hoy resulta evidente que lo han perdido.

La evolución interna hacia la creación de un Estado policiaco injusto, con ciudadanos que se ven privados de sus derechos constitucionales, el ejercicio arbitrario del poder por personas que nunca obtuvieron un mandato electoral –como el ex secretario estadounidense del Tesoro Henry Paulson y el actual ocupante de ese mismo cargo Tim Geithner– y que roban miles de millones de dólares del contribuyente, sin consentimiento de éste, para sacar de la bancarrota a los principales bancos de Wall Street, bancos que se creían «demasiado grandes para hundirse», son hechos que demuestran al mundo que esas élites han perdido el «Mandato Celestial».

Ante tal situación, las élites que ejercen el poder se desesperan cada vez más por mantener su control sobre un imperio mundial de carácter parasitario que su máquina mediática falsamente llama «globalización». Y para lograr mantener su dominación resulta vital que Estados Unidos logre destruir toda forma naciente de cooperación, en el plano económico, energético o militar, entre las dos grandes potencias de Eurasia que, en teoría, pudieran representar una amenaza para el futuro control de la única superpotencia. Esas dos potencias son China y Rusia, cuya asociación Washington trata de evitar a toda costa.

Ambas potencias euroasiáticas completan el panorama con elementos esenciales. China es la economía más fuerte del mundo, con mano de obra joven y dinámica y una clase media educada. Rusia, cuya economía no se ha recuperado aún del destructivo final de la era soviética y del descarado saqueo que caracterizó la era de Yeltsin, sigue presentando sin embargo cartas esenciales para una asociación. La fuerza nuclear de Rusia y sus fuerzas armadas, aún siendo en gran parte remanentes de la guerra fría, representan en el mundo actual la única amenaza de consideración para la dominación militar estadounidense.

Las élites del ejército ruso en ningún momento han renunciado a ese potencial.
Rusia posee también el mayor tesoro del mundo en gas natural así como inmensas reservas petrolíferas, indispensables para China. Estas dos potencias convergen cada vez más a través de una nueva organización que crearon en 2001, conocida como la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS). Además de China y Rusia, los países más extensos del Asia central –Kazajstán, Kirguiztán, Tayikistán y Uzbekistán– también forman parte de la OCS.

El objetivo que alega Washington para justificar la guerra de Estados Unidos, a la vez contra los talibanes y Al Qaeda, consiste en realidad en instalar su fuerza militar directamente en Asia central, en medio del espacio geográfico de la naciente OCS. Irán no es más que un pretexto. El blanco principal son Rusia y China.

Por supuesto, Washington afirma oficialmente que estableció su presencia militar en Afganistán desde el año 2002 para proteger la «frágil» democracia afgana. Sorprendente argumento cuando se analiza la realidad de la presencia militar estadounidense en ese país.
En diciembre de 2004, durante una visita a Kabul, el secretario de Defensa Donald Rumsfeld dio los toques finales a sus proyectos de construcción de 9 nuevas bases militares estadounidenses en Afganistán, en las provincias de Helmand, Herat, Nimruz, Balh, Khost y Paktia.

Esas 9 bases estadounidenses de nueva creación se agregan a las 3 bases militares principales ya instaladas inmediatamente después de la ocupación de Afganistán, durante el invierno de 2002, supuestamente con el fin de aislar y eliminar la amenaza terrorista de Osama Ben Laden.
Estados Unidos construyó sus 3 primeras bases militares en los aeródromos de Bagram, al norte de Kabul, su principal centro logístico militar; de Kandahar, en el sur de Afganistán; y de Shindand, en la occidental provincia de Herat. Shindand, la mayor base militar estadounidense en Afganistán, se encuentra a sólo 100 kilómetros de la frontera iraní, y a distancia de ataque si se trata de Rusia y China.

Afganistán ha estado históricamente en el centro de la gran pugna anglo-rusa, la lucha por el control del Asia central en el siglo 19 y a principios del siglo 20. La estrategia británica consistió entonces en impedir a toda costa que Rusia controlara Afganistán, lo cual hubiese representado una amenaza para la perla de la corona británica: la India.

Los estrategas del Pentágono también ven en Afganistán una posición altamente estratégica. Ese país constituye un trampolín que permitiría al poderío militar estadounidense amenazar directamente a Rusia y China, así como a Irán y a los demás países ricos productores de petróleo del Medio Oriente. En más de un siglo de guerras, las cosas no han cambiado mucho.

La situación geográfica de Afganistán como punto de confluencia entre el sur de Asia, Asia central y el Medio Oriente, es de vital importancia. Afganistán se encuentra además precisamente en el itinerario previsto para la construcción del oleoducto que debe llevar el petróleo de las zonas petrolíferas del mar Caspio hasta el océano Índico, donde la petrolera Unocal, así como Enron y la Halliburton de Cheney, estuvieron negociando los derechos exclusivos del gasoducto para conducir el gas natural de Turkmenistán a través de Afganistán y Pakistán hacia la enorme central eléctrica de gas natural de la Enron en Dabhol, cerca de Mumbai (Bombay). Ante de convertirse en presidente afgano títere de Estados Unidos, Karzai había sido cabildero de Unocal.

Al Qaeda no existe como amenaza

La verdad sobre todo este engaño alrededor del verdadero objetivo en Afganistán aparece claramente cuando se analiza más atentamente la supuesta amenaza de «Al Qaeda» en ese país. Según el autor Erik Margolis, antes de los atentados del 11 de septiembre de 2001, la inteligencia estadounidense proporcionaba asistencia y apoyo tanto a los talibanes como al propio Al Qaeda. Margolis señala que «la CIA proyectaba utilizar [la organización] Al Qaeda de Osama Ben Laden para incitar a los uigures musulmanes a rebelarse contra la dominación china y a los talibanes contra los aliados de Rusia en Asia central.»

Es evidente que Estados Unidos encontró otras vías para manipular a los uigures musulmanes contra Pekín en julio pasado, a través del apoyo estadounidense al Congreso Mundial Uigur. Pero la «amenaza» de Al Qaeda sigue siendo el principal argumento de Obama para justificar la intensificación de la guerra en Afganistán.

Sin embargo, el consejero de seguridad nacional de presidente Obama y ex general de Marines James Jones hizo una declaración, oportunamente enterrada por los amables medios de prensa estadounidenses, sobre la evaluación del peligro que actualmente representa Al Qaeda en Afganistán. Jones declaró al Congreso: «La presencia de Al Qaeda es muy reducida. La evaluación máxima es inferior a 100 ejecutores en el país, ninguna base, ninguna capacidad de lanzar ataques contra nosotros o nuestros aliados.»

Lo cual significa que Al Qaeda no existe en Afganistán. ¡Diablos! Incluso en el vecino Pakistán, lo que queda de Al Qaeda es ya prácticamente imperceptible. El Wall Street Journal señala: «Perseguidos por los aviones sin piloto estadounidenses, con problemas de dinero y con más dificultades para atraer a los jóvenes árabes a las oscuras montañas de Pakistán, Al Qaeda ve reducirse su papel allí y en Afganistán, según los informes de la Inteligencia y de los responsables pakistaníes y estadounidenses. Para los jóvenes árabes que son los principales reclutas de Al Qaeda “no resulta romántico pasar frío y hambre y tener que esconderse”, declaró un alto responsable estadounidense en el sur de Asia.»

Si entendemos bien las consecuencias lógicas de esa declaración no queda más remedio que llegar a la conclusión de que la razón por la cual los jóvenes alemanes y de otros países de la OTAN están muriendo en las montañas afganas no tienen nada que ver con «ganar la guerra contra el terrorismo». Muy oportunamente la mayoría de los medios de prensa prefieren olvidar el hecho que Al Qaeda, en la medida en que esa organización existió alguna vez, fue creada por la CIA en los años 1980.

Se dedicaba entonces a reclutar musulmanes radicales provenientes de todo el mundo islámico y a entrenarlos para la guerra contra las tropas rusas en Afganistán en el marco de una estrategia elaborada por Bill Casey, jefe de la CIA bajo la administración Reagan, entre otras, con el objetivo de crear un «nuevo Vietnam» para la Unión Soviética, lo cual debía conducir a la humillante derrota del Ejército Rojo y el derrumbe final de la Unión Soviética.

James Jones, jefe del National Security Council, reconoce ahora que no hay prácticamente nadie de Al Qaeda en Afganistán. Quizás sea un buen momento para que nuestros dirigentes políticos proporcionen una explicación más honesta sobre la verdadera razón del envío de más jóvenes a Afganistán, a morir protegiendo las cosechas de opio.

 F. William Engdahl



Generar caos para dominar


Obama quiere la Guerra en Paquistán

por Webster G. Tarpley*

Tal como lo explicó en su discurso de West Point, el presidente Obama está dispuesto a utilizar el conflicto bélico en Afganistán como excusa para lanzar una ofensiva contra Paquistán. Desde que asumió el poder ha incrementado significativamente el número y la intensidad de los ataques aéreos contra el norte de Paquistán mientras lo presionan para que los extienda a Beluchistán. De acuerdo con Webster G. Tarpley, el objetivo inmediato de la estrategia del Gran Juego, dirigida por Obama en la región, es el desmembramiento tanto de Afganistán como de Paquistán mediante el fomento de revueltas secesionistas entre los grupos étnicos en ambos lados de la frontera.


Presidente Obama con el General estadounidense McChrystal.
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El discurso de Obama el día 1 de diciembre en [la academia militar de] West Point revela no menos que la brutal ofensiva contra Afganistán—no es sino una manera también de fomentar y llevar mañosamente la guerra de los Estados Unidos al Paquistán vecino [1].

Es una nueva guerra, más agresiva contra Paquistán, un país de 160 millones de habitantes que cuenta con armas nucleares. De acuerdo con la estrategia, se espera la desintegración de Afganistán. Ya no es la guerra contra Afganistán que conocimos en el pasado lanzada por la administración de Bush y Cheney.

Es algo aun mayor: es el intento de destruir el gobierno paquistaní de Islamabad y hundir el país en el caos de una guerra civil, la Balcanización, la división y el caos generalizado. Esta estrategia persigue exportar una guerra civil afgana hacia Paquistán y mas allá, dividir a Paquistán en líneas de tipo étnico. Se trata de una guerra de tipo indirecta que usa la confrontación de la cuarta generación o las técnicas de la guerra de guerrillas para atacar un país que los Estados Unidos o sus aliados no son lo suficientemente fuertes como para lanzar un ataque directo.

En esta guerra, los talibanes son utilizados como representantes de los Estados Unidos. Esta agresión contra Paquistán no es mas que el intento de Obama de llevar a cabo su «Gran Juego» contra los países más importantes de Asia Central, los países euro-asiáticos o incluso mas allá de ellos.

Potencial nuclear paquistaní disuade agresión de Washington

La actual guerra civil en Afganistán no es más que un pretexto, una historia encubierta diseñada para ofrecer a los Estados Unidos una plataforma desde donde lanzar una campaña desestabilizadora en toda la región, que no puede ser revelada. En el mundo cínico y desafiante que caracteriza la agresión imperialista a la Bush o a la Cheney, se podría fabricar un pretexto para atacar a Pakistán de manera directa.

Pero Paquistán es demasiado extenso y los Estados Unidos enfrentan grandes debilidades y una profunda bancarrota que no les permite llevar a cabo tal propósito. Además, Paquistán es una potencia nuclear, que posee bombas atómicas y misiles de medio alcance. Asistimos a un nuevo caso de distención nuclear en pleno proceso. Washington no puede enviar una flota invasora o instalar bases aéreas cerca, porque las armas nucleares paquistaníes las podría destruir. Hasta este momento, los esfuerzos de Ali Bhutto y de A.O. Khan de proveer a Paquistán de un poder de disuasión han sido efectivos. [2].
Pero la respuesta estadounidense es encontrar formas de atacar a Paquistán en el umbral nuclear e incluso en el umbral convencional. Es justamente aquí donde se explica la táctica de exportar la guerra civil afgana hacia Paquistán.

El arquitecto de la guerra civil paquistaní es Stanley McChrystal, general de las Fuerzas Especiales de los EEUU., que organizó la tristemente célebre red estadounidense de cámaras de tortura en Iraq. La credencial de McChrystal para provocar la guerra civil en Paquistán es su papel en el lanzamiento de la guerra civil iraquí de los Sunitas contra los Chiitas al crear «Al Qaeda en Irak» bajo la infausta memoria del ya desaparecido doble agente Zarkawi [3].

Si la sociedad iraquí se hubiera unido en su conjunto contra los invasores estadounidenses, los ocupantes habrían sido derrotados en breve tiempo.
La contraofensiva conocida como «Al Qaeda en Irak» evitó que así sucediera mediante la matanza de chiitas, y además al convocar a las represalias masivas en forma de guerra civil [4].
Estas tácticas derivan de un trabajo del general británico Frank Kitson que se refirió a ellas en su libro «Operaciones de Baja Intensidad» [5]. Si los Estados Unidos poseen un análogo de Heinrich Himmler, no hay dudas de que es el General McChrystal, escogido directamente por Obama.
El General Petraeus, superior de McChrystal, quiere ser el nuevo Mariscal de Campo Von Hindenburg—en otras palabras, quiere ser el próximo presidente de los Estados Unidos.

La vulnerabilidad de Paquistán que quieren explotar los asociados de los Estados Unidos y de la OTAN puede comprenderse mejor utilizando un mapa de los actuales grupos étnicos de Afganistán, Paquistán, Irán y la India. La mayoría de los mapas muestran solamente las fronteras políticas, que datan de los tiempos del imperialismo británico, y por tanto no llegan a reflejar los principales grupos étnicos de la región. A los fines de este análisis, debemos comenzar por identificar el número de estos grupos. Primero están los Pathan, principalmente localizados en Afganistán y en Paquistán, como los Sindhis. La familia Bhutto viene de la suroriental provincial paquistaní de Sind.

El Pastunistán

La estrategia de Estados Unidos y la OTAN comienza con los pathan, grupo étnico y fuente principal de los llamados Talibanes. Los pathan representan una parte importante de la población afgana, pero se encuentran alienados del gobierno central de Kabul, encabezado por el Presidente Karzai, aunque este títere de Washington es también un pathan. El asunto tiene que ver con el Ejército Nacional Afgano, que fue creado por los Estados Unidos después de la invasión del 2001.

Los cuerpos de oficiales afganos son mayoritariamente de origen Tayik provenientes de la Alianza del Norte que se unió a los Estados Unidos contra los talibanes pathan. Los Tayiks hablan Dari, que se conoce también como Persa oriental. Otros oficiales afganos provienen del pueblo Hazara. Pero lo importante es que los pathan se sienten excluidos. La estrategia de Washington puede comprenderse mejor como un esfuerzo deliberado para perseguir, hostigar, dividir, atacar, reprimir y asesinar a los pathan. Los 40, 000 efectivos de Estados Unidos y la OTAN que Obama quiere enviar a Afganistán se concentrarán en la provincia de Helmand y en otras áreas donde se encuentra la mayoría pathan.

El efecto deseado será el incremento de la rebelión de los feroces e independientes pathan contra Kabul y las tropas de ocupación, y a la vez lograr el despliegue de muchos de estos guerrilleros muyahidines , recientemente radicalizados, a lo largo de la frontera con Pakistán, desde donde pueden lanzar la guerra contra el gobierno central de Islamabad. La ayuda estadounidense llegará directamente a los lores de la guerra y de la droga, agitando las fuerzas centrífugas.

Por la parte paquistaní, los pathan también son excluidos por el gobierno central. Islamabad y el ejercito son identificados por ellos como las criaturas de los punyabíes, con alguna influencia de los sindhis. En la parte paquistaní del territorio pathan, las operaciones estadounidenses incluyen el asesinato masivo desde aviones no tripulados, el asesinato por encargo de la CIA y según reportes, el uso de francotiradores de Blackwater, además de masacres terroristas a ciegas como las que ocurrieron recientemente en Peshawar, sobre las que el Talibán paquistaní culpa a Blackwater, por actuar como subcontratista de la CIA.

Estos actos son intolerables y humillantes para un estado orgullosamente soberano. Cada vez que los pathan son atacados, culpan a los punyabíes de Islamabad por sus tratos sucios con los Estados Unidos, que permiten que estas cosas sucedan. El objetivo más inmediato de la ofensiva afgano-paquistaní de Obama es por ende promover el levantamiento secesionista general de todo el pueblo pathan bajo los auspicios del Talibán, que tendría como efecto la destrucción de la unidad nacional tanto en Kabul como en Islamabad.

Beluchistán

El otro grupo étnico que la estrategia de Obama busca lanzar a la insurrección y la secesión son los Baluchis. Los Baluchis guardan sus propios resentimientos contra el gobierno central en Teherán, pues lo consideran dominado por los persas. Una parte integral de la política de Obama es la de expandir los vuelos de la muerte por parte de los depredadores de la CIA y otros asesinos hacia Beluchistán. Un pretexto para ello es el informe promovido por Michael Ware, de la CNN, que dice que Osama bin Laden y su asistente del MI-6 Zawahiri se ocultan en la ciudad baluchi de Quetta, donde operan como cerebros de la llamada «Quetta Shura».

Los equipos de Blackwater no pueden estar muy lejos tampoco. En el Beluchistán iraní, la CIA financia la organización asesina Jundullah, que hace poco fue denunciada por Teherán por la muerte de un grupo de altos oficiales de la Guardia Revolucionaria Iraní Pasdaran [6]. La rebelión de Beluchistán acabaría con la unidad nacional tanto de Pakistán como de Irán, contribuyendo de esta manera a dos de los principales objetivos de la política estadounidense.

La estrategia Rube Goldberg* de Obama

*Nota del traductor: Rube Goldberg [1883-1970] conocido cómico nortemericano, sobre todo por sus «máquinas» mecanismos complejos y complicados sirviendo a fines cómicos.

Incluso Chris Matthews [conductor de noticias norteamerocano y comentador de política], de la televisión MSNBC, que suele ser un acólito devoto de Obama dijo que la estrategia estadounidense según fue anunciada en West Point se parece mucho al artilugio de Rube Goldberg. (En el mundo real, «Al Qaeda» por supuesto que es la legión terrorista árabe de la CIA).
En el mundo del mito oficial estadounidense, los enemigos supuestamente son los miembros de «Al Qaeda» que quedan en Afganistán. ¿Por qué entonces—preguntó Matthews—se concentran tropas estadounidenses en Afganistán donde no hay presencia de «Al Qaeda», en lugar de desplegarlas en Paquistán donde «Al Qaeda sí está supuestamente presente?».

Russ Feingold, senador demócrata por Wisconsin, criticó esta discrepancia incongruente durante una entrevista televisiva, en la que dijo que «Paquistán, en la región fronteriza cerca de Afganistán, quizá sea el epicentro [del terrorismo global], aunque Al Qaeda opere en todas partes del mundo, en Yemén, Somalia, norte de Africa, y se afianza en el sureste asiático. ¿Por qué debemos concentrar 100,000 tropas o más en regiones de Afganistán si no estarán cerca de las fronteras? Sépase que tal concentración de fuerzas tiene lugar en la provincia de Helmand. No es una región próxima a Waziristán. Por tanto, me pregunto: ¿Qué es en sí esta estrategia, dado el hecho que sabemos que la presencia de Al Qaeda es mínima en Afganistán pero significativa en Paquistán? Es un desafío al sentido común que la gran presencia de tropas en un lugar donde esta gente no están sea la estrategia correcta. En realidad, no tiene sentido para mi».

El demócrata por Wisconsin también alertó que la política de Washington en Afganistán realmente podría conducir a los terroristas y extremistas hacia Paquistán y, como consecuencia, desestabilizar aún más la región: «Sabes, le hice esta pregunta al presidente de la Junta de Jefes de Estados Mayores, Almirante Mullen y a Mr. Holbrooke, quien es nuestro enviado allá, hace solo un rato: ¿Existe algún riesgo de que si concentramos tropas en Afganistán lancemos a los extremistas hacia Paquistán?», le dijo a la ABC.
«No pudieron negarlo, y esta semana, el Primer Ministro de Paquistán Gilani dijo justamente que su preocupación sobre la concentración militar es que esta provoque que más extremistas entren en Paquistán; por tanto creo justamente que sucederá lo contrario, que este enfoque de la concentración militar alienaría a la población afgana y estimularía particularmente al Talibán a fundirse aún más con Al Qaeda, lo cual es completamente contrario a nuestros intereses de seguridad nacional.» [7]
Por supuesto que todo esto es intencional y motivado por la raison de estado estadounidense e imperialista.

Malick: «¿Declaró Obama la guerra a Paquistán?»

En su discurso, Obama hizo todo lo posible por obscurecer cualquier cosa que distinguiera a Afganistán de Paquistán, que después de todo son dos estados soberanos y miembros de las Naciones Unidas por derecho.
Ibrahim Sajid Malick, corresponsal estadounidense para Samaa TV, una de las principales cadenas de Paquistán, llamó la atención del público sobre este ardid: «Al hablar a una amplia audiencia de cadetes en la Academia Militar de West Point, el Presidente Barack Obama casi parecía decir que podría declarar la guerra a Paquistán.»
Cada vez que iba a referirse a Afganistán, primero mencionaba a Paquistán…yo estaba sentado atrás y casi salto de la silla cuando expresó: «los riesgos son aún mayores dentro de un Paquistán con armas nucleares porque sabemos que Al Qaeda y otros extremistas persiguen apoderarse de armas nucleares, y tenemos toda la razón para creer que las utilizarían». Me sorprendió porque una serie de oficiales estadounidenses confirmaron recientemente que el arsenal paquistaní es un arsenal seguro. [8]

Este articulo se titula « ¿Declaró Obama la guerra a Paquistán?», y entonces podemos anotar el signo de interrogación a la discreción diplomática. Durante las audiencias del Congreso en las que participó el general McChrystal y el embajador estadounidense Eikenberry, Afganistán y Paquistán fueron conjuntamente descritos como la siniestra organización conocida como «Afpak» o incluso «Afpakia».

Durante el verano de 2007 y asesorado por Zbigniew Brzezinski y otros controladores, Obama fue quien originó la política unilateral estadounidense de utilizar a elementos inescrupulosos (drones en inglés) para llevar a cabo asesinatos dentro de Paquistán. Esta política del asesinato se expande ahora con el refuerzo militar: «Hace dos semanas en Paquistán, francotiradores de la CIA asesinaron a ocho personas sospechosas de ser militantes del Talibán y Al Qaeda, e hirieron a otras dos en un complejo que, según se dice, fue utilizado para entrenar a terroristas…la Casa Blanca autorizó la expansión del programa de la CIA conocido como Drone en las aéreas tribales y descontroladas de Paquistán, según dijeron funcionarios esta semana, para paralelamente seguir la decisión del Presidente…de enviar otros 30,000 soldados a Afganistán.

Funcionarios estadounidenses negocian con Paquistán la posibilidad de atacar a Beluchistán por primera vez—es un asunto controvertido ya que se encuentra fuera de las áreas tribales—porque es donde los líderes Talibanes de Afganistán supuestamente se ocultan». [9] Los Estados Unidos ahora entrenan más asesinos que pilotos de combate.

Blackwater bajo acusación por masacre de mujeres y niños

La CIA, el Pentágono y las agencias contratistas entre las compañías militares privadas llevan a cabo una ofensiva asesina en todo Paquistán, atacando aldeas pacíficas y fiestas de boda, entre otros objetivos.

Blackwater, que ahora se autodenomina Servicios Xe y Soluciones Completas de Inteligencia (Total Intelligence Solutions) [10], está muy involucrada: «En una base de operaciones avanzadas encubierta, subordinada al Comando de Operaciones Especiales Conjuntas (JSOC) en la ciudad portuaria de Karachi, en Paquistán. Miembros de una división élite de Blackwater llevan a cabo un plan secreto para ejecutar asesinatos selectivos de personas sospechosas de ser operativos del Talibán o de Al Qaeda, «el secuestro y arresto» de objetivos de alto valor y otras acciones importantes dentro y fuera de Paquistán, según una investigación de The Nation. Los operativos de Blackwater también apoyan la recepción de información de inteligencia y una campaña secreta de bombardeos por parte de los militares estadounidenses paralela a los golpes quirúrgicos de la CIA que están bien documentados, de acuerdo con una fuente fidedigna dentro del aparato de inteligencia militar estadounidense.» [11]

Siendo tan espeluznante sin embargo, el informe de Scahill debe verse incompleto, ya que no menciona las constantes acusaciones sobre que una gran parte de los bombardeos mortíferos en Peshawar y otras ciudades paquistaníes son realizados por Blackwater, como lo expone esta simple nota de prensa: «ISLAMABAD Oct. 29 (Xinhua) –Hakimullah Mehsud, jefe del movimiento Talibán en Paquistán acusó a la controvertida firma privada de los Estados Unidos Blackwater por la explosión de una bomba en Peshawar que mató a 108 personas, reportó el jueves la agencia local de noticias NNI.» [12]
Se trata de terrorismo ciego diseñado para la matanza extrema, particularmente de mujeres y niños.

Estados Unidos, ¿también en guerra contra Uzbekistan?

El informe de Scahill también dice que las operaciones oscuras de Washington han invadido Uzbequistán, un país de la era postsoviética de 25 millones de habitantes que tiene fronteras al norte con Afganistán:
«Además de los golpes quirúrgicos ya planificados y de las operaciones contra las fuerzas de Al Qaeda y del Talibán en Paquistán por parte de JSOC y la CIA, el equipo de Blackwater en la ciudad de Karachi también ayuda a planificar la misiones de JSOC dentro de Uzbequistán contra el Movimiento Islámico de Uzbequistán, de acuerdo con fuentes de inteligencia norteamericanas».

Blackwater no lleva a cabo las operaciones directamente, dijo la fuente, sino que son ejecutadas por fuerzas de la JSOC. «Esto despertó mi curiosidad y realmente me preocupa porque no se si se han percatado de que nunca me dijeron que estamos en guerra contra Uzbequistán,» dijo. «Por tanto, olvidé preguntar si Rumsfeld regresa a su cargo» [13] Tales son las esperanzas y las expectativas sobre el cambio.

El papel de la inteligencia estadounidense en el fomento de la rebelión del Beluchistán con el objetivo de aislar a Paquistán es también confirmado por el profesor Chossudovsky: «Ya en el 2005, un informe del Consejo Nacional de Inteligencia de los Estados Unidos y de la CIA preveían "un final como el de Yugoslavia" para Paquistán "en el marco de diez años en un país dividido por la guerra civil, el derramamiento de sangre y las rivalidades inter-provinciales, como se observó en Beluchistán recientemente"». (Energy Compass, Marzo 2, 2005). De acuerdo con el Consejo de inteligencia y la CIA, Paquistán debe convertirse en un «estado fracasado» a la altura del 2015, «como resultado de la guerra civil, la total talibanización y la lucha por el control de sus armas nucleares.» [14]…. Washington favorece la creación de un «Gran Beluchistán» que comprendería las regiones Baluchis además de similares áreas de Irán y posiblemente la franja sur de Afganistán, de manera que llevaría a cabo un proceso de fractura política tanto en Irán como en Paquistán». [15]

Los iraníes, por su parte, mantienen que los Estados Unidos llevan a cabo actos de guerra en su territorio del Beluchistán: «TEHERAN, Oct. 29 (Xinhua)—Ali Larijani, presidente del Parlamento iraní dijo…que existe evidencia concreta que muestra el involucramiento de los Estados Unidos en recientes explosiones mortíferas de bombas en la provincia iraní de Sistan-Baluchistan, de acuerdo con la agencia oficial IRNA…El ataque suicida realizado por el grupo rebelde sunni Jundallah (Soldados de Dios) ocurrió el 18 de octubre en la provincia de Sistan-Beluchistan, cercana a la frontera con Paquistán, cuando funcionarios locales preparaban una ceremonia para el encuentro de lideres tribales con comandantes militares de la Guardia Revolucionaria de Irán (GRI). [16]

El objetivo de washington: interrumpir el corredor paquistaní de energía entre Irán y China

¿Por qué los Estados Unidos están tan obsesionados con la desintegración de Paquistán? Una razón es que Paquistán tradicionalmente ha sido un socio estratégico y económico de China, un país al que los Estados Unidos y Gran Bretaña se resisten y quieren contener en la arena internacional.
Paquistán en lo particular podría establecer un corredor energético que uniría los campos petroleros de Irán e incluso y posiblemente a Irán con el mercado chino mediante un oleoducto que atravesaría los Himalayas sobre Cachemira. Este es el llamado asunto del «Ductoestán» (Pipelinestan, en inglés).

Ello le proveería a China un suministro de petróleo garantizado desde campos petroleros en tierra que no están sujetos a la superioridad naval anglo-estadounidense, mientras que reduciría la travesía de 12,000 millas a los tanqueros alrededor del borde sur de Asia. Según recientes informaciones de prensa: «Beijing ha estado presionando a Teherán para que China participe en el proyecto del oleoducto e Islamabad, que está de acuerdo en firmar un convenio bilateral con Irán, ha acogido la participación china».

De acuerdo con estimados, el oleoducto beneficiaría a Paquistán con un total de entre 200 y 500 millones de dólares al año solamente por concepto de pagos por tránsito. China y Paquistán ya trabajan en una propuesta de proyecto para un oleoducto a través de los Himalaya que llevaría crudo del Medio Oriente hasta el oeste de China. Paquistán le proporcionaría a China la ruta más corta posible para la importación de petróleo desde los países del Golfo…el oleoducto, que se extendería desde el puerto sureño Gwadar de Paquistán a lo largo de la vía Karakoram, sería financiado parcialmente por Beijing.

Los chinos también construyen una refinería en Gwadar. Las importaciones a través del oleoducto permitirían a Beijing reducir sus importaciones marítimas a través del angosto e inseguro Estrecho de Malaca, que actualmente es utilizado por este país para el 80 porciento de sus importaciones petroleras. Islamabad también proyecta extender una vía férrea hasta China para conectar este país con Gwadar.

El puerto se considera también como la fase terminal del proyecto multi-billonario de los gasoductos que partirían desde los campos sureños de Irán o de Qatar, y desde los campos de Daulatabad en Turkmenistán para exportar el recurso natural al mercado mundial. [17] Esto constituye el progreso y cooperación de tipo normal, pacifico y económico que los británicos y estadounidenses quieren parar a toda costa.

El suministro de petróleo y gas natural a través de oleoductos y gasoductos desde Irán a través de Paquistán y hacia China proporcionarían recursos energéticos a ese país y constituirían además cinturones de transportación de esos recursos que favorecerían la influencia económica china en el Medio Oriente. Esto debilitaría el dominio británico y estadounidense en una parte del mundo que Londres y Washington tradicionalmente han querido controlar como parte de su estrategia de dominación global.

La propaganda interna de los Estados Unidos ya está presentando a Paquistán como la nueva sede del terrorismo. Las cuatro presas patéticas que son juzgadas por un supuesto intento de bombardear una sinagoga en la localidad de Riverdale, en el Bronx, Nueva York, fueron bien trabajados para asociarlos con el misterioso y sospechoso Jaish-e-Mohammad, un supuesto grupo terrorista paquistaní. Lo mismo sucede con los cinco musulmanes de Virginia del Norte que fueron recientemente arrestados cerca de Lahore, en Paquistán.

India e Iran

En cuanto a los países vecinos, India bajo la dirección del desventurado Manmohan Singh parece aceptar el papel de daga continental contra Paquistán y China en nombre de los Estados Unidos y de Gran Bretaña.
Esta es la receta para una tragedia colosal. India prefiere conseguir la paz permanente con Paquistán mediante la desocupación de Valle de Cachemira, donde el 95 porciento de la población es musulmana y estarían de acuerdo en unirse a Paquistán.

Si no se encuentra una solución a este asunto, no habrá paz en el subcontinente.
Y con respecto a Irán, George Friedman, jefe del ala Stratfor de la comunidad de inteligencia, recientemente declaró a Russia Today [televisión rusa que emite en inglés] que la gran novedad de la próxima década será la alianza de los Estados Unidos con Irán dirigida contra Rusia. En tal escenario, Irán cortaría el abastecimiento de petróleo a China.

Esa es la esencia de la estrategia de Brzezinski. Es una cuestión urgente que el movimiento contra la guerra en los Estados Unidos se reorganice y comience la movilización contra el cinismo e hipocresía de la guerra y la escalada política de Obama, que ya sobrepasa el número de crímenes de guerra de los neoconservadores Bush y Cheney. En esta nueva fase del «Gran Juego», los riesgos son incalculables.

 Webster G. Tarpley

Escritor, periodista, conferencista y crítico norteamericano de las políticas doméstica y exterior de los Estados Unidos. Sus libros más recientes son: Obama, The Postmodern Coup,The Making of a Manchurian Candidate, Barack Obama: The Unauthorized Biography y 9/11 Synthetic Terror. Es miembro de la Conferencia Eje por la Paz.

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