Catean rancho de “Greg”
“Puerto Rico”, enclavado en la zona fronteriza entre México y Guatemala, en la selva de Comitán, Chiapas, cerca del poblado de Xcán
CANCUN, Quintana Roo, 30 de mayo.- Enclavado en la zona fronteriza entre México y Guatemala, en la selva de Comitán, Chiapas, muy cerca del poblado llamado Xcán, se encuentra el rancho “Puerto Rico”, propiedad de la familia del candidato a la gubernatura de Quintana Roo por la mega alianza PRD-PT y Convergencia, Gregorio Sánchez Martínez, hoy preso en un penal federal acusado por la Procuraduría General de la República (PGR), por los delitos de lavado de dinero, delincuencia organizada y delitos contra la alud y que el pasado viernes fue cateado por elementos de la VII Región Militar junto a otras propiedades ubicadas en Ocosingo, Barrio de Yalchivol y Tuxtla Gutiérrez.
Este rancho que abarca más de 200 hectáreas y que colindan con Guatemala, pertenece desde los años 70 a la familia de Gregorio Sánchez Martínez, mismo que fue cateado por efectivos castrenses a petición de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), luego de la detención del alcalde con licencia de Cancún.
A esto, se le suma el hecho de los señalamientos oficiales que indican que grupos de la delincuencia organizada trafican drogas, indocumentados y armas en los dos sentidos de la frontera y en donde el rancho “Puerto Rico”, se le involucra.
Parte de este operativo realizado por militares, se da por el hecho de las imputaciones que le hace la PGR, pero además, por los antecedentes que existen en los expedientes donde se han visto involucrados otros familiares de Gregorio Sánchez, quien incluso, vivió en ese rancho su niñez.
Es de destacar que de acuerdo a informes de la Secretaría de Gobernación, las autoridades militares, migratorias y de la Policía Federal ubican esta franja territorial (donde se encuentra el rancho), como una de las más “recurridas por los grupos de delincuencia organizada para introducir ilegales, drogas y armamento”.
Debido a esto último, el Ejército Mexicano construyó allí una carretera conocida como “La Fronteriza”, que rodea la zona donde opera el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y bordea la línea que separa a México de territorio guatemalteco.
En los años 80, esta zona fue utilizada como campamento para refugiados del conflicto armado que durante más de 30 años y desangró al pueblo guatemalteco comenta Herbert Castellanos, funcionario del Museo del Jade en la capital chiapaneca y experto en historia de la región.
En aquella época, cuando no existían vías de comunicación, la familia Sánchez Martínez proporcionó ayuda y asilo en sus tierras a centenares de guatemaltecos, e inclusive ofreció respaldo a la Secretaría de Gobernación –la cual construyó una pista de aterrizaje para trasladar víveres– y a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados, instituciones que, en esos terrenos, establecieron un campamento junto con representantes de la ONU para brindar apoyo a quienes huían de la violencia transfronteriza.
En la actualidad, por estos caminos operan grupos armados del crimen organizado –como Los Zetas– con una capacidad de fuego que ha puesto en jaque en varias ocasiones a las fuerzas del orden del vecino país, dice el teniente Padilla, un oficial del Ejército Mexicano a cargo de uno de los tres puestos de control carretero que tropas del XV Regimiento de Caballería Motorizada tienen establecidos a lo largo de la vía que viene de Comitán hacia esta zona de la frontera.
El sueño de la familia Sánchez
Antonio Sánchez Meraz, padre de “Greg” Sánchez, era un michoacano que emigró a Petatlán, en la Costa Grande de Guerrero, donde un día soñó con una espesa selva donde podría levantar un rancho que diera sustento a sus 14 hijos.
Durante un viaje a Veracruz, un amigo suyo escuchó el sueño que tuvo Antonio y entonces le recomendó mirar hacia Chiapas, donde el gobierno del entonces presidente Luis Echeverría (1970-1976) tenía el proyecto de poblar una amplia extensión de selva que hacia frontera con Guatemala.
Eran tierras “ociosas” que, por cuestiones de “seguridad nacional”, al gobierno federal le urgía fueran ocupadas. Así fue como la familia Sánchez Martínez arribó a Chiapas, refirió Daniel Sánchez, el mayor de los hermanos, quien contó este episodio meses atrás a un par de reporteros.
El mayor de los hermanos de Greg, conocido por ser el vocalista y líder de una banda de música grupera denominada Los Leopardos, explicó que su padre comenzó a dedicarse a la explotación de la madera, lo cual ayudó para que sus hijos estudiaran en Comitán.
Luego de que don Antonio falleció, fue Daniel quien se hizo cargo de esta y otras propiedades de la familia en Chiapas y que tiene como capataz en el rancho a un tabasqueño de nombre Nicolás González que es el responsable de pastorear el ganado y estar al tanto de las siembras de palma, mango, limón y piña que, por órdenes de la familia Sánchez Martínez, cultiva en una extensión de 50 hectáreas.
Esta zona es patrullada de forma constante por soldados y poblaciones cercas como Nuevo Huixtán y Chajul, está vigilada por elementos de la policía municipal, luego de que en marzo pasado, del lado de Guatemala se reportó un enfrentamiento entre narcotraficantes que dejó por lo menos 11 muertos.
Algunos de los que pudieron sobrevivir escaparon hacia territorio mexicano por terrenos de los ranchos asentados en la línea divisoria.
El choque ocurrió durante unas carreras de caballos en una pista localizada por tierra a menos de una hora, en un poblado llamado Agua Zarca, dentro de territorio guatemalteco.
Trascendió que en dicha carrera participaron caballos de la familia Sánchez Martínez, aunque ninguna autoridad mexicana lo confirmó.
Malas relaciones
El hecho es que, desde hace varios años, no han dejado de circular versiones sobre presuntos vínculos de integrantes de la familia Sánchez Martínez con el crimen organizado, además de que el menor de los hermanos de Greg, Feliciano, se encuentra preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México acusado de secuestro.
Fue detenido en el 2002 tras un accidente de tránsito en el que se manejó la versión de que transportaba en hieleras órganos humanos para su venta, actividad a la que se dedicaba un “viejo” amigo de la familia de nombre Roberto Mazariego, quien fue encarcelado durante cinco años por los delitos de tráfico de indocumentados y operaciones con recursos de procedencia ilícita (averiguación 179/2002 iniciada por la Subprocuraduría de Investigación en Delincuencia Organizada de la PGR).
Un poco después de su liberación, Roberto Mazariego, alias “Chucho Blanco”, se concentró en servir de “padrino financiero” de la campaña del entonces candidato del PRD a la alcaldía de Benito Juárez, Gregorio Sánchez Martínez, pues ambos eran amigos desde la juventud.
Tras regresar a su tierra, un día “Chucho Blanco” fue encontrado muerto a las afueras de Comitán, en enero de 2010 y su cuerpo estaba cercenado envuelto en una sábana con un mensaje al lado que textualmente decía: “Tenía tiempo que esperaba este momento mexicano hijo de la gran puta. Parece que ya se les había olvidado que ustedes mataron a mi hijo serote (sic). Por lo pronto se te llegó tu día. POR VENDER ORGANOS DE MENORES DE EDAD.”
Tras la muerte de Roberto Mazariego, las autoridades explicaron que semanas antes había sido secuestrado por Los Zetas, quienes pedían tres millones de dólares por dejarlo en libertad, en medio de una disputa relacionada con el narcotráfico, pues se aseguraba que en terrenos de su propiedad aterrizaban avionetas con droga.
Visita de Gregorio al rancho de la familia
Ha trascendido que la última vez que Gregorio Sánchez pasó por el rancho Puerto Rico, fue en agosto pasado, cuando pernoctó camino a Guatemala para acudir al evento donde el gobierno guatemalteco entregaría un reconocimiento póstumo a su padre Antonio por la labor que desarrolló en favor de los refugiados en los años de la guerra civil.
Sin embargo, este “reconocimiento” porque el gobierno guatemalteco pasó por alto el hecho de que muchos de los refugiados que se quedaron a radicar del lado mexicano, eran explotados por la familia Sánchez Martínez y por otras que los trataban como esclavos en sus tierras, les pagaban cantidades mínimas o de plano no les cubrían su jornal.
(De la Redacción)
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