Sólo en México y por nuestra falta de memoria endémica, es posible que los mismos que han llevado el país al carajo, sean hoy los que con envoltura diferente, se presenten como salvadores del hartazgo que ellos construyeron. No obstante, las formas y estructuras de la disputa se repiten paso a paso, con sobrada falta de imaginación, pero absoluta ineficiencia para mostrar una salida clara y segura al país.
Los mismos que se apoderaron de la escena en 2006, preparan la nueva, sin cambio alguno, veamos:
En el PRI, las derrotas en Puebla, Oaxaca y Sinaloa, son en el fondo reacomodos de grupos ligados al viejo régimen, beneficiados del hartazgo local, pero promovidos por la pugna interna que viene desde 2006. Hay pugnas viejas en la bajada y nuevas en la subida.
La derrota no pareciera ser de manera genérica en el PRI, sino dirigida internamente contra los camisas rojas
que forjó Roberto Madrazo en su ascenso y caída cuando buscaba llegar a la Presidencia por un atajo. Los camisas rojas, son claramente identificables: usan camisas rojas, en sus actos públicos, en sus escenarios políticos, en su propaganda, son una misma corriente. Las han usado en campañas de Baja California, con Carlos Hank Rohn; en los estados de México, Veracruz, Puebla, Oaxaca y Quintana Roo, pero que para los priístas legislativos y del aparato central del partido, resultan no sólo la competencia interna, sino un obstáculo en la disputa por ser los interlocutores de la oligarquía. Recordemos que el PRI, con la fuerza de los gobernadores y en el Poder Legislativo, no puede unificar al país, pero sí impedir que otros gobiernen.
Los camisas rojas perdieron bastiones gracias a Beltrones y Paredes, pues con ello ganaban posición para definir un candidato propio contra Enrique Peña Nieto, apoyado por el monopolio de los medios y la alta jerarquía de la Iglesia católica. A Peña Nieto la ventaja le cuesta cara, pues se construye con un claro perfil autoritario y de derecha, pero sirve también de señuelo para los que buscan construir su candidatura, no con base en una propuesta propia, sino estableciendo el duelo y confrontación con él. En la disputa por el hartazgo, en el PRI se preparan para la confrontación interna y todos empiezan a cambiar de piel. Sus principales armas, son utilizar las de los otros adversarios, pues mucho ganarán si su guerra se hace invisible y utilizan los la beligerancia interna de los contrarios.
En el PAN, Felipe Calderón afina sus armas y el equipo; lanza su guerra contra el crimen organizado ahora como estrategia electoral y, bajo su propia experiencia, trabaja para un precandidato falso que atraiga la impaciencia de los contrarios, mientras construye el verdadero. Es como en 2006, el lopezobradorismo, se lanzó para destruir a Santiago Creel, pero el panismo orgánico, se decidió contra las encuestas y votó por Felipe Calderón, dejando en el vacío a los contrarios.
Calderón, como conductor del panismo, ha dado varios golpes en preparación de lo electoral: a los medios los ha puesto quietos utilizando el secuestro de varios periodistas para centralizar sus versiones, sin ninguna fuga de información ni cuestionar sus boletines de prensa (destaca el hecho de un vocero del Ejército para dar la versión sobre la muerte de Nacho Coronel). Ahora no hubo escarnio público del cadáver ni fotos, pero sí un mensaje fuerte y claro: Felipe Calderón lanza el cadáver de Coronel a los pies de sus críticos, respondiendo a la acusación de protección al cártel del Chapo Guzmán y dejando el bombazo de La Línea en Ciudad Juárez, sin sustento.
Felipe Calderón y el PAN entran en la disputa del hartazgo, amputándose, pues Diego Fernández de Cevallos y seguidores se encuentran neutralizados. Por otra parte, Calderón hará que 2012 se convierta en un referéndum para respaldar la continuidad de la guerra, uniendo a los que buscan una salida autoritaria al hartazgo.
En el caso de PRD, PT, Convergencia y el lopezobradorismo, la voluntad es profundizar el encono y la división. Las reglas anunciadas para construir un candidato único
ya se fueron a la basura. La pauta ya está dada y hay tiempo para todo menos para la democracia interna. Hasta la intelectualidad otrora crítica, festeja que se acuse de traición al que pretenda interponerse al mejor posicionado
. Se utiliza a las masas no para unir, sino para golpear y reconstruir el fanatismo. En la disputa del hartazgo, la misma arma: retar, polarizar, dividir. Sólo se admite fe y propaganda. Se busca unir con la guillotina, pues la competencia es traición y toda democracia estorba.
Faltarían analizar a otros actores en la disputa por el hartazgo, como Iniciativa México, el partido de Televisa y Tv Azteca, más otras manipulaciones, que ya veremos en futuras entregas.
En la disputa por el hartazgo, predomina el pensamiento de derecha, los intereses oligárquicos, la ambición de poder personal, las ocurrencias, la necedad, las formas religiosas y sus valores. Culpables y salvadores del hartazgo son lo mismo.
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