Wednesday, September 22, 2010

La Universidad Nacional: Los años 90, la transición hacia la globalización y el neoliberalismo.


CAPÍTULO XXIX

Los valores de la Universidad estuvieron fincados en la importancia del desarrollo de los individuos con base en su intelecto y creatividad La UNAM en la ruta del mundo globalizado: el rectorado de José Sarukhán. Durante la rectoría de José Sarukhán (1989-1992 y 1993-1996), la UNAM inició la transición hacia la globalización basada en las nuevas exigencias de la competitividad mundial y el neoliberalismo. En esa época los valores de la Universidad estuvieron fincados en la importancia del desarrollo de los individuos con base en su intelecto y creatividad, más allá de la búsqueda de técnicos capacitados en la extracción y explotación de los recursos naturales y de ofrecer mano de obra barata para las empresas.1 Para entrar a la competencia internacional el país requería nuevos sistemas de producción y administración, así como de gente bien preparada: científicos, técnicos profesionales y cuadros directivos que fueran competitivos internacionalmente, con sentido social de sus tareas y con el soporte de una cultura nacional.2 En dicho periodo hubo decisiones para priorizar la investigación de calidad y los estudios de posgrado. El universitario comenzó a ser apreciado como un individuo diferenciado por su productividad. En lo cotidiano se buscaron soluciones prácticas a las urgentes necesidades y adecuaciones para que la comunidad, más allá de desacuerdos y tensiones, continuara con sus tareas habituales en las aulas, en los laboratorios y en las actividades deportivas. El discurso inaugural del rector José Sarukhán, el 2 de enero de 1989, señaló las líneas de su administración. En el centro de la plataforma de su gobierno puso a la investigación conducida por jóvenes académicos como la protagonista de su proyecto renovador. Anunció programas de estímulos y reconocimientos a la enseñanza, al desempeño académico y a la investigación e innovación tecnológica. Comenzaron a diferenciarse las actividades de investigación y docencia con base en la productividad personal. Se reestructuraron los estudios de posgrado mediante nuevos programas que vincularon la ciencia y la tecnología con las demandas de las empresas productivas. El gobierno mexicano incrementó el subsidio federal a la Universidad, condicionándolo a las reglas de la evaluación institucional de cara a la sociedad y a los resultados obtenidos dentro de las líneas negociadas con el Presidente electo en 1988. Las afinidades entre el proyecto de la gestión inicial del rector Sarukhán con los requerimientos del sistema político permitió que el diálogo fluyera entre los actores y se marcara el rumbo a los cambios en la educación superior pública. Aun con el apoyo del gobierno federal el déficit presupuestal continuaba, y los incrementos a las cuotas no prosperaron. Se recurrió al primer préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo y se buscó apoyo del sector privado, mediante el soporte de exalumnos por medio de Fundación UNAM, además de patronatos como los Amigos del Chopo y elde la Filarmónica de la UNAM, entre otros. En el contexto de estas modificaciones hubo voces opositoras a las reformas del rector, que consideraban que se ponía en riesgo el carácter de la UNAM como institución pública, gratuita y de masas. Con resistencias y avances, las expectativas del cambio pasaron de cierto voluntarismo optimista a lo plausible de un proyecto universitario enclavado en sus limitaciones materiales y humanas. En medio de las negociaciones entre los grupos de apoyo y opositores, hubo algunos logros destacados: la realización del Congreso Universitario, las obras materiales construidas y la revaloración del trabajo académico.

El Congreso Universitario

El 14 de mayo de 1990 en el Frontón Cerrado de Ciudad Universitaria se inauguró el Congreso General Universitario, planeado en 11 mesas de discusión. Los críticos de la postura institucional establecieron que era necesario cambiar la Ley Orgánica de la UNAM, sus órganos de gobierno
y leyes, reglamentos y estatutos para implementar una nueva universidad que facilitara el tránsito hacia una universidad transformadora de una sociedad más justa, comenzando con una mayor participación de la propia comunidad en las decisiones institucionales. Compartieron estos
planteamientos diversos actores, dentro y fuera del Congreso, como Luis Javier Garrido, Alberto Híjar Serrano, Annie Pardo, Carlos Monsiváis, Arturo Warman, Alfredo López Austin, Arnaldo Córdova, Manuel Peimbert y Pablo González Casanova.

Luego de un mes de deliberaciones, el Congreso Universitario consiguió logros de las dos posiciones enfrentadas: la Universidad continuó siendo pública, gratuita y de masas, y se mantuvo el bachillerato en la UNAM. Se pusieron en marcha proyectos como los consejos académicos de área, la transformación del posgrado, cambios de planes de estudio y se rediseñó la difusión cultural.

Los espacios

El proyecto del rector José Sarukhán consideró la remodelación y construcción de edificios, talleres y laboratorios que reforzaran el área científica en armonía con la arquitectura y el medio ambiente propios de los campi universitarios. Fue prioritario el reacondicionamiento y construcción de las bibliotecas de facultades e institutos como en Filosofía y Letras, Química,
Ingeniería y Derecho. También comenzó la digitalización de los servicios bibliotecarios; se impulsó el uso y desarrollo de la informática que puso a la comunidad universitaria en el camino irreversible hacia la sociedad del conocimiento. Se adquirió la supercomputadora Cray y fue puesto en órbita el SatUNAM.En la parte recreativa, el Club Universidad Nacional de futbol estrenó nuevas instalaciones en 1996.

Puntos de referencia

La matrícula de licenciatura se mantuvo, disminuyó paulatinamente la del bachillerato y aumentó la del posgrado, y fue creado el Programa Universitario de Estudios de Género, en 1992. Los vínculos con el extranjero se ampliaron. En 1993 la institución se integró al Programa de Movilidad Académica Regional, que precedió a la firma del TLCAN, para motivar el
intercambio estudiantil, facilitar la transferencia de créditos escolares y promover la formación de
profesionales en ingeniería y estudios ambientales. Los fondos asignados fueron para el desarrollo sustentable y conservación de la biodiversidad. En 1994, 10 universidades de Estados Unidos, 10 de México y 14 de Canadá participaron en este programa. La UNAM estableció representaciones
en diversas ciudades del mundo, consolidó las ya existentes y se abrió el Centro de Enseñanza para Extranjeros en Hull, Canadá, y se consolidaron los de San Antonio, Texas; Taxco, Guerrero, y
Ciudad Universitaria.

Los deportistas de alto rendimiento fueron prioritarios para posicionar a la institución en el deporte nacional. Se institucionalizaron los premios al mérito deportivo. El equipo de alpinismo arribó a la cima del Aconcagua. La ciencia y el deporte universitarios ganaron el trofeo a la mejor exposición deportiva en la Olimpiada Cultural de Barcelona, en 1992. El equipo Pumas de futbol
nuevamente dotó de orgullosa identidad a los universitarios al ganar el XX Campeonato de la Liga Mexicana de Futbol, y al recordar a los millones de mexicanos aficionados a este deporte que Pumas, al igual que la UNAM, son cantera y forman desde muy jóvenes a sus integrantes, muchos de ellos seleccionados mexicanos.

Un nuevo rumbo

La Universidad Nacional Autónoma de México navegó en las aguas de un mundo cambiante y en crisis para transformarse durante el periodo del rector José Sarukhán. Comenzó la transición para ser una Universidad con objetivos nacionales y a la vez interesada en las dinámicas de la globalización.

Cambió el modelo de una Universidad Nacional a otra de primer mundo de clase mundial; de un modelo que durante décadas centró su discurso en la justicia social, a otro que buscó además ligarse con los intereses de los procesos de producción y distribución de la riqueza neoliberales.
Semejante proeza no podía ser un proceso endogámico fundamentado en las buenas intenciones del rector con recursos financieros limitados y subordinados a la buena voluntad del Ejecutivo en turno. Fue un proceso de los universitarios dirigido por un académico que negoció y adecuó retos
y exigencias a las condiciones de la UNAM. La Universidad sobrevivió a un entorno que fue volviéndose hostil a su carácter público y lo hizo con buenos resultados para su momento, porque la comunidad universitaria rebasó diferencias, obtuvo reconocimientos en medio de la toma de
decisiones del trabajo cotidiano que, frente a situaciones inéditas de su vida, siguió las ruta de la globalización y del cambio con su mejor capital: los propios universitarios.





http://www.dgcs.unam.mx/gacetaweb/2010/100920/gaceta.htm

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