Bajo la Lupa
EU, FMI y The Economist incitan al remate de Pemex
En una semana arreciaron las presiones del Fondo Monetario Internacional (13/12/07), la embajada de Estados Unidos (14/12/07) y de la revista neoliberal británica The Economist (19/12/07) sobre el delamadridista-panista Calderón: el atribulado “gerente del desempleo”, quien carece de mandato y legitimidad para privatizar Petróleos Mexicanos (Pemex), como ordenan los cánones y cañones anglosajones e hispanos que avalaron su imposición.
¿Podrá una minoría, el duopolio neoliberal panista-priísta (apuntalado en Washington, Londres y Madrid), imponer su capricho privatizador a la apabullante mayoría que repudia el remate de Pemex por la puerta trasera al peor postor y al mejor impostor?
De tal dimensión histórica es el significado de la “segunda independencia de México” y su última batalla de destino geopolítico. Después de congratular a Calderón por su obediencia ciega (v. gr. la reforma de pensiones), un funcionario de quinta David Robertson (DR), “subdirector del hemisferio americano” del moribundo Fondo Monetario Internacional (FMI), alegó que llegó el tiempo de la “reforma energética”. Luego de admitir que su fuerte no era el conocimiento petrolero (nota: sin comentarios) repitió los sofismas de los sicofantes de The New York Times (ver Bajo la Lupa, 11/3/07).
La amenaza de la embajada estadunidense es perturbadora: fuga de capitales foráneos en caso de no operar las reformas laboral, educativa y energética (sic).
The Economist, a cuyo país se le agotaron sus reservas en el Mar del Norte (por lo que codicia adueñarse de la “sexta potencia petrolera mundial”), rumia lo expectorado por Reyes-Heroles Jr. y Georgina Kessel y fustiga que los “recientes tres (nota: ¿nada más?) directores” del “monopolio estatal” han sido “acusados de corrupción”.
Se equivoca: la corrupción neoliberal es viciosamente circular desde hace casi 30 años y nadie se salva, no se diga la totalidad de los subsiguientes secretarios de Energía, varios refugiados en el siniestro cuan ignaro Comité de Energía del Senado, donde gozan de patente de corso para rematar a Pemex.
La mendaz revista neolibeal británica abulta la ineptitud de Pemex que “no sabe resguardar sus instalaciones”, pero que no dice ser deliberada para privatizar los oleoductos, mientras oculta que las gasolineras han sido privatizadas a Hidrosina; mejor dicho, al eje Robledo-Karam Kassab (los hermanos madracistas William, Paul y Gabriel) que goza de “alianzas estratégicas” con Mobil y Bardahl (recientemente premiada por la Kessel).
Con tanta manzana podrida, ¿no sería mejor realizar una auditoría ciudadana, antes del remate sumario, para fumigar a los “amigos” energéticos de los Reyes-Heroles aglutinados durante más de un cuarto de siglo (ver Bajo la Lupa, 7/10/07)?
La camarilla senatorial del calderonista Rubén Camarillo en el siniestro cuan ignaro Comité de Energía realiza un “debate privado (¡súper sic!), técnico (¡extra sic!)” para “conseguir un consenso multipartidista (sic) en febrero”.
El secreto consiste en dar la vuelta a la Constitución: “privatizar la refinación (nota: ¡casi la mitad del negocio!), el transporte y la distribución” (nota: ¡nada más!), imitando la privatización zedillista del gas, mediante el cambio de las “leyes secundarias”, según los sofismas legaloides y las chicanerías de un tal “César Hernández, del CIDAC” (nota: consultora de membrete del cordobista-zedillista Luis Rubio Freidberg, firmante con Reyes-Heroles Jr. del infame documento Nuevos Horizontes, de septiembre 01).
The Economist amenaza: “seguro habrá protestas”, pero “Calderón estará inclinado a correr el riesgo (¡súper sic!)”. ¿Dan EU, Gran Bretaña y España luz verde para la represión militar con el fin de adueñarse de nuestros hidrocarburos?
¿Por qué no se atreve el muy desequilibrado The Economist a entrevistar a AMLO, el genuino líder de la oposición ciudadana, para que se entere de lo que piensa la mayoría, en lugar del infaltable David Shields (alias Shell), portavoz oficioso británico, además de dos papanatas muy a modo, presuntamente controlados por un ex director delamadridista de Pemex en la aciaga fase zedillista, muy mimado por las piratas Shell y Repsol YPF?
The Economist fue fundada con el dinero de la extracción del petróleo mexicano en su fase privatizada, por lo que desea desnacionalizar a Pemex para regresarla al periodo anterior de 1938, cuando se despachaba con la cuchara grande.
Quizá los del siniestro Comité de Energía del Senado lo ignoren, pero el fundamentalista neoliberal sirio-argentino Carlos Menem se les adelantó hace 17 años con una total privatización (no en lo oscurito como aquí), con el fracaso estrepitoso subsecuente, cuando regaló la petrolera estatal argentina YPF a la pirata Repsol, hoy a la deriva (ver Bajo la Lupa, 26/12/07).
No contó el cataclismo privatizador de la desregulación eléctrica y gasera en California (“síndrome Enron”), imitado por la clandestina privatización zedillista del gas, pero, ¿no cuentan tampoco los fallidos experimentos neoliberales energéticos en Argentina que ha echado reversa?
¿Qué les pasa, senadores (mejor dicho cenadores) del siniestro Comité de Energía? ¿Tan hambrientos andan con sus omisiones trianguladas sin detenerse a reflexionar el grave daño que causan a la nación, ya no se diga a su seguridad nacional?
Entendemos que pedimos demasiado al Senado/Cenado. Una de las características históricas del distócico neoliberalismo “mexicano” (gracias a la connivencia de Estados Unidos) es que no sabe construir: solamente destruye; no compra, sino remata; es depredador por antonomasia.
La mayoría del siniestro cuan ignaro Comité de Energía manifiesta una sicópata adhesión al desfalleciente neoliberalismo global que le ha permitido prohijar durante un cuarto de siglo el coyotaje triangulado (y de paso ocultar el agujero negro del Fobaproa /IPAB que aún no es auditado) de la pestilente cleptocracia y su publicitada “renovación (sic) moral (¡súper sic!) de la sociedad (sic)”. De la Madrid fue el hijo adoptivo (políticamente expresado) de Reyes-Heroles padre, y mejor ni hablemos de las “mulas de Troya” y tramoya de un sector del PRD cooptado por el entreguista calderonismo.
¿Avalarán el Ejército y la Armada los últimos baluartes de la soberanía la desnacionalización de Pemex para complacer aviesos intereses particulares locales y foráneos? ¿Se puede ser “leal” a tanta deslealtad a la patria y a su patrimonio?
¿Quién detendrá el entreguismo del delamadridista-panista Calderón, fundamentalista neoliberal agazapado en su delirante unilateralismo energético, quien ostensiblemente recibe órdenes foráneas para rematar a Pemex, aun por la vía militar?
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