Raúl Monge/ Proceso
MEXICO, D.F., 1 DE MARZO /Una semana antes del fallido atentado contra el director sectorial de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF), Julio César Sánchez Amaya, en el que perdió la vida Juan Manuel Meza Campos, El Pipen, los matones contratados por el cártel de Sinaloa originalmente habían planeado ejecutar al funcionario policiaco en las inmediaciones de su casa, ubicada en un conjunto habitacional llamado El Arbolillo, en Chiconautla, Estado de México.
Sin embargo, los sicarios desistieron de su idea al percatarse de que cerca del domicilio particular de Sánchez Amaya –con indicativo Pegaso– había unas oficinas de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México y, por ende, una nutrida presencia de patrullas y policías.
Lo anterior consta en las declaraciones ministeriales de Tania Vázquez Muñoz, una vendedora de droga al menudeo en Tepito que resultó herida en el operativo organizado por una docena de delincuentes y narcomenudistas del Distrito Federal y del Edomex para asesinar a Sánchez Amaya.
Según Vázquez Muñoz, el jueves 7 de febrero acompañó a Mauro, Gerardo y Érika –actualmente prófugos– a ese lugar donde, de acuerdo con la versión que le dieron sus amigos, el jefe policiaco tiene varios departamentos.
En el trayecto, dijo, Mauro y Gerardo comentaron que les habían encargado “matar a un director de la Policía”, pero que nunca dijeron quién les había hecho el encargo. Lo único que agregaron fue que “no se trataba de cualquier persona”.
Tania declaró que, antes de llegar a la unidad habitacional –de la que no dio mayores detalles, salvo que se encontraba en un pueblito, lejos de la ciudad–, Mauro, Gerardo y Érika le confiaron que no era la primera vez que asesinaban a una persona, que ya anteriormente lo habían hecho.
En la tercera de cinco declaraciones ministeriales que ha rendido del sábado 16 de febrero a la fecha, Tania relató que, al llegar a su objetivo, sus acompañantes bajaron del auto, un Golf o Jetta negros, y ella permaneció dentro del vehículo.
Pero cuando perdió de vista a sus compañeros se bajó del coche, caminó un poco –“porque se me antojaron unos esquites”–, y alcanzó a ver que en la zona había varios comercios, una pizzería, un puente y un canal.
Luego de un rato, Tania regresó al vehículo y, minutos después, llegaron Mauro, Gerardo y Érika, a quienes escuchó decir: “Ya ves, te dije que ahí vive, la chava que iba entrando era su hija”.
También señalaron que no iba a ser fácil asesinar al funcionario de la SSPDF porque “siempre traía un chaleco antibalas y siempre andaba con escolta”.
Según Tania, sus amigos hicieron igualmente referencia a unas oficinas de la PGJEM y a que había muchas patrullas y policías, por lo que no sería fácil cumplir con el trabajo en ese sitio. “A balazos no lo vamos a poder matar; hay que pensar en otra forma de hacerlo”, dijeron.
En el mismo testimonio, la joven, quien antes de dedicarse a la venta de drogas al menudeo compraba y vendía ropa a familiares y conocidos suyos, declaró que, de regreso a su casa, Gerardo y Mauro la invitaron a participar en el crimen. Le plantearon que no tendría que hacer nada, que el “trabajito” lo haría El Pipen. En esa ocasión, también la invitaron a viajar, en compañía de su hijo, a Huatulco.
Mauro ya no volvió a tener contacto con Tania hasta el jueves 14, pero sólo por teléfono.
Novia de Alberto Lemus Tenorio, El Capri, y amiga de El Pipen, Tania manifestó que el viernes 15 se levantó temprano para dejar a su hijo en la escuela, regresó a su casa y se recostó un rato hasta que la despertó la alerta de su radio Nextel.
Se trataba de Mauro, con quien acordó encontrarse en Anillo de Circunvalación, esquina con Ferrocarril Hidalgo. Indicó que llegó al lugar de la cita alrededor de las 12:30 horas y que ya la estaban esperando Mauro y El Pipen, en un auto.
De ahí, continuó, se trasladaron al Wings ubicado en avenida Chapultepec, donde comieron algo y ultimaron detalles del atentado. Según la versión de Tania, Mauro le recordó a El Pipen que sólo tendría que “poner una bolsa en una camioneta que tenía muchas antenas”.
Mauro ordenó a Tania que ella caminara junto a El Pipen y que, una vez colocada la bolsa, caminara hasta la glorieta de Insurgentes, subiera al Metro y se fuera a su casa, “porque esto se va a poner muy pesado”.
De acuerdo con la declaración ministerial de Tania, conforme se acercaba la hora El Pipen empezó a ponerse nervioso, e inclusive hubo un momento en que se paró de la mesa y se retiró para indagar si ya había llegado su víctima.
Unos 10 minutos después El Pipen regresó al restaurante y les avisó que la camioneta del jefe policiaco ya estaba en el lugar indicado. Mauro pagó la cuenta y, antes de despedirse de Tania y de El Pipen, les dio la última instrucción: que caminaran y esperaran a que Gerardo y Érika pasaran por ellos.
Luego de 10 minutos de espera atrás de la Universidad de las Américas, Gerardo llegó conduciendo un vehículo y Tania y El Pipen subieron. Gerardo se dirigió a la glorieta de Insurgentes. En el trayecto, Érika le entregó una bolsa negra a El Pipen, quien la puso sobre sus pies y revisó el artefacto explosivo sin sacarlo de la bolsa.
Gerardo volvió al punto original y, casi a gritos, les pidió a Tania y El Pipen que bajaran rápido del auto. Según Tania, nunca supo lo que El Pipen llevaba en la bolsa. Ambos dieron unos pasos y en eso sonó el celular de Tania, quien declaró que sólo alcanzó a ver que se trataba de un número privado cuando de inmediato sintió un flamazo. “Alcancé a ver a El Pipen con una lámina encima, sentí que todo mi cuerpo empezó a arderme y pedí ayuda…”
Armas, drogas, autos
La declaración ministerial de Karla María de Monserrat González Gallegos, quien también se encuentra bajo arraigo desde el pasado 25 de febrero, redondea la historia del fallido atentado contra el funcionario de la SSPDF.
De 22 años de edad, Karla trabajó como secretaria en el Instituto Politécnico Nacional, y fue ahí donde entabló relación con dos de los implicados en el bombazo del viernes 15 de febrero en avenida Chapultepec: primero con Óscar Santoyo, El Mosco, y, posteriormente, con Daniel Ramírez Ávila, El Nazi.
Según la versión que ofreció a la autoridad ministerial, ambos sujetos traficaban con armas y droga, además de dedicarse al robo de autos con violencia.
Sostuvo que en noviembre de 2007 se hizo novia de Ramírez Ávila y que así se enteró de que éste le compraba droga a una persona de Sinaloa a quien apodaban El Patrón. Reveló inclusive que el narcotraficante sinaloense estuvo en el Distrito Federal en enero pasado y que en esa ocasión se hospedó en un hotel de la calzada de Tlalpan.
Karla declaró que un día antes del fallido atentado contra el director sectorial de la SSPDF se enteró del plan y de que la bomba había sido elaborada en una vieja hacienda ubicada en el centro de Ozumbilla, Estado de México, por el rumbo de Tecamac. En esa casa, dijo, vive Adrián El Gun.
El lunes 18 de febrero, El Nazi pasó por Karla a su trabajo y le pidió que lo acompañara a hacer un “tour de trabajo”, venta de droga. En el trayecto, la joven le dijo a su novio que había visto las imágenes del bombazo y que estaban metidos en un “súper lío”.
“Ya ni hables de eso”, replicó El Nazi.
La pareja volvió a encontrarse el martes 19 y el miércoles 20, pero ya no comentaron nada de lo sucedido.
Antes de encontrarse el miércoles, Karla le avisó a su novio que había recibido tres llamadas telefónicas advirtiéndole que mantuviera cerrada la boca.
De la docena de sujetos implicados en el plan abortado, que según la SSPDF responde a la detención de sicarios del cártel de Sinaloa y al aseguramiento de armas en la Ciudad de México, sólo cinco están arraigados: Tania Vázquez Muñoz, Daniel Ruiz Ávila (El Nazi), Hugo Aldana (El Gordo), José Martín Díaz Ibarra y Karla María de Monserrat González Gallegos.
Sin embargo, los sicarios desistieron de su idea al percatarse de que cerca del domicilio particular de Sánchez Amaya –con indicativo Pegaso– había unas oficinas de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México y, por ende, una nutrida presencia de patrullas y policías.
Lo anterior consta en las declaraciones ministeriales de Tania Vázquez Muñoz, una vendedora de droga al menudeo en Tepito que resultó herida en el operativo organizado por una docena de delincuentes y narcomenudistas del Distrito Federal y del Edomex para asesinar a Sánchez Amaya.
Según Vázquez Muñoz, el jueves 7 de febrero acompañó a Mauro, Gerardo y Érika –actualmente prófugos– a ese lugar donde, de acuerdo con la versión que le dieron sus amigos, el jefe policiaco tiene varios departamentos.
En el trayecto, dijo, Mauro y Gerardo comentaron que les habían encargado “matar a un director de la Policía”, pero que nunca dijeron quién les había hecho el encargo. Lo único que agregaron fue que “no se trataba de cualquier persona”.
Tania declaró que, antes de llegar a la unidad habitacional –de la que no dio mayores detalles, salvo que se encontraba en un pueblito, lejos de la ciudad–, Mauro, Gerardo y Érika le confiaron que no era la primera vez que asesinaban a una persona, que ya anteriormente lo habían hecho.
En la tercera de cinco declaraciones ministeriales que ha rendido del sábado 16 de febrero a la fecha, Tania relató que, al llegar a su objetivo, sus acompañantes bajaron del auto, un Golf o Jetta negros, y ella permaneció dentro del vehículo.
Pero cuando perdió de vista a sus compañeros se bajó del coche, caminó un poco –“porque se me antojaron unos esquites”–, y alcanzó a ver que en la zona había varios comercios, una pizzería, un puente y un canal.
Luego de un rato, Tania regresó al vehículo y, minutos después, llegaron Mauro, Gerardo y Érika, a quienes escuchó decir: “Ya ves, te dije que ahí vive, la chava que iba entrando era su hija”.
También señalaron que no iba a ser fácil asesinar al funcionario de la SSPDF porque “siempre traía un chaleco antibalas y siempre andaba con escolta”.
Según Tania, sus amigos hicieron igualmente referencia a unas oficinas de la PGJEM y a que había muchas patrullas y policías, por lo que no sería fácil cumplir con el trabajo en ese sitio. “A balazos no lo vamos a poder matar; hay que pensar en otra forma de hacerlo”, dijeron.
En el mismo testimonio, la joven, quien antes de dedicarse a la venta de drogas al menudeo compraba y vendía ropa a familiares y conocidos suyos, declaró que, de regreso a su casa, Gerardo y Mauro la invitaron a participar en el crimen. Le plantearon que no tendría que hacer nada, que el “trabajito” lo haría El Pipen. En esa ocasión, también la invitaron a viajar, en compañía de su hijo, a Huatulco.
Mauro ya no volvió a tener contacto con Tania hasta el jueves 14, pero sólo por teléfono.
Novia de Alberto Lemus Tenorio, El Capri, y amiga de El Pipen, Tania manifestó que el viernes 15 se levantó temprano para dejar a su hijo en la escuela, regresó a su casa y se recostó un rato hasta que la despertó la alerta de su radio Nextel.
Se trataba de Mauro, con quien acordó encontrarse en Anillo de Circunvalación, esquina con Ferrocarril Hidalgo. Indicó que llegó al lugar de la cita alrededor de las 12:30 horas y que ya la estaban esperando Mauro y El Pipen, en un auto.
De ahí, continuó, se trasladaron al Wings ubicado en avenida Chapultepec, donde comieron algo y ultimaron detalles del atentado. Según la versión de Tania, Mauro le recordó a El Pipen que sólo tendría que “poner una bolsa en una camioneta que tenía muchas antenas”.
Mauro ordenó a Tania que ella caminara junto a El Pipen y que, una vez colocada la bolsa, caminara hasta la glorieta de Insurgentes, subiera al Metro y se fuera a su casa, “porque esto se va a poner muy pesado”.
De acuerdo con la declaración ministerial de Tania, conforme se acercaba la hora El Pipen empezó a ponerse nervioso, e inclusive hubo un momento en que se paró de la mesa y se retiró para indagar si ya había llegado su víctima.
Unos 10 minutos después El Pipen regresó al restaurante y les avisó que la camioneta del jefe policiaco ya estaba en el lugar indicado. Mauro pagó la cuenta y, antes de despedirse de Tania y de El Pipen, les dio la última instrucción: que caminaran y esperaran a que Gerardo y Érika pasaran por ellos.
Luego de 10 minutos de espera atrás de la Universidad de las Américas, Gerardo llegó conduciendo un vehículo y Tania y El Pipen subieron. Gerardo se dirigió a la glorieta de Insurgentes. En el trayecto, Érika le entregó una bolsa negra a El Pipen, quien la puso sobre sus pies y revisó el artefacto explosivo sin sacarlo de la bolsa.
Gerardo volvió al punto original y, casi a gritos, les pidió a Tania y El Pipen que bajaran rápido del auto. Según Tania, nunca supo lo que El Pipen llevaba en la bolsa. Ambos dieron unos pasos y en eso sonó el celular de Tania, quien declaró que sólo alcanzó a ver que se trataba de un número privado cuando de inmediato sintió un flamazo. “Alcancé a ver a El Pipen con una lámina encima, sentí que todo mi cuerpo empezó a arderme y pedí ayuda…”
Armas, drogas, autos
La declaración ministerial de Karla María de Monserrat González Gallegos, quien también se encuentra bajo arraigo desde el pasado 25 de febrero, redondea la historia del fallido atentado contra el funcionario de la SSPDF.
De 22 años de edad, Karla trabajó como secretaria en el Instituto Politécnico Nacional, y fue ahí donde entabló relación con dos de los implicados en el bombazo del viernes 15 de febrero en avenida Chapultepec: primero con Óscar Santoyo, El Mosco, y, posteriormente, con Daniel Ramírez Ávila, El Nazi.
Según la versión que ofreció a la autoridad ministerial, ambos sujetos traficaban con armas y droga, además de dedicarse al robo de autos con violencia.
Sostuvo que en noviembre de 2007 se hizo novia de Ramírez Ávila y que así se enteró de que éste le compraba droga a una persona de Sinaloa a quien apodaban El Patrón. Reveló inclusive que el narcotraficante sinaloense estuvo en el Distrito Federal en enero pasado y que en esa ocasión se hospedó en un hotel de la calzada de Tlalpan.
Karla declaró que un día antes del fallido atentado contra el director sectorial de la SSPDF se enteró del plan y de que la bomba había sido elaborada en una vieja hacienda ubicada en el centro de Ozumbilla, Estado de México, por el rumbo de Tecamac. En esa casa, dijo, vive Adrián El Gun.
El lunes 18 de febrero, El Nazi pasó por Karla a su trabajo y le pidió que lo acompañara a hacer un “tour de trabajo”, venta de droga. En el trayecto, la joven le dijo a su novio que había visto las imágenes del bombazo y que estaban metidos en un “súper lío”.
“Ya ni hables de eso”, replicó El Nazi.
La pareja volvió a encontrarse el martes 19 y el miércoles 20, pero ya no comentaron nada de lo sucedido.
Antes de encontrarse el miércoles, Karla le avisó a su novio que había recibido tres llamadas telefónicas advirtiéndole que mantuviera cerrada la boca.
De la docena de sujetos implicados en el plan abortado, que según la SSPDF responde a la detención de sicarios del cártel de Sinaloa y al aseguramiento de armas en la Ciudad de México, sólo cinco están arraigados: Tania Vázquez Muñoz, Daniel Ruiz Ávila (El Nazi), Hugo Aldana (El Gordo), José Martín Díaz Ibarra y Karla María de Monserrat González Gallegos.
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