"No descarten el atentado..."
PATRICIA DáVILA Y RODRIGO VERA
Este texto está publicado en el número 1677 de la revista Proceso, que ya está en circulación.
El capitán Álvaro Sánchez documentó deficiencias en los últimos trabajos de mantenimiento mayor del avión en que murió Juan Camilo Mouriño. Según la familia del piloto, que rehusó ser fotografiada pero defiende el honor de aquel a quien la Secretaría de Comunicaciones y Transportes le atribuye impericia, hay documentos que avalan que tanto él como Martín de Jesús Oliva tenían "adiestramiento y capacidades" para ser capitanes de un Learjet 45.
Isabel Campos, viuda del capitán Álvaro Sánchez y Jiménez, uno de los pilotos del Learjet 45 que se desplomó el pasado 4 de noviembre, no descarta la posibilidad de que la caída se debió a un atentado:
"No descarto que haya sido un atentado, pues para realizarlo no necesariamente se tuvo que utilizar una bomba que hiciera estallar en el aire a la aeronave."
-¿El sabotaje es probable?
-Sí. Pero nadie lo puede afirmar con seguridad. Al igual que yo, hay mucha gente que también supone que lo fue. Incluso, mi esposo decía que era muy difícil que un avión perdiera el control y cayera, que para eso tenía que haber una conjunción de varias cosas desfavorables. Era una frase que repetía muy a menudo. Aunque también me inclino a pensar que la caída del avión pudo haberla provocado una falla mecánica.
De esta manera, la señora Campos descarta que la impericia de su esposo haya provocado el desplome, como sostiene Luis Téllez, secretario de Comunicaciones y Transportes, desde que se iniciaron las pesquisas para determinar las causas del siniestro.
Comenta: "No conozco al señor Téllez, pero pienso que lo que ha declarado ha sido porque está presionado por la opinión pública y lo ha hecho con premura. No sabe lo que está diciendo. Sin embargo, ya difamó a mi esposo sin haber investigado como se debe".
Indica la viuda que la descalificación mediática a su esposo -provocada por Téllez- ha orillado a su familia a no ver las noticias televisivas ni leer los periódicos: "Nos duele mucho la difamación, que se ha sumado a la pérdida de nuestro ser querido, por eso evitamos enterarnos de lo que dicen los medios".
En la entrevista con Proceso, a la viuda la acompañan sus dos hijas, Sara y Liliana Noemí Sánchez Campos, quienes aseguran que su padre era un piloto "honesto" y "altamente calificado", igual que Martín de Jesús Oliva, el otro capitán del Learjet en el que viajaba el secretario de Gobernación Juan Camilo Mouriño.
"Es muy fácil decir 'los pilotos tuvieron la culpa'. ¡Claro! Como ellos ya están muertos y no se pueden defender. Sin embargo, la verdad saldrá a relucir tarde o temprano", afirma Sara.
Entre estas verdades que deberán aclararse, los deudos mencionan algunas fallas mecánicas que tuvo la aeronave después de haber recibido su último mantenimiento mayor, en el taller Standard Aéreo, localizado en el Aeropuerto Intercontinental de Houston, Texas, en octubre pasado, pocos días antes del desplome de la nave.
La viuda revela que el capitán Álvaro Sánchez fue a Houston a llevar el avión. Al llegar, se encontró con que "el taller estaba inundado y sin energía eléctrica, pues acababa de pasar un huracán. Recuerdo cosas que mi esposo me platicó, las voy hilando y pienso que quizás el taller y los mecánicos no estaban en óptimas condiciones para reparar el avión".
Por su parte, Sara relata cuando, días después, el 23 de octubre, su padre regresó a Houston para recoger la aeronave y traerla a México:
"Molesto, mi padre nos platicó que, a los 15 minutos de haber despegado del aeropuerto de Houston, se vio obligado a regresar porque le falló al avión un ducto por el que pasa la turbosina. A mí me envió un mensaje por celular en el que me dijo: 'No podré regresar hoy, le salieron más cosas al avión'", recuerda Sara.
Y señala que Álvaro Sánchez hizo lo que nunca antes había hecho: tomó fotografías del ducto que estaba fallando y del nuevo que le pusieron.
"Extrañamente -continúa Sara-, en sus más de 30 años de piloto, esta fue la primera vez que mi papá tomó fotografías de una pieza que fallaba. A su regreso, me mostró las fotos que tomó de manera minuciosa, explicándome qué pieza era la vieja y cuál la nueva. Me mostró en dónde estaba el desgaste."
Liliana Noemí, la otra hija, señala:
"Esas fotos las envió por e-mail a uno de sus conocidos, esto demuestra que mi padre quedó muy insatisfecho con ese mantenimiento. Le pregunté qué había pasado, y él me contestó: 'Ya sabes cómo es esa gente'. Fue todo. No quiso hablar más del asunto para no preocupar a la familia."
La viuda se pregunta extrañada: "¿Por qué en esta ocasión tomó fotos? ¿Por qué las metió a su computadora? ¿Para qué las envió por correo electrónico?".
Incluso, en la grabación de cabina que los peritos del Consejo Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB, por sus siglas en inglés) lograron rescatar quedó registrado el siguiente diálogo entre una persona que ingresó a la cabina y les preguntó a los pilotos sobre ese mantenimiento en Houston:
-¿Cómo quedó el avión?
-Quedó bien -le respondió el capitán Martín de Jesús Oliva.
-¿Sí? -volvió a interrogar, escéptico, el personaje no identificado.
-Bien, bien -insistió Oliva Pérez.
El tercer hombre le insiste:
-Todavía le faltan algunos ajustes, me dijeron, ¿no?
-Es como a todo, le meten mano... y algo le... (hasta aquí se transcribe la respuesta).
-Claro -dijo el tercero.
También recuerdan los deudos de Álvaro que a él ya no le gustaba llegar al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), "debido a la sobresaturación del tráfico aéreo", la cual consideraba muy peligrosa, "por lo que prefería aterrizar en el aeropuerto de Toluca".
Pese a esto, la familia no considera que el piloto haya sido incapaz de maniobrar el Learjet sobre la Ciudad de México ante la posibilidad de una turbulencia de estela, como señalan las autoridades de la SCT.
"Mi padre tenía muchos años de volar -dice Sara-. Iba a capacitarse al centro de adiestramiento estadunidense Flight Safety, regresaba con reconocimientos. Nos decía ufano: 'No me pusieron 10, me pusieron 11'. Y nosotras nos reíamos."
La viuda y las hijas ponen sobre una mesa los reconocimientos del piloto: certificados de cursos tomados en Flight Safety para pilotear Learjet 35 y 36; de prácticas en simulador; de cursos de "impacto contra el terreno sin pérdida de control", avalados por el Centro de Adiestramiento y Asesoramiento Aeronáutico, así como de otras capacitaciones tomadas en el Colegio de Pilotos.
Según la "ficha técnica" de Sánchez, elaborada por el Centro de Servicios de Aviación Ejecutiva, la empresa para la que trabajó y le daba servicio al Learjet de Gobernación, el piloto tenía acumuladas 11 mil 862 horas de vuelo.
Tenía "adiestramiento y capacidades" para ser "capitán en los siguientes equipos": Grumman 159, Turbo Commander 840-980, Lockeed Jet Star, Dassault, Falcon 50, Learjet 25D, Learjet 35A y hasta en un Learjet 45, inclusive, pese a lo que aseguró el secretario de Comunicaciones y Transportes.
En el "perfil profesional" contenido en su ficha técnica, se indica que se graduó en la Escuela de Aviación México, de la Ciudad de México. Y trabajó como piloto para las siguientes empresas e instituciones: Banco Nacional de Crédito Rural (Banrural), Taesa, Aviación del Noroeste y Servicios de Taxi Aéreo.
Curiosamente, la ficha técnica fue emitida por el Centro de Servicios de Aviación Ejecutiva, S. A. de C. V., y dirigida a la Secretaría de Gobernación el 12 de noviembre pasado, ocho días después de que la aeronave se estrellara.
Sin embargo, en otro oficio también posterior al avionazo, éste fechado el 18 de noviembre, Salvador Santiago Reyes, director del Centro de Adiestramiento y Asesoramiento Aeronáutico -en el que existe registro de que Álvaro Sánchez habría recibido adiestramiento para el Learjet 45-, acusa al piloto de "abuso de confianza", puesto que, según el funcionario, hizo que el instructor Francisco Javier Chao "le firmara en dos ocasiones su bitácora en blanco", en la que Álvaro Sánchez se anotó "horas de vuelo en un equipo Learjet 45". Después, afirma, logró que el Centro le sellara la bitácora, con lo que posteriormente habría podido "culminar el trámite de revalidación con las autoridades correspondientes".
Pero la viuda no cree en tales imputaciones: "¡Mentira!, ¡mentira! Lo tratan de difamar. Él fue un hombre honesto, incapaz de hacer tales cosas".
Indica que, para contribuir con la investigación, la familia no sólo entregó a la SCT los comprobantes que acreditan la capacitación de Álvaro, sino que también los deudos se sometieron a un interrogatorio para determinar el estado psicológico del piloto.
Cuenta Liliana Noemí:
"Para ver si mi papá tenía algún problema, un perito de la SCT nos sometió a lo que llamó 'autopsia psicológica'. Nos preguntaron qué relación tenía él con toda la familia, cuáles eran sus defectos y sus virtudes, si tomaba, si fumaba... Nos preguntaron todo. Creo que el especialista quería saber si tenía problemas, si algo le preocupaba en los últimos meses."
-¿Ya saben a cuánto ascenderá la indemnización a la familia?
-No sabemos nada todavía. Gobernación nos asignó a una abogada para que nos auxilie en el juicio testamentario. Nos han dicho que la indemnización será igual para todas las familias de las personas que fallecieron. Eso lo prometió el presidente Felipe Calderón, quien incluso nos telefoneó para darnos el pésame.
Totalmente dependientes de los ingresos que percibía el capitán Sánchez, la situación de su familia se ha vuelto precaria. Incluso, se canceló la cuenta en la que se depositaba su salario.
-¿Han tenido contacto con los otros deudos?
-Sólo quedamos de reunirnos con la familia del otro piloto, Martín de Jesús Oliva, pero todavía no lo hemos podido hacer.
El padre de éste, Raúl Oliva, canceló una cita con los reporteros. Sin embargo, en la ficha técnica del piloto -elaborada por el mismo Centro de Servicios de Aviación Ejecutiva, también el 12 de noviembre-, se señala que tenía 4 mil 488 horas de vuelo, así como "adiestramiento y capacidades" para operar como capitán los siguientes equipos: Falcon 50, Cessna Citation 500, Learjet 20's, Learjet 30's y también en el Learjet 45.
Aún más: en mayo de este año, el capitán Oliva también recibió entrenamiento en Flight Safety para pilotear un Learjet 45, según el certificado que este centro le expidió, fechado el día 31 de ese mes, en el cual indica que el curso fue "satisfactoriamente completado" por el piloto.
Martín de Jesús Oliva, de 39 años de edad y graduado en Avitec Escuela de Vuelo, trabajó para Servicios de Alquiler Aéreo, Avemex y para el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
El 14 de noviembre, Luis Téllez señaló que, al parecer, una turbulencia de estela provocada por el pesado avión Boeing 767-300 que precedía al Learjet afectó la estabilidad de éste. Y que sus pilotos no pudieron maniobrar la nave. Aseguró que hubo "presuntas deficiencias en el proceso de capacitación y certificación" de la tripulación, la cual "no estaba suficientemente familiarizada con la operación del Learjet 45".
Pero los deudos de Álvaro Sánchez dudan que se haya tratado de una turbulencia:
"Es muy raro que los controladores aéreos hayan metido al pequeño Learjet cerca de una nave tan pesada, y además que no avisaran del peligro. Ignoramos si están investigando a los controladores, o si ya los sancionaron", comenta la viuda de Álvaro.
Por lo pronto, la semana pasada fueron cesados de sus cargos dos funcionarios de Gobernación, Carlos Alfredo Juraidini, director de Adquisiciones, Almacenes e Inventarios, y Francisco Javier González Muñoz, director general adjunto de Seguridad y Aeronaves, por presuntas irregularidades en la licitación y el contrato para dar servicio al avión.
-Pero las autoridades señalan a los pilotos como principales culpables del siniestro, ¿han pensado en demandarlas por daño moral? -se le pregunta a la viuda.
-Yo no voy a estar peleando el honor de mi marido. Su honor está ahí, existe. No hay necesidad de pelearlo -concluye doña Isabel.
El capitán Álvaro Sánchez documentó deficiencias en los últimos trabajos de mantenimiento mayor del avión en que murió Juan Camilo Mouriño. Según la familia del piloto, que rehusó ser fotografiada pero defiende el honor de aquel a quien la Secretaría de Comunicaciones y Transportes le atribuye impericia, hay documentos que avalan que tanto él como Martín de Jesús Oliva tenían "adiestramiento y capacidades" para ser capitanes de un Learjet 45.
Isabel Campos, viuda del capitán Álvaro Sánchez y Jiménez, uno de los pilotos del Learjet 45 que se desplomó el pasado 4 de noviembre, no descarta la posibilidad de que la caída se debió a un atentado:
"No descarto que haya sido un atentado, pues para realizarlo no necesariamente se tuvo que utilizar una bomba que hiciera estallar en el aire a la aeronave."
-¿El sabotaje es probable?
-Sí. Pero nadie lo puede afirmar con seguridad. Al igual que yo, hay mucha gente que también supone que lo fue. Incluso, mi esposo decía que era muy difícil que un avión perdiera el control y cayera, que para eso tenía que haber una conjunción de varias cosas desfavorables. Era una frase que repetía muy a menudo. Aunque también me inclino a pensar que la caída del avión pudo haberla provocado una falla mecánica.
De esta manera, la señora Campos descarta que la impericia de su esposo haya provocado el desplome, como sostiene Luis Téllez, secretario de Comunicaciones y Transportes, desde que se iniciaron las pesquisas para determinar las causas del siniestro.
Comenta: "No conozco al señor Téllez, pero pienso que lo que ha declarado ha sido porque está presionado por la opinión pública y lo ha hecho con premura. No sabe lo que está diciendo. Sin embargo, ya difamó a mi esposo sin haber investigado como se debe".
Indica la viuda que la descalificación mediática a su esposo -provocada por Téllez- ha orillado a su familia a no ver las noticias televisivas ni leer los periódicos: "Nos duele mucho la difamación, que se ha sumado a la pérdida de nuestro ser querido, por eso evitamos enterarnos de lo que dicen los medios".
En la entrevista con Proceso, a la viuda la acompañan sus dos hijas, Sara y Liliana Noemí Sánchez Campos, quienes aseguran que su padre era un piloto "honesto" y "altamente calificado", igual que Martín de Jesús Oliva, el otro capitán del Learjet en el que viajaba el secretario de Gobernación Juan Camilo Mouriño.
"Es muy fácil decir 'los pilotos tuvieron la culpa'. ¡Claro! Como ellos ya están muertos y no se pueden defender. Sin embargo, la verdad saldrá a relucir tarde o temprano", afirma Sara.
Entre estas verdades que deberán aclararse, los deudos mencionan algunas fallas mecánicas que tuvo la aeronave después de haber recibido su último mantenimiento mayor, en el taller Standard Aéreo, localizado en el Aeropuerto Intercontinental de Houston, Texas, en octubre pasado, pocos días antes del desplome de la nave.
La viuda revela que el capitán Álvaro Sánchez fue a Houston a llevar el avión. Al llegar, se encontró con que "el taller estaba inundado y sin energía eléctrica, pues acababa de pasar un huracán. Recuerdo cosas que mi esposo me platicó, las voy hilando y pienso que quizás el taller y los mecánicos no estaban en óptimas condiciones para reparar el avión".
Por su parte, Sara relata cuando, días después, el 23 de octubre, su padre regresó a Houston para recoger la aeronave y traerla a México:
"Molesto, mi padre nos platicó que, a los 15 minutos de haber despegado del aeropuerto de Houston, se vio obligado a regresar porque le falló al avión un ducto por el que pasa la turbosina. A mí me envió un mensaje por celular en el que me dijo: 'No podré regresar hoy, le salieron más cosas al avión'", recuerda Sara.
Y señala que Álvaro Sánchez hizo lo que nunca antes había hecho: tomó fotografías del ducto que estaba fallando y del nuevo que le pusieron.
"Extrañamente -continúa Sara-, en sus más de 30 años de piloto, esta fue la primera vez que mi papá tomó fotografías de una pieza que fallaba. A su regreso, me mostró las fotos que tomó de manera minuciosa, explicándome qué pieza era la vieja y cuál la nueva. Me mostró en dónde estaba el desgaste."
Liliana Noemí, la otra hija, señala:
"Esas fotos las envió por e-mail a uno de sus conocidos, esto demuestra que mi padre quedó muy insatisfecho con ese mantenimiento. Le pregunté qué había pasado, y él me contestó: 'Ya sabes cómo es esa gente'. Fue todo. No quiso hablar más del asunto para no preocupar a la familia."
La viuda se pregunta extrañada: "¿Por qué en esta ocasión tomó fotos? ¿Por qué las metió a su computadora? ¿Para qué las envió por correo electrónico?".
Incluso, en la grabación de cabina que los peritos del Consejo Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB, por sus siglas en inglés) lograron rescatar quedó registrado el siguiente diálogo entre una persona que ingresó a la cabina y les preguntó a los pilotos sobre ese mantenimiento en Houston:
-¿Cómo quedó el avión?
-Quedó bien -le respondió el capitán Martín de Jesús Oliva.
-¿Sí? -volvió a interrogar, escéptico, el personaje no identificado.
-Bien, bien -insistió Oliva Pérez.
El tercer hombre le insiste:
-Todavía le faltan algunos ajustes, me dijeron, ¿no?
-Es como a todo, le meten mano... y algo le... (hasta aquí se transcribe la respuesta).
-Claro -dijo el tercero.
También recuerdan los deudos de Álvaro que a él ya no le gustaba llegar al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), "debido a la sobresaturación del tráfico aéreo", la cual consideraba muy peligrosa, "por lo que prefería aterrizar en el aeropuerto de Toluca".
Pese a esto, la familia no considera que el piloto haya sido incapaz de maniobrar el Learjet sobre la Ciudad de México ante la posibilidad de una turbulencia de estela, como señalan las autoridades de la SCT.
"Mi padre tenía muchos años de volar -dice Sara-. Iba a capacitarse al centro de adiestramiento estadunidense Flight Safety, regresaba con reconocimientos. Nos decía ufano: 'No me pusieron 10, me pusieron 11'. Y nosotras nos reíamos."
La viuda y las hijas ponen sobre una mesa los reconocimientos del piloto: certificados de cursos tomados en Flight Safety para pilotear Learjet 35 y 36; de prácticas en simulador; de cursos de "impacto contra el terreno sin pérdida de control", avalados por el Centro de Adiestramiento y Asesoramiento Aeronáutico, así como de otras capacitaciones tomadas en el Colegio de Pilotos.
Según la "ficha técnica" de Sánchez, elaborada por el Centro de Servicios de Aviación Ejecutiva, la empresa para la que trabajó y le daba servicio al Learjet de Gobernación, el piloto tenía acumuladas 11 mil 862 horas de vuelo.
Tenía "adiestramiento y capacidades" para ser "capitán en los siguientes equipos": Grumman 159, Turbo Commander 840-980, Lockeed Jet Star, Dassault, Falcon 50, Learjet 25D, Learjet 35A y hasta en un Learjet 45, inclusive, pese a lo que aseguró el secretario de Comunicaciones y Transportes.
En el "perfil profesional" contenido en su ficha técnica, se indica que se graduó en la Escuela de Aviación México, de la Ciudad de México. Y trabajó como piloto para las siguientes empresas e instituciones: Banco Nacional de Crédito Rural (Banrural), Taesa, Aviación del Noroeste y Servicios de Taxi Aéreo.
Curiosamente, la ficha técnica fue emitida por el Centro de Servicios de Aviación Ejecutiva, S. A. de C. V., y dirigida a la Secretaría de Gobernación el 12 de noviembre pasado, ocho días después de que la aeronave se estrellara.
Sin embargo, en otro oficio también posterior al avionazo, éste fechado el 18 de noviembre, Salvador Santiago Reyes, director del Centro de Adiestramiento y Asesoramiento Aeronáutico -en el que existe registro de que Álvaro Sánchez habría recibido adiestramiento para el Learjet 45-, acusa al piloto de "abuso de confianza", puesto que, según el funcionario, hizo que el instructor Francisco Javier Chao "le firmara en dos ocasiones su bitácora en blanco", en la que Álvaro Sánchez se anotó "horas de vuelo en un equipo Learjet 45". Después, afirma, logró que el Centro le sellara la bitácora, con lo que posteriormente habría podido "culminar el trámite de revalidación con las autoridades correspondientes".
Pero la viuda no cree en tales imputaciones: "¡Mentira!, ¡mentira! Lo tratan de difamar. Él fue un hombre honesto, incapaz de hacer tales cosas".
Indica que, para contribuir con la investigación, la familia no sólo entregó a la SCT los comprobantes que acreditan la capacitación de Álvaro, sino que también los deudos se sometieron a un interrogatorio para determinar el estado psicológico del piloto.
Cuenta Liliana Noemí:
"Para ver si mi papá tenía algún problema, un perito de la SCT nos sometió a lo que llamó 'autopsia psicológica'. Nos preguntaron qué relación tenía él con toda la familia, cuáles eran sus defectos y sus virtudes, si tomaba, si fumaba... Nos preguntaron todo. Creo que el especialista quería saber si tenía problemas, si algo le preocupaba en los últimos meses."
-¿Ya saben a cuánto ascenderá la indemnización a la familia?
-No sabemos nada todavía. Gobernación nos asignó a una abogada para que nos auxilie en el juicio testamentario. Nos han dicho que la indemnización será igual para todas las familias de las personas que fallecieron. Eso lo prometió el presidente Felipe Calderón, quien incluso nos telefoneó para darnos el pésame.
Totalmente dependientes de los ingresos que percibía el capitán Sánchez, la situación de su familia se ha vuelto precaria. Incluso, se canceló la cuenta en la que se depositaba su salario.
-¿Han tenido contacto con los otros deudos?
-Sólo quedamos de reunirnos con la familia del otro piloto, Martín de Jesús Oliva, pero todavía no lo hemos podido hacer.
El padre de éste, Raúl Oliva, canceló una cita con los reporteros. Sin embargo, en la ficha técnica del piloto -elaborada por el mismo Centro de Servicios de Aviación Ejecutiva, también el 12 de noviembre-, se señala que tenía 4 mil 488 horas de vuelo, así como "adiestramiento y capacidades" para operar como capitán los siguientes equipos: Falcon 50, Cessna Citation 500, Learjet 20's, Learjet 30's y también en el Learjet 45.
Aún más: en mayo de este año, el capitán Oliva también recibió entrenamiento en Flight Safety para pilotear un Learjet 45, según el certificado que este centro le expidió, fechado el día 31 de ese mes, en el cual indica que el curso fue "satisfactoriamente completado" por el piloto.
Martín de Jesús Oliva, de 39 años de edad y graduado en Avitec Escuela de Vuelo, trabajó para Servicios de Alquiler Aéreo, Avemex y para el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
El 14 de noviembre, Luis Téllez señaló que, al parecer, una turbulencia de estela provocada por el pesado avión Boeing 767-300 que precedía al Learjet afectó la estabilidad de éste. Y que sus pilotos no pudieron maniobrar la nave. Aseguró que hubo "presuntas deficiencias en el proceso de capacitación y certificación" de la tripulación, la cual "no estaba suficientemente familiarizada con la operación del Learjet 45".
Pero los deudos de Álvaro Sánchez dudan que se haya tratado de una turbulencia:
"Es muy raro que los controladores aéreos hayan metido al pequeño Learjet cerca de una nave tan pesada, y además que no avisaran del peligro. Ignoramos si están investigando a los controladores, o si ya los sancionaron", comenta la viuda de Álvaro.
Por lo pronto, la semana pasada fueron cesados de sus cargos dos funcionarios de Gobernación, Carlos Alfredo Juraidini, director de Adquisiciones, Almacenes e Inventarios, y Francisco Javier González Muñoz, director general adjunto de Seguridad y Aeronaves, por presuntas irregularidades en la licitación y el contrato para dar servicio al avión.
-Pero las autoridades señalan a los pilotos como principales culpables del siniestro, ¿han pensado en demandarlas por daño moral? -se le pregunta a la viuda.
-Yo no voy a estar peleando el honor de mi marido. Su honor está ahí, existe. No hay necesidad de pelearlo -concluye doña Isabel.
No comments:
Post a Comment