Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens |
La defensa de los intereses de un golpe ilegal solía ser otrora la tarea de sospechosos agentes de la CIA en los días de la Guerra Fría.
Pero eso es cosa del pasado. Hoy los alcahuetes de la junta no tienen que mantener el secreto. De hecho, los usurpadores ilegales pueden ir de compras abiertamente en Washington en busca de expertos a su gusto para lubricar las ruedas del Congreso y del comercio para lograr que su golpe de Estado siga siendo un hecho consumado.
Entra en escena Lanny Davis – antiguo amigo y compinche de la Escuela de Derecho de Yale de Hillary Clinton y ex asesor en la Casa Blanca de Bill Clinton [así como colaborador consumado para sus agendas].
Davis también es abogado y lobista, empleado ahora por la oficina en Washington de la firma legal global Orrick, Herrington & Sutcliffe. En esa capacidad, Davis fue contratado recientemente por el Consejo Empresarial de Latinoamérica (CEAL) para que berree a favor del golpe en Honduras – o, como dice la descripción preferida de los impulsores de la simulación, del gobierno del presidente hondureño Roberto Micheletti [elegido por virtud de tener la mayor cantidad de balas a su favor al deponer al presidente elegido de Honduras, Manuel Zelaya].
Davis anda ahora correteando por el Congreso fijando reuniones con conocedores del Senado y de la Cámara, y distribuyendo dinero para publicidad y cosas semejantes a fin de construir una justificación para el apoyo al nuevo régimen hondureño elegido por los militares.
Davis podrá ser muchas cosas, pero seguro que no es barato. De modo que se impone la pregunta: ¿quién paga por esa payasada?
La mejor manera de echar un vistazo bajo lo que se esconde será estudiar a los que están metidos con CEAL, el actual empleador por contrato de Davis.
Bueno, ésta es la última sobre sus compañeros de cama pecuniarios:
Camilo Alejandro Atala Faraj, presidente del capítulo hondureño de CEAL, también es vicepresidente de una importante institución bancaria en Honduras, Banco Financiera Comercial Hondureña S.A [o Banco Ficohsa), que forma parte del Grupo Financiero Ficohsa.
El presidente de Ficohsa es un individuo llamado Jorge Alejandro Faraj Rishmagui, y por lo menos otros tres gerentes del banco tienen apellidos que indican que están estrechamente relacionados con el clan Faraj.
La información sobre el banco es algo difícil de conseguir, por lo menos en inglés, pero parece que hizo una presentación al Sistema de la Reserva Federal de EE.UU. en 2005, que señala, en parte, lo siguiente:
Orden de aprobación del establecimiento de una oficina representativa Banco Financiera Comercial Hondureña, S.A. (“Banco”), Tegucigalpa, Honduras, un banco extranjero dentro del significado de la Ley Bancaria Internacional (“IBA”), ha solicitado bajo sección 10(a) de la IBA (12 U.S.C. § 3107(a)) el establecimiento de una oficina representativa en Miami, Florida. La Ley de Realce de la Supervisión Bancaria Extranjera de 1991, que modificó la IBA, especifica que un banco extranjero debe obtener la aprobación del Consejo para establecer una oficina representativa en EE.UU.
El Banco, con activos consolidados de aproximadamente 612 millones de dólares, es el cuarto banco comercial por su tamaño en Honduras y provee servicios bancarios mayoristas y minoristas a través de una red de filiales en el interior del país.
En EE.UU., [el] Banco tiene licencias para operar subsidiarias no-bancarias en Florida, Georgia, Nueva York, Carolina del Norte, y Virginia que realizan servicios de remesas de dinero.
Por lo tanto, parece que el Banco Ficohsa tiene intereses hondureños y estadounidenses que proteger al ponerse de parte del nuevo régimen usurpador.
La comunidad bancaria hondureña no es tan grande, por lo menos según estándares estadounidenses, ya que hay sólo un par de docenas de bancos que operan en el país – y sólo una pequeña cantidad de bancos de propiedad extranjera, uno de los cuales es casualmente Citigroup. Ese famoso nombre bancario, claro está, fue otrora el sitio en el que Robert Rubin sirvió como director, presidente del comité ejecutivo y brevemente presidente – después de un período como Secretario del Tesoro bajo Bill Clinton y antes como directivo en Goldman Sachs.
Citigroup, bajo su subsidiaria Citibank Overseas Investment Corp., opera el Banco Citibank de Honduras S.A. Ahora, considerando el tamaño confortable de la industria bancaria de Honduras, es probable que los ejecutivos de Citigroup y de Banco Ficohsa hayan compartido un poco de vino y queso discutiendo la política global y el libre comercio, pero por el momento no hay indicación de que haya algún dinero de Citigroup involucrado en el pago por los gastos de cabildeo de Davis por cuenta de CEAL.
Otro protagonista en CEAL, mencionado como vicepresidente del capítulo hondureño, es Jesús Canahuati, quien es vicepresidente ejecutivo de una compañía hondureña llamada Elásticos Centroamericanos y Textiles, que forma parte de un conglomerado hondureño llamado Grupo Lovable.
Fundado por un empresario llamado Juan Canahuati en los años sesenta, el Grupo Lovable figura ahora como uno de los empleadores mayores de Honduras y tiene operaciones en textiles, agua, y tratamiento de aguas servidas, parques industriales e incluso una central eléctrica. Canahuati es considerado como uno de los visionarios de la nación en la promoción del libre comercio y en la apertura de Honduras a la inversión estadounidense.
Y otro protagonista más en CEAL, mencionado como su “coordinador,” es un individuo llamado Miguel Mauricio Facusse Sáenz, que menciona como afiliación corporativa Corporación Dinant S.A., que es una subsidiaria de otro meganegocio hondureño llamado Grupo Dinant Cos. — que produce “snacks”, productos agrícolas y productos alimenticios.
Recién en junio pasado, Inter-American Investment Corp. (IIC) suministró al Grupo Dinant un paquete de préstamos por un valor de hasta 7 millones de dólares. IIC es parte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), basado en Washington, D.C., y está a cargo de fomentar el desarrollo económico y social en Latinoamérica. Luis Alberto Moreno, diplomático colombiano, dirige actualmente el banco.
Pero parece que IIC no es la única entidad que ha prestado dinero al Grupo Dinant. Una breve noticia publicada por Summa News señala que un sindicato de bancos, incluyendo a Banco Financiera Comercial Hondureña, suministró en la primavera pasado a la subsidiaria del Grupo Dinant, Corporación Dinant, un préstamos por 77 millones de dólares.
Por lo tanto, parece que los intereses empresariales tras CEAL están cargados de dinero, suficiente en todo caso, como para repletar los bolsillos de Davis por el futuro previsible, mientras trata de legitimar el brutal golpe hondureño ante los ojos del Congreso de EE.UU. y, aparentemente, por el bien del comercio.
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