Monday, December 21, 2009


El Ejército, desgastado y bajo sospecha

2009-12-20

El reciente protagonismo de la Secretaría de Marina-Armada de México en el combate al narcotráfico, que culminó con la muerte en combate de Arturo Beltrán Leyva el “Jefe de Jefes”, pone de relieve la creciente desconfianza de la sociedad en el papel desempeñado por la Secretaría de la Defensa, desgastada por la errónea estrategia calderonista de “guerra contra el narcotráfico”/ Una de las causas que explican el recelo ante el despliegue de efectivos de la Sedena por todo el territorio nacional son las constantes violaciones a los derechos humanos por parte de esta institución


MEXICO, DF, 19 de diciembre.- En lo que ha sido la acción más espectacular de la “guerra” del gobierno federal contra el narcotráfico, el Ejército quedó relegado. A pesar de que durante tres años, Felipe Calderón lo ha utilizado como su ariete en los principales operativos, esta vez decidió darle el protagonismo a la Armada.

La decisión de dejar en la Secretaría de Marina-Armada de México (Semar) la cacería de Arturo Beltrán Leyva, El jefe de jefes, generó dudas sobre los motivos por los que el Ejército quedó como mero espectador, no obstante que el enfrentamiento registrado la noche del miércoles 16 en Cuernavaca, en el departamento donde se refugiaba el narcotraficante, ocurrió a unas cuantas cuadras de la Zona Militar 24, que está al mando del general de brigada DEM Leopoldo Díaz Pérez.
Pese a la cercanía del Ejército con la guarida de Beltrán Leyva, los efectivos de la Marina llegaron desde el Distrito Federal para capturar al tercer hombre “más buscado” de México y Estados Unidos, que durante años gozó de protección institucional en la capital de Morelos.
El operativo –que se prolongó hasta la madrugada del jueves 17 y costó la vida a seis sicarios y un efectivo de la Marina– consolidó la intervención de la Armada en operaciones en zonas “de tierra” que hasta hace poco eran de control exclusivo del Ejército.
Para el próximo año se esperan más operaciones de la Semar en la línea del frente contra el narcotráfico. De acuerdo con el presupuesto 2010, la Armada tendrá cerca de mil 500 plazas más para personal operativo.
El golpe del gobierno de Calderón a los Beltrán Leyva llegó en mal momento para la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), con el Ejército cuestionado nacional e internacionalmente por las crecientes quejas de violación a los derechos humanos, pero también por las dudas expresadas por la Iglesia católica y el gobierno estadunidense sobre la conveniencia de que siga teniendo un papel preponderante en el combate al narcotráfico.
Más delicado es el cuestionamiento de especialistas sobre la protección oficial que tuvo quien fue la cabeza del cártel de los hermanos Beltrán Leyva y que hizo de Cuernavaca su centro operativo, tal y como lo han hecho otros narcotraficantes desde los años 80, tanto en los gobiernos del PRI como en los del PAN.
Un exjefe de inteligencia militar dice: “Beltrán Leyva se pudo asentar en Cuernavaca porque gozó de una bien aceitada protección. Del nivel de impunidad con el que se movía habla la gran fiesta en la que irrumpió la Marina” el pasado viernes 11 de diciembre, en su primer intento de capturar al narcotraficante.
La narcofiesta, una preposada, era amenizada por tres bandas musicales –Los Cadetes de Linares, Torrente Musical y Ramón Ayala y los Bravos del Norte– y mujeres contratadas. “¿Qué nivel de protección debió tener Beltrán Leyva para hacer un desplante como ese, moviendo a más de 50 personas para su diversión?”, se pregunta el militar en retiro.
El capo se sentía tan seguro que decidió acudir a la fiesta a pesar de que la hacienda donde se realizaba es una ratonera, pues está cerrada por todas partes. Incluso el departamento donde se escondía, en el complejo Altitude, estaba muy cercano a la zona militar, señala.
Después del operativo en la hacienda, el Ejército no realizó ninguna acción; fue la Armada la que siguió el rastro de “El Jefe de Jefes” hasta dar con él en un condominio de lujo en la colonia Lomas de la Selva, en el centro de Cuernavaca.
“Fueron los marinos los que se movilizaron desde México, a pesar de que en Morelos hay un fuerte contingente de militares: dos batallones de infantería, un batallón de artillería autopropulsado y un batallón de infantería motorizado”, repartidos en Cuernavaca y Cuautla.
Precisa que, en promedio, cada batallón cuenta con 600 hombres, lo que significa que el Ejército tenía unos 2 mil 400 elementos para actuar.
Pese a ello, el operativo se realizó con marinos que se desplazaron desde Cuemanco, donde está el cuartel general del Alto Mando de la Armada, en el Distrito Federal. El día del enfrentamiento con el capo, el Ejército se limitó a la seguridad perimetral.
Además del Alto Mando, en el Distrito Federal opera también la Unidad de Inteligencia Naval, que intercambió información con la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) para el operativo contra Beltrán Leyva, en el que fueron detenidas por lo menos cinco personas, aunque la Semar sólo informa de tres.

Desconfianza
Erubiel Tirado, maestro en Gobierno Comparado por la London School of Economics y coordinador del Diplomado de Seguridad Nacional de la Universidad Iberoamericana, considera que el Ejército fue relegado por desconfianza.
Explica: “Para cualquier lector atento de periódicos era claro que Morelos era refugio de Arturo Beltrán Leyva. El más reciente fue el incidente de la fiesta, pero destaca el hecho de que se haya establecido cerca de la Zona Militar y nunca hayan dado con él.
“Había un esquema de protección institucional. Su vida acabó en su casa. Tal vez pensó que no iba a pasar nada, teniendo el control de las autoridades. El sistema de protección le falló al final, al participar en su persecución una institución que no estaba involucrada en esa cadena de corrupción.”
La exclusión del Ejército indica en lo inmediato que no hubo confianza para compartir información, por lo que esta acción estuvo a cargo de un sector de las Fuerzas Armadas que no está tan señalado, dice el especialista, cuyo más reciente libro en coautoría es La Iniciativa Mérida: ¿Nuevo paradigma de cooperación entre México y Estados Unidos en seguridad?
Otra explicación sobre la marginación de la Sedena es que haya un cambio táctico en la estrategia de seguridad en la que el Ejército, la Policía Federal y la Marina se reparten objetivos por cárteles o por zonas. Pero es muy raro que la Armada actúe en lugares donde no hay actividad naval, añade.
Los efectivos de la Semar, en efecto, han tenido una destacada actuación en tierra en meses recientes, sobre todo en la Ciudad de México, sede de la I Región Militar del Ejército, que comprende al DF, Estado de México, Hidalgo y Morelos.
Apenas el 19 de septiembre pasado, una unidad de élite de la Armada, con perros adiestrados para localizar explosivos, armas, droga y dinero, se apostaron afuera de las oficinas del Corporativo BAL, cerca de las oficinas centrales de la Sedena.
Por varias horas, los marinos estuvieron afuera de esas instalaciones luego de que días antes fueran incautados 2 millones 150 mil dólares en Manzanillo, Colima, ocultos en 20 sacos de sulfato de sodio con la leyenda Química del Rey, subsidiaria del Grupo Peñoles, una de las empresas del Corporativo BAL.
Otra acción significativa de la Armada, al margen del Ejército y en una zona ajena a operaciones navales, ocurrió apenas el pasado viernes 4: un comando de infantería tomó por asalto la finca La Concordia, en la zona conocida como Bosques de la Silla, en el municipio de Juárez, en Nuevo León, en busca de mandos de Los Zetas que aparentemente tenían una reunión en el lugar.
La acción derivó en un enfrentamiento con sicarios en ese municipio ubicado a media hora de Monterrey, pero que prácticamente está integrado a la zona metropolitana de la capital nuevoleonesa.
En la refriega falleció Ricardo Almanza Morales, El Gori 1, lugarteniente de Los Zetas, el grupo que fuera el brazo armado del cártel del Golfo pero que ahora opera por separado. Los marinos, sin embargo, no pudieron evitar que un grupo de delincuentes se escapara a bordo de unas 15 camionetas.
Tras la acción, el Ejército informó que se enteró del enfrentamiento por una denuncia ciudadana, y que en sus instalaciones hospitalarias atendió a tres marinos heridos; aunque la Armada sólo dio cuenta de uno.
La creciente participación de La Marina al margen del Ejército en operativos “en tierra” contra el narcotráfico ocurre casi dos años después de que la Armada creó su Unidad de Inteligencia Naval (UIN), una entidad autónoma de la Sección Segunda del Estado Mayor General, que de acuerdo con la Ley Orgánica de la Marina es la encargada de las labores de inteligencia.
Según se informó el viernes 18, la UIN opera con un grupo de élite de 92 marinos autorizados por el secretario de Marina, Mariano Francisco Saynez Mendoza, para “usar cualquier método de recolección de información”.
La UIN, pretende incorporar el próximo año a cerca de 300 efectivos, para lo que prevé la construcción de un edificio de más de 6 mil metros cuadrados, con un costo de 146 millones 600 mil pesos notificados ya a la Secretaría de Hacienda.
Precisó que el responsable de la UIN tiene rango de subsecretario, apoyado en seis directores de área, 19 subdirectores y 51 oficiales dedicados a tareas de contrainteligencia, información y operaciones de inteligencia, así como de análisis, información satelital, enlace y coordinación y formación.
Sin embargo, el incremento en las labores de inteligencia de la Marina no está especificado en el presupuesto para el próximo año aprobado por la Cámara de Diputados. Para 2010, la Semar tendrá prácticamente el mismo presupuesto de 2009, pues pasará de 15 mil 846 millones de pesos a 15 mil 991 millones; es decir, tan sólo 145 millones de pesos más.
En un análisis de las unidades responsables del gasto queda claro que los recursos de la Marina se reorientarán a los operativos. De acuerdo con lo aprobado, la Semar contará con mil 415 plazas nuevas destinadas a Fuerzas, Regiones, Zonas y Sectores Navales.
Debido a que el presupuesto será prácticamente el mismo, los recursos para inteligencia saldrán de otras áreas de la Marina; entre ellas, la Dirección General de Construcciones Navales, la Dirección General de Investigación y Desarrollo, la Dirección General de Recursos Humanos y la Dirección General de Administración y Finanzas, que verán reducido su personal.
La estructura de la UIN indica que depende directamente del secretario de Marina, aunque no aparece en el organigrama que la Semar tiene en su página de internet.
El Almirante Saynez Mendoza, además, ha sido un activo promotor de la cooperación de la Armada de México con la Marina de Estados Unidos. Este año, incluso, logró la aprobación del Congreso para que la Armada participara en los ejercicios militares Unitas 2009, que se realizaron entre abril y mayo en Mayport, Florida.

El desgaste
El gobierno de Estados Unidos ha dejado en claro su interés en replantear el papel del Ejército Mexicano en el combate al narcotráfico. El 10 de noviembre pasado, en Veracruz, el embajador de ese país en México, Carlos Enrique Pascual, expresó:
“No podemos aislar al Ejército y dejarlos solos. Ellos no están preparados para tomar el papel que tienen que tomar ahora. No quisieron tomar ese papel; lo están haciendo por necesidad”. Y apenas el jueves 17 dijo que la presencia del Ejército en las calles “no es la solución final” a los problemas de inseguridad.
Para el operativo contra “El Jefe de Jefes” el gobierno estadounidense se apoyó en la Marina y no en el Ejército. En un comunicado difundido el mismo jueves, horas después de la eliminación del capo, la DEA aseguró que la acción fue resultado del intercambio de información con la Armada:
“De manera consistente, la DEA ha compartido información con nuestras contrapartes mexicanas, enfocada a los cárteles mexicanos que amenazan a los dos países. Este modelo de cooperación fue la base para la operación del arresto.”
Y en seguida reivindicó a la Armada. “Anoche, la Marina mexicana se batió en el departamento de Beltrán Leyva y lo aniquiló junto con varios de sus guardaespaldas… El reinado de Beltrán Leyva ha terminado”. Como símbolo de esa declaración, el gobierno mexicano presentó el cadáver del capo bañado en sangre, cubierto de billetes y amuletos.
Al tiempo que los elogios de Washington iban para la Marina, congresistas y senadores estadunidenses le escribieron a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, para que le pida a México cumplir con el requisito de protección a los derechos humanos, establecido como condición de la ayuda de la Iniciativa Mérida.
El planteamiento de los integrantes del Comité de Conferencia que redactó el presupuesto de Estados Unidos para el próximo año –que incluye una partida de 231 millones de dólares para el combate al narcotráfico en México– obedece a las crecientes denuncias nacionales e internacionales de violaciones a los derechos humanos por parte del Ejército.
El pasado día martes 8, Amnistía Internacional emitió un informe en el que dio a conocer varios casos de graves violaciones a los derechos humanos –tortura, desaparición forzada y ejecuciones extrajudiciales– cometidas por militares como parte de los operativos contra el narcotráfico.
Las malas noticias para el Ejército también siguieron la semana pasada: desde San José de Costa Rica, la Corte Interamericana de Derechos Humanos emitió el martes 15 un fallo en contra del Estado mexicano por su negativa a investigar la desaparición forzada en Guerrero del campesino Rosendo Radilla, ocurrida durante la guerra sucia de los años 70.
Erubiel Tirado dice que las acusaciones contra el Ejército, tanto por violaciones a los derechos humanos como por presuntos vínculos con el narcotráfico, no se le achacan al presidente, sino que sólo las resiente la institución armada. Es un desgaste al que lo sometió Calderón, considera.
Javier Oliva Posada, quien hizo una residencia de investigación posdoctoral en defensa nacional en el Colegio Universitario de Ciencias Políticas de París, sostiene que las declaraciones de Pascual han sido muy desfavorables para el Ejército. Pero más graves, precisa, fueron las del propio Calderón, cuando recientemente dijo que su papá fue “cristero” en la guerra contra el Ejército.
“Se trató de una declaración de desánimo en contra de la institución que ha sido su gran aliada”, dice Oliva, quien también recuerda la reciente petición de la Arquidiócesis de México para que Calderón considere regresar a los militares a sus cuarteles.
Asegura; Hay un ambiente contrario al Ejército y el operativo de la Marina lo puede desgastar aún más, cuando lo que se requiere es una mayor coordinación entre las Fuerzas Armadas.
(Jorge Carrasco Araizaga/APRO)

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