Y los finalistas serán…
Nadie sabe aún con certeza a estas alturas el nombre que usó Aquiles cuando se escondió entre las mujeres ni el del equipo que terminará consagrándose campeón en el Mundial de Sudáfrica, pero la verdad es que algo de esto último se cuece.
Sneijder y Forlán intentarán guiar a sus respectivas escuadras a su tercera final mundialista de la historia.
"Alemania, Alemania... ", parecen murmurar, por ejemplo, con la turbación dibujada todavía en la retina, los miles de simpatizantes que depositaron su fe balompédica en la selección argentina de Leo Messi y Diego Armando Maradona. Y uno tendería a afirmar que sí, que la Mannschaft es seria candidata a sumar otro entorchado, luego de que el sábado, en cuartos, diseccionase todos los puntos flacos del cuadro albiceleste (la fragilidad de los laterales, Messidependencia en el centro del campo, un portero de lo más normalito...) para finalmente despacharlo con un saco de goles muy similar al que días antes les recetara a los ingleses en octavos.
¿La fórmula? Según aseveran los entendidos, radica en el Manual de táctica y estrategia estudiado y releído por Joachim Löw, más el inusual virtuosismo y el soberano desparpajo con que casi todos sus jugadores funcionan sobre el campo. Así, Alemania ya no es como antes una escuadra vikinga, sino un auténtico concierto de violines. O lo que es lo mismo, un equipo de fútbol refinado.
Sucede, sin embargo, que Klose, Lahm, Schweinsteiger, Özil y Podolski (Müller estará ausente por sanción en semifinales) se medirán mañana en Durban a una selección como España, que también apuesta por tratar bien al balón (aunque todavía no haya encandilado), por lo cual la batalla se ceñirá estrictamente a ver cuál de las dos orquestas toca mejor y más alto. Aunque los ibéricos nunca han vencido a los germanos en sus tres enfrentamientos mundialistas previos, ya los derrotaron 1-0 en la final europea de hace dos años.
Claro que hoy todo el suspense pende de lo que ocurra en Ciudad del Cabo, pues de allí saldrá el primer finalista del duelo entre holandeses y uruguayos, quienes curiosamente solo se han enfrentado entre sí dos veces, con un 2-0 a favor para cada bando.
De ese modo, con Forlán, pero sin Fucile ni Luisito Suárez, el once charrúa intentará burlar como tantas otras veces los pronósticos adversos frente a unos tulipanes que tendrán las bajas de Nigel De Jong y Gregory Van der Wiel, también sancionados.
Además, aunque la Orange exhibe una racha espectacular de 24 desafíos sin conocer la derrota, tampoco ha mostrado un nivel de juego como para tirar cohetes. Por no decir ya que enfrente tendrán a una selección bizarra que busca regresar a una final 60 años después de haber propinado el célebre Maracanazo.
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