Monday, May 19, 2008

Cerco a Telmex

* En la guerra por el control de las telecomunicaciones, Telmex está rodeada de enemigos: la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Televisa, las empresas de televisión por cable y ahora también sus viejos rivales Roberto Hernández y Francisco Gil Díaz. Este último, como director de Telefónica, recientemente calificó a la compañía de Slim de depredadora y monopólica; además, exige al gobierno que obligue a Telmex a otorgar la interconexión al Grupo de Telecomunicaciones Mexicanas, filial de Telefónica


Jenaro Villamil/ Proceso


MEXICO, D.F., 18 DE MAYO /“La disputa contra Telmex no inició hace año y medio con los reclamos de Telefónica por la falta de interconexión a su filial Grupo de Telecomunicaciones Mexicanas (GTM)”, sostiene el director de Regulación y Asuntos Jurídicos de la principal empresa mexicana de telecomunicaciones, Javier Mondragón Alarcón.



De acuerdo con el responsable de la estrategia jurídica de Telmex, el pleito comenzó hace 20 años, cuando Roberto Hernández intentó quedarse con la empresa pero no ganó la puja.



Mondragón Alarcón alude a una vieja historia que, con la entrada del magnate Carlos Slim al mercado de triple play –en el que se disputan los servicios de telefonía, televisión por cable e internet para más de 4 millones de suscriptores– vuelve a colocarlo en franca disputa con Roberto Hernández, su antiguo rival en negocios financieros, inmobiliarios y ahora de telecomunicaciones.



Desde antes de la privatización de 1990, afirma Mondragón, Hernández buscó el control de Telmex. Incluso llegó a tener el 10% del capital de la empresa y ocupó un asiento en su Consejo Ejecutivo. Además, en alianza con GTE y Telefónica, compitió por el control de la empresa, que finalmente se quedó en manos de Slim en sociedad con Southwestern Bell (ahora AT&T) y France Telecom.



Roberto Hernández no ha quitado el dedo del renglón desde entonces. Creó la empresa Avantel, donde tuvo como director a Francisco Gil Díaz, ahora director de Telefónica, mantiene su sociedad con esta empresa española, y en enero de 2007 desplazó formalmente a Slim como el segundo socio de Emilio Azcárraga Jean en Televisa, al adquirir poco más del 7% de las acciones más valiosas del consorcio, tras la venta de las acciones de María Asunción Aramburuzabala.



Mondragón Alarcón asegura que “Gil Díaz no es el que opera comercialmente en Telefónica, sino sólo su operador político”. Y acusa a los rivales de Telmex con el mismo argumento con que éstos suelen atacar a la compañía de Slim: “Ellos tienen secuestrados los órganos reguladores”, dice.



Mondragón acepta hablar con Proceso luego de una temporada difícil para el consorcio que representa. El mes pasado, Gil Díaz calificó a Telmex de “depredador” y “monopólico” en dos ocasiones: la primera en el foro del centro Woodrow Wilson en Miami, el 8 de abril; y la segunda en la conferencia que dictó en la Expo Convención Canitec 2008, el 23 de abril en la Ciudad de México.



Las declaraciones de Gil Díaz reactivaron públicamente la guerra con la industria de televisión por cable, un sector reacio al ingreso de Telmex al servicio de video y televisión restringida. Además, el pasado jueves 8 la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) ordenó a Telmex que en un período límite de diez días le otorgue la interconexión a GTM, filial de Telefónica. “En caso de no hacerlo –dice el oficio de la SCT– se le aplicarán las sanciones correspondientes”. Así mismo, la dependencia le recordó a Telmex que “no debe negar la interconexión argumentando que una empresa concesionaria se encuentra en una supuesta violación de la ley”.



GTM es una subsidiaria de Telefónica que ofrece el servicio de tecnología inalámbrica para telefonía fija –el mercado que domina Telmex–, con el concepto de prepago. Durante año y medio la empresa de Slim argumentó que GTM, de acuerdo al informe 20-F enviado a la Securities Exchange Commision (SEC) de Estados Unidos, es propiedad en 97% de Telefónica, lo cual viola la prohibición de la ley mexicana para que una empresa extranjera posea más de 49% de una empresa nacional de telefonía fija.



–¿Le correspondía a Telmex denunciar? ¿No es una función de las autoridades? –pregunta el reportero a Mondragón.



–Sólo faltaba que no pudiéramos denunciar. El artículo 990 de la Ley General de Vías de Comunicación me obliga a denunciar este tipo de casos. GTM está interconectado con Telmex de manera indirecta. Tan sólo en 2007, Telmex interconectó más de 4 mil millones de minutos a Grupo Telefónica de México.



A cambio de acatar la orden de la SCT, Slim espera que antes de que concluya este año las autoridades le autoricen el cambio de su título de concesión para que Telmex pueda ingresar al mercado de televisión por cable.



Slim tuvo un gestor de lujo ante las autoridades de Ecuador, que se negaban a renovarle la concesión a su empresa de telefonía celular, América Móvil. El sábado 10, vía telefónica, el presidente Felipe Calderón le pidió a su colega ecuatoriano, Rafael Correa, que renegociara con los ejecutivos de Slim el acuerdo por 480 millones de dólares. El asunto se arregló y América Móvil pudo renovar la concesión.



En el terreno de la telefonía celular Slim también mantiene una fuerte competencia con Telefónica Movistar para dominar el mercado de América Latina. Hasta el momento, América Móvil tiene 159 millones de suscriptores en 17 naciones y busca expandirse en Jamaica, Panamá y Chile.


Cableras al ataque


En paralelo con la guerra de las telefónicas, Slim tiene otro frente abierto con la industria de la televisión por cable, un mercado con 4.1 millones de suscriptores dominado en contenidos por Televisa, el principal proveedor de video. El inminente ingreso de Telmex a este mercado, con sus 18 millones de abonados en telefonía fija, es la principal amenaza para sus competidores.



En medio de los ataque de las cableras, Mondragón defiende a su empresa: “En ocho años Telmex no ha subido sus tarifas, pero las empresas de televisión por cable incrementaron sus precios en 20.3% durante 2005, un 20.5% en 2006 y un 12.1% en 2007”.



Advierte: “La apuesta de las empresas de televisión por cable es hacer que los clientes estén comprometidos con ellos en la contratación telefónica y en internet. Hay 4 millones de usuarios y ellos sólo atienden a ese mercado de altos ingresos”.



Y expone: “Si se restringe la convergencia sólo a ese mercado, no habrá posibilidades de democratizar la información. Hay alrededor de 13 millones de usuarios en los que ellos no van a invertir, y nosotros sí.”



–¿A qué se debe la confrontación actual, si Slim llegó a ser el segundo propietario de Cablevisión, filial de Televisa?



–Es una historia interesante. A finales de 1994 Emilio Azcárraga Milmo vendió parte de las acciones de Cablevisión. Azcárraga recibió 200 millones de dólares para que Telmex comprara el 49%. Slim honró su palabra e hizo una inversión neutra, sólo de tipo financiero.



“Cuando Salinas privatizó Telmex se incluyó un candado en el título de concesión para que Televisa no comprara. Por eso se le prohibió originalmente a Telmex dar servicios de video.”



–¿No visualizaban ustedes en ese momento la posibilidad de la convergencia tecnológica?



–No de aquí para allá, pero sí de Cablevisión para la telefonía. Los dos son negocios de redes de telecomunicaciones.



–Por eso se dio el Acuerdo de Convergencia, a finales de 2006, que algunos llamaron el Acuerdo Telmex, en compensación con la Ley Televisa…



–Más bien, al Acuerdo de Convergencia lo llamaría un acuerdo cablero porque benefició a la industria de televisión por cable. En ese acuerdo se estableció que Telmex podría entrar al servicio de video, siempre y cuando cumpla con los tres requisitos: interconexión, portabilidad e interoperabilidad.



“Cofetel decidió posponerlo dos años, aunque nosotros garantizamos que podríamos cumplir en 90 días esos requisitos. Los cableros pidieron un período de gracia de siete años sin competencia. En los hechos, se está dando este período de gracia que ellos pidieron”.



El Acuerdo de Convergencia regulaba el mercado del triple play que en el país representa 50 mil millones de dólares, de los cuales 30 mil millones están en el mercado de la telefonía móvil, 15 mil millones en telefonía fija, 3 mil 500 millones en televisión abierta y mil 500 millones de dólares en televisión en cable, de acuerdo a los datos de la propia SCT.



La firma del acuerdo generó un fuerte desencuentro entre Francisco Gil Díaz, entonces secretario de Hacienda, y la SCT, encabezada por Pedro Cerisola. Gil Díaz demandó que Telmex pagara una contraprestación para que se le cambiara el título de concesión y pudiera dar el servicio de video.



La compañía telefónica Avantel, propiedad de Roberto Hernández, se negó a firmarlo por considerar que beneficiaba a Telmex. Junto con otras compañías telefónicas, Avantel encabezó un litigio acusando a Telmex de monopólico. En respuesta, la Comisión Federal de Competencia emitió desde finales de noviembre de 2006 una opinión sobre los contenidos audiovisuales, y está pendiente que emita su opinión final sobre la dominancia de Telmex en el mercado de telefonía.



La industria de televisión por cable renovó sus críticas a Telmex, en sintonía con las críticas públicas de Gil Díaz, quien además calificó como “fracaso abismal” la privatización de la empresa telefónica en el gobierno de Carlos Salinas, cuando él mismo fue un alto funcionario de Hacienda.



El pasado 24 de abril, Alejandro Puente, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Televisión por Cable (Canitec), se quejó ante el presidente Felipe Calderón de que Telmex, “abusando del recurso del amparo, evadió las resoluciones de la autoridad, con lo que se perjudica de forma directa a más de 3.5 millones de mexicanos en más de 2 mil 400 poblaciones que siguen pagando tarifas de larga distancia donde la autoridad ya determinó que no deben hacerlo”.



Televisa, el otro frente




Menos visible que la guerra con Telefónica y con las empresas de televisión por cable, la confrontación entre Telmex y Televisa se intensificó de manera soterrada. Sin embargo, Mondragón afirma: “No descartamos un escenario de alianza entre Televisa y Telefónica”.



–¿Existen negociaciones entre ambas empresas? –insiste el reportero.



–No, hasta donde se conoce, a menos que se aplique la “cláusula de Angoitia”.



Mondragón alude a Alfonso de Angoitia, vicepresidente de Finanzas de Televisa y responsable de la estrategia de alianzas de la empresa. Según el asesor jurídico de Telmex, la cláusula señala que las negociaciones sólo se pueden hacer públicas cuando se concretan.



–¿Cuál es el problema actual con Televisa?



–Si se democratizan los contenidos en la televisión por cable, se va a caer el servicio de televisión abierta. El mercado natural de Televisa y TV Azteca es el de más bajos ingresos, y es al que llegaría Telmex con servicios de televisión restringida.



Telmex prepara una ambiciosa estrategia para crear contenidos de televisión por cable, incluyendo noticiarios, telenovelas, series y documentales. En los últimos dos años, la empresa de Carlos Slim ha invertido cerca de 3 mil millones de dólares para adquirir compañías de televisión por cable en Colombia, Brasil, Perú y Argentina. Se incrementaron los rumores de una posible sociedad con el Grupo Prisa, el consorcio español rival de Telefónica, que produce contenidos audiovisuales.



En medio de estos reacomodos, Televisa recibió la autorización de la Comisión Federal de Competencia (CFC) para adquirir el 49% de las acciones de Cablemás, la segunda empresa más importante, que tiene abonadas a 770 mil personas. Con esta adquisición, Televisa controla cuatro empresas de televisión restringida: Sky, Cablevisión, Cablemás y TVI.



En su resolución de miércoles 14, la CFC advirtió que serán permanentes las condiciones impuestas para que Televisa ofrezca públicamente sus contenidos de televisión abierta (must offer) y transmita todos los contenidos de empresas que no sean de su propiedad (must carry).



“Televisa estará obligada, en cualquier momento, a ofrecer en términos no discriminatorios sus contenidos audiovisuales en televisión abierta a cualquier concesionario de televisión restringida que lo solicite”, señala la resolución de la CFC.



No se sabe cuál será la actitud de Televisa cuando Telmex, con más de 5 millones de clientes, ingrese en un mercado que por ahora controla el consorcio de Azcárraga Jean. Las que se quejaron fueron las compañías MVS, propiedad de Javier Vargas, y la michoacana Telecable Centro Occidente (TCO), pues afirman que Televisa no ha cumplido con el must offer.

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