Tuesday, May 20, 2008

México SA

Carlos Fernández-Vega
cfvmx@yahoo.com.mx • cfv@prodigy.net.mx

■ Petróleo, excelente negocio para las arcas nacionales

Que desde años atrás la industria petrolera nacional ya no es lucrativa, que “ya no deja lo que debiera”, que por lo mismo hay que “hacerse acompañar” de empresas privadas y que, en fin, si México no transita por ese camino –por lo demás fallido, de acuerdo con las múltiples experiencias que en tal sentido registra el país– quienes lo habitan sufrirán la crueldad del altísimo, traducida ésta en más impuestos.

Qué cosa, pero más allá de las apocalípticas versiones que desde Los Pinos y áreas conexas se repiten cotidianamente, si algo queda claro en estos días de intenso debate, el cual trasciende la sagrada zona del Senado de la República, es el excelente negocio que para las arcas nacionales, vía fiscal, representa el petróleo: alrededor de 600 mil millones de dólares sólo en lo que va del nuevo siglo dan cuenta de ello.

Ese monto equivale a 8.5 por ciento del producto interno bruto; a 36.4 por ciento de la recaudación de los ingresos totales del gobierno federal; a 84.69 por ciento de los ingresos totales de Pemex (antes de descontar costos y obligaciones fiscales), lo que significa que por cada 100 pesos que ingresaron a Pemex, casi 85 se destinaron a cubrir obligaciones fiscales y a que por cada 100 pesos recaudados en el periodo, más de 36 tuvieron su origen en el sector petrolero.

El excelente negocio para las arcas nacionales, sin embargo, no lo ha sido para la paraestatal, porque más allá de cualquier otra consideración, la Secretaría de Hacienda tiene la primera y la última palabra, lo que impide a la vilipendiada gallina de los huevos de oro negro tener un segundo disponible para su propia oxigenación. Obvio es que con el paso de los años los síntomas cianóticos de la emplumada empresa paraestatal cada vez son peores.

Las cifras anteriores están disponibles para todos en el portal de la Cámara de Diputados, de tal suerte que es recomendable una visita, especialmente la de los legisladores, que tarde que temprano tendrán que tomar una decisión en materia petrolera (fortalecer Pemex en beneficio de los mexicanos, o abrir las puertas de par en par para que otros se lleven la gran tajada). Mucho es lo que se arriesga con una decisión equivocada –la segunda citada, por ejemplo–, no sólo el gran negocio petrolero.

En vía de mientras, el Centro de Documentación, Información y Análisis (“La Evolución del Régimen Fiscal de Pemex y la distribución de los Ingresos Excedentes Petroleros y no Petroleros del Gobierno Federal, 2000-2008”) hace saber que en la revisión de los balances financieros anuales de Petróleos Mexicanos se documenta que durante el periodo 2001-2005 esta empresa obtuvo utilidades netas antes de descontar su carga fiscal, es decir, sus ingresos fueron mayores que sus gastos, estos últimos conformados por los costos más gastos de administración. Sin embargo, sus utilidades netas “desaparecieron” cuando se aplicó su régimen fiscal, lo que implicó que su saldo pasó de ser superavitario a crecientemente deficitario. Lo anterior significa que la totalidad de las utilidades netas de la paraestatal resultaron insuficientes para pagar sus obligaciones fiscales.

Por lo que toca a los excedentes petroleros, el Centro explica: durante el periodo 2001-2007 se registró un excedente acumulado en la recaudación de las obligaciones fiscales de la actividad petrolera estimada en poco más de 507 mil millones de pesos. Los reportados en 2007 resultaron casi 100 por ciento superiores a los de 2001.

En el periodo 2000-2008 los ingresos excedentes provenientes de la actividad petrolera en el país tuvieron el siguiente comportamiento: equivalentes a 1.09 por ciento del PIB, en promedio; a 5 por ciento de la recaudación de los ingresos totales del gobierno federal, también en promedio, lo que significa que por cada 100 pesos recaudados, 5 tuvieron su origen en los excedentes del sector petrolero; al mismo tiempo, fueron equivalentes a 13.86 por ciento de los ingresos totales de Pemex, en promedio (antes de descontar costos y obligaciones fiscales), lo que significa que por cada 100 pesos que ingresaron a la paraestatal casi 14 pesos provinieron de tal concepto. Los excedentes en la recaudación de los ingresos públicos por la actividad petrolera no se asignan individualmente, por el contrario, junto con la recaudación de los ingresos excedentes no petroleros conforman una gran bolsa que se denominan ingresos excedentes presupuestarios del gobierno federal.

Entonces, reforma fiscal a fondo, amplia y real (que considere la reducción tributaria a Pemex) antes de decidir la medicina que recetarán a la vapuleada gallina de los huevos de oro negro.

Las rebanadas del pastel

No es lo mismo que lo mesmo: “recientemente escuché el argumento (en favor de la reforma calderonista) de que la refinación del petróleo es más económica en Texas que en una refinería mexicana. Algunas observaciones pertinentes: primero, hay que comprobar la aseveración de que es más económica tal refinación; segundo, el costo de la refinación del petróleo depende de: (a) la modernidad de la planta de refinación, (b) la capacidad de refinación de la planta y (c) el tipo de petróleo crudo (ligero, pesado, ultra pesado) que se esté refinando. Si la planta (moderna y con gran capacidad) se encuentra en Texas, lo más probable es que esté dedicada a refinar petróleo ligero (con un costo de refinación económico); mientras, la planta mexicana (antigua y con menor capacidad) estaría refinando petróleo nacional más pesado (refinación mas costosa). En pocas palabras, el argumento arriba mencionado indica que se estarían comparando naranjas con mandarinas (para evitar decir que se estaría comparando peras con manzanas). Lo anterior no excluye que bajo un marco adecuado Pemex pueda construir en México nuevas plantas refinadoras modernas de gran capacidad para refinar económicamente el petróleo mexicano” (Alberto Serrat, aserrat@hotmail.com, Quebec, Canadá).




México SA

Carlos Fernández-Vega
cfvmx@yahoo.com.mx • cfv@prodigy.net.mx

■ Cinco lustros sin una refinería nueva, pese a onerosa importación de gasolinas

Más de cinco lustros han transcurrido sin que ninguno de los distintos gobiernos (priístas y panistas) involucrados en el periodo decidiera invertir un solo peso en la construcción de refinerías, no obstante la creciente cuan onerosa importación de, por ejemplo, gasolina.

Ni un solo peso en una nueva instalación de tal naturaleza. Sin embargo, los dos panistas con inquilinaje en Los Pinos anunciaron con bombo y platillo la construcción de una moderna y funcional refinería… pero “en algún lugar de Centro América” (que operarían las trasnacionales instaladas en esa región), en el marco del Plan Puebla-Panamá, anuncio que si bien en los hechos no ha pasado del discurso, sí refleja las prioridades de los blanquiazules y/o la falta de conocimiento de la realidad nacional en esta materia. Aún así, la idea les gustó y ahora pretenden que sea el capital privado quien se haga cargo de las refinerías en el país.

Para dar una idea de cómo se maneja la industria petrolera en otras naciones latinoamericanas, la Cepal nos regala un rápido paseo por cuatro de ellas: Brasil, Chile, México y Venezuela, los dos últimos con las mayores reservas y capacidad de producción en la zona, que los convierte en exportadores netos. En el caso brasileño, sus reservas son inferiores a las mexicanas y venezolanas, lo que si bien le permite ser autosuficiente en este renglón le impide, cuando menos hasta ahora, ser exportador neto de petróleo. Chile importa más de 90 por ciento del petróleo que consume, aunque la exploración y producción de hidrocarburos es realizada por la Empresa Nacional de Petróleo (Enap), así como 100 por ciento de las actividades de refinación.

En el caso chileno, a lo largo de los años no ha habido modificaciones legales en materia petrolera. Si bien la legislación prevé la participación privada en todas las fases de la industria, la participación estatal de la Enap lleva a cabo 98 por ciento de la exploración y 100 por ciento de la producción. Esto se debe a la escasa filiación petrolífera del país, lo que no genera atractivo a los inversionistas privados. Por lo que toca a la refinación, las autoridades han optado por mantener la propiedad estatal de las dos refinerías más grandes. Si bien hay libertad de entrada para las empresas privadas, no existen refinerías privadas. Por el contrario, en la comercialización minorista de combustibles no hay presencia estatal; toda la actividad es desarrollada por el sector privado.

En Brasil se mantienen vigentes las leyes y reglamentos de la apertura petrolera de 1997-1998, mediante las cuales todas las actividades están abiertas a la inversión privada. Sin embargo, a casi 10 años de la apertura, la presencia de capital privado es escasa y poco significativa en exploración y producción, así como en refinación y transporte por ductos. Por tanto, la presencia de Petrobras en estos sectores es mayoritaria. En el sector de comercialización de combustibles tampoco ha habido cambios, existiendo una importante inversión privada, así como también de la estatal Petrobras.

En México oficialmente no se ha modificado la ley, lo que confirma el mantenimiento del monopolio de Pemex –constitucionalmente avalado– en el sector exploración y producción de petróleo, así como en refinación. En lo referente al régimen fiscal, la paraestatal sigue entregando 61 por ciento de sus ingresos totales.

Los venezolanos sí hicieron modificaciones sustantivas del régimen legal del sector hidrocarburos desde 2001. La tendencia de estos importantes cambios legales ha sido aumentar la participación del Estado en la propiedad de los activos hidrocarburíferos para llegar por lo menos a 51 por ciento de la propiedad accionaria, lo que marca una tendencia de ruptura con el curso seguido por los gobiernos neoliberales en la década de los 90. En 2006 se modificó la ley del impuesto sobre la renta, aumentando la carga impositiva de las asociaciones estratégicas en la Faja del Orinoco. Estos dispositivos legales, de manera explícita, establecen la subordinación y dependencia de Petróleos de Venezuela ante el Ministerio de Energía y Petróleos. Los nuevos dispositivos legales establecen el gasto social que debe realizar la paraestatal, poniendo este gasto en el mismo nivel de importancia que las actividades propias de su gestión operativa en el sector.

En Brasil, Chile y México las empresas estatales de los hidrocarburos adoptaron el esquema de holding para la organización de sus actividades productivas. Todas las unidades de negocios se gestionan de manera independiente, reportando sus actividades a la unidad central, la misma que consolida los resultados de la gestión. En Venezuela el estilo de gestión se modificó, pasando de tres empresas integradas verticalmente por zonas productoras a dos, que si bien mantienen la integración vertical explotan separadamente el petróleo y el gas.

La refinación existe como unidad de negocios independiente en Pemex, lo que no sucede, por ejemplo, en Petrobras y Enap, en las que la unidad de negocios de refinación está acompañada de otras actividades como logística, transporte y comercialización. En PDVSA, hasta 1997 existía un holding conformado por las empresas Lagoven, Maraven y Corpoven, integradas verticalmente. En 1998 se unificaron (PDVSA Petróleo y Gas), pero en 2001 se escindió en dos (una para el petróleo, otra para el gas).

Los cuatro países mencionados poseen dotaciones diferentes de reservas petroleras. Tres de ellos, Venezuela, México y Brasil, ocupan los primeros lugares de la región. En el caso venezolano el gobierno ejecuta un proyecto que busca certificar las reservas de crudo pesado ubicadas en la Faja del Orinoco, previendo invertir para ello más de 15 mil millones de dólares, con lo que sumaría 270 mil millones de barriles adicionales, convirtiéndose en el país con mayores reservas en el mundo.

Las rebanadas del pastel

Dice el inquilino de Los Pinos: “no nos quedaremos cruzados de brazos” por la crisis alimentaria que ya tumba puertas. Ajá, pero si los resultados son iguales a los de la “guerra contra el crimen organizado”, entonces ¡qué hambre pasarán los mexicanos!

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