Monday, May 19, 2008

“Los Zetas”, otro cártel



Encabezados por Heriberto Lazcano y Miguel Treviño, Los Zetas están a punto de constituir un nuevo cártel del narcotráfico, aún más sanguinario y ambicioso que los del Golfo y de Sinaloa. A Los Zetas sólo les falta formalizar acuerdos con los proveedores sudamericanos para zafarse de la tutela de Osiel Cárdenas y competir con él por la franja fronteriza de México y Estados Unidos.

Por Tomado de internet / Proceso

Dia de publicación: 2008-05-18


LAREDO, TEXAS.- La Agencia Federal Antidrogas de Estados Unidos (DEA) dará a conocer en las próximas semanas una operación para desmantelar la estructura que –según informes de inteligencia de la propia DEA y del FBI– han establecido Los Zetas desde Dallas hasta Laredo.

“Estamos enterados de que Los Zetas están tratando de convertirse en una organización criminal independiente del cártel del Golfo; quieren convertirse en el cártel más poderoso de México”, enfatiza en entrevista Meliton A. Rodriguez, agente especial y jefe de la DEA para el distrito de Laredo, que abarca el corredor del sur de Texas, colindante con el norte de Tamaulipas.

La organización de sicarios “tiene toda la infraestructura para crear su propio cártel, pero en comparación con los demás sería más peligroso y sanguinario”, opina Rodriguez.

De acuerdo con distintos informes de inteligencia de la DEA y el FBI, Los Zetas lanzan sus operaciones criminales desde los corredores del norte de Tamaulipas y del sur de Texas, de Laredo a McAllen y Brownsville.

Stephen Hester, agente especial y supervisor de grupo de la DEA en el distrito de Laredo, explica que el temor de que el brazo armado del cártel del Golfo se independice tiene base en las recientes ejecuciones de miembros de este cártel, del de Sinaloa, así como de policías municipales y estatales en Tamaulipas, todos a manos de sicarios que trabajan para Los Zetas o por integrantes de la propia banda.

Hester, quien conoce muy bien el problema del narcotráfico en el norte de México porque varios años estuvo asignado a la oficina de la DEA en Monterrey, Nuevo León, señala que dos jefes zetas podrían encabezar el nuevo cártel:

“Heriberto Lazcano (El Verdugo o El Lazca) y Miguel Treviño Morales pueden tomar el control… Tenemos información de inteligencia en la que se indica que Lazcano y Treviño quieren incluso sacar del juego a otro fundador del grupo original de Los Zetas: a Jorge Eduardo Costilla Sánchez (El Coss)”.

Según investigaciones policiacas efectuadas en ambos lados del río Bravo, Lazcano y Treviño Morales han dado señales de que buscan independizarse de Osiel Cárdenas Guillén, el líder del cártel del Golfo extraditado a Estados Unidos en enero de 2007 y quien reclutó a esos exmilitares para eliminar a sus enemigos.

“Tomando en cuenta que Lazcano es un hombre demasiado ambicioso de poder y quiere además controlar el narcotráfico de todo México, este criminal tiene que ser tomado muy en cuenta y se debe hacer todo lo posible por pararlo”, dice Hester.

Pugnas internas

Entrevistado junto con Hester y Rodriguez en la oficina de la DEA en Laredo, el agente especial y supervisor de grupo en ese distrito, Keith Perkins, sostiene que a Lazcano y a Treviño les hace falta sólo una cosa para establecer su nueva organización.

“Si Lazcano y Treviño, que ya tienen contactos en Colombia, logran establecer compromisos formales con los proveedores sudamericanos de cocaína y heroína, entonces sí estaríamos frente a un nuevo cártel, pero más peligroso que todos”, señala Perkins, quien está familiarizado con las operaciones de Los Zetas en Estados Unidos y está a cargo de investigar las ejecuciones que estos sicarios cometen en Laredo.

Investigaciones de la DEA y el FBI realizadas en la región de Laredo, McAllen, Brownsville y Zapata concluyen que la ejecución de policías, soldados y funcionarios municipales en Reynosa, Río Bravo y Matamoros (Tamaulipas) se debe a que Lazcano y Treviño intentan eliminar de manera “indirecta y encubierta” a El Coss, así como a quienes lo protegen desde el gobierno y el Ejército.

Así mismo se menciona a Tampico como la base de operaciones de Lazcano, a Reynosa como el punto de trabajo de Costilla Sánchez, y a Nuevo Laredo como el “despacho” de Treviño.

Uno de los documentos de inteligencia del FBI, al que tuvo acceso este corresponsal, dice que el grupo de Lazcano y Treviño cumple las órdenes que recibe del cártel del Golfo para eliminar del norte de Tamaulipas al cártel de Sinaloa, pero aprovecha para fraguar al mismo tiempo ataques que podrían atribuirse a la organización enemiga para eliminar a El Coss de las rutas del transporte de narcóticos en la zona de Reynosa.

Los documentos de inteligencia de la DEA y el FBI, complementados con información confidencial proporcionada por el gobierno federal mexicano, subrayan que Lazcano y Treviño están sacando ventaja de la supuesta tregua a la que llegaron hace unos meses Joaquín El Chapo Guzmán Loera, Ismael El Mayo Zambada y Juan José Esparragoza El Azul (líderes del cártel de Sinaloa) con Cárdenas Guillén, el jefe máximo del cártel del Golfo.

“Mientras se registra sospechosa tranquilidad en la lucha por el control de las rutas del tráfico de droga en algunas partes del norte de Tamaulipas (Nuevo Laredo y Matamoros) y en Nuevo León entre el cártel del Golfo y el de Sinaloa, en Ciudad Juárez (Chihuahua) están aumentando la violencia y las ejecuciones como parte de la guerra que ahora libra el cártel del Golfo con el de Juárez, de Vicente Carrillo Fuentes, por las rutas del trasiego de drogas hacia El Paso, Texas (…) Esta guerra podría ser una pantomima de Lazcano y Treviño para lograr que otros eliminen a los capos que ellos quieren desaparecer para que les facilite la creación de su propio cártel”, se lee en esos documentos.

La asociación de Lazcano y Treviño cuenta al mismo tiempo con el control y la alianza de varios Gatekeepers (guardianes), los grupos independientes establecidos a lo largo de la frontera que se dedican a pasar los cargamentos de droga de todos los cárteles mexicanos a Estados Unidos, utilizando incluso como “mulas” o “burros” a emigrantes indocumentados.

Difíciles de detectar “porque cambian constantemente de puesto y sus grupos de mando” –como señala Rodriguez–, los Gatekeepers operan en el norte de Tamaulipas en estrecha relación con Los Zetas de Lazcano y Treviño.

Relata el agente especial Hester: “Aquí en la zona de Laredo, en 2005 y 2006 sabíamos que Arturo Martínez Guerrero era uno de los líderes de los Gatekeepers que trabajaba en coordinación con Los Zetas para el cártel del Golfo, pero nunca logramos conseguir un retrato hablado de él… Desapareció hace unos dos años”.

Añade que desde hace tres o cuatro años Treviño se hace cargo de la relación con los Gatekeepers del norte de Tamaulipas, tanto para el cruce de la droga a Estados Unidos como para “eliminarlos o reemplazarlos si no cumplen las órdenes, y si hacen muy buen trabajo los mueve a regiones nuevas como Campeche o Tabasco, donde creemos que Los Zetas podrían imponerse a otros cárteles”.

Las ejecuciones cometidas por este grupo de sicarios provocan espanto en Laredo, una ciudad tranquila de aproximadamente 250 mil habitantes que comparte frontera con Nuevo Laredo, Tamaulipas. Uno de los crímenes que más se recuerdan en Laredo es la ejecución de Herón Vázquez, presunto integrante del cártel de Sinaloa que recibió más de 30 disparos de cuerno de chivo en pleno día.

“La ubicación de esta ciudad le ha permitido a Los Zetas hacer de ella el epicentro de sus operaciones en Estados Unidos”, acota el agente especial Perkins. De acuerdo con sus investigaciones, Laredo también es centro de operaciones de otros grupos de sicarios que contratan los dos cárteles rivales.

Estos sicarios, distintos de Los Zetas, “están aquí para eliminar a los narcotraficantes independientes que no pagan su derecho de piso o que intentan pasar droga por su cuenta. Claro que también los sicarios están para eliminar a los policías de Tamaulipas que no quieren cooperar con los capos del narcotráfico”, afirma Keith Perkins.

Temor en la frontera

Desde que el gobierno mexicano apostó a cientos de soldados en los cruces fronterizos y en las ciudades del norte de Tamaulipas, Los Zetas no han realizado ejecuciones en Laredo, ciudad que vivió una ola de violencia de 2003 a 2006.

Por ejemplo, en el primero de esos años un miembro del cártel de Sinaloa fue de compras en pleno día a un Wal-Mart en Laredo. Lo seguían dos zetas y otros dos lo esperaban afuera de la tienda, tratando de confirmar si él era su objetivo.

“Los dos que estaban afuera llamaron por teléfono a México para confirmar la identidad del sujeto”, cuenta Perkins, y cuando llegó la confirmación comenzaron los disparos en el estacionamiento del centro comercial, donde el sujeto intentaba huir en un Hummer. Al final el hombre fue acribillado y el vehículo quedó como coladera por las ráfagas de AK-47.

Al principio de 2006, otro presunto integrante del cártel de El Chapo fue asesinado por zetas cuando compraba un auto en una agencia Mercedes Benz en Laredo. Ese mismo año, otros dos enemigos del cártel del Golfo fueron acribillados a tiros en el estacionamiento de los cines de Santa María. La policía detuvo allí a José Arce, quien recibió 18 disparos.

En abril del mismo año, un narcotraficante del cártel de Sinaloa y su sobrino de 15 años viajaban en su pick up por las calles de Laredo cuando les dio alcance otra camioneta, desde cuya caja cuatro hombres descargaron cientos de disparos de rifles AK-47 contra la pick up. “Los ejecutores eran zetas”, aclara Perkins.

Para contener ahí mismo el avance de la violencia del narcotráfico, la DEA y otras agencies federales estadunidenses iniciaron una “operación de gran escala” contra el grupo de Lazcano y Treviño.

Un encausamiento judicial de unas 50 páginas, que será dado a conocer en las próximas semanas por las autoridades federales en Washington y Texas, acusa a unos 32 presuntos integrantes de Los Zetas, con Lazcano, Treviño y Costilla Sánchez a la cabeza, de conspiración, tráfico de drogas, lavado de dinero y asesinatos en territorio estadunidense.

De acuerdo con el encausamiento judicial –que este corresponsal pudo consultar parcialmente–, uno de los criminales, en honor de la Santa Muerte, bebió una copa de sangre de su víctima antes de asesinarla y quemar el cuerpo.

En los documentos judiciales se mencionan, entre otros nombres, los de Aurora del Bosque, Gustavo Fabián Chapa, René La Rana García y Juan Adolfo Ramos El Inalámbrico y El Karate. Varios de los incluidos en la referida consignación judicial ya fueron arrestados por la DEA y otras agencias federales.

Entre las personas asesinadas por los 32 presuntos sicarios del cártel del Golfo están Jesús María Reséndez, Mariano Reséndez, Jorge Alfonso Avilés e Inés Villarreal, quienes fueron detenidos por un grupo de zetas el 30 de abril de 2006 en una discoteca de Nuevo Laredo. También fueron asesinados el expolicía de Nuevo Laredo Bruno Alberto Juárez Orozco, Moisés García y Noé Flores.

Un funcionario de la DEA que participa en la operación contra Los Zetas habla con el reportero a condición de que no se revele su nombre “porque el encausamiento aún tiene los sellos de una corte federal”. Asegura que este golpe dejará “muy debilitado al cártel del Golfo” y que es un “buen comienzo” para evitar que Lazcano y su grupo conformen su nuevo cártel.

El gobierno de México tendrá que darle un seguimiento muy preciso a esta operación estadunidense para desmantelar a Los Zetas antes de que se impongan sobre los cárteles del Golfo y de Sinaloa. “Sería terrible si (los sicarios) lo consiguen”, agrega el funcionario de la DEA.

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