Wednesday, June 04, 2008


alvaro delgado

México, D.F., 2 de junio (apro).- En los ochentas, cuando eran escasos los medios que mostraban apertura a informaciones y opiniones distintas a las hegemónicas, sobre todo en el interior de la República, uno de ellos, el diario a.m. de León, Guanajuato, era llamado por los priistas “el AN”, para subrayar, con malicia y desprecio, su presunta simpatía por el Partido Acción Nacional (PAN).

Pero ahora, al cabo de dos décadas de gobierno de ese partido en la capital productiva de Guanajuato y de 17 de ejercer el poder en el estado, los que elogiaban y respetaban al diario --porque fue el único que informó a sus lectores de campañas y victorias electorales, como las emblemáticas de Vicente Fox y Carlos Medina Plascencia-- son los que pretenden convertirse en sus verdugos.

El gobierno de Guanajuato, que formalmente encabeza Juan Manuel Oliva, pero que en los hechos jefaturan personajes ocultos de la ultraderechista Organización Nacional del Yunque, ha decretado que ese diario leonés no merece nada: Ni información, que en realidad conculca a los ciudadanos, ni publicidad gubernamental, como si los elevados recursos para ese fin fueran patrimonio personal de quienes ostentan el poder.






El diario a.m. --en realidad una cadena que, a lo largo de tres décadas, tiene ediciones en Celaya, Irapuato, San Francisco del Rincón y Guanajuato capital, así como en La Piedad, Michoacán, Querétaro y Lagos de Moreno, Jalisco; sí, ahí donde el miércoles 21 de mayo le devolvieron las mentadas de madre al gobernador Emilio González Márquez--, padece un boicot gubernamental del partido que alguna vez defendió las libertades fundamentales y que, ya en el ejercicio del poder, se ha vuelto enemigo de ellas.

Después de infructuosos esfuerzos para persuadir a los gobernantes de Guanajuato de desistir del embate que comenzó hace un año, justo en el marco de la Asamblea Nacional del PAN, en León, Enrique Gómez Orozco, director general de la cadena a.m., decidió denunciar públicamente, en el semanario Proceso, la deleznable conducta de Oliva y sus jefes secretos (otros, como Elías Villegas, Pedro, y Gerardo Mosqueda, Veckemans, ya no tanto).

Pero Gómez Orozco reprueba, también, la complicidad del CEN del PAN y de su presidente, Germán Martínez, por solapar que una autoridad surgida de ese partido reproduzca prácticas que solía atribuir como patrimonio único a los gobiernos priistas, uno de cuyos ejemplares, José López Portillo, acuño la frase emblema del chantaje a la prensa, vía el semanario Proceso: “No pago para que me peguen”.

Gómez Orozco advierte que el problema no es el dinero que deja de percibir la empresa editora del diario como consecuencia del boicot publicitario --de suyo deleznable, porque se usa el presupuesto público con fines facciosos, para premiar y castigar en función del comportamiento del medio--, sino la censura desde el poder para liquidar un proyecto informativo.

Más aún: El chantaje a los ayuntamientos para sumarlo al embate del gobierno estatal contra el diario, pasando por alto que son constitucionalmente autónomos, pero que en el mundo real dependen de los recursos estatales para realizar obras.

Y el colmo: También desde el gobierno se impulsa que el sector privado de Guanajuato, y particularmente de León, decrete un boicot publicitario extra, así como el que, por órdenes de Luis Echeverría, implementó el empresariado nacional, liderado por Juan Sánchez Navarro, contra el diario Excélsior dirigido por Julio Scherer García, fundador de Proceso.

Lo que acontece escandalosamente en Guanajuato no es sino la ratificación de un sello ya característico de las gestiones del PAN: No sólo en cuanto al boicot publicitario e informativo contra Proceso decretado por Vicente Fox y continuado por Felipe Calderón, sino en prácticamente todos los estados del país administrados por los panistas, como el de San Luis Potosí contra la edición estatal de La Jornada.

Obviamente el panato recompensa a sus amanuenses y jilgueros…

Apuntes

La nueva patraña para nombrar a los consejeros facciosos del Instituto Federal Electoral (IFE) sigue su curso: Uno de los nuevos ungidos es Jorge Alcocer, que para eso hizo las reformas a su medida. El que debe estar preocupado es Leonardo Valdés, cuya presidencia --que jamás logró ejercer-- se le esfumará de facto.

Comentarios: delgado@proceso.com.mx

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