"No es justo que el trabajo que hemos hecho desde hace 25 años se atribuya a uno [en referencia a Torvalds] que está en contra de los valores del software libre", dijo Stallman entre el silencio de los asistentes.
Este programador estadounidense, que se propuso crear un sistema operativo libre en 1983, al que llamó GNU, casi maldijo el momento en que Torvalds publicó, en 1991, un programa al que llamó Linux, que se convirtió en el kernel o corazón de GNU. Desde entonces, se ha confundido la parte con el todo.
Stallman marcó distancias con los miembros de la comunidad del software libre que, según él, se han apartado de la verdadera doctrina. Para él, Linus Torvalds y los que le siguen sólo están preocupados del código, de la programación.
También lamentó el efecto perverso que ha tenido el mercado sobre el movimiento. "En los años 90, la competencia entre las distintas distribuciones provocó la inclusión de programas privativos para ganar clientes", dijo. Para él, ninguna de las distribuciones más populares es realmente software libre.
Stallman defiende que la informática no son sólo ceros y unos ni tampoco es un mero negocio. "La meta del movimiento es que todo el software sea libre para que los usuarios sean libres". La conclusión es que los que no están con el movimiento van contra la libertad.
Apple y Microsoft, enemigos
Entre los enemigos de la libertad están los fabricantes de programas privativos, como Apple o Microsoft. "Estos programas tienen funciones ocultas malévolas como espiar al usuario, restricciones de uso o puertas traseras de acceso, uno que tiene las tres es Windows Vista", dijo Stallman, que pronunció su conferencia en un buen castellano. Apple no se libra. Su Mac OS también incluye limitaciones. Para él, "la única defensa es usar software libre".
Los fabricantes de móviles sufrieron de igual modo la ira de Stallman. "Todos contienen software privativo, no se deben usar", alertó. Además, son elementos de vigilancia, añadió. "Sería más útil y cómodo para mí tener móvil, pero hay cosas más importantes que la comodidad", dijo. La fundación que encabeza ha puesto en marcha una campaña para animar a la gente a no comprar productos que no funcionen con software libre.
Por último, sermoneó a los gobiernos. Para él, no cumplen con su obligación de procurar el bienestar de sus gobernados sino usan sólo software libre. Particular atención dispensó a las escuelas. Las empresas de software privativo dan copias gratuitas para, según él, "eternizar la dependencia". El ejemplo que usó fue el de las drogas: "Es como regalar drogas adictivas, la primera dosis es gratis, pero cuando eres adicto, toca pagar".
Richard Stallman explicó ayer que un programa informático debe respetar "cuatro libertades" para poder ser considerado "libre".
La primera es que un programa es libre si puede ser ejecutado y usado como uno quiera. Los privativos incluyen limitaciones de uso, ya sean dictadas en la licencia o incluidas en el código.
El código del programa tiene que permitir su estudio y cambio. Frente al software privativo, que esconde como ha sido programado, el libre debe hacerlo público.
Como tercera norma, la copia y distribución libre está permitida. Para Stallman esto es un ejemplo concreto de la obligación moral de ayudar al prójimo.
La cuarta es que el software libre debe permitir la distribución de las copias modificadas por cada programador, incluida su venta.
La Free Software Foundation, que lidera Stallman, dice que si falta una de las cuatro libertades, el programa no es libre. "Crear un programa libre es contribuir a la sociedad; el privativo supone un ataque a la sociedad", defiende Stallman.
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