Corazón de tiempo
Este fin de semana los zapatistas aparecieron en las pantallas de los cines comerciales en una película de ficción donde se representan a sí mismos. En el largometraje, dirigido por Alberto Cortés, las bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) protagonizan una historia de amor en la que actúan como gente de las comunidades, insurgentes y milicianos e, incluso, y no sin rubor, como soldados del Ejército Mexicano. Ellos y ellas lo hacen casi todo. Actúan y coproducen.
Alberto llegó hace siete años a la selva Lacandona, y desde su primera visita no dejó de asistir a las comunidades rebeldes. El proyecto Corazón de tiempo fue tomando forma poco a poco; tan despacio, que fue hasta cinco años después cuando pudo empezar a filmarse. Entre una cosa y otra, Alberto y Ana, con su pequeño en brazos, llegaban a La Realidad con un proyector y un montón de películas. Las de Chaplin, entre las preferidas de un público tojolabal que podía amanecerse frente a la pantalla. Antes que cualquier otra cosa, tenía que ganarse la confianza de los pueblos a los que pretendía filmar. Y lo consiguió.
En 2007 arriban a la selva Lacandona gigantescos tráileres con todo el equipo de filmación. Pero para llegar aquí, Alberto ya había vivido en carne propia las complejidades de la autonomía zapatista. No fue fácil y más de una vez se topó con ese mundo indígena que no sólo no se mueve con la lógica del cine, sino que, además, es autónomo y rebelde. Los zapatistas se producían solos. Ya sólo faltaba que se dirigieran, pero Alberto, con cuidado, y sobre todo con respeto, fue llevando a los zapatistas actores a sacar una vena artística que les es muy propia.
Preguntamos a doña Aurelia, la mujer anciana que con el nombre de Zoraida seduce al público durante toda la película, si le había gustado el resultado de su trabajo. Su respuesta fue tajante: no
. ¿Por qué?: porque me veo muy viejita, pero todo lo demás está bien
. Mientras Alicia, actriz infantil innata, sigue trepando a los árboles y nadando en la laguna. La vida no cambió para ellas ni para ellos con su participación en el filme. Esto sólo podía pasar en una comunidad organizada que cuidó hasta el más mínimo detalle su participación. Y, por supuesto, gracias a una producción respetuosa que no interfirió en sus vidas.
La mujer es el tema central de esta película que toca así el ombligo de la autonomía. En estas comunidades el cambio es lento e irreversible. Y en eso, ya ganaron. Un público no cercano a la rebeldía y dignidad zapatistas podrá acercarse a esta realidad mediante una cinta que está hecha, sin duda, con el corazón del tiempo. Más información:
No comments:
Post a Comment