Monday, September 21, 2009

Colombia: la ruta del dinero mexicano

EDGAR TéLLEZ

BOGOTÁ, 18 de septiembre (apro).- En un lugar secreto de Bogotá se refugia, protegido y a la espera de que le paguen una jugosa recompensa, el hombre que durante cinco meses guió a las autoridades de Colombia y Estados Unidos hasta propinarle un severo golpe a las finanzas de los nuevos jefes de una poderosa organización mafiosa que desde hace dos años sucedió al desaparecido cártel del Norte del Valle.

De acuerdo con fuentes de la Policía Antinarcóticos de Colombia consultadas por la agencia Apro, todo empezó en la última semana de marzo pasado, cuando un desconocido, de mediana estatura y piel blanca, llegó a la sede de la Policía Fiscal y Aduanera en el centro de Bogotá, a menos de 100 metros del Palacio Presidencial, y pidió hablar con un oficial.

Durante una hora, el delator reveló que pertenecía a una red de narcotraficantes del occidente de Colombia, la cual le había incumplido varios compromisos, entre ellos la entrega de un pequeño porcentaje que le correspondía por el envío exitoso de un cargamento de cocaína a Estados Unidos, con México como lugar de tránsito. Estaba dispuesto a cobrar venganza.

El desconocido dijo estar en capacidad de entregar pistas seguras para conducir a las autoridades hasta el puerto mexicano desde donde era embarcado el dinero producto de los cargamentos de cocaína y que luego era enviado por barco a un puerto sobre el Pacífico colombiano.

Tras valorar la información y calificarla como confiable, la Policía Fiscal y Aduanera reveló la información al director de la Policía Nacional, general Oscar Naranjo, quien de manera inmediata activó un plan para corroborar las pistas entregadas por el informante.

Los mejores y más experimentados oficiales de la Dirección de Inteligencia (Dipol), la Dirección de Policía Judicial (Dijin), la Policía Antinarcóticos y la Policía Fiscal y Aduanera, trabajaron en la operación que meses después se traduciría en uno de los golpes más fuertes al narcotráfico en los últimos tiempos.



Contacto en Manzanillo

Así, mientras la Policía avanzaba en la investigación, el informante fue confinado por semanas en un lugar seguro de Bogotá. Con elementos más sólidos a la mano, a mediados de abril la policía colombiana entró en contacto con oficiales de la Oficina de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) con quienes avanzaron en la operación.

Para ese entonces el denunciante anónimo ya había confirmado a los investigadores que los mafiosos colombianos almacenaban los dólares producto del narcotráfico en ciudades costeras mexicanas y que esperaban el momento propicio para enviarlos a Colombia en un solo embarque.

El delator se refirió en concreto al puerto de Manzanillo, en el estado de Colima, la principal puerta de entrada de contenedores del Pacífico mexicano.

No obstante, la búsqueda allí no era fácil porque existe un alto nivel de infiltración de la delincuencia organizada en las instituciones gubernamentales mexicanas.

Manzanillo es recordado porque en 2007 fueron decomisadas 23.5 toneladas de cocaína y un año más tarde, en marzo de 2008, fueron confiscados 11.2 millones de dólares que tenían como destino a Panamá.

Además, las autoridades consideraron que operar en Manzanillo no es fácil porque es un puerto enorme: allí atracan más de mil 500 buques cada año y diariamente ingresan cerca de 5 mil trabajadores, así como 2 mil 500 vehículos pesados.

Tras semanas de indagaciones, la investigación entró en una especie de letargo porque los enlaces del cártel del Pacífico, los socios de los mafiosos colombianos y encargados de almacenar el dinero producto de la coca, eran excesivamente cuidadosos y no corrían riesgos.

El informante, la Policía y el ICE estadunidense continuaron la búsqueda de pistas, hasta que el 28 de agosto los investigadores confirmaron que la empresa utilizada para el envío del dinero en efectivo sería Comersucol Ltda, una compañía que importa fertilizantes y que tiene sedes en Bogotá y Cali.

El dinero sería embarcado en un buque que trasladaría mercancías para Colombia y varios países de América del Sur, entre ellas 80 toneladas de nitrato de amonio que Comersucol Ltda había adquirido en México a través de las empresas Agronegocios y Alfa Ltda, que se encargaron de tramitar la exportación del producto desde Manzanillo hasta el puerto colombiano de Buenaventura, también en el Pacífico. Otras 40 toneladas del químico adquiridas por Comersucol Ltda serían embarcadas semanas después en otro buque.

Con la información certera a la mano, la policía colombiana y el ICE localizaron la embarcación y optaron por seguirla a prudente distancia y con la ayuda de satélites hasta llegar a Buenaventura, lo que ocurrió el martes 8 de septiembre.

Tras atracar en el puerto colombiano, en la madrugada del 9 de septiembre entró en operación un grupo especial de investigadores de la Policía que había llegado desde Bogotá el día anterior. Tras localizar dos contenedores pertenecientes a Comersucol Ltda, ordenaron bajarlos a una bodega acondicionada previamente en el puerto, para inspeccionarlos.

El manifiesto de carga hallado en la embarcación decía que los contenedores traían 40 bolsas de lona con nitrato de amonio, cuya documentación había sido legalizada en el puerto de Manzanillo en un formato militar identificado con el número 1746.

El hallazgo fue sorprendente. Tras romper las bolsas de lona, empezó a caer el nitrato de amonio en forma de polvo. De 16 de ellas cayeron paquetes cúbicos de plástico grueso que dejaban ver gran cantidad de billetes de 20 dólares e identificados cada uno con la marca 70 mil por 20.

Eran las 11:16 horas del 9 se septiembre. A partir de ese momento, los fiscales antinarcóticos que acompañaban la operación cerraron el lugar y se dieron a la tarea de contar el dinero, billete por billete. Al día siguiente, la suma ascendía a 11.2 millones de dólares.

Mientras esto ocurría en Buenaventura, funcionarios de la Fiscalía Cuarta de Extinción de dominio, allanaron durante 12 horas las sedes de Comersucol Ltda en Cali y Bogotá, donde buscaron los documentos correspondientes a la importación. Ninguna persona fue detenida.

Jorge Quiñónez, representante legal de la empresa importadora del nitrato de amonio, habló con los periodistas en Cali y les dijo que el químico era distribuido en empresas agrícolas del Valle del Cauca y negó cualquier responsabilidad en el embarque del dinero de la mafia.



La ruta de los contenedores

Una vez asegurado el dinero en Buenaventura y entregado en custodia al Banco de la República, que por ley empieza a administrar esos recursos, en la tarde del jueves la Policía colombiana y el ICE estadunidense les informaron a las autoridades mexicanas de la existencia de dos contenedores más con nitrato de amonio en un patio del puerto de Manzanillo, con destino a Comersucol Ltda.

En la mañana del viernes 11 de septiembre, oficiales del Ejército y la Marina, funcionarios de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), y la Agencia Federal de Investigación (AFI), localizaron los dos contenedores que contenían los sacos de lona con sulfato de amonio, similares a los hallados en Buenaventura.

Tras identificar la indagación con el código UEIORPIFAM/AP/171/2009, los investigadores trasladaron los cubos plásticos a una bodega del puerto, donde iniciaron el conteo del dinero, que arrojó la cifra de 11 millones 54 mil 690 dólares en billetes de 20. El cargamento decomisado pasó a custodia de la Procuraduría General de la República (PGR).

El corresponsal dialogó en Bogotá con el general Naranjo, quien estuvo al frente de la operación desde el primer día. Según el oficial, el hallazgo de los dólares significa que "por fin hemos llegado al nervio del tráfico histórico de divisas entre México y Colombia. Antes utilizaban correos humanos, que camuflaban el dinero en sus cuerpos o en sus maletas".

Naranjo reconoció que pese a los golpes que les propinan las autoridades, aún sobreviven algunas alianzas entre los cárteles de los dos países. Y agregó que "eso es algo que no se ha quebrado definitivamente".

Para Naranjo, lo fundamental del decomiso de los cerca de 30 millones de dólares a la mafia colombiana es que fue identificada plenamente la denominada ruta de los contenedores, que según él, se especializó en contaminar la carga de los buques. "La red utiliza una oficina de fachada para legalizar las importaciones y luego utiliza un complejo procedimiento de camuflaje de la carga ilícita, que en este caso consistió en usar elementos químicos como el nitrato de amonio, que incluso evade la acción del escáner o los rayos gama".

El alto oficial, uno de los pocos que mantiene contacto directo con el gobierno mexicano para combatir el narcotráfico, dijo además que no hay duda de que en el puerto de Manzanillo hubo corrupción porque fueron alteradas las guías de embarque del cargamento de amonio. "Aquí es claro que burlaron la documentación oficial", finalizó.

Aun cuando en público las autoridades colombianas y estadunidenses no han señalado con nombre propio a los propietarios del millonario decomiso, en privado algunos oficiales que participaron en la operación señalan a uno: Luis Enrique Calle Serna, alias Comba o Combatiente, jefe de la temible banda de Los Rastrojos, una organización mafiosa con ramificaciones en el paramilitarismo que surgió en Colombia en 2008 tras el asesinato en Mérida, Venezuela, de Wilber Varela, alias Jabón, el último de los jefes del cártel del Norte del Valle.

Las autoridades de Colombia y Estados Unidos ofrecen 2 millones 500 mil dólares de recompensa por la localización de Calle Serna.

Según informó a Apro un oficial de la Policía Antinarcóticos, Calle Serna fue jefe de finanzas de Varela y, junto con sus hermanos Javier y Juan Carlos, administraba numerosos laboratorios de procesamiento de cocaína en las selvas de los departamentos de Cauca y Nariño, no lejos del puerto de Buenaventura, desde donde despachaban los cargamentos de cocaína hacia México.

De acuerdo con los reportes policiales, en la actualidad Comba, Daniel Barrera, alias El Loco Barrera, y Pedro Guerrero Castillo, alias Cuchillo, son los narcotraficantes más poderosos de Colombia.

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