Sunday, September 21, 2008



Basta con ver los cables.

En la reflexión antes de ayer expresé que Cuba no aceptaría donación alguna del gobierno que nos bloquea y que en la Nota diplomática entregada a la Oficina de Intereses de Estados Unidos se solicitaba la autorización para que las empresas norteamericanas nos vendieran material de construcción; la misma no mencionaba en absoluto los alimentos. Se añadía la solicitud de que el comercio de tales materiales se realizara en términos normales, incluidos créditos, lo cual es elementalmente lógico con relación a un país que ha pagado al contado a lo largo de ocho años los pocos rubros que se autoriza exportar a Cuba.

Tal solicitud se justificaba aún más en la situación de emergencia creada por el azote de los huracanes.

Fue precisamente George W. Bush quien, después que el huracán Michelle azotara con violencia la isla el 4 de noviembre de 2001, autorizó la venta de productos agrícolas a Cuba, incluyendo la madera como cosecha de la silvicultura bastante desarrollada en aquella nación. No insistió en la inspección in situ cuando, igual que ahora, se le respondió que ya la habíamos hecho. Los alimentos constituyeron el principal rubro importado. En pocas semanas se importaron 4,4 millones de dólares, una vez cumplimentados con rapidez los trámites pertinentes.

En el 2002 se adquirieron 173,6 millones de dólares; en el 2003, 327 millones; en el 2004, 434,1 millones; en el 2005, 473 millones; en el 2006, 483,3 millones; en el 2007, 515,8 millones, y en el 2008, 425 millones en el primer semestre del año. Creció, como puede apreciarse, año por año, y en el actual es posible que, después del demoledor impacto de dos huracanes, el país tenga que importar sólo de Estados Unidos una cifra mucho mayor, en especial si se tiene en cuenta que los precios se han elevado considerablemente y el colosal golpe que sufrió la agricultura.

El gobierno de ese país presentó a la opinión mundial una autorización para la venta de productos alimenticios y madera, cual si fuese una decisión nueva relacionada con los dos huracanes, Gustav y Ike. Una completa tomadura de pelo.

¿Qué afirmó el vocero del Departamento de Estado? El domingo 14 de septiembre declaró que desde la llegada del Gustav a Cuba, Estados Unidos autorizó 250 millones de dólares en ventas agrícolas a la isla incluyendo madera. Antes el Ministro de Comercio de ese país había descartado todo crédito comercial.

El 16 de septiembre de nuevo el Departamento de Estado declaró que Estados Unidos autorizó licencias como ayuda ante la catástrofe provocada por los dos huracanes, y que las licencias agrícolas incluían "madera, un material importante para la reconstrucción".

Además de las mentiras, con qué argumento trataron de justificar la prohibición a las empresas norteamericanas de conceder créditos para comerciar normalmente con Cuba: "El gobierno de Estados Unidos tiene que respetar las leyes del Congreso." Se supone que el bloqueo es ley congresional en virtud de una pérfida percha tipo Enmienda Platt. El Presidente de Estados Unidos puede declarar la guerra sin consultar al Congreso —algo inédito en la historia de ese país— y no puede sin embargo autorizar a una empresa norteamericana a comerciar normalmente con Cuba.

En el mensaje enviado al presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, en el que le relataba experiencias de nuestra Revolución, escribí: por "el bloqueo económico despiadado y absoluto no podría adquirirse ni un kilogramo de alimentos. Esto cambió en algo 30 años después, por presión de los agricultores, pero lo acompañaron con trabas financieras y monetarias leoninas." El propio líder revolucionario venezolano ha divulgado en parte ese mensaje.

Todo es obvio y claro.

Usando dos veces la misma mentira, el Departamento de Estado no ha tenido reparo alguno en engañar a la opinión mundial, y lo hacen de forma cínica.

Fidel Castro Ruz
Septiembre 18 de 2008
12 y 20 p.m.





El Ike financiero



Las noticias de hoy por la tarde no tienen desperdicio:

"Bush canceló todas las actividades. Tenía previsto viajar a Alabama y Florida para participar en actos de recaudación de fondos electorales."

"Dijo el jueves que estaba preocupado por la situación de los mercados financieros y de la economía estadounidense... "

"Los mercados se han desplomado" —continúan informando los cables—, "el gobierno se ha visto obligado a nacionalizar el gigante asegurador American International Group (AIG), y la Reserva Federal, en una acción coordinada con otros bancos centrales, ha inyectado 180 mil millones de dólares en los mercados financieros."

"El mandatario aseguró que su gobierno está tomando medidas agresivas y extraordinarias ‘para calmar los mercados’."

"Las autoridades de toda Asia buscan frenar la caída de sus monedas, bolsas y valores, para evitar que la crisis de Wall Street golpee a la región."

"El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, culpó hoy a la especulación de la crisis financiera internacional, y admitió que está preocupado por los riesgos de una recesión en Estados Unidos.

"También se compadeció de la situación de los grandes bancos de Estados Unidos, que en el pasado criticaron a Brasil y a otros países emergentes, y puso en tela de juicio el sistema financiero internacional.

"Hay una crisis en Estados Unidos, una crisis muy fuerte, que ha llevado la mayor economía del mundo a sobresaltos extraordinarios", dijo.

"No es que no estemos preocupados. Estados Unidos es la mayor economía del mundo y el mayor importador."

Concluyó sus palabras afirmando: "Veo con cierta tristeza bancos importantes, muy importantes, que pasaron la vida dando consejos sobre Brasil y sobre lo que teníamos que hacer o no, y que ahora están quebrados o entraron en bancarrota."

Los vientos huracanados del Ike financiero también amenazan a todas las "provincias" del mundo. El pronóstico meteorológico es incierto; se viene hablando de él hace semanas, y ráfagas de más de 200 kilómetros por hora se hacen sentir. Como dice Rubiera, de una categoría a otra su poder destructivo se eleva al cuadrado.

Es muy difícil seguir de cerca y comprender las cifras fabulosas de dinero fresco que se inyectan a la economía mundial. Son grandes dosis de papel moneda, que conducen inevitablemente a la pérdida de valor y capacidad adquisitiva.

El crecimiento de los precios es inevitable en las sociedades consumistas y desastroso para los países emergentes, tal como lo señala Lula da Silva. Si el más grande importador del mundo deja de importar, golpea al resto; si sale a competir, golpea a los demás productores.

Los grandes bancos de los países desarrollados imitan y tratan de coordinar con los de Estados Unidos; si los de este quiebran, los de aquellos también, y se devoran unos a otros.

Los paraísos fiscales prosperan; los pueblos sufren. ¿Acaso así podría garantizarse el bienestar de la humanidad?

Fidel Castro Ruz
Septiembre 18 de 2008
8 y 46 p.m.





Los vicios y las virtudes


Ayer hablábamos del Ike financiero que enloquece al imperio. Este no encuentra la forma de conciliar el consumismo con las guerras injustas, los gastos militares y las enormes inversiones en la industria de armamentos, que matan pero no alimentan a los pueblos ni satisfacen sus necesidades más elementales.

Nada podría describir mejor la enajenante contradicción que las palabras del senador Richard Shelby, el principal republicano de la Comisión de Bancos del Senado de Estados Unidos, cuando declaró al canal de televisión BBC: "No sabemos cuánto va a costar esto. Probablemente de 500 mil millones hasta un millón de millones de dólares, y eso afectará a los contribuyentes tarde o temprano, o será una deuda cobrada a todos nosotros o a nuestros hijos", relata la agencia noticiosa Reuters de Gran Bretaña.

Nadie puede dudar del destino del mundo capitalista desarrollado y la suerte que promete a miles de millones de personas en el planeta.

La lucha es el único camino de los pueblos en la actualidad para alcanzar una comunidad en la cual vivir con justicia social y decoro, la antítesis del capitalismo y los principios que rigen el odioso e injusto sistema. En la dura batalla por esos objetivos, el peor enemigo es el instinto egoísta del ser humano. Si el capitalismo significa la constante utilización de ese instinto, el socialismo es la batalla incesante contra tal tendencia natural. Si otras veces en la historia la alternativa era volver al pasado, hoy tal alternativa no existe. Se trata de una batalla que corresponde librar fundamentalmente a nuestro glorioso Partido.

Toda manifestación de privilegio, corrupción o robo tiene que ser combatida y no hay excusa posible en esto para un verdadero comunista. Cualquier tipo de debilidad en tal sentido es absolutamente inadmisible. Nunca fue la característica de los miles de hombres y mujeres que marcharon voluntariamente a cumplir los deberes internacionalistas que llenaron de gloria y prestigio a la Revolución Cubana. En tales principios de ética y pureza se inspiró el pensamiento de José Martí y todos los que lo precedieron.

Ahora, en medio del golpe demoledor y fresco de los huracanes, es cuando debemos demostrar lo que somos capaces de hacer.

El robo en fábricas, almacenes, servicios automotrices, hoteles, restaurantes y otras actividades donde se manejen recursos o dinero, tiene que ser combatido sin tregua por los militantes del Partido. Cuando alguien con esa condición incurra en tan bochornosa actividad, aparte de las medidas legales que le correspondan, debe ser sancionado por el Partido, sin extremismos, pero de forma madura y eficaz. El capitalismo es víctima del delito común y se defiende de este mediante sofisticados medios técnicos, el desempleo, la exclusión social, el asesinato y hasta la violencia extrema, que resulta ya inútil frente al tráfico de drogas, que cuesta cientos y hasta miles de vidas cada año en algunos países latinoamericanos.

No es fácil la tarea de los cuadros en un mundo donde la incitación al consumismo es permanente a través de todos los medios radiales, televisivos, electrónicos y escritos, y los métodos de seducir al ser humano son extraídos de laboratorios y centros de investigación. Obsérvese lo que ocurre con lo que se ha dado en llamar publicidad, por la que los consumidores pagan más de un millón de millones cada año. Se repiten tanto los anuncios comerciales, que desesperan por su banalidad a casi todas las personas.

Pero el robo está lejos de ser el único mal que daña a la Revolución. Están los privilegios conscientes o tolerados y los inventos burocráticos. Recursos asignados para una situación temporal, se convierten en gastos y consumos permanentes.

Todo conspira contra las reservas en materiales y en divisas del país, lo cual puede traer escasez de productos y exceso de dinero circulante. Lo mismo ocurre cuando los que tienen dinero abundante corren a comprar en exceso lo que les vendan en las tiendas de divisas.

Hay aparatos del Estado con la tendencia de generalizar los privilegios o dar mucho más en la competencia que desatan por los técnicos y la fuerza de trabajo disponible. A veces se vuelven timbiricheros con métodos genuinamente capitalistas en la búsqueda de ingresos, para administrar recursos con los cuales hacer el papel de eficientes y ganar el apoyo complaciente de los suyos. Son costumbres burguesas y no proletarias, contra las cuales todos tenemos el sagrado deber de luchar en nosotros y en otros.

Hay países que no vacilan en aplicar la pena capital contra estos delitos. No pienso realmente que sea necesario en nuestro caso. Tampoco premiar idiotamente a los incorregibles en nuestras prisiones; que adquieran un oficio, pero no soñar convertirlos en científicos.

A lo largo de mi vida revolucionaria vi cómo estos vicios crecían al lado de las virtudes. También se producen blandenguerías en algunos ciudadanos que se habitúan a recibir y dedican poco tiempo a meditar, leer periódicos e informarse de las realidades. El enemigo conoce sobradamente bien las debilidades de los seres humanos en su búsqueda de espías y traidores, pero desconoce la otra cara de la moneda: la enorme capacidad del ser humano para el sacrificio consciente y el heroísmo. Los padres quisieran legar bienes materiales a sus hijos, pero prefieren dejarles la herencia de una vida digna y prestigiosa que los acompañe siempre.

El imperio se ha topado en esta isla con un pueblo capaz de resistir su bloqueo y agresiones decenas y decenas de años. Por ello extrema sus medidas contra Cuba. Trata de arrebatarle personal calificado y su fuerza de trabajo; selecciona a los que conceden las miles de visas acordadas por año, mientras promueve a su vez las salidas ilegales; mantiene y refuerza su Ley de Ajuste Cubano, que concede privilegios especiales para la emigración ilegal a los ciudadanos de una sola nación en el mundo: Cuba. Si los extendiera a los demás países de América Latina, en poco tiempo los latinoamericanos serían más de la mitad de los habitantes de Estados Unidos.

Lo que es más cínico: recluta mercenarios que pretenden impunidad, les suministra orientación y recursos, los promueve internacionalmente, y se complace en poner a prueba la paciencia y ecuanimidad del poder revolucionario.

La verdad nunca le faltará a nuestro pueblo.

No sólo lucharemos sin tregua contra nuestros propios errores, debilidades y vicios, sino también ganaremos la batalla de ideas en la que estamos enfrascados.

Si de algo podrán estar seguros siempre los jefes del imperio, es que ni huracanes naturales ni huracanes de cinismo lograrán doblegar a la Revolución.

Antes, como dijo Martí, se unirá el mar del Norte al mar del Sur y nacerá una serpiente de un huevo de águila.

Fidel Castro Ruz
Septiembre 19 de 2008
8 y 45 p.m.

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