Tenemos bastante trabajo para convencer a la población de la gravedad del cambio climático si lo peor que se predice para el Reino Unido es un futuro de veranos Mediterráneos balsámicos |
Estoy escribiendo esto (tales son las maravillas de la banda ancha móvil) en un banco en una explanada de un ventoso pueblo costero de Gales. No me puedo sentar dentro de casa porque la señal no es muy fuerte. Me he abotonado mi chaqueta y me he subido el cuello, pero todavía estoy helado. Parece como si el gran verano británico ha golpeado de nuevo. Incluso cuando demando una drástica acción para prevenir los eventos que prevé el gobierno, una parte pequeña y culpable de mi, espera que ocurra.
Aparte de lluvias más intensas en invierno, aumento del nivel del mar y aparición de temporales (2) y otra variedad de fenómenos extremos asociados (3) (admitámoslo, un gran aparte), si las proyecciones son correctas, tendremos un clima muy parecido a la costa Mediterránea. Suena horrible, ¿verdad? En 2080, si The Guardian o los periodistas o Gales todavía existen, tu reportero estará sentado aquí en una piscina, protegiéndose del sol bajo una palmera mientras envía sus informaciones.
Pero, piensa durante un minuto y verás donde reside el problema. Si el Reino Unido va a parecerse al Mediterráneo, ¿a qué se parecerá el Mediterráneo? Con el aumento de las temperaturas del tipo que se prevén para aquí, el Sahara, en efecto cruza el mar. Y si España en el 2080 parece el norte de África de hoy, ¿A qué se parecerá el norte de África? A la depresión de Danakil? ¿Al séptimo círculo del infierno?
Prevenir el desastre climático, es, para los gustos de los británicos, un asunto de autointerés sólo en segunda instancia. Seremos finalmente golpeados porque el resto del mundo será golpeado: en el rango más alto de temperaturas probables para este siglo, la producción global de alimentos se derrumbará y el planeta se sumergirá en una hambruna estructural. Entonces, podríamos no poder comprar nuestra salida al problema dada la forma en que las cosas vayan económicamente, el Reino Unido podría ser un estado del segundo o tercer mundo.
Pero mucho antes de que esto ocurra, decenas de otras naciones chocarán contra el muro; sin poder alimentar a su población, sin suficientes suministros de agua, cuarteada por sequías devastadoras y todo ello justo cuando la población global alcance su pico. Las consecuencias son demasiado horribles para contemplarlas. Han pertenecido, hasta ahora, al reino de la ciencia ficción. Ahora pertenecen al reino de la ciencia.
En primer lugar, el caos climático es un asunto moral. Compramos petróleo y otra gente paga la cuenta; obtenemos unas temperaturas propias del Mediterráneo, otra gente vive el infierno en la tierra. En algunas partes del mundo ya está ocurriendo. En ambos casos tenemos que actuar contra nuestro autointerés inmediato para hacer los que es correcto y asegurar nuestras perspectivas a largo plazo. ¿Somos capaces de esto? O ¿rezaremos en secreto por una catástrofe global, que durante las próximas décadas al menos, podría permitirnos sentarnos fuera de casa en nuestras ciudades costeras sin coger una pulmonía?
Traducido por Víctor García para Globalízate. Revisado por Félix Nieto.
http://www.globalizate.org/monbiot220609.html
www.monbiot.com
Artículo original:
http://www.guardian.co.uk/environment/georgemonbiot/2009/jun/18/monbiot-climate-impacts
Referencias:
(1) http://ukclimateprojections.defra.gov.uk/
(2) http://www.guardian.co.uk/environment/2009/jun/18/uk-weather-climate-impact-report
(3) http://www.guardian.co.uk/science/gallery/2009/jun/16/extreme-weather-uk-britain?picture=348959493
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