Friday, October 02, 2009

El Salvador: Muertes al estilo de los narcos

JUAN JOSé DALTON

SAN SALVADOR, 25 de septiembre (apro).- La sociedad salvadoreña vive en la zozobra por una imparable ola de homicidios que no parecen tener fin y que data de los últimos cinco años. Muchos creen que en la mayoría de los asesinatos está detrás la narcoactividad; los medios de prensa lo explotan, pero las autoridades no tienen certezas, aunque no lo descartan

En el ambiente ronda el miedo y la incertidumbre sobre los móviles de los ejecutores de tan graves homicidios: muchos con visos de sadismo, otros en el formato de ejecuciones extraoficiales, igual a lo que sucede en países donde la narcoactividad es palpable.

El espanto está en todos lados y se cree que en El Salvador podría estar ocurriendo lo que hace pocos años era el comienzo de la guerra entre los carteles de la droga que se inició en varios estados mexicanos, o en algunas zonas de Guatemala, donde se constata la presencia de narcos locales, mexicanos y colombianos.

Este sería un típico caso. El pasado 28 de agosto, Edwin Reinaldo Argueta Contreras, El Porras, almorzaba en un restaurante de San Salvador, con cuatro amigos cuando de pronto aparecieron cuatro hombres armados, y a punto de pistola fueron levantados de la mesa, introducidos en una camioneta con vidrios polarizados y llevados a la barra-show "El Capricho".

El Porras era conocido por la policía. Sus andanzas en el bajo mundo lo habían involucrado en el contrabando, el tráfico de personas y la narcoactividad.

"Ajá, Porras, al fin nos vemos las caras. Hoy te voy a cobrar lo que me robaste y la muerte de mi `brother`", le dijo a El Porras el jefe de la banda cuando lo tuvo frente a frente. Todo eso ocurría en el antro en un cuarto no muy lejano de donde esculturales jovencitas deleitaban a los clientes.

El Porras y los otros cuatro jóvenes fueron amordazados y vendados de los ojos. Después de la orden que dio el "jefe", fueron sacados del cuatro y llevados en una camioneta. Después, dos de los jóvenes fueron encontrados con vida por la policía. Los otros dos y El Porras fueron asesinados cada uno con un balazo en la nuca. También tenían signos de estrangulamiento.

El comisionado Augusto Cotto, subdirector de la Policía Nacional Civil (PNC), afirma que en el caso de El Porras, "la narcoactividad es una línea de investigación que estamos investigando. No es cien por ciento seguro que sean rencillas entre narcotraficantes; aquí hay bandas de contrabandistas y de trata, que se pueden matar por sus territorios".

"No tratamos de esconder nada, pero tenemos que ser sumamente responsables. Les medios de prensa hablan de narcoactividad en muchos homicidios, pero en nuestras investigaciones muchos casos tienen origen en otras rivalidades, también sumamente violentas", explica el jefe policial.

Días después del suceso de El Porras o "Caso Capricho", como lo llama la policía, el domingo 13 de septiembre, la policía descubrió un hecho macabro. Detrás del Hospital General Militar, en la colonia San Luis, de San Salvador, en un vehículo que había sido reportado como robado, fueron localizados cuatro cadáveres: eran de un hombre joven y de tres mujeres adolescentes.

"Los cuatro cadáveres tenían cuerdas alrededor de los cuellos", dijo Mario Alfredo Hernández.

Estas muertes, según la policía, es un patrón de venganza entre pandillas, así como en el pasado aparecieron cuatros degollados o mutilados. Los investigadores también están localizando cada vez más cadáveres enterrados en cementerios clandestinos, en pozos en desuso o abandonados en cafetales o predios baldíos.

"De este caso de los cuatro cadáveres, no tenemos capturas. Estamos haciendo una investigación minuciosa. No podemos descartar la narcoactividad, pero no tenemos una sola línea", dijo Cotto.

En este año cuando el número de asesinatos es de unos 12 diario en promedio. Cotto asegura que se están levantando estadísticas que permitan tener patrones más creíbles acerca de las causas de los homicidios.

"Creemos que hay una buena cantidad de homicidios, en los que se relaciona al pandillero o marero con el narcotráfico, pero no es una lucha entre carteles como en México o Guatemala... No hemos llegado a esos extremos. Se trata de asesinatos por el control del territorio, del barrio. Quien controle el territorio tiene garantizada las extorsiones o rentas, así como la venta al menudeo de la droga, especialmente cocaína y crack", explicó el alto oficial de la policía.



La epidemia



El Salvador, según las investigaciones nacionales e internacionales, no es un territorio en el que se produce la droga, como en Guatemala. Tampoco hay evidencias de grandes operaciones de lavado de dinero ni de infiltración de los carteles en la institucionalidad del Estado.

El comisionado Cotto asegura: "Nuestro reto está centrado en tratar de controlar el narcomenudeo. Hemos detectado que El Salvador es un lugar de tránsito de la droga, de sur a norte. Ese traslado se paga con droga, el cual es repartido en alguna medida a las pandillas, y éstas hacen la venta al menudeo".

"Las maras tratan de controlar territorios, para vender más. Si una mara llega donde hay otra, entonces hay muertos, así como también por trampas que puedan hacer los que la comercializan", señaló.

De acuerdo con Cotto, en el actual gobierno existe un nuevo enfoque para el combate de la narcoactividad.

"Antes se privilegió en la captura de los grandes cargamentos y había una estructura que ya está montada. Sin dejar de lado ese instrumento y método; ahora estamos enfatizando el combate del narcomenudeo", dijo Cotto.

Indicó que se están creando estructuras del combate antidrogas a nivel provincial (existen 14 provincias), porque en la actualidad sólo se cuenta con estructuras regionales (Occidente, Centro, Paracentral y Oriente). "Eso nos permitirá cubrir el territorio completo", dijo.

"Para prevenir la infiltración de la policía, la División Antinarcóticos (DAN), está siendo sometida a controles estrictos. Es la división que más oficiales tiene. Al menos dos o tres veces al año se hacen controles o exámenes toxicológicos, así como la prueba del polígrafo o detector de mentiras, entre otros", añadió.

El año pasado, con aproximadamente ocho o nueve crímenes diarios en promedio, la tasa de homicidios fue de 55 por cada 100 mil habitantes. En la actualidad, el promedio es de más de 11 homicidios diarios; es decir, que en perspectiva la tasa será de 75 por cada 100 mil en 2009, si no se les pone fin.

El Salvador, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es el país más peligros de Latinoamérica. Esta institución internacional ha dicho que una tasa de homicidios mayor de 10 por cada 100 mil habitantes significa una epidemia. Así que en El Salvador la epidemia está multiplicada por varios dígitos.

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