Saturday, October 03, 2009



Amy Goodman*

Se está desatando una batalla acerca del futuro de los libros en la era digital y la función que cumplirán las bibliotecas. Un caso que se encuentra en este momento ante un tribunal federal de Estados Unidos, según se ha indicado, podría otorgar prácticamente el monopolio del conocimiento humano registrado a Google, el gigante de los buscadores de Internet. El complejo caso concitó la oposición de cientos de personas y grupos de todo el planeta.

Google anunció en 2004 su plan de digitalizar millones de libros y ponerlos disponibles en Internet. Los libros que son de dominio público estarían disponibles en forma gratuita. Los libros más nuevos, publicados desde 1923 hasta la fecha, que aún tienen derecho de autor, también estarían en Internet, pero solamente estarían disponibles en lo que Google denominó fragmentos. El Gremio de Escritores y la Asociación de Editores Estadunidenses presentaron una demanda argumentando violaciones a los derechos de autor. En octubre de 2008, ambas organizaciones y Google anunciaron un convenio denominado Acuerdo sobre Libros de Google (GBS, por sus siglas en inglés). En virtud del acuerdo, Google pagaría 125 millones de dólares y crearía el Registro de Derechos de Libros, una nueva organización que le daría fondos provenientes del acuerdo y de las ganancias de ventas futuras de los libros a quienes poseen los derechos de autor. Google estaría facultado no sólo a exhibir obras, sino también a convertirse en una enorme librería on-line de venta de libros electrónicos.

El acuerdo le da a Google en forma automática el permiso de escanear, exhibir y vender libros que aún tienen derecho de autor pero que se considera que están agotados y para los que el titular de los derechos de autor no puede ser hallado fácilmente. Éstos son denominados libros huérfanos. La condición de obras huérfanas ha sido objeto de mucho debate, y hasta se propuso establecer una legislación para poner a las obras huérfanas a disponibilidad del público.

El GBS le da a Google, y solamente a Google, el derecho legal de digitalizar y vender estos libros. La profesora de derecho de la Universidad de California en Berkeley Pamela Samuelson, escribió recientemente: “De ser aprobado, el acuerdo Google Búsqueda de Libros será el emprendimiento más importante de la industria del libro de la era moderna... [y] transformará el futuro de la industria del libro y del acceso público al patrimonio cultural de la humanidad encarnado en los libros”.

Brewster Kahle es cofundador del Archivo de Internet, una biblioteca digital que aspira a brindar acceso universal al conocimiento humano. La biblioteca contiene 150 mil millones de páginas web, 200 mil películas, 400 mil grabaciones de audio y más de 1.6 millones de textos. Kahle se opone al GBS. Google escanea grandes cantidades de libros que son propiedad de las bibliotecas y le devuelve a cada biblioteca versiones digitales de sus libros solamente disponibles en un número limitado de terminales de computadoras, que proporciona el propio Google.

Le pregunté a Khale cómo ve el futuro de las bibliotecas y respondió: Las bibliotecas como un lugar físico al cual acudir, creo que continuarán existiendo. Pero si continúa esta tendencia, si permitimos que Google tenga un monopolio, entonces las bibliotecas como depósitos de libros, lugares que compran libros, que son dueños de libros, guardianes de los libros, dejarán de existir. Mirando hacia adelante, las bibliotecas quizá terminen siendo simplemente suscriptoras de las bases de datos de unas pocas empresas que tienen el monopolio de los libros. La versión de biblioteca digital que Kahle está construyendo de manera colaborativa junto con otras personas es abierta y compartible, y no tiene ningún tipo de restricciones, a diferencia de lo que sucede con el GBS. Kahle es cofundador de Open Book Alliance, la coalición que presentó una demanda contra el GBS, al comparar este acuerdo con los esquemas de fijación de precios del petróleo establecidos por los magnates de la industria del ferrocarril y la Standard Oil de John Rockefeller en la década de 1870.

Luego de que el juez Denny Chin, quien preside el caso, lanzó la convocatoria para la presentación de comentarios públicos, comenzaron a llegar manifestaciones de oposición desde todas partes del mundo, de fuentes que van desde los gobiernos de Francia y Alemania hasta un sinnúmero de editores, autores y artistas como el cantante folk Arlo Guthrie y la autora Julia Wright, hija de Richard Wright, quien escribió los clásicos Chico Negro e Hijo Nativo. Marybeth Peters, directora de la Oficina de Derechos de Autor de Estados Unidos, denominó al acuerdo propuesto por Google una forma de evadir el proceso legislativo y las prerrogativas. El juez Chin propuso la realización de una audiencia imparcial el 7 de octubre para decidir sobre el Acuerdo sobre Libros de Google.

El 18 de septiembre, el Departamento de Justicia de Estados Unidos presentó un escrito de oposición. Dice en una parte: “la amplitud del acuerdo propuesto –especialmente los futuros arreglos comerciales que pretende crear– plantea preocupaciones jurídicas considerables… La posibilidad de disponer a escala mundial de los derechos de millones de libros con derecho de autor es un tipo de cambio de política que debería implementarse mediante legislación, no mediante un acuerdo judicial privado”. El juez Chin anunció un aplazamiento de la audiencia. Open Book Alliance, junto con otros grupos, aplaudió el aplazamiento y está solicitando un proceso transparente y abierto para lidiar con el futuro de la digitalización de los libros y el problema de los libros huérfanos de forma tal de que se beneficie al interés público.

(Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna).

© 2009 Amy Goodman.

Texto en inglés traducido por Mercedes Camps y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org.

* Amy Goodman es la presentadora de Democracy Now!, un noticiero internacional diario de una hora que se emite en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en 200 en español. Es coautora del libro Standing Up to the Madness: Ordinary Heroes in Extraordinary Times, recientemente publicado en edición de bolsillo.

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