Wednesday, October 01, 2008





Entrevista con Zhao Rongxian, embajador de la República Popular China

ARNALDO MUSA

Los éxitos de las Olimpiadas de Beijing y la continuación de su programa espacial muestran que el desarrollo de China —que celebra un nuevo aniversario de la fundación de la República Popular— no es fruto de un "milagro", sino del trabajo tesonero y sostenido de su pueblo. Así lo destaca el embajador Zhao Rongxian, al conversar sobre los 30 años de reforma y apertura, política determinada en la III sesión plenaria de XI Comité Central del Partido Comunista de China.

Zhao Rongxian.

Zhao recalca que "hay que trabajar para demostrar la superioridad del socialismo y la emancipación de la mente; hay que desarrollar el marxismo de forma activa, correspondiendo a las realidades y características de nuestro país. Esta es una cuestión muy importante, como también hay que buscar la verdad en los hechos, porque la única forma de comprobarla es la práctica".

Considera igualmente que la aplicación de la política de reforma y la apertura permite liberar y desarrollar las fuerzas productivas, con el fin de garantizar los intereses del pueblo, persistiendo en los cuatro principios fundamentales: el camino socialista, la dictadura democrática popular, la dirección del Partido Comunista de China, con el marxismo-leninismo y el pensamiento de Mao Zedong como guías para mantener la estabilidad de la nación.

En cuanto a los problemas a enfrentar, señala que aunque en el 2007 se logró un crecimiento del 11,4%, se precisa controlarlo para evitar un recalentamiento de la economía, por lo que el pronóstico para este año es crecer en poco más del 8%.

Zhao Rongxian dijo que en adelante China multiplicará los esfuerzos en la esfera social: la construcción de viviendas, la salud, la educación, el sistema de los servicios públicos, la seguridad social, el empleo y el reajuste de los ingresos de cada sector de la población, así como en el combate a la corrupción, flagelo al que el reciente Congreso Nacional del Partido Comunista de China dedicó un capítulo especial.

También ratificó que su país rechaza los intentos separatistas de elementos reaccionarios, especialmente en Taiwán —donde se aspira a aplicar la política de un Estado, dos sistemas— y el Tíbet, ambos territorios chinos, como se ha demostrado históricamente.

El embajador encomió las buenas relaciones con naciones vecinas como Rusia, India, Vietnam y otros, y la aplicación de los cinco principios de coexistencia pacífica: respeto mutuo a la soberanía y la integridad territorial, no agresión, no intervención en asuntos internos, igualdad y beneficio recíproco, y coexistencia pacífica.

VÍNCULOS HISTÓRICOS Y VIGOROSOS

China y Cuba, que establecieron relaciones diplomáticas el 28 de septiembre de 1960, mantienen estrechos vínculos de cooperación políticos, económicos y culturales. Beijing es el segundo socio comercial de La Habana.

Zhao Rongxian mostró su satisfacción porque productos chinos forman parte cotidiana de la vida del cubano y subrayó que su nación está dispuesta a ayudar solidariamente a Cuba en circunstancias difíciles, como las que atraviesa por estos días, debido al azote de dos huracanes.

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