Monday, July 27, 2009


En riesgo, hábitos de monjas liberales en EU
David Usborne
The Independent

Nueva York, 26 de julio. Se podría decir que las monjas estadunidenses tienen los hábitos en riesgo, a la vista de dos investigaciones que lleva a cabo el Vaticano para determinar si adscriben estilos de vida y opiniones demasiado modernas. Excepto que muchas ya no usan hábito. Visten ropa común y corriente, incluso jeans.

Muchas monjas estadunidenses se han alejado de la vida del claustro y se dedican a profesiones como la enseñanza, el derecho y el trabajo social. Pero el Vaticano parece sentir que se han alejado demasiado del camino tradicional.

En marzo hubo un disparo de advertencia, cuando la Conferencia de Obispos Católicos emitió un decreto en el que señalaba a los religiosos que debían dejar de practicar el reiki, antigua técnica curativa japonesa que cada vez más monjas ejecutan, basada en la imposición de manos y muy alejada del enfoque tradicional de Roma.

La presión sobre las monjas, cuyo número en Estados Unidos se ha reducido en las cuatro décadas pasadas de 180 mil a 60 mil, ha crecido desde que el Vaticano ordenó una llamada visita apostólica. Se trata de una investigación formal, con entrevistas y cuestionarios, sobre las actividades de las instituciones religiosas de mujeres. La comisión es encabezada por Mary Clare Millea, religiosa estadunidense que vive en la capital italiana.

Ahora también el Vaticano ha ordenado una evaluación doctrinal sobre el curso que sigue una agrupación de órdenes religiosas en Estados Unidos llamada Conferencia de Liderazgo de Mujeres Religiosas, la cual al parecer no sigue las directrices en temas como la primacía de Roma.

Es probable que algunas monjas hayan irritado a la Iglesia romana con sus puntos de vista sobre la ordenación sacerdotal de mujeres y el celibato de los religiosos. El cardenal Franc Rode, encargado de las órdenes religiosas en el Vaticano, quien ordenó la visita, se quejó el año pasado de las monjas que han optado por conductas que las llevan fuera de la Iglesia.

Tal vez más famosa que cualquier otra monja estadunidense (aparte de Whoopi Goldberg en la pantalla) sea la hermana Helen Prejean, cuya campaña contra la pena de muerte fue celebrada en la cinta Dead man walking.

Prejean escribe un nuevo libro, llamado River of fire (Río de fuego). En la entrada más reciente de su blog –también aparece en Twitter y Facebook– señala que hará un recuento de cómo evolucioné de ser una monja alejada del (malvado) mundo, que sólo salía del convento para dar clases y después regresaba corriendo a la seguridad del claustro.

Otras monjas también expresan inquietud por el nuevo escrutinio de Roma. La hermana Mary Traupman, de Pittsburgh, dejó el convento hace mucho tiempo, pero se mantiene fiel a su fe, al ejercer de abogada. Aún recuerda sus años de lucha contra las restricciones del hábito. “Todo eso a causa de la Iglesia romana –dijo esta semana–, y ahora nos somete a investigación.”

Algunas monjas se niegan a cooperar. La hermana Sandra Schneiders, quien enseña teología en Berkeley, declaró a The New York Times que las autoridades vaticanas han perdido el pulso de los tiempos. Sencillamente nuestra visión de la vida y la que ellos tienen de nosotros como fuerza de trabajo no están en el mismo planeta, aseveró. Y en un mensaje de correo electrónico enviado a sus colegas, filtrado a los medios, advierte que los investigadores deben ser tratados como huéspedes sin invitación.

La hermana Millea asegura que esos temores son exagerados. Es una oportunidad de revalorarnos, afirma. Pero Catherine Pepinster, directora del semanario católico The Tablet, no está de acuerdo. “Una visita sugiere una inspección, como si las monjas no pudieran mantener su propia casa en orden –expresó. Por eso entiendo el temor de las monjas de que un viento helado sopla sobre ellas desde Roma.”

(c) The Independent

Traducción: Jorge Anaya


Diferencias ideológicas también han atizado disputas en esa zona ejidal de Chiapas

El gobierno dio poder a líderes chamulas al apoyarlos para que obtuvieran tierras

San Cristóbal de las Casas, Chis, 26 de julio. Las presiones que ha padecido el ejido de Mitzitón en tiempos recientes obedecen, a decir de la propia autoridad ejidal, al proyecto gubernamental para construir una autopista a Palenque, que partiría en dos la zona y afectaría bosques, manantiales, solares y campos de cultivo.

Foto
Integrantes del Ejército de Dios se pronunciaron por la libertad de culto durante una marcha en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, en marzo del año pasadoFoto Elio Henríquez
Hermann Bellinghausen
Enviado

La resistencia de los campesinos a esa obra ha dado pie a un nuevo conflicto con un grupo de ejidatarios y ex ejidatarios, algunos acusados de tráfico de indocumentados y, especialmente, de no cooperar en los trabajos comunitarios.

Las autoridades chiapanecas han sostenido que las agresiones en Mitzitón de hace una semana se deben a diferencias religiosas y a un viejo conflicto agrario. Cinco indígenas resultaron heridos y uno muerto durante el último de tres ataques que el grupo de no cooperantes, unos 60 seguidores del líder evangélico Carmen Díaz López, realizaron contra miembros de la asamblea ejidal entre el domingo y el martes pasados.

La asamblea ejidal, adherente a la otra campaña, está compuesta principalmente por católicos y es mayoritaria. El grupo hostil, asentado en el vecino municipio de Teopisca, es de religión evangélica, en la iglesia Alas de Águila. Es verdad que las llamadas diferencias religiosas han marcado profundamente la historia moderna del pueblo chamula, mas no pueden separarse del más terrenal contexto cultural, político y agrario. En la zona de Mitzitón confluyen viejos pueblos chamulas tradicionalistas y evangélicos llegados entre 1980 y 1990.

La violencia expulsora de protestantes alcanzó su clímax en los años 80, pero databa de la primera expulsión en 1974 y la ley municipal que en 1976 prohibió cambiar de partido político (el PRI) y de religión (católica tradicionalista); ese mismo año, San Juan Chamula rompió con la diócesis de San Cristóbal de las Casas.

En 2006, Alas de Águila formó el Ejército de Dios, que hereda la organización de autodefensa Guardián de mi Hermano, compuesta por chamulas expulsados, cuyos dirigentes, Abdías Tovilla Jaime y el abogado Esdras Alonso González, argumentaban que su cometido no era embestir, sino sólo salir en defensa de sus hermanos cuando sean atacados por las autoridades chamulas y mantenerse organizados y comunicados por radio. (El conflicto Chamula, documento de Arturo Lomelí y Dolores Camacho, en proceso).

Debe subrayarse que después del éxodo a los municipios de San Cristóbal y Teopisca, los chamulas recibieron significativo respaldo gubernamental para obtener espacios urbanos y tierras de labranza. Así, el poder alcanzado por ciertos líderes, como Domingo López Ángel, Manuel Collazo Gómez, Andrés Gómez López y Mateo Pérez Díaz, sólo es explicable por el apoyo del gobierno, como se aprecia en el desarrollo de sus actividades económicas: con los terrenos entregados a los dirigentes, éstos pudieron manejarlos a su conveniencia, otorgándolos a incondicionales que no siempre eran expulsados.

Después de las expulsiones originarias, las diferencias con los pueblos católicos no han sido realmente por sus creencias, sino por el abandono de los acuerdos y la solidaridad comunitarios. Al describir el conflicto ideológico chamula, Lomelí y Camacho apuntan: Mientras los católicos que siguen a la diócesis de San Cristóbal piensan que la religión de los tradicionalistas es una de la múltiples maneras en que se adora a Dios, los evangélicos creen que todo lo que no sea la palabra bíblica es producto del demonio.

De ahí su agresividad contra otras manifestaciones religiosas. Dejaron de ser víctimas. Basan sus argumentos para negarse a cooperar con dinero para las fiestas y a participar en los cargos religiosos en la particular interpretación que hacen de la religión evangélica. Ésta fue también una de las causas del conflicto entre los tradicionalistas y evangélicos chamulas.

Cabe mencionar que el pastor de la Iglesia Ministerial de los Altos y fundador del Ejército de Dios, Esdras Alonso, fue el primer defensor de los paramilitares de Chenalhó acusados de la masacre de Acteal en 1997.

En fechas recientes el Ejército de Dios se ha hecho muy visible en las calles de San Cristóbal con su desfile anual y al movilizarse contra la ilegalización de sus radiodifusoras que operan en colonias como El Santuario, Nueva Esperanza y San Juan de Dios. Más que marchas políticas o religiosas, parecen exhibiciones de fuerza.





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