Saturday, August 01, 2009


Hay colusión de trabajadores sindicalizados y omisión de funcionarios, acusa ex subgerente

El robo a la empresa se intensificó durante la gestión de Juan Bueno Torio

El Distrito Federal está inundado de diesel estadunidense ilegal de mala calidad, que se vende a crédito, asegura

Israel Rodríguez J.

El robo a ductos, a terminales terrestres y marítimas, y el desvío, adulteración y contrabando de combustibles ocasiona un quebranto a Petróleos Mexicanos (Pemex) de entre 20 mil y 30 mil millones de pesos anuales, monto superior al presupuesto de la Universidad Nacional Autónoma de México, que ronda los 24 mil millones de pesos. Adicionalmente, en Pemex ahora se presenta el robo también de petróleo crudo, el cual presumiblemente es contrabandeado a Sudamérica. Solamente en el primer semestre de este año la petrolera descubrió tomas clandestinas en 50 oleoductos de Pemex-Refinación. Además, existe un contrabando documentado de diesel proveniente de Estados Unidos que se comercializa en México a mitad de precio e incluso con facilidades de crédito con la consecuente evasión fiscal.

Armando Subirats Simón, ex subgerente de coordinación estratégica de la gerencia de control operativo en manejo de combustibles, dependiente de la Subdirección de Auditoría de Seguridad Industrial y Protección Ambiental de Pemex, señaló en entrevista con La Jornada que el enemigo no está afuera sino dentro, donde hay colusión de trabajadores sindicalizados y la omisión de funcionarios de la paraestatal.

El ex funcionario de Pemex desestimó las medidas recientemente adoptadas para el combate al mercado ilícito de combustibles, debido a que existe una falta de compromiso de los funcionarios. Resumió: en Pemex tenemos un paciente enfermo con cáncer terminal y le damos una aspirina y lo quieren festejar.

Subirats Simón expresó que desde el sexenio anterior se propuso hacer un control absoluto de inventarios, medir lo que produces, transportas y entregas. Y al interior de Pemex una política de cero tolerancia, forzar a los funcionarios a emprender un verdadero combate al mercado ilegal de combustibles; pero esto se tiene que hacer con la autoridad de la secretaria de Energía o del Presidente de la República. Sin embargo, se pregunta: ¿quién va a querer comprometerse en Pemex? Hay una falta de compromiso absoluta, hay un gigantismo brutal.

Este fenómeno del mercado ilícito de combustibles, agregó, se empezó a detectar entre 1998 y 2002 por los econometristas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, quienes encontraron que el crecimiento en las ventas de gasolinas y diesel eran inferiores al crecimiento que debieron tener, de acuerdo con el producto interno bruto (PIB), en transporte y almacenaje de los últimos cuatro años.

Calculó que hoy el mercado ilícito de combustibles ronda los 20 mil millones de pesos; sin embargo, esta cifra se eleva a casi 30 mil millones, si se incluye el robo en terminales marítimas, terrestres, contrabando y adulteración, entre otros.

Por ejemplo, hoy la ciudad de México está inundada de diesel de mala calidad. Describió cómo se concreta el contrabando de ese carburante. “Algunos distribuidores van a Estados Unidos y compran diesel de muy mala calidad que se llama pail oil (combustible de cubeta), que cuesta unos dos pesos el litro. Llegan a la frontera y dicen: ‘traigo residuos industriales para lubricación’ y, como en la frontera no hay laboratorios que determinen qué traes, solamente pagan el impuesto al valor aregado y se importa ese diesel de muy mala calidad. Pemex lo vende a 7.93 pesos por litro y los importadores ilegales lo comercializan a la mitad de precio y se ocupa en plantas de emergencia, hospitales, hoteles y además lo dan hasta a crédito”.

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Armando Subirats Simón, ex funcionario de Petróleos Mexicanos, ayer, durante la entrevista con La JornadaFoto María Luisa Severiano

Ese contrabando, además de que envenena el aire, no paga impuestos, por lo que el distribuidor también incurre en evasión fiscal, indicó.

Factura clonada

También hay otros fenómenos, como robo a terminales, donde consigues autotanques o pipas de Pemex facturadas a mitad de precio y son productos que se roban de las instalaciones de Pemex y salen con una factura clonada después de que burlan los sistemas de control.

También se presenta, dijo, el robo en la entrega a las gasolineras, donde el volumen faltante o incompleto lo reconoce Pemex, pero nunca se hace nada contra los presuntos responsables.

Otro, es desvío de producto; robo en terminales marítimas de combustóleo y gasolina, y todo eso en conjunto vale unos 30 mil millones de pesos. Solamente en tomas clandestinas suman, desde que se inició la administración del presidente Felipe Calderón, 16 mil millones de pesos.

Armando Subirats señaló que se disparó el robo en oleoductos, precisamente durante la administración de Juan Bueno Torio, al frente de Pemex-Refinación (2003-2006).

Informes de Pemex señalan que en 2006 se detectaron 70 tomas clandestinas en oleoductos, las cuales fueron en ascenso hasta llegar en 2008 a 170 tomas ilegales y ya en la primera mitad de este año suman 50.

La interrogante es: ¿a quién le sirve el petróleo crudo? y habría que investigar por cuál puerto se lo están llevando a través de exportación disfrazada. Solamente lo reconocido por Pemex en una minuta fue un quebranto por este concepto de 769 millones de pesos, por el robo de 971 mil 761 barriles de petróleo crudo entre el 1º de enero y el 20 de noviembre de 2008.

El tapinero

Para que se produzca la ordeña de ductos, señaló el ex funcionario, debe haber participación de los trabajadores, porque es gente que conoce cómo hacer la extracción. Indicó que una toma clandestina tiene un costo de entre 150 mil y 200 mil pesos. “Ésta la hace un obrero conocido en el argot petrolero como ‘tapinero’, que viene de la expresión inglesa tapping, que es la acción de instalar válvulas o tomas con fines legales. No cualquiera te hace una toma clandestina.”

–¿Hay colusión de los funcionarios de Pemex?

–Hay un delito por omisión de los funcionarios de Pemex, quienes saben que existe un mercado ilícito, sin embargo nadie se quiere arriesgar a denunciar o ir más allá de lo estrictamente necesario. Es un tema muy molesto para ellos. No les interesan estos asuntos.

El ex subgerente de coordinación estratégica en Pemex comentó que existe una gran burocracia que tampoco permite avanzar de manera más decidida en el combate al mercado ilícito de combustibles.

Por ejemplo, mencionó que, para evitar el desvío de los autotanques y conocer sus trayectos de manera puntual, se dotó a las pipas de geoposicionadores satelitales que operan vía telefonía celular. Sin embargo, el programa no avanzó, porque a los responsables se les olvidó pagar al proveedor del servicio y la estrategia se retrasó ocho meses debido a los trámites burocráticos y autorizaciones presupuestarias que tenían que ser cumplidas por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, entre otras dependencias.

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