La mafia del tráfico de órganos*
ESPERANZA ROMERO
Un exasesor de seguros que fue intervenido el pasado 6 de marzo por el trasplantólogo Luis Carlos Rodríguez Sancho presentó una denuncia penal contra el facultativo porque, dice, lo quiere despojar de su patrimonio. En entrevista con Proceso Jalisco, expone su caso y sostiene que el especialista hace operaciones al mejor postor. Y lo dibuja: en el quirófano, él es un semidiós, pero en la calle trafica con órganos como si fueran mercancías.GUADALAJARA, Jal.- Ni las sanciones administrativas, ni las quejas presentadas antes los ombudsman estatal y nacional en su contra han impedido al trasplantólogo Luis Carlos Rodríguez Sancho practicar sus cirugías; tampoco lo han detenido las denuncias civiles y penales, pues él continúa interviniendo pacientes de manera clandestina. Y lo hace con ayuda de los médicos Jorge Luis Montes de Oca y René Malé. El primero le consigue los órganos necesarios en el mercado negro, mientras que el segundo se encarga de enviarle a los enfermos.
Lo anterior corrobora que sigue habiendo tráfico de órganos humanos, dice a Proceso Jalisco Arturo Enrique Moreno Godínez, uno de los pacientes intervenidos por Rodríguez Sancho apenas el 6 de marzo pasado.
El 6 de julio de 2008 este semanario denunció el tráfico de órganos en el Hospital Civil Fray Antonio Alcalde, que derivó en la destitución del facultativo como responsable de la Unidad de Trasplantes de ese nosocomio, así como en la suspensión del programa en general en dicho hospital (Proceso Jalisco 191).
El especialista incuso fue arraigado temporalmente y se le inhabilitó para ejercer en el sector público, pero se le levantó la sanción semanas después gracias a los buenos oficios de influyentes personajes del mundo político, académico y aun eclesiástico, ello pese a que había al menos tres averiguaciones judiciales en su contra.
De poco valieron la inhabilitación de la Contraloría del estado y las disposiciones oficiales del Consejo Estatal de Trasplantes de Órganos y Tejidos de Jalisco (CETOT), pues el 10 de octubre de 2008, a instancias de los directivos del propio Hospital Civil, Rodríguez Sancho firmó un “convenio altruista” para seguir haciendo trasplantes en el mencionado nosocomio sin cobro alguno.
Truculencias
Arturo Enrique Moreno Godínez, de 60 años, quien fue directivo en una importante compañía de seguros y ahora está jubilado, recibió el trasplante de hígado en el hospital privado Lomas de San Luis Internacional, en San Luis Potosí, el 6 de marzo último.
Aquejado de colangitis esclerosante desde hacía 15 años, el paciente tuvo que suscribir previamente un contrato de prestación de servicios profesionales con Rodríguez Sancho, así como un pagaré en blanco que debería cubrir en un plazo máximo de 10 días después de la operación; caso contrario, tendría que pagar un interés mensual de 10%.
Moreno Godínez cuenta que el trasplantólogo le llamó el 5 de marzo a las 13:00 horas para informarle que ya tenía el hígado y le dijo que le respondiera si quería ser trasplantado. Así lo hizo. Horas después partió hacia San Luis Potosí y arribó al hospital Lomas a las 8 de la mañana del 6 de marzo. Dice que llevaba consigo un informe médico firmado por René Malé, otro especialista de Guadalajara.
Después de ser encamado y canalizado tuvo que esperar varias horas hasta que le trasladaran a la sala de operaciones. Fue angustiante, relata. Antes, “como a eso de las 15:00 horas”, se presentó en la habitación Martha Rodríguez Sancho, hermana de Luis Carlos, para exigirle la firma de un pagaré en blanco y el contrato de “servicios profesionales”.
Según el paciente, ella le dijo que era indispensable firmar de inmediato los papeles para proceder a la intervención, al parecer por un problema con la aseguradora, que no había aceptado el tabulador del doctor.
Cuenta Moreno Godínez: “Ante las horas de angustia e histeria por la falta de información y sin que los doctores se aparecieran, con el temor de lo que pudiera ocurrirle a un hígado en tantas horas, firmé el contrato bajo presión”. Y agrega que lo hizo porque si no recibía el trasplante su destino hubiera sido la muerte. María Guadalupe Montaño Peña, la esposa del paciente, firmó también el documento mercantil en calidad de “familiar responsable”.
Montaño Peña indica que la hermana de Rodríguez Sancho trató de justificar la celebración de ese contrato de prestación de servicios profesionales debido a que a su hermano Luis Carlos –“un médico eminente, caritativo, bondadoso e incapaz de afectar el patrimonio de alguien”, según ella– le recomendaron proceder de esa forma debido a las denuncias que enfrenta.
Martha Rodríguez Sancho fue amable al principio, pero severa después, recuerda el entrevistado. Y asegura que el hecho de que la aseguradora aceptara tratar con el trasplantólogo y pagarle por sus servicios profesionales “fue un favor personal”, pues Rodríguez Sancho está vetado y las compañías de seguros no quieren tener tratos con él para evitarse problemas.
Moreno Godínez asegura que personal de compañía de seguros –en la que él trabajó– le comentó que Rodríguez Sancho era un pillo, por lo que ahora, dice, busca la forma de sacarle “hasta el último centavo” mediante el contrato que firmó en blanco poco antes de ser intervenido quirúrgicamente.
Según la cláusula sexta de ese documento, del que Proceso Jalisco tiene una copia, el enfermo y sus familiares se comprometen, entre otras cosas: “a no divulgar ni revelar en ninguna forma a persona o autoridad alguna, información, datos, especificaciones técnicas, secretos, métodos, sistemas y en general cualquier mecanismo relacionado con método y técnica utilizada por el cirujano respecto a la intervención quirúrgica realizada el día 6 de marzo en las instalaciones del hospital (privado) Lomas de San Luis Internacional, así como el monto de honorarios, gastos, insumos, medicamentos, exámenes de laboratorio como de gabinete y en general toda la información relacionada con la atención pre y posquirúrgica referida, sujetándose a las responsabilidades que marca la ley en caso de contravenir lo dispuesto en esta cláusula”.
Los encuentros
Antes de la intervención quirúrgica, el enfermo visitó a Luis Carlos en dos ocasiones en su consultorio de la colonia Providencia, en Guadalajara. Los encuentros fueron a finales de enero y a principios de febrero de este año. Desde la primera consulta acordó con el facultativo el monto de sus honorarios, así como de los gastos generados por la atención a través de la póliza con cobertura ilimitada.
Así mismo, convinieron en que los gastos posoperatorios serían solventados por la aseguradora durante el tiempo que fuera necesario. La empresa puso una sola condición a Rodríguez Sancho: la entrega de comprobantes fiscales. El cirujano cumplió parcialmente, según el entrevistado, pues sólo le entregó uno por 500 pesos; del otro no hay registro, reitera Moreno Godínez.
La señora Montaño Peña relata que su marido fue llevado a la operación el 6 de marzo por la noche y regresó a su habitación al mediodía del día 7. Y aunque Moreno Godínez asegura que le practicaron dos intervenciones “ya que algo salió mal”, su pareja considera que quizá fue una argucia del médico para hacer efectivo el pagaré. Dice que incluso el doctor le informó que tuvo que volver a abrir a su marido, quien se quejó de “un fuerte dolor”.
Moreno Godínez estuvo internado ocho días en el Hospital Lomas de San Luis Internacional. Los días posteriores a la operación, dice, Rodríguez Sancho y Montes de Oca lo abandonaron. Sólo se presentaron ocasionalmente, insiste, “para ver la herida y hacerle una curación”. Incluso cuando su esposa contactó telefónicamente a Montes de Oca para reclamarse por el abandono, él respondió: “Me vale madre, me vale madre”.
Cuenta Moreno Godínez: “Me les salí del hospital, me subí a mi coche con mi familia y dije que no se atrevieran a detenerme, porque fui abandonado por los médicos y que si trataban de impedirlo le hablaría a los medios”.
Su esposa escribió una nota de reclamación a los directivos del hospital en la que explica por qué tuvo que firmar el alta voluntaria. Molesta, les gritó que si bien en ese hospital privado practican trasplantes, lo hacen con dinero que va “de una bolsa a otra”. Ella dice que un empleado de seguridad que la escuchó “asintió con la cabeza”, pero no comentó nada.
E insiste en que, por su cercana relación con el dueño del Hospital Lomas de San Luis Internacional, Rodríguez Sancho y Montes de Oca pueden ser socios suyos. El nosocomio, reitera, funciona de manera irregular: “Hay ruido, e incluso se realizan fiestas nocturnas en las habitaciones donde reposan los pacientes (…) A las 3 de la mañana del día siguiente a la operación (el 7 de marzo) me quejé porque escandalizaban y me dijeron que en ese hospital no hay reglas ni horarios para visitas”.
Además, agrega, algunas habitaciones “son tan grandes como una casa”; otras, como la que le asignaron a su esposo, “que es de las medianas”, cuentan con terraza, sala de estar y recámara.
La señora Montaño Peña afirma que el 5 de marzo, un día antes de que su esposo se internara, los médicos hicieron una cirugía a un paciente proveniente de la Ciudad de México y el 6 de marzo, al mediodía, practicaron un trasplante de riñón de un donante vivo. “A su marido no se le hizo el protocolo respectivo para el trasplante, “o se quedó a medias, porque no se corroboró la compatibilidad (del hígado) al 100%... Por eso creo que mi marido vive de milagro, por obra de Dios”.
El propio Moreno Godínez sostiene: en el quirófano, Rodríguez Sancho “es un semidiós”; pero fuera de la sala de operaciones se comporta como un vulgar mercader. “Su voracidad no tiene límite” –agrega–. Es él quien decide quién vive y quién muere; hay perversión. Estamos hablando los vivos, pero cuántos hay que jamás hablarán”.
El yo acuso
Cinco meses y medio después de la operación, Moreno Godínez dice estar dispuesto a pelear contra el galeno para que éste no lo despoje de su patrimonio, pero sobre todo para que deje de comerciar con órganos que obtiene sin el conocimiento de las autoridades. Es tiempo de frenarlo, puntualiza, pues hay evidencias de que “sigue trabajando en hospitales privados”, donde especula con órganos como si fueran cualquier mercancía.
“Yo acuso al doctor Luis Carlos Rodríguez Sancho de falta de ética, de abandono de paciente, de extorsión y de usura. Todos me dicen que hay una irregularidad muy grave y debo proceder penalmente. En menos de dos meses conseguí el trasplante gracias a una póliza ilimitada y ahora tengo la amenaza de él (Luis Carlos), quien asegura que se va a cobrar con mi patrimonio.”
Explica que desconoce el monto exacto de lo que adeuda al médico porque el trato inicial fue que Rodríguez Sancho lo operaría con cargo a la aseguradora, la cual negoció incluso con el cirujano los términos y las condiciones. Hasta ahora, dice, la compañía ha erogado alrededor de 3 millones de pesos por su atención médica, incluyendo la operación, los honorarios del especialista y los gastos posoperatorios.
El 10 de marzo, recuerda, su esposa pidió un corte y las autoridades le dijeron que su deuda era de 1 millón 600 mil pesos. Y aún permaneció hospitalizado cuatro días, por lo que supone que esa cantidad se elevó sustancialmente. Además, aclara, la aseguradora le pagó 245 mil pesos al trasplantólogo por sus servicios profesionales.
Después de San Luis Potosí, Arturo Moreno estuvo internado en dos ocasiones en el hospital Ángeles del Carmen, donde permaneció durante 20 días, entre finales de marzo y en la primera quincena de abril. Ahí, según su esposa, don Arturo estuvo muy delicado.
Su médico responsable era René Malé, quien le recomendó a Rodríguez Sancho desde el principio, por lo que el trasplantólogo lo visitó varias veces por las mañanas y noches para darle instrucciones a Malé. “Ingresaba al hospital en calidad de visitante, sin identificarse”, indica la señora Montaño Peña.
Tras ser dado de alta, don Arturo acudió al consultorio de Rodríguez Sancho y ahí discutió con él porque el médico lo amenazó, dice, con quitarle su patrimonio. Y como le respondió, Rodríguez Sancho, dando un golpe a su escritorio, le gritó: “A partir de este momento tiene usted un férreo enemigo”.
Moreno Godínez relata: “(El rompimiento se dio) por la falta de respeto y el trato déspota a mi familia. Primero les faltó al respeto a mis hijos, me callé; pero cuando le dijo a mi esposa que no quería tratar nada con ella, ya no lo soporté. Estoy seguro que el doctor quiso aprovecharse de mí”.
Acuciado por lo que Rodríguez Sancho puede reclamar, el pasado 14 de mayo el exasesor de seguros solicitó por escrito a la Comisión de Arbitraje Médico de Jalisco (Camejal) fungir como mediadora en su caso. Allí, dice, le recomendaron proceder penalmente en contra del facultativo. De inmediato recurrió al presidente de la Fundación de Niños Robados y Desaparecidos (Find), Juan Manuel Estrada Juárez, para que sea él quien lo represente legalmente.
“Para bien y para mal fui referido con el doctor Luis Carlos Rodríguez Sancho, extraordinario y casi milagroso trasplantólogo, pero lamentablemente también extraordinario traficante y comerciante de órganos y despiadado extorsionador”, reitera a Proceso Jalisco.
Estrada Juárez afirma que ya presentó la querella penal ante la PGR contra Rodríguez Sancho “por tráfico de órganos y delincuencia organizada”; incluso, dice, puso al tanto de la situación al secretario de Salud, a la Comisión de Riesgos Sanitarios (Cofepris) y al Consejo Nacional de Trasplantes.
El litigante sostiene que urge “parar” a Luis Carlos y a su equipo para evitar que sigan traficando con órganos humanos. Y recuerda que Montes de Oca y Rodríguez Sancho fueron compañeros en el CETOT, del que salieron tras descubrirse que realizaban cobros irregulares a pacientes que llegaban en forma espontánea al Hospital Civil para ser trasplantados.
Por su parte, Moreno Godínez insiste en que él nunca estuvo en ninguna lista de personas que solicitaban trasplante, lo que lo hace sospechar que sí hay tráfico de órganos. “Se los quitan a unos para dárselos a otros, siempre al mejor postor”, sentencia.
Este reportaje se publicó originalmente en el suplemento Proceso Jalisco que empezó a circular en esa entidad el pasado domingo 2 de agosto.
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