Salinas y el vudú ; El Peje y la chamana
JOSé GIL OLMOS
Mientras López Obrador ha sido objeto de "limpias" y usa lociones de yerbas que le proporciona una bruja de Catemaco, Carlos Salinas contrató a hechiceros haitianos practicantes del vudú para propiciar que, en el sexenio de López Portillo –envuelto él mismo en un ambiente astrológico y esoterista–, Miguel de la Madrid fuera impuesto como candidato a la Presidencia. Luego, el mismo Salinas, aliado con José Córdoba Montoya, trajo a otros hechiceros del Caribe para "lavarle el coco" y "absorberle el seso" al presidente De la Madrid, con el propósito de manipularlo y llegar ellos a Los Pinos, espacio de poder que, hasta la fecha –según Porfirio Muñoz Ledo–, no han abandonado. Tales son algunas de las múltiples anécdotas de políticos que recurren a la hechicería contenidas en el libro Los brujos del poder 2, de José Gil Olmos, que en breve pondrá en circulación Random House Mondadori y del que, a continuación, se ofrece un breve adelanto...
Carlos Salinas de Gortari fue uno de los presidentes más ambiciosos de poder que ha tenido México en los últimos años. Desde Porfirio Díaz y Plutarco Elías Calles quizá el país no había tenido un mandatario con tantas ansias de poder como Salinas, quien a pesar de que dejó la Presidencia en 1994, con un país más empobrecido, con una enorme estela de corrupción y con escándalos políticos derivados de los asesinatos de Luis Donaldo Colosio y de su cuñado José Francisco Ruiz Massieu, sigue influyendo en la política nacional de manera vigorosa.
De Salinas de Gortari se han ido conociendo muchas historias de lo que hizo en su gobierno, e incluso después, como su participación en el complot de Carlos Ahumada, a quien le compró los videos de René Bejarano para utilizarlos después contra las aspiraciones presidenciales de Andrés Manuel López Obrador. Pero de su pasado político no hay registro de muchas cosas que hizo para llegar al poder. Una de esas cosas es su afición por el esoterismo y el empleo de brujos caribeños para influir en la política palaciega de Los Pinos en tiempos de José López Portillo.
Se trata de una historia increíble si tomamos en cuenta la preparación académica e intelectual de Salinas de Gortari, el presidente más joven y culto que ha tenido el país en los últimos años. Es una historia de esoterismo poco conocida que ocurrió en el periodo que gobernó José López Portillo, durante el cual Carlos Salinas de Gortari contrató a unos brujos del Caribe especializados en el vudú, para influir en la sucesión presidencial de 1982 y propiciar que el dedo presidencial se inclinara hacia Miguel de la Madrid, lo que le favorecería para abonar el camino de su propio proyecto.
Este pasaje es relatado por el exembajador Porfirio Muñoz Ledo, quien afirma que el ambicioso joven Salinas de Gortari aprovechó el mundo esotérico del gobierno de López Portillo de manera ingeniosa. Hizo traer unos brujos de Haití para que realizaran unos trabajos de vudú y de astrología que le ayudarían a conocer las debilidades del presidente López Portillo para que, de ese modo, Miguel de la Madrid las pudiera aprovechar en su labor de convencimiento para ser ungido como candidato presidencial.
La chamana del Peje
Aquel domingo 18 de marzo del 2006, en plena campaña por la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador traía empapada la camisa blanca tipo guayabera y con un paliacate trataba de secarse el sudor que le producía el sol picante de Veracruz.
Ese caluroso día, antes de llegar a Catemaco, donde ya lo esperaban cientos de seguidores y varios de los brujos famosos de la región, el candidato de la coalición Por el Bien de Todos había pasado por Boca del Río, donde comenzaron los actos multitudinarios que le abrían las esperanzas de ganar las elecciones del 2 de julio de ese año.
Como lo había hecho durante toda la semana, López Obrador dirigió sus ataques no sólo contra el candidato del PAN, Felipe Calderón, sino también contra el presidente Vicente Fox, a quien catalogaba como el principal impulsor de la campaña del aspirante panista.
A pesar de las recomendaciones de su equipo, que le habían advertido más de una vez el efecto negativo que le acarrearía calificar a Fox como una "chachalaca", el tabasqueño no cejaba, y una y otra vez le endosaba el famoso adjetivo al presidente acusándolo, además, de tener vínculos directos con otro de sus enemigos, Carlos Salinas de Gortari, a quien desde entonces señalaba como el principal orquestador de los videos de Carlos Ahumada.
"Es una vergüenza, una más de las traiciones de Vicente Fox. En su campaña aseguraba que con el Salinillas, ¡ni al pan!, y decía más cosas: que al llegar a la Presidencia iba a investigar a Salinas y a su familia, porque sugería que estaba metido en negocios turbios, y miren lo que son las cosas, terminó empatado con Carlos Salinas; es su asesor. Por eso ¡qué vergüenza, ciudadano presidente!", lanzaba el tabasqueño a los veracruzanos que se arremolinaban y le aplaudían en el municipio de Boca del Río.
Una vez que terminó el evento en ese municipio porteño, acompañado por sus guardias del Estado Mayor Presidencial, que no lo dejaban un solo momento a pesar de su rechazo inicial, así como por los reporteros de radio, televisión, periódicos y revistas que habían sido asignados para cubrir su campaña, el tabasqueño tomó la carretera que va hacia Coatzacoalcos y se detuvo en el poblado Díaz de Covarrubias, donde le advirtieron que traía encima las "malas vibras" de los poderosos.
Carlos Salinas de Gortari fue uno de los presidentes más ambiciosos de poder que ha tenido México en los últimos años. Desde Porfirio Díaz y Plutarco Elías Calles quizá el país no había tenido un mandatario con tantas ansias de poder como Salinas, quien a pesar de que dejó la Presidencia en 1994, con un país más empobrecido, con una enorme estela de corrupción y con escándalos políticos derivados de los asesinatos de Luis Donaldo Colosio y de su cuñado José Francisco Ruiz Massieu, sigue influyendo en la política nacional de manera vigorosa.
De Salinas de Gortari se han ido conociendo muchas historias de lo que hizo en su gobierno, e incluso después, como su participación en el complot de Carlos Ahumada, a quien le compró los videos de René Bejarano para utilizarlos después contra las aspiraciones presidenciales de Andrés Manuel López Obrador. Pero de su pasado político no hay registro de muchas cosas que hizo para llegar al poder. Una de esas cosas es su afición por el esoterismo y el empleo de brujos caribeños para influir en la política palaciega de Los Pinos en tiempos de José López Portillo.
Se trata de una historia increíble si tomamos en cuenta la preparación académica e intelectual de Salinas de Gortari, el presidente más joven y culto que ha tenido el país en los últimos años. Es una historia de esoterismo poco conocida que ocurrió en el periodo que gobernó José López Portillo, durante el cual Carlos Salinas de Gortari contrató a unos brujos del Caribe especializados en el vudú, para influir en la sucesión presidencial de 1982 y propiciar que el dedo presidencial se inclinara hacia Miguel de la Madrid, lo que le favorecería para abonar el camino de su propio proyecto.
Este pasaje es relatado por el exembajador Porfirio Muñoz Ledo, quien afirma que el ambicioso joven Salinas de Gortari aprovechó el mundo esotérico del gobierno de López Portillo de manera ingeniosa. Hizo traer unos brujos de Haití para que realizaran unos trabajos de vudú y de astrología que le ayudarían a conocer las debilidades del presidente López Portillo para que, de ese modo, Miguel de la Madrid las pudiera aprovechar en su labor de convencimiento para ser ungido como candidato presidencial.
La chamana del Peje
Aquel domingo 18 de marzo del 2006, en plena campaña por la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador traía empapada la camisa blanca tipo guayabera y con un paliacate trataba de secarse el sudor que le producía el sol picante de Veracruz.
Ese caluroso día, antes de llegar a Catemaco, donde ya lo esperaban cientos de seguidores y varios de los brujos famosos de la región, el candidato de la coalición Por el Bien de Todos había pasado por Boca del Río, donde comenzaron los actos multitudinarios que le abrían las esperanzas de ganar las elecciones del 2 de julio de ese año.
Como lo había hecho durante toda la semana, López Obrador dirigió sus ataques no sólo contra el candidato del PAN, Felipe Calderón, sino también contra el presidente Vicente Fox, a quien catalogaba como el principal impulsor de la campaña del aspirante panista.
A pesar de las recomendaciones de su equipo, que le habían advertido más de una vez el efecto negativo que le acarrearía calificar a Fox como una "chachalaca", el tabasqueño no cejaba, y una y otra vez le endosaba el famoso adjetivo al presidente acusándolo, además, de tener vínculos directos con otro de sus enemigos, Carlos Salinas de Gortari, a quien desde entonces señalaba como el principal orquestador de los videos de Carlos Ahumada.
"Es una vergüenza, una más de las traiciones de Vicente Fox. En su campaña aseguraba que con el Salinillas, ¡ni al pan!, y decía más cosas: que al llegar a la Presidencia iba a investigar a Salinas y a su familia, porque sugería que estaba metido en negocios turbios, y miren lo que son las cosas, terminó empatado con Carlos Salinas; es su asesor. Por eso ¡qué vergüenza, ciudadano presidente!", lanzaba el tabasqueño a los veracruzanos que se arremolinaban y le aplaudían en el municipio de Boca del Río.
Una vez que terminó el evento en ese municipio porteño, acompañado por sus guardias del Estado Mayor Presidencial, que no lo dejaban un solo momento a pesar de su rechazo inicial, así como por los reporteros de radio, televisión, periódicos y revistas que habían sido asignados para cubrir su campaña, el tabasqueño tomó la carretera que va hacia Coatzacoalcos y se detuvo en el poblado Díaz de Covarrubias, donde le advirtieron que traía encima las "malas vibras" de los poderosos.
Riquelme 10 (Magia Veneno, Catupecu Machu)
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