Cambio de virreyes
2009-12-05
Manú Dornbierer
Satiricosas
Fue gratificante escuchar el miércoles 2 de diciembre, en Radio Fórmula, a Andrés Manuel López Obrador y a Joaquín López Dóriga intercambiando abrazos telefónicos después de que el segundo, respetando por fin el derecho de réplica, le brindó un buen espacio al Peje para hablar del inmundo personaje que es “Juanito”, hechura de gente de medios del corte de Oscar Mario Beteta que se rebajó a cultivarlo manifestándole su total admiración y cariño y sin duda dinero, a condición de que volviera una y otra vez a saltar al ruedo de Iztapalapa, la delegación política del DF con uno de los más altos presupuestos. A Joaquín le salió ese día en cambio casta del periodista al que le llega el momento en que ya no aguanta consignas.
Pero ni uno ni otro pudo señalar con claridad la verdad creadora del “héroe lumpen” del panismo: La ilegal conducta del Tribilín en el asunto Iztapalapa. Fue la presidenta Alanís, del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, la primera que desató la bronca. Su razón no tan subliminal fue evidente: “votas por la mujer de la foto (Brugada) porque ya está todo impreso, pero en realidad estarás votando por Oliva, la mujer de Arce, porque así lo quiso Calderón pocos días antes de las elecciones”.
Sabido es que la principal tarea de Felipe cuando llegó al poder -como dice el bolero de Astrid Haddad, por la puerta de atrás, que por cierto le abrió el actual presidente municipal de Acapulco- consistió en emprender otra campaña además de la que lo llevó al poder, para borrar de la mente de la ciudadanía la manera en como lo hizo. Reescribir la historia como en la novela de George Orwell “1984”. Esa segunda campaña trataba de aniquilar por todos los medios al rival. Se gastaron -y siguen gastando- cientos de millones de pesos en propaganda y otros rubros, que ya no salieron de las arcas del IFE ni del PAN sino del magro bolsillo del contribuyente, usted y yo, el mismo al que le aumenta impuestos el monumental Carstens.
Calderón intentará hasta su último día de destruir a la izquierda, de sacar de la jugada a López Obrador. Tal fue la encomienda de los empresarios, de los gringos, de la Iglesia y por supuesto del PRIAN. Tratará, sin éxito, que la gente de auténtica olvide, acepte y clave el pico. Para ello trabajó astutamente desde tiempo atrás imponiendo a gobernadores falsos perredistas, por ejemplo Torreblanca y Sabines en los estados de Guerrero y Chiapas, y los priístas con mayor cola como el siniestro Ulises Ruiz de Oaxaca, Mario Marín, el góber precioso de Puebla, mientras preparaba la traición del “chuchismo” y su “nueva” izquierda. Y logró Calderón un PRD Light ergo desunido ¡que no es poca cosa! pero no la anhelada destrucción de AMLO.
Lo que le queda ahora a Calderón, disminuido por su resultado electoral y su manifiesto y continuo fracaso de administrador, es tratar de influir en la designación de los futuros virreyes. Veamos los ejemplos de Guerrero porque allá quiere mandar a su otra “Juanita”.
RUTH ZAVALETA ¿GOBERNADORA DE GUERRERO?
Indudablemente la lucha electoral en Guerrero se inició con el asesinato de Armando Chavarría, Jefe del Congreso, que hubiera sido el único posible candidato ganador del PRD en la elección para gobernador de Guerrero que se avecina. Es tal la evidencia prianista de los autores que no hay quien no esté al tanto y esté dispuesto a rubricar lo que dice el periódco El Sur, hoy atacado frontalmente por Zeferino. Por su parte, Félix Salgado Macedonio, aparentemente para reemplazarlo, se convirtió en “director” de la Jornada de Guerrero, pero es muy difícil que lo logre. Está desgastado y sobre todo le falta cacumen, ¡hasta llama, como los mochos, bahía de Santa Lucía a la bahía de Acapulco! De modo que por el lado PRD no tiene Calderón problema. Sólo tendrá que luchar con los priístas. Hay tres: Añorve, que es amigo del espurio y de Zeferino. Vicario, gente de Figueroa con poca fuerza mediática y el ex gobernador interino Angel Aguirre, cuya función después de la defenestración de Figueroa por el asunto Aguas Blancas, fue del agrado de la ciudadanía. Aguirre es más humanista y gobernó con apreciable decencia después de la brutalidad figueroísta. Ese Angel le hizo un suntuoso regalo a Acapulco y al Estado: La Orquesta Filarmónica de Acapulco.
Así que con su amanuense Zeferino, Calderón no tiene mucho chance de imponer la candidatura panista de Ruth Zavaleta, quien acaba de renunciar al PRD con bombos y platillos e inmerecidas promesas de respeto por parte del chuchismo. Ruth Zavaleta, repitamos, es otra “Juanita”. Su curriculum no es tan naco, como el del otro Juanito, pero sin embargo su conducta no deja dudas. Después del primer informe de Gobierno de Calderón, siendo ella presidenta de la Cámara de Diputados, designada por el PRD en la anterior Legislatura, Calderón y su gente empezaron a cultivarla.
Aquel día 1º de septiembre del Primer Informe era otra. Antes de que entrara el espurio, Ruth Zavaleta se retiró de la tribuna junto con los legisladores de su partido que evidentemente no había aún aceptado el fraude electoral del 2006. Quedó presidiendo la Cámara Cristian Castaño Contreras y antes de entregarle la presidencia de la sesión Ruth se excusó de recibir el documento argumentando:
Apelo a la generosidad de mis compañeros y compañeras legisladores para que comprendan que soy una mujer de convicciones y principios, promotora de procesos electorales democráticos, transparentes, equitativos y de respeto al voto. Les comunico que procederé a retirarme de esta tribuna. No puedo aceptar recibir un documento de quien proviene de un proceso electoral legalmente concluido, pero cuestionado en su legitimidad por millones de mexicanos.
Ese mensaje no se transmitió en la cadena nacional producida por el sistema de televisión de la Presidencia de México, el Centro de Producción de Programas Informativos y Especiales (CEPROPIE). Mientras que algunos medios de comunicación y una parte del PRD denunciaron censura, el gobierno federal alegó que se trataba de un error técnico, ofreció disculpas a la diputada y emitió su mensaje en una segunda cadena nacional esa misma noche. El corte del mensaje fue condenado unánimemente por el Congreso y la consecuencia inmediata de dicha omisión fue la renuncia del Director de CEPROPIE.
Después de esa única actitud digna empezó el deterioro de Ruth. Hasta que en una emisión del programa “Entre lo público y lo privado” del canal 40, cuyos conductores son Katia D’Artigues y Andrés Roemer, tuvo la curiosa asociación de ideas siguiente, dentro de la serie de preguntas y respuestas rápidas que plantean dichos periodistas: -¿Qué piensas cuando oyes PRD? –El Infierno. -¿Y PAN? –El Paraíso. Así habló en TV abierta la saliente líder de la Cámara de Diputados que llegó al puesto por un infernal partido conocido por ella como El Infierno. Por muchísimo menos cualquier otro perredista hubiera sido expulsado del Partido, antes que decidiera irse.
Sus compañeros diputados Juan Darío Arreola Calderón, Santiago López Becerra, Francisco Martínez. Martínez y Alberto López Rojas le publicaron, cuando terminó, un desplegado del que extraigo lo siguiente:
“¿Cuáles fueron los momentos estelares de la diputada Zavaleta?
¿La entrevista con Mouriño, del que al parecer se enamoró y del que AMLO dijo con tamaño escándalo que “le agarró la pierna”? ¿Los encuentros con la señora Margarita Zavala? ¿Su informe de labores ante una mayoría de políticos priístas y panistas? ¿Su irresponsable declaración de la existencia de bombas molotov el 1º de dic de 2006? Argumentó como prueba cuando entraron los perros de la PFP a la Cámara de Diputados que “seguramente si olían es que algo había”. Pero no fue la fugaz rebeldía de Ruth Zavaleta la que le hizo ser estelar. Fue la denostación permanente que hizo de AMLO, su ingenuidad aderezada con una buena dosis de incongruencia, que propios y extraños observaron a lo largo del año eso la hizo ser la consentida de prianistas. (…) Hay que decirlo claro: La figura estelar en que se convirtió la señora Zavaleta fue porque se dedicó a insultar y a mofarse de AMLO.”
¿En verdad cree el PAN que semejante personaja podrá contender con los avezados priístas Aguirre y Añorve, que por el momento se comportan entre ellos como caballeros británicos, pero que sin duda se darán hasta con la cubeta, cuando empiece en serio el fuego amigo? ¿Cree acaso el generalísimo que los guerrerenses tan castigados por su ejército y sus policías se chupan el dedo?
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