Sunday, January 17, 2010



Estamos peor que en 1910, dice villista de 109 años

Arturo Rodríguez García


MONTERREY, NL., 15 de enero (apro).- Para Juan Carlos Caballero Vega, uno de los últimos combatientes vivos de la Revolución Mexicana, de nada sirvió la sangre derramada porque hoy, víctimas de políticos rateros y del mal gobierno, existe hambre y desolación en todo el país.

“Estamos rumbo del carajo, no vamos nada bien. Todo por culpa de éste hombre, el presidente Calderón. Estamos peor que en 1910, hace cien años la gente de alguna forma tenía para comer en el campo.





“Hoy, eso se acabó, ya no hay campo y en las zonas urbanas hay hambre y desolación; por eso, la gente tiene que organizarse para luchar contra el mal gobierno, contra sus políticos que son unos rateros, ahí tenemos el ejemplo del gobierno de Nati (Natividad González Parás, exgobernador de Nuevo León)”, indicó.

Con 109 años de edad, viviendo en un modesto asilo de ancianos al pie del Cerro de La Silla, Caballero Vega es lúcido. Ha sido objeto de documentales y reportajes sobre su participación en el ataque a Columbus de 1916, donde participó teniendo 15 años de edad.

Y a pesar de sus cataratas, está informado de lo que ocurre en estos tiempos: lo mismo critica la situación económica que la reforma energética, pues afirma que lee periódicos y escucha noticiarios, porque “son las injsuticias las que nos tienen en pie y atentos a lo que sucede”.

Lo que sucede no le gusta.

“De nada sirvió tanto esfuerzo, tanto sacrificio de tanta gente en la Revolución Mexicana de 1910, estamos peor y por eso, hay que dar la batalla; la gente tiene que organizarse para defender sus derechos, nuestras familias, sus trabajos, su vida… si no nos defendemos, no valemos un cacahuate. Hay tantas cosas en común de aquel tiempo con el de ahorita”, dice.

Molesto aun por la reforma energética que impulsó el gobierno de Felipe Calderón:

“Los gringos no tienen porque decirnos cómo debemos de organizarnos para vivir, ellos no deben de intervenir para nada en nuestra vida nacional.

“Y luego si lo hacen ¿para qué estamos? Para qué están los jóvenes? Ahora resulta que el petróleo va a ser de los gringos, que son los que mandan… pues hay que levantarnos, protestar, pelear y si no hay quien, pues nosotros los viejos, seguro que sí. Y como decíamos en aquellos tiempos: ¡hasta el último cartucho!”.

El veterano revolucionario afirma que los ideales de la Revolución se perdieron por culpa de los políticos, a quienes califica como los peores enemigos del pueblo:

“Nos dimos en la torre por estos mendigos y todo para qué. Estamos del carajo por culpa de los políticos que son nuestros peores enemigos, y estoy hablando de todos”, dice.

El último Dorado

Con 1° grado de temperatura, el patio del Asilo “Días Ordaz”, del Club de Leones está desolado. El hielo formado durante la noche, persiste en la superficie de cubetas y tambos para almacenar agua.

Empalmado con prendas percutidas, la mañana del 6 de enero, “Don Carlitos”, como le dicen en el asilo, está contento. Ese día van a partir de la rosca de Reyes y lo va a visitar una vecina que le prometió llevarle “una ropita que ya no usa”.

En su cuarto, desde una fotografía, Caballero y Villa, parecen observar el desorden de cobijas revueltas, prendas amontonadas, las sobras de comida en mal estado.

El 24 de junio, Juan Carlos Caballero cumplirá 110 años de edad. Hasta donde sabe, sus hijos y varios nietos han muerto. De sus descendientes, cree que viven en Estados Unidos, pero hace unos 20 años dejó de tener contacto con ellos.

En 2009, el entonces gobernador Natividad González Parás, hizo una ceremonia y entregó reconocimientos a quienes han pasado los 100 años de edad. Caballero Vega recibió una presea por eso, pero no por su participación en la lucha armada.

Se le recuerda el homenaje y dice sobre el político regiomontano:

“Nada más digame qué hizo ese Nati. No hizo nada y nosotros que luego andamos ahí nomás de tontos”, se reprocha.

Agrega:

“Muchos compañeros de lucha han muerto, yo creo que todos. Ya nomás yo quedo, pero sí hay más, estamos en el olvido. Yo entré a los 14 años con mi general Francisco Villa y mire, con tantos años que tengo, dónde estoy”.



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