Monday, August 24, 2009


Ciencia

El darwinismo social: utilización de la ciencia con fines políticos

por Oswaldo Báez*

"La sociedad capitalista es una meritocracia genéticamente determinada, la riqueza y la posición social son función directa de la inteligencia(...) el desempleo se hereda de la misma forma que la mala dentadura"... J. Rockefeller.




La difusión de la Teoría de la Evolución por el mecanismo de selección natural que fuera formulada por Charles Darwin en 1858, ejerció una fuerte influencia en las ciencias naturales, pero también sirvió para que algunos teóricos burgueses de Inglaterra y de otros países de Europa adoptaran los conceptos de la flamante teoría como el soporte ideológico para justificar el sistema económico vigente en esa época y sus implicaciones sociales.

En efecto, cuando se difundieron y malinterpretaron las premisas de la teoría darwiniana clásica, con extrema ligereza y mala fe se aplicaron dichos conceptos a la interpretación de los fenómenos sociales y políticos. Sin ningún pudor se llegó a afirmar que el éxito económico de unos se debía a que eran los más aptos para enfrentar la “lucha por la vida”. En cambio los otros eran los “menos aptos” y por lo tanto estaban condenados a la marginación de la sociedad y a su eliminación por selección natural. Así se otorgó el estatus de teoría sociológica al darwinismo original con propósitos ideológico-políticos. En ese marco conceptual se interpretó la existencia de clases sociales y el sistema capitalista como el sistema que acataba estrictamente las premisas de la teoría de la evolución. Nacía el darwinismo social o socialdarwinismo.

La corriente socialdarwinista llegó a sostener de manera arrogante que el sistema económico vigente era el resultado natural e inevitable de las leyes de la biología, por lo mismo debía ser aceptado sin objeción; exaltaba las bondades del sistema capitalista y lo explicaba en el marco del determinismo biológico. Empero, aquella seudoteoría no resistió por mucho tiempo el análisis de las ciencias sociales. Pronto se descubrió la trampa que subyace en el socialdarwinismo. Se reveló el error reduccionista en que incurrió al extrapolar en forma mecánica los conceptos de las ciencias biológicas al desenvolvimiento de las sociedades humanas; por lo mismo, se denunció al socialdarwnismo por utilizar la ciencia para fines políticos.

La historia reciente registra nuevos intentos de revivir el socialdarwinismo a través de la sociobiología, cuyo principal exponente es Edward O. Wilson: "En sentido darwiniano, el organismo no vive por sí mismo. Su función primordial ni siquiera es reproducir otros organismos; reproduce genes y sirve para su transporte temporal. El organismo individual es sólo un vehículo, parte de un complicado mecanismo para conservarlos y propagarlos con la mínima perturbación bioquímica" (Wilson, 1980). "Un solo gen parece ser el responsable del éxito y auge en el status; puede concentrarse en las clases socioeconómicamente superiores", Dahlberg (citado por E. Wilson, 1980).

De ahí que no resultan extrañas tesis como las siguientes: "La sociedad capitalista es una meritocracia genéticamente determinada, la riqueza y la posición social son función directa de la inteligencia(...) el desempleo se hereda de la misma forma que la mala dentadura". "La ampliación de un negocio está regida por la supervivencia del más apto(...) por obra de una ley natural y divina", J. Rockefeller. (The Ann Arbor Science for the People, 1982). Estas tesis seudocientíficas se convirtieron en el soporte para las acciones humanas y de un sistema económico que ha devenido en el "capitalismo salvaje” que se pretende perennizar mediante recetarios neoliberales.

Por cierto, el espíritu que subyace en el darwinismo social no es nuevo, pues ya se hallaba presente en las antiguas formulaciones del viejo determinismo biológico de ciertos filósofos como Thomas Hobbes, en su célebre sentencia: "el hombre es el lobo del hombre", o Herbert Spencer, quien concibió la tesis de “la supervivencia de los más eficientes en la lucha por la vida” y describió el desarrollo de las instituciones humanas como historias en las cuales "uñas y dientes se tiñen de sangre".

A la luz de este análisis se descubre en el darwinismo social y en la sociobiología un nuevo intento de reducir la historia de la humanidad a una sucesión de luchas por la supervivencia y a crueles desgarramientos.

El darwinismo social y la sociobiología intentan configurar una concepción sui generis de la sociedad basada en principios biológicos ideologizados, de los cuales derivan múltiples formas de relación social y hasta de gobierno. No debe extrañar que de esa visión deformada de la naturaleza humana hayan surgido fórmulas políticas para la dominación de los pueblos y de las naciones.

Concebida a imagen y semejanza de la sociedad de mercado "la naturaleza vuelve a ser usada para explicar el orden social humano y viceversa, en un intercambio recíproco sin fin entre darwinismo social y capitalismo natural. Lo que está inscrito en la teoría sociobiológica es la ideología atrincherada en la sociedad occidental; la garantía de su naturalidad y la afirmación de inevitabilidad". (Shalins, M. 1982). Estas falsas teorías que reclaman para sí el carácter neutral de las ciencias naturales, viene de Harvard y de Oxford revestida de atractivos ropajes, pero al ser analizada en profundidad revela su verdadero rostro. "La nueva ciencia no tiene calidad de tal y no es más que puro reflejo de una forma particular de concebir las instituciones humanas”. (The Ann Arbor Science for the People, 1982). Así se devela a la sociobiología como la reencarnación del socialdarwinismo.

El eminente evolucionista Stephen J. Gould rechazó el determinismo sociobiológico porque es falso… A más de ratificar la selección como proceso biológico válido en el ámbito biológico -más no como la explicación a las diferencias de comportamientos y culturas-, consideró impropio utilizar el darwinismo fuera de su cultura. La selección natural explica la evolución biológica pero es inútil para comprender la historia, la cultura y la sociedad. Gould (1983).

A la luz de este análisis se descubre en el darwinismo social y en la sociobiología un nuevo intento de reducir la historia de la humanidad a una sucesión de luchas por la supervivencia y a crueles desgarramientos. Todo esto es vino viejo en botellas nuevas: ciencia ideologizada que se utiliza en forma recurrente para legitimar el sistema político dominante en el mundo.

Ahora como en el pasado, el determinismo biológico pretende justificar la historia y perennizarla a través de entidades biológicas, olvidando que la gran conquista del ser humano radica en su capacidad para trascender lo biológico, no mediante su negación sino por haber incorporado a sus procesos evolutivos nuevas dimensiones y categorías fundamentadas en la razón, el pensamiento, la ética individual y social.

Como en muchos países en el Ecuador del siglo XXI son cada vez más frecuentes acciones enmarcadas en principios socialdarwinistas en la economía, la política, la educación… por lo mismo es responsabilidad de todos identificarlas y denunciarlas.

 Oswaldo Báez

Destacado biólogo e investigador ecuatoriano

No comments: