Tuesday, August 25, 2009


Entrevista a Guennadi Ziuganov, líder del grupo parlamentario comunista en la Duma, sobre el 70º aniversario del pacto Molotov-Ribbentrop

Servicio de prensa del CC de el PCFR

Traducido del ruso para Rebelión por Josafat S. Comín


El Presidente del CC del PCFR y líder del grupo parlamentario comunista en la Duma, respondió a las preguntas del semanario “Rossia” y de la revista “Politicheskii klass”, en relación con el 70 aniversario del pacto Molotov-Ribbentrop.

  1. ¿Cómo valora Usted personalmente el pacto Molotov-Ribbentrop y el protocolo secreto anexo?

Consideró que Stalin tomó la genial y única decisión posible en aquellas condiciones históricas, sobre la firma del acuerdo de no agresión entre la URSS y Alemania, que ahora denominan pacto Molotov-Ribbentrop. Este paso sin precedentes fue adoptado, después de que la URSS no pudiese ponerse de acuerdo con las “democracias” occidentales para frenar a la Alemania fascista. Los archivos documentales hechos públicos recientemente confirman nuevamente, que era la única decisión correcta para nuestro país en unas condiciones en que Occidente alentaba a la maquinaria militar hitleriana para avanzar hacia la URSS, y nuestro país necesitaba todavía como el aire, unos años más de respiro en paz, para poder resolver las tareas impostergables de refuerzo de la capacidad defensiva.

Las decisiones en política pasan por la capacidad para la previsión estratégica. La decisión de firmar el acuerdo permitió desplazar 300 kilómetros nuestra frontera occidental. Si la Gran Guerra Patria hubiera comenzado desde la frontera estonia -donde hoy marcan la pauta los seguidores de las SS- a los fascistas solo les hubiera hecho falta recorrer 140 kilómetros para alcanzar Leningrado. Les recuerdo, que el ejército alemán en los primeros meses de la guerra, avanzaba a una velocidad de 34 kilómetros al día. En cinco días se hubieran plantado a las puertas de Leningrado, sin que el lago Ladoga hubiese servido entonces de ayuda. Si la guerra hubiera comenzado desde la frontera de Lituania, a 600 kilómetros en línea recta hasta Moscú, en el camino no hubiera estado ni la fortaleza de Brest, ni Minsk, ni Smolensk, ni Yelnya, donde nació nuestra guardia.

Al alcanzar el acuerdo, Stalin ganó la batalla por el espacio y el tiempo, convirtiéndose en una de las garantías de nuestra futura gran victoria en 1945. De no ser por el pacto Molotov-Ribbentrop, Japón hubiera entrado en guerra contra nosotros y no hubiéramos podido dislocar de Siberia las cinco o seis divisiones que salvaron Moscú. Turquía hubiera también posiblemente abierto su frente en el Cáucaso. Ese es el sentido geopolítico de aquella decisión geoestratégica adoptada en agosto de 1939.

La sabiduría del político una gran cosa. Quiero subrayar otra vez, que la decisión de cerrar el pacto es una de las geniales decisiones tomadas entonces, por lo que no es casual, que hoy día la recuerden todos los enemigos de Rusia y de nuestro pueblo.

Lo mencionan incluso aquellos –y esto no deja de sorprenderme - quienes comprenden claramente que si el fascismo se hubiese salido con la suya, hubieran rodeado toda Europa de alambradas, exterminando a pueblos enteros.

  1. ¿Qué opinión le merece la decisión del Congreso de diputados populares de la URSS, con fecha 24 de febrero de 1989, en la que se invalidaba y condenaba el pacto Molotov-Ribbentrop?

Los servicios de contrainteligencia exterior soviéticos, consiguieron -en más de una ocasión-pruebas documentales, de que hace cerca de 40 años, los Estados Unidos y una serie de países de la OTAN se fijaron -y vienen desde entonces poniendo en práctica- una tarea en la que han tenido bastante éxito: conseguir por todos los medios el reconocimiento de la Unión Soviética como estado agresor, auténtico impulsor de que se desatase la Segunda Guerra Mundial, o cuando menos, cómplice activo de Hitler en la realización de sus aspiraciones y planes expansionistas en Europa y el mundo.

Esto explicaría la reanimación de turno de la campaña antirrusa en relación con el 70 aniversario del pacto Molotov-Ribbentrop, en particular la reciente y tristemente célebre resolución de la asamblea parlamentaria de la OSCE: “Reunificación de la Europa dividida: violación de los derechos humanos y las libertades civiles en la región de la OSCE en el siglo XXI”. Es especialmente sacrílego el punto décimo de dicha resolución. Conminando a declarar el 23 de agosto, es decir el día de la firma hace 70 años del pacto Molotov-Ribbentrop, día en memoria de las víctimas del estalinismo y el nazismo, la OSCE en la práctica declara a Alemania y la URSS responsables en el mismo grado por el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.

No sólo el PCFR, sino cerca de 70 partidos comunistas y obreros de todo el mundo han condenado esta resolución de la asamblea parlamentaria de la OSCE. El PCFR ya ha señalado en más de una ocasión que a finales de los 80 en la URSS, en concreto en el segundo Congreso de diputados populares de la URSS y posteriormente en la Federación Rusa, se dieron valoraciones oficiales al pacto germano- soviético, dictadas en gran medida por la conveniencia coyuntural y el deseo de agradar a los socios occidentales.

  1. ¿No se necesitaría hoy, especialmente a la luz del revuelo montado en torno al 70 aniversario del pacto, que a nivel oficial los responsables políticos de primer orden diesen otra valoración de este acontecimiento histórico?

Contrariamente a lo gritos de Occidente y sus aduladores rusos, el acuerdo de no agresión entre la URSS y Alemania no sólo no tuvo un carácter “amoral” o “criminal”. Estaba en correspondencia total con las normas del derecho internacional y con las prácticas habituales de la comunidad internacional y de las propias potencias occidentales.

Ha llegado el momento de dar a este documento una valoración justa, que parta de las condiciones históricas de aquel tiempo y de los intereses supremos de la seguridad de nuestro país. Es hora de volver a reconocer los auténticos valores de nuestra política exterior de estado.

Comprendo que no habrá argumento, por convincente que sea, capaz de detener a los que odian a nuestro país. Imagino, que ellos mismos conocen mejor que nosotros lo infundadas de sus conclusiones y de sus llamamientos a Rusia para que se “arrepienta” públicamente. A fin de cuentas no es a Rusia a quien deben llamar a arrepentirse públicamente. Más bien, habría que declarar “día de la memoria” el 29 y 30 de septiembre, dos días en los que fueron concretados y firmados los acuerdos de Múnich de 1938.

Es perfectamente razonable declarar responsables en igual medida, del comienzo de la Segunda Guerra Mundial tanto a los países, cuyos líderes firmaron esos acuerdos -Inglaterra, Alemania, Francia, Italia- como a Hungría y Polonia, que tomaron parte activa en el reparto de Checoslovaquia.

Cabe recordar que aparte de Checoslovaquia, convertida en víctima de la agresión húngaro- polaco- germana, en agosto al 39, ya se habían convertido en víctimas de la agresión hitleriana países como Austria, Albania y Lituania.

Tampoco olvidemos que ya para entonces, en España, Portugal, Italia, Rumania, Hungría, Eslovaquia, y Bulgaria existían regímenes fascistas, aliados de Hitler. Poco después, una gran parte de los países de Europa, desde Francia hasta Noruega habían capitulado ante Alemania.

¿Qué derecho tienen hoy estos y otros países europeos para reprochar a la URSS el acuerdo con Alemania, si todos ellos, en esas fechas o un poco más tarde en 1939- 41, se habían puesto ya del lado del Reich?

Hay que decir que la Federación Rusa no posee territorios, anexados a la Unión Soviética, como resultado del “acuerdo criminal entre los dos dictadores”.

Y si los dirigentes de las Repúblicas Bálticas, Ucrania, Moldavia y Bielorrusia terminan por considerar necesario y posible entrar en ese resbaladizo camino del “arrepentimiento”, conducente a ninguna parte, se verán obligados, cuando menos, a reconocer su responsabilidad ante sus pueblos.

El PCFR considera que es hora de poner el punto final en esta misteriosa historia de los protocolos secretos. Si realmente existen, el Presidente y el gobierno deberían hacerlos públicos en correspondencia con la ley que regula la publicación de documentos relacionados con la política exterior del estado ruso. Deberán asumir la responsabilidad total por ese paso.

Teniendo en cuenta, que a día de hoy, siguen creciendo las dudas fundadas en torno a los protocolos secretos anexos al acuerdo, habría que reclamar la autoridad de los diputados del parlamento ruso y la experiencia de especialistas políticamente independientes, respetables, de diferentes ámbitos, para determinar la autenticidad de los materiales declarados secretos y aclarar todos los condicionantes relacionados con su salida a la luz.

El PCFR llama a la Duma de la Federación Rusa a adoptar en una de sus sesiones, las decisiones que corrijan las valoraciones del segundo Congreso de diputados de la URSS, y que permitan poner fin de una vez por todas a la falsificación de nuestra historia en un tema tan importante.

Texto original en ruso: http://kprf.ru/international/70080.html

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