Tuesday, August 18, 2009


EDITORIAL Pemex: Crimen de lesa Patria



Escrito por Editorial Miércoles, 12 de Agosto de 2009 15:42 Última actualización el Lunes, 17 de Agosto de 2009 15:40

Editorial
Pemex: Crimen de lesa Patria

AUN PARA LOS MÁS acreditados practicantes de la psiquiatría, resulta toda una hazaña bucear entre las recónditas telarañas del subconsciente del ser humano para encontrar origen y causas de sus impulsos primarios. ¿Qué remotos móviles, a saber, alimentan las obcecadas fijaciones del presidente Felipe Calderón en situaciones, por ejemplo, como las del estado de Michoacán y la gestión de la industria petrolera?

editorial Políticamente hablando, una aventurada especulación podría remitirnos, al través de la relación filial, a los prolegómenos de la fundación del Partido Acción Nacional (PAN) en los que aparecen como actores -con un grupo de ilustres michoacanos- miembros de la familia Calderón Vega que participaron antes en el conflicto cristero de los años veinte del siglo pasado y después en la resistencia contra la expropiación petrolera. En ambos acontecimientos cobra relieve el apellido Cárdenas del Río. El cardenismo, aun decadente en su fuerza original, ha sido un valladar que ha impedido al PAN conquistar la gobernación de Michoacán, según lo ha resentido en carne propia el ahora Presidente, derrotado en su aspiración de gobernar a sus paisanos.

Pero promotores del PAN, antes de cobrar vida formal el partido, se involucraron en la campaña contra la nacionalización del petróleo, que en 1938 decretara por el general Lázaro Cárdenas del Río. Incluso, algunos de ellos fueron identificados como simpatizantes de la Rebelión cedillista que, financiada por intereses petroleros estadunidenses, pretendió revertir con las armas esa histórica acción.

De petróleo se trata: A lo largo de su trayectoria como oposición, el PAN no quitó el dedo del renglón y porfió en el cuestionamiento de la administración monopólica por el Estado de esa industria, única tabla de salvación que durante lustros han tenido la economía mexicana y la hacienda pública, lo que valida el acierto de Cárdenas del Río. La primera presidencia panista delegada en Vicente Fox, no escapó a la tentación de privatizar el sector energético mexicano; ni Felipe Calderón la ha resistido.

Frente la acerada defensa que contra la enajenación de esa industria han ejercido los patriotas, ahora se confirma que la tarea de zapa para destruir Petróleos Mexicanos (Pemex) se ha maquinado desde el interior de la paraestatal, dirigida en una época por el preclaro nacionalista don Jesús Reyes Heroles, y hoy por uno de sus entreguistas hijo. A la monstruosa confiscación de la renta petrolera ejecutada desde el gobierno, se ha añadido la descomunal “ordeña” del oro negro en las instalaciones y las redes de distribución por una banda de mercenarios. Sólo por esta vía -con independencia de los privilegiados subsidios a los plutócratas-, en 2008 se despojó a Pemex, en cifra conservadora y aún tentativa, de casi 10 mil millones de pesos. Sólo, repetimos, en el lapso de un año.

Esa práctica criminal ha sido un secreto a voces desde que políticos priistas tuvieron a su cargo la administración de Pemex. El dato destacable, sin embargo, es que el robo continuó durante la primera presidencia panista, de la que Felipe Calderón fue secretario de Energía, puesto que también desempeñó durante el sexenio zedillista el actual director general de la empresa, Jesús Reyes-Heroles González Garza. ¿Puede creerse, de veras, que ambos personajes desconocieran con antelación el enorme boquete que a las finanzas de Pemex causaba esa aventura delictiva? La pregunta no tiene más que dos posibles respuestas: Omitieron su persecución por ignorancia, lo que hablaría muy mal de su olfato administrativo; o la toleraron a sabiendas del quebranto que estaba ocasionando en la gestión financiera de la industria insignia de México.

Frente al macabro naufragio de la economía mexicana que tiene postradas a dos terceras partes del pueblo mexicano y que ha alcanzado ya a la salud del erario público, ese inmoral contubernio descubierto en Pemex sólo puede tipificarse como una figura punible: Crimen de lesa Patria, doblemente indecente cuando uno de los principales imputados es un general del Ejército mexicano, cuya respetabilidad de por sí se disuelve en jirones por su exposición frente otras manifestaciones de la delincuencia organizada.


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